El pronóstico de Heartland era soleado y Yuma y compañía le dio por pasar una tarde en el parque de diversiones, claro con Astral incluido implícitamente. Pasearon toda la tarde entre montañas rusas, atracciones acuáticas, shows de magia, ingesta de cada chuchería que se encontraban hasta ya entrado el ocaso, momento en que los chicos decidieron observar la puesta de sol desde la noria.
Ser seguido por un ente que sólo tú puedes ver no era algo usual a punto de vista de Yuma, no se quejaba de la compañía de astral pero de vez en cuando hablarle a la nada se tornaba algo vergonzoso, pero no tanto como lo que se encontraba haciendo en ese preciso momento.
Había subido a una cabina de la noria junto a su transparente acompañante por el pretexto de este mismo para hablar en privado, como generalmente Yuma prefería, así que sin menor duda se disculpó con Kotori, quien estaba muy animada por estar un momento a solas con su amigo, y entró a la atracción.
-Bien, Astral ¿De qué quieres hablar?
En ese momento la figura pálida de Astral se hizo presente, no del modo al que Yuma estaba acostumbrado, presente en el sentido físico de la palabra. Un ser de carne y hueso que tomó asiento frente a Yuma. Sonreía, estaba cruzado de brazos y tenía una mirada filosa.
-¿En serio pensabas que sólo quería hablar, Yuma?
Su expresión se suavizo al ver la expresión de su compañero, una mezcla de sorpresa, vergüenza y un poco de enfado.
-¿También aquí? ¿Hablas en serio, Astral?
-Muy en serio, Yuma.
Desde que el visitante del mundo astral averiguó como materializarse en el mundo humano, había aprovechado cada oportunidad que se le presentara para tomar el cuerpo de Yuma cada que sintiera la necesidad, cosa que le sucedía casi a diario y que no podía consolidar por la limitante de un cuerpo físico.
Así que casi a diario le daba por buscar la mínima oportunidad a solas con Yuma, lejos de la pandilla que siempre le rondaba de día y de noche. Ya fuera en un callejón, un baño público, a veces hasta en los vagones del tren, la cual por cierto había sido su mejor experiencia y favorita de todas las acontecidas hasta ese momento.
Aprovechó la guardia baja de Tsukumo para plantarle un beso que no tenía pensado soltar hasta que lo aceptara y cooperara, como siempre solía suceder. Así, en cuestión de segundos Yuma aceptó ese beso dejando pasar la lengua de Astral, dejando pasear sus manos por su cuerpo bajo la consecuencia de que se llevara su ropa en el acto. Una vez se vio expuesto tal cual llegó al mundo con un plus que ya pedía por atención.
-Ves, tú tampoco puedes evitar excitarte por la situación. Vamos, Yuma, admite que disfrutas esta adrenalina ¿La sientes? – Tocó con su dedo índice y medio en la entrada de Yuma haciendo presión, le suspiró a su vientre y no se reprimió el deseo de pasear su lengua en él – Tienes que terminar antes de que lleguemos a la estación.