-Debo calmarme... Tengo que... ¡Calmarme...! –Gritó el espadachín al partir en dos el filete con uno de los cuchillos de la cocina el cual sin querer rompió –Aah... ¿Qué hice? –Enseguida refunfuñó y se sentó a la silla mas cercana que encontró –Cuando me sonrió... –Recordó la dulce mirada de Sanji –Me sentí... –En eso, golpeó con fuerza su cabeza en la pared -¿Qué fue eso que sentí...? –Respirando hondo y dejando la pared en paz, se sobó la cabeza y dijo –Bueno, pero... ¿Qué se trae con tanto misterio? –Dijo con gran seriedad al recordar la conducta de su compañero y rival.
[...]
-Y... ¿A dónde debemos ir...?
-Creo que el libro tiene la dirección... -Robin y el resto de los muchachos estaban caminando rumbo al tesoro que se encontraba escondido en algún lugar del pueblo. Luffy, quien llevaba consigo el libro, se dispuso a abrirlo para encontrar lo que los llevaría al lugar.
-¡Ah, lo encontré...! -Dijo sacando del libro un pequeño mapa.
-Muy bien Capitán-san...
-Déjame ver ese mapa... -Dijo la navegante. Su camarada sin pensarlo le entregó la hoja -Bien...
-Aquí dice que este lugar ya lleva más de tres siglos existiendo... –Dijo Luffy mientras leía un párrafo del libro.
-Parece que tenemos mucho trabajo que hacer... –Comentó la navegante al ver el enredado mapa.
-¡Chicos! –A lo lejos se encontraban Usopp, Franky y Brook con algunas cosas que habían comprado -¿Qué tal les va? –Preguntó con ánimos el artillero -¿Qué hacen?
-Vamos a una aventura. –Respondió ilusionado Luffy.
-¿Significa que no irán a dormir esta noche? –Preguntó esta vez Franky mirando por un momento el libro que tenía el capítan.
-Cuando se trata de tesoros, no hay descanso...- Dijo con seriedad Nami.
-... –Los chicos se quedaron callados por un momento -¡Muy bien que les vaya muy bien en su búsqueda! –Dijeron al mismo tiempo mientras retrocedían –Quisiéramos quedarnos, pero... –Esta vez dijo Brook.
-Nos aguarda un gran buffet en la casa de huéspedes... –Dijo Franky.
-Y son vacaciones... –Agregó Usopp.
-¡Ah, no! –Dijo con autoridad Nami -¡Ustedes nos acompañaran! –Fue por ellos.
-Pe... Pero Nami...
-Nada de peros... Iremos a encontrar ese tesoro.
-¡Luffy!
-Una aventura es una aventura. ¡Vamos! –Dijo con optimismo el peli negro.
-Ahmm... –Suspiró Franky –Ya que nos queda, andando...
-Eso me gusta... ¡Vamos!
-¿Y qué dice el mapa, Navegante-san? –Preguntó con tranquilidad Robin.
-Este mapa es algo confuso, pero creo que debemos ir primero a una cueva.
-De acuerdo. –Los muchachos empezaron a caminar dejando atrás por un momento a Robin y a Franky ya que no tenían prisa alguna.
-Te ves muy segura... ¿Si existe el tesoro?
-Fufufufufu...
-¿Qué estás tramando?
-Ya lo verás...
[...]
Sanji se encontraba exprimiendo la sudadera que traía puesta y la tendió con el resto de su conjunto –En cuanto se seque, la lavaré... –Se dijo a si mismo para luego regresar a la habitación donde lo aguardaba un molesto marimo con una pequeña vena asomándose en su frente sentado en una silla y a lado de una mesita en donde colocó la taza d té.
-¡¿Dónde estabas?! –Dijo con un tono seco al ver entrar a su rival.
-Bueno, yo... Estaba en el baño... –Contestó con inseguridad el cocinero. En eso, el espadachín se levantó de la silla y se acercó al rubio quien se encogió de hombros como si fuera a esperar una paliza.
-¿Te fuiste a bañar? ¿Otra vez?
-Yo... –Agachó la cabeza y después dijo –Quería refrescarme.
-Sabes que eso podría alborotar la gripa, ¿verdad?
-No tengo gripa...
-...
-No me siento mal... Es solo que...
-De acuerdo... –Suspiró –Ve a acostarte, te traeré el té.
-Si... –Como niño obediente, fue a recostarse. Zoro le entregó la taza –Gracias.
-¿Quieres algo más?
-Está bien, te lo agradezco –Dijo con una sonrisa negando –Pero no me gustaría dejarte la carga con lo de la cena...
-¡No, no, no, no, no, no, no...! No te preocupes. Yo estaré bien. Sobró un poco de arroz de antier. Y coceré un filete. Pero...
-¿Si?
-Tú no has comido nada...
-No tengo mucha hambre... –Zoro lo miró amenazante -¡De verdad! ¡Estoy bien! –Dijo apenado.
-Esto te costará...
-¿A que te refieres?
-Recuerda quien ganó... Y como consecuencia, creo que los días aumentaran, así que dejarás de ser mi esclavo dentro de 17 días.
-¿Entonces...? –Bajó de nuevo la mirada observando la taza -¿No lo estás haciendo por...?
-¿Qué?
-Ten... –Le devolvió el té -...
-¿Oye qué rayos te pasa?
-Si no vas a hacerlo de corazón, entonces no quiero nada... –Dijo molesto –No quiero nada ya...
-¿Ni siquiera una broma puedes aguantar?
-No una de mal gusto. Lamento haberte hecho perder el tiempo.
-Eres un mal agradecido...
-¡Y tu un completo pedante!
-¡¿Qué dijiste?! –Agarró a Sanji del cuello de su pijama provocando que este temblara de pánico y haciendo un intento por no demostrarlo –Dilo de nuevo, Cejas de Diana...
-¿Cómo es posible que te todavía te indignes? –Dijo aun enojado sosteniendo con temor las manos de su nakama –No estoy de humor para nada... Déjame ya...
-¿O si no qué? –En eso, sintió las temblorosas manos del cocinero y observó con más detenimiento la expresión que tenía, no estaba molesto, estaba asustado. ¿Continuar con esta ridícula pelea o no? Eso era lo que se le vino en mente –¡Olvídalo! –Soltó con fuerza al cocinero y se retiró no sin antes haberse llevado la dichosa taza –En verdad estás muy insoportable, idiota...
-Mira quién habla.
-Iré a dormir en el nido. No me gustaría pasar mas tiempo soportando a un tonto como tú.
-Haz lo que quieras... –Dicho esto, Zoro salió de la habitación lanzando un gran portazo y dejando a un Sanji molesto.
[*****]
-¡Aaaaahhh...! ¡Que delicioso...! –Decía un cansado Barba Negra recargándose sobre el tronco de un árbol –No recuerdo cuando fue la última vez que lo hice... –Mientras tomaba un respiro, Sanji intentó levantarse, pero le fue inútil ya que su cuerpo estaba completamente débil por el efecto de la fruta y la forma en cómo su agresor lo torturó. Le dolía las piernas, aun con esos terribles malestares, se dispuso a escapar del ese lugar a gatas, pero fue retenido siendo jalado desde su tobillo -¿A dónde crees que vas? –Preguntó con esa desagradable sonrisa –Tú no te irás... Te encontré y ahora serás mío...
-Por... Por favor... Ya no sigas... –Dijo con la voz entrecortada. Kurohige decidió soltarlo ya que su pequeño se encontraba lo bastante débil para correr. Sanji se fue rastras y le dijo –Por favor... Ya déjame ir... Por favor... –Con temor se dispuso a abrazarlo con tal de convencerlo –Por favor... Dijo entre lágrimas –Ya no mas... Ya no mas...
-De acuerdo. –Sanji levantó la mirada –Puedes irte ya... –Dijo relajado el pirata. Sin pensarlo dos veces, Sanji se alejó haciendo un esfuerzo mas por huir. Aun sus piernas estaban muy débiles que cayó al suelo y se fue de nuevo a gatas. Mientras que Kurohige observaba con deleite los lentos y seductores movimientos que hacía el joven quien lo hacía sin intención alguna solo deseaba irse de ahí. –<<Debo irme... Debo... Irme cuanto antes... Si descubre que le mentí le hará daño a los demás...>> ¡...! –De pronto, sintió esa terrible sensación invadiendo sus pies y que poco a poco fue invadiéndolo, volteó a ver y fue su gran espanto al ver de nuevo la oscuridad que lo estaba absorbiendo. Una escena como la de una película de horror -¡Noooo! ¡¡Auxilio!! –La oscuridad fue invadiéndolo llegando al fin a su pecho. Era como si se estuviera ahogando -¡BASTA! –Estaba llegado ahora a su cabeza, su brazo izquierdo era el único que se mantenía a la superficie, pero e un momento a otro terminaría siendo invadido por la fruta del diablo.
-Que ingenuo eres... ¡Zehahahahahahaha...! –Kurohige había agarrado la forma de la extraña e imponente oscuridad que controlaba –¡Este es tu destino!
-¡Mmmm...! –Y después ya solo quedaba el gran agujero negro invadiendo el lugar.
[*****]
-¡Ese...! ¡Estúpido...! ¡Mal agradecido...! –Zoro se encontraba entrenando un poco golpeando un costal –¡Ese...! ¡Cejas de sushi! –Dio el golpe final con una patada. Jadeante, se sentó en el sillón mirando lo que tenía frente suyo -¿Qué habrá pasado con ese idiota? Su conducta... Cuando estaba preparando la comida, claramente se notaba que le dolía algo... Incluso al caminar... ¿Qué le hicieron? -Prefirió mejor dejar de lado el asunto y fue a preparar su colcha para dormir.
-Mi destino... –Dijo un desolado cocinero arropado entre las cobijas de su humilde cama en la oscuridad de la ya media noche –Tal vez si fui grosero, pero broma o no, estaba fuera de lugar... –Se acomodó mirando al techo de la habitación.
(Música)
Pero antes de poder conciliar el sueño, una extraña sombra comenzó a invadir el techo y de ella cayeron unas viscosas gotas. Lo que estaba viendo le parecía completamente increíble y aterrador. Se levantó de la cama, pero antes de siquiera poder aterrizar sus pies sobre el suelo, ya estaba cubierto por esa sombra -¡¡No!! –Regresó a su cama y se tapó por completo temblando con el temor de ser herido por esa extraña ánima –Esto no es real, no es real... No es real... No es... ¡Eeehh...! –Se destapó para ver como la sombra lo estaba absorbiendo desde los pies -¡No, aléjate! ¡No! –La sombra creció mas y mas llegando hasta la cintura del muchacho. Del suelo salió un gigantesco brazo cerca de la puerta. Sanji vio el fenómeno y sintió por un momento que esa cosa lo observaba penetrantemente –No... Vete... Vete... –El enorme brazo comenzó a acercarse lentamente hasta donde se encontraba Sanji –No, vete... ¡Vete! –El brazo se estiró para alcanzarlo y lo atrapó -¡¡¡Nooooo!!! ¡¡AYUDA!!
-¡¡¡ZAHAHAHAHAHAHAHAHA...!!!
(Fin de la música)
-¡Nooooo! –Despertó de golpe con un terrible sudor frio -¿Qué...? –Miró a su alrededor, todo estaba oscuro, pero no nada fuera de lo normal –Solo fue... –Miró al techo –Aaah... Dios... –Posó su mano sobre su frente –Todo está bien... Sólo fue una pesadilla... Solo una pesadilla... –Volteó a su derecha y encontró una mesita con un pan y un termo sobre de ella -¿Y esto...? Es mi termo... –Abrió el vaso y al servirse en la tapita percibió el delicado y penetrante aroma dulce de: -Canela... –Tomó un poco... –Dos cucharadas... Perfecto... –Dijo con una sonrisa y se quedó callado por un largo rato comiendo el pan que le dejaron junto con el té de canela –También lo siento... –Dijo entre susurros al apreciar ese pequeño gesto por parte de el –Pero aun sigues siendo un cabeza de alga... –Volvió a ver a su alrededor sintió un profundo vacio de soledad y miedo. Decidió ir al nido del cuervo para dejar de sentir eso y disculparse con Zoro. Se levantó con trabajos de la cama, al bajar, esa descarga regresó a su cuerpo haciendo que se agachara un poco. Después de un pequeño tiempo se recuperó y se puso las pantuflas y salió del cuarto.
Al llegar al nido, abrió con cuidado la puerta y al asomarse, vio una tenue luz de la luna apenas entrando por la ventana del lugar iluminando a un ruidoso marimo que dormía plácidamente en su cama provisional. Entró cerrando con cuidado la pequeña puerta y se dirigió con calma a donde estaba su nakama. Llevaba consigo una almohada y su cobija. Acomodó sus cosas y se acostó no sin antes tapando a su compañero. Dio un profundo respiro y cerró los ojos para poder descansar al fin –Buenas noches. –Dijo con un tono bajito y dulce y quedando profundamente dormido.
[...]
-Ah, ah... –Estaba boquiabierta viendo una enigmática cueva -¿Entonces...? –Decía con un pequeño tic nervioso Nami.
-¡Ay, vamos Nami! Será divertido, además dijiste que querías encontrar el tesoro. –Dijo con muchos ánimos Luffy al posar su brazo sobre los hombros de su camarada.
-Es gigantesca... ¡¿Todo esto cabe en una pequeña aldea?!
-¿Y quién quería encontrar el tesoro...? –Dijo divertido Usopp.
-Bueno, ya que estamos aquí... –Dijo animada Robin –Debemos continuar con nuestra exploración. –Dijo entrando a la cueva.
-Es... Espera Robin...
-¿No me digas que te da miedo? –Preguntó divertido Franky.
-N... No...
-¡Entonces andando! ¡Espéranos Robin! –nuestro capitán se adentró a la cueva llevando a la peli naranja sosteniéndola de la mano.
-¡¡¡Luffy!!!