Atem sabe bien como captar la atención de Kaiba, porque sabe que cuando ese hombre se sumerge en el trabajo no puede mirar ni atender a nada ni nadie, salvo que sepan cómo acaparar su completo campo visual además de interés. Así que desde hacía un tiempo ha obtenido recursos para además de tener su atención, seducirlo.
Y si por algo puede destacar Atem es por su estilo, su carisma y personalidad atrevida que puede llegar a mostrar cuando se lo propone, a veces gustaba abordarlo en la oficina cuando estaba a punto de terminar la jornada pero negándose a descansar, otras le daba una sesión privada en la habitación de su inmensa mansión.
Esta vez había planeado algo relativamente exótico, de por sí él ya se consideraba como tal, tuvo la brillante idea de tomar material de un poco de sus recuerdos en Egipto.
Algo debió haber aprendido de las veces que le daba por escaparse de los deberes para escabullirse en el pueblo y dar un vistazo a las bailarinas callejeras. No sentía un tipo de atracción por sus cuerpos, eran bellas no podía negarlo pero lo que en verdad buscaba estaba en el ritmo que seguían al responderle a la barduka, por naturaleza cualquier cosa podía aprender en cuestión de minutos y con mera observación.
Para cuando el señor de la casa llegó y se dirigió a su habitación la encontró totalmente a oscuras, gracias a que a la entrada dejaba sus pertenencias, sólo tuvo que adentrarse a la penumbra acariciando sensualmente la pared en busca del interruptor de luz, cuando lo hubo localizado y el interior se iluminó se encontró con Atem recostado sobre su enorme Kingsize.
Kaiba conociendo la maña de Atem se acercó hasta el colchón pero cuando estuvo a punto de acorralarlo para no dejarlo ir, este se movió con agilidad evadiéndolo aunque había logrado que se quedara en el sitio. Seto seguía con la mirada la figura del tricolor hasta que sus oídos se vieron sumergidos en un ritmo familiar, entonces al entornar la mirada, Atem ya estaba a unos pasos de él ¿En qué momento de su vida había aprendido a mover así la cadera?
Debía admitir que tuvo una fuerte impresión, hasta entonces sólo había visto movimientos casuales que lograban transformarse en sensuales pero esos golpes de cadera, las balanzas, la delicadeza que imprimía en la extensión de sus brazos, la dislocación en sus hombros, la forma en que jugueteaba con su cabello y la fuerza en su abdomen para lograr esas ondulaciones que ya comenzaban a volverlo loco.
Esas ansias crecieron cuando descaradamente Atem le dio la espalda y se dejó ir al piso en un movimiento, que después averiguaría se llamaba caída turca, que le permitía verle el rostro.
No conforme con el progreso que llevaba, llevó sus manos en movimientos circulares de muñecas, sin dejar sus ondulaciones ni vibraciones de la pelvis, a la playera negra sin mangas que llevaba para subirla sutilmente dejando ver su piel, no la retiró por completo y buscó desabrochar el pantalón de cuero que tanto le gusta.
Seto ya echaba chispas de sus ojos, sentía calor y la sangre fría correr en sus venas, definitivamente no se cansaría de las ocurrencias de Atem.