Fue uno de esos dias tan pacificos que todo eso comenzò, no habia nada que alterara la calma perfecta del planeta sagrado. Ya habia pasado unos cuantos años desde que decidieron ascenderme a aprendiz de Kaio-shin. Nuestra relacion maestro y alumno era amena, no de las mejores que podian existir, pero nos llevabamos bien. Me gustaba aprender de los libros de la biblioteca del templo, ver la historia de todas las razas que habitaban en nuestro universo, conocer de sus costumbres y que conceptos tenian sobre nosotros los dioses. Pero no tardè en notar cierto patròn en algunas: nacian, florecian como raza, destruyen su entorno de manera indiscriminada y finalmente mueren; ya sea en la miseria de un mundo sin un aire puro que respirar o que llevarse a la boca, o una guerra atroz que los llevara a la extincion.
No me gustaba ver como esos mundos eran arruinados por las costumbres autodestructivas de algunas especies. Siempre que iba con mi maestro a vigilar algunas de las razas nacientes, esa duda, esa molestia, siempre estaba presente. Veia como la verdadera naturaleza de esas criaturas se mostraba desde temprano, como se peleaban entre ellos con palos para, con el tiempo, encontrar maneras mas complejas de hacerlo. Pero en todos los casos acababa en lo mismo, destruccion.
Me pregunte si no seria una racha de pesima suerte que yo solo hubiera visto los que acabaron de manera tragica, pero un dios tiene mucho tiempo para leer, especialmente cuando habian dias en los que mi maestro estaba ocupado y yo disponia de libertad para que pudiera gastar los dias libres haciendo lo de siempre: o entrenando o estudiando. Ya es de suponer en que dedique la mayor parte de mi tiempo, y sentia horror de que los casos de especies suicidas y violentas no fueran pocos, sino que no eran nada mas ni nada menos que el 65% de las que existieron y existen en nuestro universo. Si van a destruirse por si solas eventualmente ¿No seria mejor destruirlas antes de que dañaran el planeta donde viven? Quien sabe, incluso podria nacer alguna otra especie inteligente allì si le dabamos la oportunidad, una que mereciera la pena proteger. Pero mi maestro parecia apreciar a cada una de esas criaturas, fueran violentas o no, y yo no sabia como sacar el tema...
Corrijo, si sabia y tuve muchas ocasiones perfectas para hacerlo, pero no me animaba a decirle lo que pensaba en voz alta, desde que habia sido ascendido me habia esforzado mucho por ser mercedor del lugar que me habia ganado. Percibia que decirlo generaria una disputa, ademas ¿Por que pelear con mi maestro y poner en riesgo mi puesto por ellos? Solo debia esperar, aguardar a que mi maestro falleciera naturalmente y, una vez en mi puesto, hacer lo que estuviera a mi alcance para contrarrestar el mal. Solo debia ser paciente ¿No?
Fue uno de esos tantos dias pacificos, mientras ibamos a esa parte del jardin en la que nos gustaba tomar el te de la mañana, que lo vi caer desde una altura considerable. Ni mi maestro ni yo sabiamos como reaccionar a eso, pero el Señor Bills (que por alguna razòn venia con el) se volvió algo mucho mas importante a lo que dedicar nuestra atencion en ese segundo. Presentaciones aparte, ese extraño sujeto llegó hasta mi mas rapido que una bala, y no tardé en sentirme profundamente desagradado, tanto por su comportamiento como por su mera presencia ¡¿Que hacia una de esas criaturas en el planeta sagrado?!
-¿Vos sos ese genio del que tanto me estaban contando?- lucia emocionado, y pese a lo irrespetuoso que se comportaba, me quedé un segundo mirandolo con curiosidad. No reconocia que clase de criatura era esa, pero no era un dios de seguro ¿Que estaria haciendo ahi? Esa piel tan palida, esos ojos y cabello negro, no me recordaban a ninguna otra raza que haya visto en nuestro universo.
Obviamente no tardaron en llamarle la atencion por su gran falta de modales, y si no hubiera sido por eso, a la bestia ni siquiera se le habria ocurrido decirme su nombre: Goku. Bills mencionó algo de que era un saiayin, como si fuera algo especial a remarcar. Yo no tenia idea de cual era la diferencia entre esa criatura y las otras, no le veia nada de especial mas alla de una apariencia, he de admitir, agradable a la vista. Aunque ese detalle se volviò algo insignificante a medida que lo continuaba observando y me caia cada vez mas pesado, se portaba demasiado confianzudo con el Dios de la Destruccion, y encima tenia la suficiente arrogancia como para pensar que podia tratarme con la misma familiaridad, toquetarme y hacer toda clase de comentarios irrespetuosos...como si yo se lo pensara tolerar.
-¡No me toques con tanta confianza!- lo alejé de un manotazo.
-Zamasu, detente- mi maestro me retuvo la mano para contener el golpe que se merecia ese insolente, antes de mirar al Dios de la Destruccion y disculparse, como si no fuera culpa de Bills haber traido al tal Goku a nuestro planeta -Por cierto ¿Que lo trae por aquí?
-¡Si, esperaba esto! ¿Podrias pelear conmigo?- la emocion del tan expresivo rostro de Goku pareció incrementarse.
"¿Pelear...?"
-Te lo pido por favor, por eso vine hasta aquí
"Esta criatura salvaje..." Esperaba que mi maestro lo pusiera en su lugar de una vez, pero no, y la cosa se puso peor cuando me pidió que para colmo le diera el gusto.
Yo estaba confiado, me daba igual que su cabello hubiera cambiado de color. Aun cuando su poder se habia multiplicado, no se sentia como un rival digno. Los primeros segundos de la pelea me sentia en completo control de la situacion, solo debia golpearlo una vez y se iba a acabar esa situacion tan ridicula, pero el me sorprendió y lo evitó rapidamente. Desde ahí, cualquier pensamiento sobre acabar rapido el combate se esfumó de mi mente, su ki aumento de golpe aun mas de lo que ya estaba y ya no pude frenar sus golpes. Me golpeó multiples veces, me hizo caer al piso. Solo entonces, cuando ese mortal logró derribarme con tanta facilidad, que fui realmente conciente de lo mal que estaban las cosas. Sentí miedo cuando su puño estuvo por dar contra mi rostro, me sentí aterrado, y aun cuando se detuvo, yo sabia bien que si el deseara matarme no le costaria nada en absoluto, no podria siquiera defenderme.
Despues de eso yo no podia quedarme callado. Ese dia decidí finalmente comentar al maestro Gowasu sobre mis preocupaciones. Veia a los mortales, me desagradaba lo que observaba, y ahora resulta que existian criaturas que amenazaban la vida de nosotros los dioses. Y la reaccion que tuvo fue la que sospechè. Quizas esa fue la primera vez que chocaron realmente nuestras opiniones, una tranquila mañana de te se puso tensa de repente. Solo eso me bastó para saber que no concordariamos nunca, parecia muy firme en su opinion y me exigiò que conociera mi lugar, que solo los dioses de la destruccion podia intervenir en el mundo mortal. Me picò la lengua con las ganas de responder, pero por simple respeto me contuve. Si esa criatura logrò equiparar el poder de un dios ¿Que pasaba si se volvian mas? El mismo Bills dijo que peleo con el y el desgraciado continuaba vivo ¿Que podriamos hacer nosotros contra dos o seis mas como el? Lamentablemente no podriamos dar pelea, y cuando ellos se enteraran del punto debil de los Dioses de la Destruccion, si piensan reemplazarnos a los primeros que mataran seran a nosotros.
Y aun sabiendo todo eso...
-¿Que esperas?- Goku, o al menos ese ser que es parecido a el (salvo por su ropa opaca en lugar de naranja), deja de caminar y me mira -¿No te lo pondras? A ese paso lo vas a romper- señalò mi puño, y fue entonces que me acordè que aun tenia el pendiente en mi mano.
"Calmate Zamasu, solo hazle caso y...descubre que esta planeando este mortal"
Quitè uno de mis pendientes de aprendiz y lo mirè un segundo antes de reemplazarlo, sorprendente que no lo haya roto accidentalmente de la bronca. Pero solo tengo que ser paciente, tranquilizarme y ser buen actor.
-Lo lamento, es que estoy emocionado- intente mantener mi compostura, esperaba que no se hubiera notado demasiado mi humor -¿Que estamos buscando?
-No estamos lejos, tendria que estar en este sistema solar- nos habiamos teletransportado varias veces a distintos lugares, parecia estar buscando algo, a veces cuando parecia que se le agotaba la paciencia hacia un gran hueco en el suelo, revisaba atentamente y nos moviamos a otro lugar. Esta vez estabamos en un planeta del universo 7, uno de esos planetas esteriles y carentes de vida. El viento corria fuerte mientras lo veia revisar un aparato pequeño en su mano, murmuraba molesto.
No sabia de que estaba hablando, pero seguro que no tardaria en descubrirlo, lo bueno es que parecia muy concentrado en lo suyo como para darle demasiada importancia a mi desliz. Entonces se detuvo bruscamente y me miró un momento. Me sentí ligeramente nervioso, era demasiado parecido a el...
-Cierto, ya las utilizaron- se acercó a mi -No pienso esperar un año, usemos el anillo
Me miró como esperando algo, al cabo de un minuto chasqueó la lengua y comentó con notoria impaciencia.
-¿Lo vas a hacer o te tengo que dejar aquí?-
-¿Que tendria que hacer?
-¿Mi maestro no te enseñó a usar el anillo?- frunció el ceño.
"No es tu maestro, es el mio, no hables como si fueras yo" me mordí la lengua antes de hacer ese comentario.
-Nunca utilizó el anillo conmigo
-¿En serio?- parecia confuso -Pensé que para ahora ya te habria enseñado
-No lo hizo- mi maestro solia ir solo cuando lo utilizaba y las veces que lo hizo, hasta donde yo se, se podrian contar con los dedos de una mano, el tomaba el asunto del tiempo con mucha seriedad.
No quise pensar en como Goku sabe algo que ni yo se, solo me limité a obedecer las instrucciones que me dio. Al parecer solo bastaba con que nos tocaramos para viajar los dos, yo me preguntaba si haria falta que me colocara el anillo que tenia escondido o hacer algo especial. Solo puedo especular que quiere lograr viajando solo un año. Nuestro entorno parecio girar de manera alucinante hasta detenernos rapidamente en el mismo mundo muerto y sin vida de antes, aunque no era probable que cambiara demasiado en un año. Goku mira nuevamente la maquina en su mano.
-Asi que ese sujeto no me mintió, mas le valia- regresó el aparato a su lugar entre sus ropas.
Tomó distancia, juntó algo de energia en su puño y golpeó el piso con fuerza. Se escuchó un crugido colosal, veia como una grieta importante nacia del lugar del impacto, se extendia y bifurcaba en millones de grietas antes de que todo se quebrara, revelando lo que estaba debajo.
Era una esfera que brillaba en ambar y naranja, llegaba a ver una estrella roja del tamaño de un continente en su superficie mientras lo que quedaba de polvo era barrido por el viento. Yo no sabia que era lo que estaba viendo, pero Goku oscuro sonrió triunfante.
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