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RDragón por MiRoApril

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Días de investigación, así los llamo a esos pocos días que debía esperar nada más empezaran las clases. Si sus padres esperaban que se hiciera buenos amigos en los primeros días, bien, misión fallida, completamente fallida. Todos ellos tenían una extraña personalidad y por extraña se refería a muy solitarios, desagradables o demasiado cargantes. Los solitarios se quedaban leyendo en la sala común, otros sentados en los jardines de la directora y algunos ya descubriendo parte de la biblioteca. Los desagradable, no había otra forma de describirlos, la mayoría eran hombres, no solo aquellos que fueron parte de su pequeño grupo de llegada, sino que otros rocíen llegados eran igual de desagradables, probablemente adinerados, de esos que sentían poder por sobre los otros. Serios, inexpresivos, en otras palabras, buscapleitos. Entre todos ellos parecían ser los más indicados para acercarse aquellos que apodo como cargantes, ¿Por qué cargantes? Porque era una carga aguantar toda esa energía. Preguntas por doquier, risas exageradas, salidas cada cinco minutos, sin contar que eran los más curiosos en cuanto al bosque, pero aun así no se acercaban, dudaba que eso durara durante todo el año escolar.

 

Entonces, amigos definitivamente no.

 

No le quedaba de otra que hacer solo llamados a su amigo durante algunas noches, conectarse a la computadora y hablar con él por una video llamada, más desde su ventana solo tenía la vista al bosque, por lo que mostrarle parte de la academia era imposible, nada más por medio de fotografías que hasta el momento no lo hacía.

 

Las veces que salió de “investigación” solo fue para encontrar el bendito auditorio y no ser uno más de los alumnos perdidos en el primer día de clases, aquel en el que la directora se dirigía a todos para dar el aliento y energías para el transcurso del año. No entendía el por qué pedía ver a los nuevos el primer día y luego volvía a dirigirse a todos. ¿Qué lógica tenía?

 

Primer día de clases o más bien una bienvenida para todos los alumnos y él estaba retrasado. Su móvil no había sonado, estaba seguro que dejo la alarma perfectamente programada, de hecho apenas abrió los ojos y vio la hora, el maldito símbolo del reloj seguía ahí, ¿Por qué no había sonado? Odiaba los aparatos electrónicos, aunque este nunca le fallo mientras se encontraba en el otro instituto, debía ser alguna falla por encontrarse en la nada, prácticamente en medio de un bosque, literal.

 

Bajo rápidamente las escaleras mientras arreglaba su corbata al cuello. Con suerte había logrado verse en el espejo antes de salir corriendo del castillo. Por lo visto, no era el único retrasado, varios llevaban el paso apresurado, otros simplemente caminaban como si nada les importara, pero finalmente se notaba la presencia de vida en la academia, puesto que había alumnos por todos lados, el ruido se apoderaba del lugar.

 

Su ritmo se tranquilizó cuando estaba ingresando al camino que conectaba con la academia. Al elevar su mirada se encontró con la campana, una tan parecida a la de una catedral, ese había sido el ruido que le despertó esa mañana, esta era la tercera vez que sonaba, por lo que dedujo que era la última señal para el ingreso al auditorio. Igualmente de no investigar el lugar la masa de personas lo llevaría al auditorio, el nada más quería inspeccionar el edificio, no era el único asombroso lugar que tenía esa enorme estructura.

 

La biblioteca constaba de tres pisos, todos conectados a los pasillos de cada nivel, ¿Para que hablar del tamaño? Era enorme, tenía desde los libros más antiguos hasta los que recientemente salían a la venta. La cafetería era otro lugar para asombrarse, aunque debía admitir que esperaba más un lugar al estilo Harry Potter, después de todo estaban en un castillo, o algo como un gran salón con comedores de madera circular, pero el ambiente en ese lugar era más moderno de lo que la academia mostraba en estilos medievales.

 

Sin duda todo era una mezcla de épocas.

 

El auditorio, con asientos modernos llevados al estilo medieval con el decorado en plata y dorado, sin contar el tapizado bien acolchado color bordo. El lugar parecía tomar la planta baja hasta un subterráneo, pues al ingresar la mirada era hacia abajo donde se encontraba un gran escenario. ¿Auditorio? Ese lugar parecía un teatro de esos antiguos donde los de clase alta se acomodaban en balcones, los cuales si, también existían en ese auditorio, a ver con esos lentes que debían ser tomados con una varilla. 

 

En medio del escenario estaba el podio de madera con la insignia del instituto, una rosa negra con las letras B y R enredada en las espinas. Extraña insignia para un instituto, llamaba más al misterio, agregando que tenía ese estilo tan medieval como el resto de todo ese castillo, la misma insignia que traía su saco justamente al lado izquierdo. 

 

Se acomodó en los asientos más altos, como la gran mayoría de los alumnos nuevos. Su mirada se encontró perdida en el centro de madera del escenario a la espera del gran inicio. ¿Y se suponía que él estaba retrasado? Al poco tiempo de pensar en ello, las luces se apagaron dejando una tenue iluminación. Desde la entrada principal, ingresaron tres estudiantes, un hombre acompañado de dos mujeres a cada lado. ¿Había hablado ya con Tae acerca de los uniformes femeninos? Si lo había olvidado, que dios lo perdonara, esos uniformes estaban hechos para que los hombres disfrutaran de la belleza.

 

Al faldas no eran completamente cortas, cinco dedos como mucho sobre la rodilla. Los colores eran exactamente iguales al uniforme masculino, obviamente, falta tableada, camisa blanca, la corbata y el saco que para ellas tenía ciertos cortes que realzaba más su figura. En comparación a otros institutos, este no dejaba la elegancia, jamás pensó ver a sus compañeras en tacones, eso lo hacía aún más sensual. Con respecto a las medias, cada quien las ocupaba a su manera, pero en su opinión aquellas que llevaban las medias largas hasta los muslos se veían encantadoras, otras ni siquiera las utilizaban mientras algunas seguían con lo tradicional, bajo de la rodilla.

 

Algo en él le decía que esos tres eran parte del consejo estudiantil o algo parecido, después de todo se veía que tenían cierto poder por sobre los demás, aunque los estudiantes nuevos, como él, eran los únicos que les seguían con la mirada.

 

El tipo llevaba en su mano una rosa negra, que al llegar al podio la ubico sobre este y retrocedió junto con las mujeres. Como si se tratara de un desfile, estaban derechos cual guardias de seguridad, fue entonces que ingreso la bellísima mujer, Min Ah.

 

¿Qué instituto podía tener una mujer como esa de directora? Que ganas de ser el conejillo de indias de la mujer, podría hacer lo que quisiera, esa mujer era bellísima, tenía una belleza que no había visto antes, como si no fuera de ese mundo.

 

—Buen día a todos. —Hablo finalmente contra el micrófono. — Todos ya me conocen, soy la directora Shin Min Ah. Como no podemos dejar a un lado la formalidad y aunque gran parte de ustedes ya conocen a la mayoría, les presentare a sus maestros.

 

Una ceremonia normal, como en cualquier instituto. La típica presentación de los maestros, las reglas que debían seguir y el molesto discurso que se pegaría esa mujer.

 

Tras un suspiro y el apoyo de su codo en el asiento para sostener su cabeza de lo aburrido que estaba, siguió con la mirada a cada uno de los “adultos” ¿¡Que mierda pasaba en ese lugar!?  Su cabeza volvió a la postura original. Al menos seis de ellos eran demasiado jóvenes para ser maestros, entre ellos incluía a Hara, que por cierto, era otra belleza del lugar. Era claro que los nombres no se los aprendería a la primera, pero como todo humano habían quedado en su memoria aquellos que más llamaron su atención, como el tipo escalofriante que traía gafas en un lugar tan oscuro como ese. Su nombre… Era Hero.

 

—Gracias al ministerio de educación tenemos un nuevo inspector. Él se encuentra a cargo de la academia y de hacer respetar sus reglas, recuerden que nada se nos pasa por alto. Les presento a Seung Hyun.

 

Los aplausos no demoraron en llegar, mientras el por su parte no movió musculo alguno. El hombre subió al escenario hasta encontrarse con el podio donde aclaro su garganta y finalmente hablo.

 

—Buen día a todos, como ya les hablo su directora, soy Seung Hyun y tomare el cargo de inspector de la academia, no es primera vez que hago un trabajo como este, por lo que se hacerlo perfectamente. Recuerden cada una de las reglas que les dicta la academia y podremos llevarnos muy bien.  Para el que me necesite, no duden en ir hasta mi oficina.

 

Esa voz lo había dejado anonadado. Eran tan ronca que su piel se había erizado y una corriente recorrió su cuerpo. Esa academia más que un instituto parecía una especie de escuela de modelos, de idols o algo parecido, es que incluso el inspector tenía un atractivo que no se veía comúnmente en un hombre.

—Para finalizar, les recuerdo el baile de bienvenida que se realiza todos los años en recibimiento a los nuevos estudiantes. Nuestro consejo estudiantil se encargara de dar todos los detalles.

 

Se sentía idiota al pensar tantas cosas en todo el tiempo que la directora estuvo hablando, era claro que atención no le estaba poniendo sino que se la paso pensando en todos esos maestros que vería durante el año y ese inspector, ese tipo no se mostraba como los odios, no era inexpresivo, si bien era serio no tenía ese aura de misterio que todos los demás mostraban, probablemente al ser tan nuevo como él en ese lugar, pero ¿Por qué tanto interés en ese hombre? No era un buen alumno ni mucho menos uno de esos que buscaba problemas, tenía la sensación de tener una buena conexión con ese hombre, esa misma sensación tuvo cuando conoció a sus mejores amigos.

 

El resto del día fue igualmente aburrido, nada interesante ocurrió hasta por primera vez escuchar las campanas del toque de queda. Ver a todos corriendo era más que divertido, estaba seguro que se sumaría a ellos en algún momento, más estuvo buscando en el castillo alguna caja de conexión o algo que controlara las rejas pero no encontró nada, ni siquiera sabía cómo era el funcionamiento que estas tenían. Al llegar el aviso, las rejillas comenzaban lentamente a cerrarse como si dieran cerca de cinco minutos para la llegada de aquellos que se encontraban afuera.

 

 

En la primera semana se encargó nada más de organizar sus horarios, sus estudios y conocer a sus maestros. Hara era tan simpática como se mostró el primer día, con esa personalidad existían pocos, el otro maestro agradable era quien daba la clase de ejercicio físico, Rain, así se hizo llamar. Los únicos dos nombres que no iban con la común formulación de nombre coreano, era justamente el, Rain y Hero, dos polos completamente opuestos.

 

Hero era quien dictaba la clase de matemáticas. El primer día ingreso con esas gafas oscuras y sin decir más ni mucho menos presentarse, escribió en el pizarrón las páginas del libro de ejercicios que debían realizar más la hora de inicio y la hora de termino. ¿Eso era un examen? ¿El primer día? Como los malditos números no eran algo se le diera bien, demoró más de lo esperado, estaba nervioso, es que esas gafas oscuras no le permitían ver donde mierda miraba ese tipo, podía tener la mirada en ese libro que “supuestamente” estaba leyendo, como en él u otro de sus compañeros. Era desesperante.

 

Si ese era un examen, estaba perdido.

 

—Osh…—Ubico su cabeza entre sus brazos sobre el escritorio.

 

—Hey, ¿Tan mal te fue?

 

Hero había dejado el salón unos minutos antes de amenazar con irse sin recibir los resultados de quienes faltaban.

 

—Hm.. Ni siquiera recuerdo si le puse mi nombre a la maldita hoja.

 

El tipo soltó una leve risa.

 

—Tranquilo, el es así.

 

—¿Eh? ¿Lo conoces?

 

—No, digo, también soy nuevo. —Se encogió de hombros. — Mi amigo es un año mayor que yo, ingreso el año pasado y me advirtió de él.

 

—¿De Hero?

 

—Hm.. —Asintió. — Esta academia es extraña, asusta.

 

—¿Qué más te contó ese amigo tuyo?

 

—Uff.. Muchas cosas. ¿Quieres ir a comer algo? Podemos hablar un poco, a menos que tengas planes.

 

—¿En este lugar? ¿Realmente crees que tengo planes? —Rió.

 

—Yo que se. —Volvió a reír. — Digamos que pudiste encontrar a tu media naranja en este lugar y quieres dedicarle tiempo.

 

—Llevamos apenas unos días de clases…

 

—Si, pero yo me he enamorado tantas veces que creo ser una naranja partida en mil pedazos.

 

Era cierto, sus compañeras con esos malditos uniformes podían conquistar a cualquiera, el nada más había tenido la suerte de no acercarse a nadie por el momento, era nada más el viaje de la academia al castillo del sol, a su habitación y fin, no conocía a muchas personas ahí.

 

Termino sentado en la cafetería con Daesung, así se llamaba el primer tipo al que le hablo después de todo ese tiempo. Era bastante agradable en realidad, supuso que el misterio o el ambiente de la academia no le había dejado acercarse a nadie más antes, esa era una excusa para no hacer notar lo solo que se sentía sin sus amistades. Como extrañaba a Tae y a Ri.

 

—Bien, entonces ese tipo está loco, ¿No? —Preguntó a su nuevo amigo.

 

—Según dicen, jamás se ha quitado esas gafas, nadie ha visto su rostro sin ellas. Además de que tiene ojos hasta en la espalda.

 

—Eso asusta.

 

—Bien, varios maestros son buenos encontrando a los que hacen trampas en los exámenes, pero él es muy extraño. ¡Oh! Y es odiado por la gran mayoría.

 

—No me sorprende, tiene una personalidad tan fría que…

 

—No, no es por eso.

 

—Entonces, ¿Qué?

 

—Tiene a todas vueltas locas, digo, todas están enamoradas de él. “Es tan misterioso” —Pronunció en una voz aguda imitando a una mujer. — Así andan todas…—Bufó.

 

—¿Eh? ¿Por ese tipo que ni muestra los ojos?

 

—Es justamente lo que le hace misterioso. También lo han visto entrar al bosque y salir como si nada…

 

Arqueo una ceja.

 

—¿De donde inventaron esos rumores? Quieren hacerlo parecer un tipo sombrío  y misterioso… Esos mismos rumores enamoran a las locas. Y si, son locas.. —Bufó.

 

 

En la vuelta al castillo del sol, se había vuelto habitual el ver como algunos buscaban la forma de llegar hasta el castillo de la luna, nadie conocía si quiera a un alumno, ni sabían si si era real que existiesen clases nocturnas, conocía clases nocturnas pero eran en universidades y precisamente para trabajadores, no creyó que un instituto facilitara estudios nocturnos. ¿Quién podría necesitar estudiar por las noches? Eran adolescentes no tenían nada mejor que hacer, aunque claro, se justificaba aquellos que trabajaban pero, ¿Un instituto alejado de la ciudad? ¿Era posible?

 

Tal y como se les advirtió, nada se les escapaba a los maestros y mucho menos al inspector. Ese tipo era otro por el cual las mujeres suspiraban, ya quedaba claro que tener una aventura con alguna de sus compañeras quedaba en el pasado, demasiada competencia en el lugar y en realidad interés por competir no tenía, podría fácilmente ir un fin de semana a la ciudad y hacer de las suyas con sus amigos, ¿Qué más necesitaba?

 

Estaba hambriento y en la cocina del castillo no había nada bueno, dormir una siesta tan larga no había sido buena idea, de hecho simplemente se había quedado dormido durante la tarde faltando así a sus clases, sus ojos se abrieron luego de que el sol se escondiera, por ende su estómago pedía el alimento que no le fue dado desde el almuerzo, necesitaba comer algo que quitara ese molesto dolor de su estómago gruñendo. La mejor idea fue salir hasta la cafetería de la academia, ese lugar siempre estaba abierto y si tenía suerte podría encontrar algo exquisito. Así fue, alimentarse era lo de menos, con el estómago lleno y sin nada mejor que hacer, se dedicó a pasear por los pasillos, en realidad esa era una excusa barata, luego de ver al inspector pasear por los pasillos la locura atrapo su cabeza y lo siguió.

 

Se consideraba un loco por seguir a un tipo como ese, pero era nada más la curiosidad que sentía por Seung Hyun, el inspector era diferente a sus maestros, insistía podía ser serio pero no tenía ese “aura” de misterio que tenían los otros, quizás eran ideas suyas pero así se sintió cuando le vio, aun siendo Hara una de las maestras simpáticas, era completamente extraño que una mujer de esa edad fuera una maestra, en cambio Seung Hyun, si bien debía tener su edad, refiriéndose a que era bastante mayor, quizás por unos quince años mayor que él, se le notaba joven por naturaleza. Con eso no se refería a que Min Ah y Hara se hicieran cirugías o algo parecido, pero si era así, no se sorprendería.

 

La campana sonó alertándole. ¡El toque de queda! No alcanzaría a llegar al castillo ni por chiste. Lo peor era que correr en frente del inspector no se escuchaba como buena idea. El hombre había salido para asegurarse que no se encontrara ningún estudiante en la academia, lo siguió por los pasillos esperando no ser descubierto. ¡Ni siquiera conocía al otro inspector! ¿Cómo era que se llamaba? Es más, no se le veía en el castillo del sol, ¿Cómo es que en solo una semana ya había atrapado a unos cinco estudiantes fuera del castillo? Se habían enterado nada más por verlos limpiar el castillo, el gran castigo de los superiores.

 

—Mierda. — Se quejó apretando sus manos en un puño.

 

Cuando Seung Hyun ingreso de vuelta al castillo, cerró las puertas traseras, era obvio que esa noche la pasaría en el gran castillo, debía existir una forma de ingresar al castillo del sol, ¿Qué tal si simplemente aceptaba el castigo?

 

Termino saliendo por una de las grandes ventanas del castillo hasta los jardines. No hablaría de donde aterrizo, si alguien se enteraba y con eso se refería a la directora, estaba muerto.

 

El ruido pareció alertar al hombre que vigilaba los pasillos. Ahora era cuando se preguntaba, ¿Dónde se supone que dormía ese inspector?

 

—¿De que te ocultas? —Preguntó una voz femenina a su espalda.

 

“Atrapado”. Pensó.

 


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