En una noche fría y con el cielo lleno de estrellas a punto de nevar, Jimin salió corriendo del departamento de su ahora ex-novio, sin importarle si el peli menta lo seguía o no, ya nada le importaba, había decidido terminar con su sufrimiento, pero le estaba costando demasiado.
Solo corrió y corrió sin pensar en un lugar al cual llegar, pasando por locales cerrados y esquivando uno que otro poste de luz.
Cuando se sintió lo suficientemente lejos de aquel edificio al que solía recurrir todo el tiempo para ver su adorado a Yoongi. Miro a su alrededor desesperado y sintió una presión en el pecho, en el fondo, quería que lo siguiera, que le pidiera perdón y entonces así podría solucionarse todo, por lo menos hasta que lo mismo volviera a ocurrir.
Se abrazo a sí mismo en un intento por reprimir su llanto, cayó de rodillas en medio de una calle solitaria en la que solo se podían oír a los grillos y uno que otro gato saltando en un contenedor de basura.
-Idiota- susurro para sí mismo mordiéndose el labio inferior – él no vendrá… nunca lo ha hecho… y nunca lo hará.
Cuando las lagrimas empezaron a deslizarse por sus mejillas, una ráfaga de viento lo hizo temblar, sentía mucho frío, había dejado su chaqueta en el departamento y planeaba dejarla ahí, no volvería, no quería volver a verlo, porque si lo hacía iba a caer de nuevo, se dejaría llevar como tantas veces en el pasado había ocurrido, era un circulo vicioso.
Se levanto como pudo de la cera húmeda y empezó a caminar con pasos temblorosos a la casa de su mejor amigo, inconscientemente todo lo que corrió lo había acercado un par de cuadras a la casa de Jungkook.
Empezó a estornudar y a ver el camino borroso, pero no se preocupo, en ese momento no valdría la pena hacerlo, no estaba abrigado y su casa estaba bastante lejos, su teléfono no tenía batería y era muy probable que Jungkook estuviera en casa de Taehyung. Pero aun así siguió, no tenía nada más que perder.
Cuando llego a casa de los Jeon, toco el timbre y espero unos segundos. La segunda vez nadie salió a abrirle así que lo toco de nuevo, pero sin más esperanzas se sentó apoyando su espalda en la puerta y rodeando sus piernas que había pegado a su pecho en busca de un poco de calor.
Vio las estrellas uno minutos con la vista nublada, y antes de quedarse dormido solo pudo ver como empezaban a caer algunos copos de nieve sobre él.
*
De repente despertó, ya no sentía frio y su respiración era acelerada al igual que los latidos de su corazón.
Observo su alrededor y llevo su mano a su frente, comprobando que tenía un pañuelo con agua caliente. Se incorporó en la cama en la que se encontraba y vio a un castaño en la ventana de la habitación observando la nieve caer.
-Jungkook…- su voz apenas podía escucharse, le dolía la garganta y sentía la cara fría – ¡Jungkook! – volvió a llamarlo alzando solo un poco la voz, este volteo y con una expresión de preocupación muy sincera corrió a la cama y lo abrazo.
-Despertaste… ¿estás bien?
-Sí, solo me duele la garganta y siento la piel helada…
El castaño le beso la frente y el tabique de la nariz, luego junto sus frentes y acaricio sus mejillas con los pulgares.
Hace medía hora cuando lo vio sentado afuera de la entrada, sintió que su corazón se rompía, el ver a su pequeño a punto de morir congelado por la nieve, con la nariz y las mejillas demasiado rojas, lo hizo sentir impotente.
Pero ya estaba más tranquilo, le había cambiado la camisa por un abrigo de lana y también cuido su temperatura. Jimin seguía frío pero por lo menos había despertado en sus cinco sentidos.
-Había ido a la casa de Taehyung a buscar una película que le presté, lo siento, no debí de haber salido- tomo las pequeñas manos del rubio entre las suyas y las apretó para darle calor, este sonrió y negó con la cabeza.
-Está bien, no tienes la culpa de nada, te agradezco el que hicieras esto por mí, de no ser por ti hubiera muerto allá afuera.
-No digas esas cosas, jamás permitiría que algo malo te sucediera- tomo a Jimin entre sus brazos y lo abrazo de nuevo desesperadamente.
¿Cómo podía pensar en esas cosas? El solo imaginar llegar y ver a su ángel tirado en la entrada sin vida, lo ponía a temblar de la tristeza y la rabia.
-¿Quieres decirme como te ocurrió todo esto?- pregunto percatándose de que estaban acostados en la cama demasiado cerca, pero no se movió ni un poco, en ese momento simplemente no podía soltarlo.
-…- No pudo responder, solo se acurruco en el pecho del castaño y aspiro el aroma que este desprendía, era como un calmante, un delicioso remedio que le daba tranquilidad, así sentía que no estaba solo.
-Bien… ¿solo quieres que nos quedemos así?- este asintió haciéndolo sonreír, acaricio sus cabellos claros para luego besar su cabeza y cerrar los ojos –descansa Minie~
*
Al día siguiente Jungkook despertó y sin hacer ruido se separo de Jimin para salir de la habitación, sus padres no estaban en casa y su hermano mayor paso la noche en casa de unos amigos, así que no volvería hasta la tarde.
Bajo las escaleras, entro a la cocina y empezó a preparar el desayuno para ambos. Quería cuidar de Jimin lo mejor que podía para que se pudiera recuperar de ese horrible resfriado que pescó por la noche. Además también quería que el rubio le dijera que había ocurrido. Ya tenía una idea de lo que pudo haber pasado pero no quería suponer cosas equivocadas, después de todo Jimin era de corazón débil y todo el tiempo le daban colapsos o ataques de ansiedad.
Jungkook terminó de preparar el desayuno, que se componía de avena, pan tostado, huevos revueltos y té caliente, lo puso todo en una bandeja y subió a su cuarto.
Abrió la puerta y dejo la bandeja en la mesa de noche al lado de la cama, se acerco a Jimin que dormía plácidamente entre las sabanas, movió su flequillo para tocar su frente y comprobar que su temperatura era estable.
-Minie~ - lo llamo dulcemente acariciando su mejilla –te preparé el desayuno- El castaño se tenso un segundo y se sonrojo levemente, parecían una pareja de casados en la primera mañana de su luna de miel –Jimin…- volvió a llamarlo picando su mejilla para que despertara.
-¿Uh…?- Jimin abrió sus ojos lentamente y sonrío al ver a Jungkook sentado a su lado acariciándole el pelo –Kookie, buenos días- estiro sus brazos y se incorporo en la cama – ¿Tu preparaste eso?- pregunto dirigiendo la bandeja sobre la mesita, Jungkook inmediatamente la tomo y la puso sobre sus piernas.
-Sí, come, debes de tener hambre.
-La verdad no tengo tanta, pero me gusta mucho el pan tostado y el té- sonrió y tomo un sorbo del té.
De repente una cancioncita empezó a sonar y Jimin abrió los ojos espantado, dirigió su mirada a donde provenía el sonido y pudo divisar su celular en el escritorio.
-Ah cierto- El castaño se levanto de la cama y tomo el celular – lo saque de tu bolsillo ayer y lo puse a cargar, estaba completamente muerto, pero ya tiene batería, toma- En cuanto acerco el celular al más bajo este le dio un manotazo y el celular se estrello contra la alfombra.
-¡De seguro es él, no lo quiero, quédatelo! compraré otro celular y cambiaré de número-Jimin volvió a beber del té como si nada hubiera pasado y Jungkook solo lo miraba sorprendido.
-¿“Él”?- pregunto recogiendo el aparato del suelo, el cual tenía la pantalla intacta.
-…-
-¿No vas a decirme?- al ver que el rubio no respondía busco el registro de llamadas encontrándose con más de quince llamadas hechas entre anoche y hoy – así que por ese idiota casi mueres anoche en la puerta de mi casa…- Jimin bajo la mirada y empezó a darle vueltas a la taza – no lo puedo creer… maldición- masculló el castaño lanzando el teléfono a la cama – Tu me prometiste que la ultima vez sería definitiva-
-P-perdóname - Jimin hubiera deseado no levantar la mirada, porque la expresión de decepción de Jungkook, se sentía como un balazo en el pecho.
-No, pídete perdón a ti mismo Jiminie, tú eres el primero que sufre a causa de ese maldito alcohólico- Dijo Jungkook controlando sus ganas de romperle la cara al idiota de Min Yoongi.