-¡Ah! Yuto… - No fue su intención pero un breve instante fotográfico se hizo presente en su sentir y salió sin intención, inmediatamente cubrió su boca con las manos tratando de esconder su rostro – Yo… Lo siento mucho.
Una sonrisa pícara asomó de los labios de Yuri ante la mención del chico rebelde con pinta de emo en los suspiros de su Yuya. Tomó de su mentón para verle a esos bellos ojos granate antes de iniciar un beso con su lengua para abrirse paso en los labios de Yuya, le encantaba esa timidez que de vez en cuando le afloraba cuando se equivocaba de nombre pues no era la primera y última vez que sucedía, si no era el de Yuto era el de Yugo o inclusive a veces el de Zarc. No le molestaba ninguno porque sabía bien que con alguno de ellos su nombre también era escuchado en cualquier momento del acto, ya fuese por caricias o meros buenos ratos normales.
Yuya Sakaki entraba en un lapsus de confusión al tratarse de cualquiera de sus amantes, cada experiencia con cada quien era única pero ahí estaban los demás buscando que se equivocara a propósito, Yuri tenía un estilo masoquista para con él pero esa vez fue dulce, tierno y suave, tal como es Yuto. Yugo era con quien más se divertía además de que su modo de romántico era juguetón, Zarc tendía a mostrarse un tanto protector al estilo un hermano mayor.
-No te rías, no es gracioso, Yuri – decía mientras le daba un leve golpe en el hombro.
-Es divertido, Yuya. Bueno ¿Qué planes tienes con los demás?
Yuya terminaba de vestirse la playera que recientemente se había quitado por la calentura y mandato de Yuri.
-Yugo quiere pasar la tarde en el mirador de Miami City después de dar una vuelta a la ciudad en su moto; Yuto hará la cena en la terraza del edificio y por la mañana Zarc quiere que se discuta la distribución de los tiempos pasando de horas a días.
Admitía algo avergonzado y sintiéndose como una especie de acuerdo entre sus homólogos y él, por otro lado obtener mimos por todos lados a la manera propia de cada uno era algo que lo hacía feliz, más aún por el hecho de que todos estaban de acuerdo en la relación que sostenía con todos.
-¿En serio? Pues ya estaba tardando, otro poco más y yo mismo habría propuesto la idea.
-¿Qué?
-Oh, vamos. No me puedes negar que también pensabas en pasar más tiempo conmigo.
Sabía que ya era tiempo de que se retirara para su cita con Yugo pero no recordó haberle dado permiso de que volviera a tener cubierto el torso así que ya estaba calentándole de vuelta la oreja mientras buscaba desabrochar su cinturón y volviéndose a ingeniar para despojarle la playera.
-Espera, ya tengo que irme – decía apenas en un hilo de voz.
Yuri suspiró pesado, lo soltó y finalmente lo despidió con una palmada en el trasero.