-Puedes quedarte a dormir en mi casa si quieres- propuso Jungkook que salía junto a Jimin y Taehyun de la universidad.
-Tus padres y tu hermano estarán en casa, no quiero incomodarles…
-Nunca se incomodarían con una visita tuya.
-Quiero ir a casa, necesito dormir en mi cama y estar solo. Taehyun se coloco delante de él haciéndolo parar en seco.
-¡No quiero tener que ir por ti tres días después y tirar la puerta para que salgas!- replicó el peli rojo. Cada vez que decía que quería estar solo terminaba encerrándose en su cuarto sin comer por tres días o más. Ya se había cansado de que el rubio lo preocupara de esa manera.
-Prometo que mañana iré a la universidad, no te preocupes de mas Tae- sonrío y lo movió a un lado para seguir caminando.
-¿Y qué hay de tu celular? Lo dejaste en mi casa.
-Ya te dije que puedes quedártelo- de pronto la atmosfera se volvió fría, tanto Jungkook como Tehyung querían hablar de lo ocurrido con Yoongí, pero no abrieron la boca ni para toser, en ese momento Jimin estaba claramente pensando en ello y no se veía muy bien.
-Yo... ¡debo apresurarme en llegar a casa! Le prometí a mi hermanito que jugaríamos videojuegos esta noche- alegó el peli rojo antes de cruzar la calle y dejar a sus dos amigos solos.
Jimin iba a decirle algo antes de que desapareciera en una esquina, pero las palabras murieron en su boca.
Jungkook decidió acompañar al rubio a su casa aunque este le haya dicho que no se molestara, siempre buscaba la manera de convencerlo y así poder pasar unos minutos más con él.
No se dijeron nada, solo se miraron unas cuantas veces, pero era lo normal en ellos, cada vez que iban a un lugar los dos solos no arruinaban el momento hablando, con los años habían aprendido a comunicarse a través del silencio, preguntando con movimientos torpes y respondiendo con la mirada. Y cuando estaban nerviosos aceleraban el paso para llegar a su destino más rápido, extrañamente, esta vez ninguno de los dos apresuro nada.
Cuando llegaron a la casa del menor, el castaño se quedo en la acera y no fue hasta que Jimin abrió la puerta y se dio la vuelta que por fin dijo algo.
-Yo… quiero que vuelvas a ser feliz…
-Yo soy feliz… por lo menos si estoy contigo, así que puedes estar tranquilo- sonrió y hizo al corazón de Jungkook palpitar tan rápido, que amenazaba con salirse de su pecho
-B-buenas noches Minie.
-Buenas noches Kookie…- entro y al cerrar la puerta cayó de rodillas en la entrada, se sentía débil, y agradeció que su amigo no lo ahogara con preguntas ni le reprochara nada.
“Todo el tiempo sabe que decir y también sabe cuando callar, increíble”
Se quito los zapatos y se adentro en la casa “mis padres ya deben estar dormidos” pensó al ver que la única luz encendida era la del pasillo de la entrada.
Fue a la cocina por un vaso de agua y luego subió a su cuarto, lo había dejado ordenado y eso lo alivio, ya que no quería limpiar nada. Se lanzó a la cama y aspiro el olor a sabanas limpias, quería dormir y que su resfriado y el malestar que sentía en las costillas se desvaneciera durante la noche.
Era difícil no pensar en el peli menta cuando durante todo el día sintió dolor en un muslo y todo el abdomen por los golpes que recibió de su parte, no se sentían tan mal como la primera vez que lo había golpeado, pero era difícil acostumbrarse a la sensación.
No, mas bien, era difícil aceptar que esas marcas en su cuerpo las había hecho la persona que amaba, con odio, con brusquedad y con alcohol de por medio.
No se dio cuenta de cuando había empezado a llorar, solo se aferro a su almohada y se ahogo en un mar de recuerdos, esos que le oprimían el corazón. Esos momentos dulces de hacía tres años, cuando estaba tan enamorado y feliz que sentía que era el chico más afortunado del mundo.
Se quedo dormido con la ropa de Jungkook puesta. Esa noche soñó con la primera vez que el peli menta recorrió su cuerpo con sus manos frías y pálidas.
*
Al día siguiente como le había prometido a Tae, asistió a sus clases en la universidad, excepto a la de danza, había faltado tantas veces que ya no se la saltaba porque el dolor no lo dejara moverse, sino porque se sentía apenado con el profesor y no quería que le diera una charla sobre responsabilidad, era lo último que quería escuchar estando en una situación como la suya.
Pero por alguna extraña razón, quería saber cómo iban todos en el aula de música… bueno, no era raro, era la única clase que tomaba Yoongi.
Antes de poder asomarse y curiosear, un castaño se aproximo a él desde dentro del aula.
-¡Jimin, hola! Qué raro verte por aquí.
-¡Baekhyun! ¿Cómo has estado?- le agradaba verlo, él era compañero de Yoongi y tocaba el piano muy bien, mas de una vez pudo escuchar como ambos competían para ver quién era mas ágil y hacia una melodía más fluida.
-Muy bien, ahora que Yoongi es famoso y no asiste a clases me he vuelto muy bueno, un día de estos deberías decirle que venga y así podremos ver si soy mejor que él- bromeo incomodando un poco al menor.
-Si… eso quiere decir que él no está aquí.
-No, la última vez que lo vi fue hace dos o tres meses y ni siquiera fue aquí en la universidad, fue en el aeropuerto cuando fui a buscar a mi hermana, él est~…. Espera ¿Tú no deberías saber en donde esta? ¿Ya no son novios?- preguntó haciendo al rubio dar un respingo, fue mala idea ir allá.
-Podría decirse que no…- hubo silencio unos segundos –ya me voy, fue un placer hablar contigo después de tanto tiempo.
-Si, adiós…- el castaño estaba un poco confundido, pero no se atrevió a preguntar, solo entro a su clase y siguió con lo suyo.
*
Un cansado peli menta salió del estudio de grabación y entro a su auto, vio esa fotografía y luego de pensarlo un poco la tomo y se la puso en la frente.
-Jiminieeee~ ¡te necesito!- grito pataleando, esos eran los momentos en que maldecía su adicción y deseaba salir corriendo a abrazar y besar a su gatito calicó a quien tanto daño le había hecho.
Dejo caer la foto de su cara y la volvió a poner en su lugar, y decidido encendió en auto para ir a la casa de Jimin, lo esperaría ahí hasta que volviera de la universidad, pero no sin antes pasar a una floristería a comprarle un ramo de rosas.
*
-¿Y bien?- pregunto Jungkook acercando su rostro al de Jimin.
-Bien, me quedaré en tu casa este fin de semana- respondió resignado – pero solo si me dejas ir a buscar algunas cosas a la mía y me prometes una cosa…
-¿Qué?
-Que no hablaremos de ya sabes quién.
-No hay problema, la idea es que te distraigas, y hablar de eso es contraproducente.
Como ambos estuvieron de acuerdo, lo primero que hicieron al salir de clases fue ir a la casa del rubio por sus cosas, y también les informaron a sus padres que no estaría en casa hasta el lunes por la noche, aun la verdad, a sus padres no les interesaba mucho lo que hiciera o dejara de hacer, fue Jungkook quien hablo con ellos.
Jimin metió su ropa y algunas cosas en una pequeña maleta, Jungkook tomo algunas cosas de la alacena de la cocina sin que los padres del menor, que estaban en la sala viendo la televisión, lo vieran, y antes de que se hicieran las ocho estaban listos para irse a la casa del castaño.
-Ya podemos irnos- dijo Jungkook metiendo los paquetes de palomitas que “robo” en su mochila.
-No espera, llevaré un par de películas también, déjame ir a buscarlas.
-Bien, te espero afuera- El rubio subió las escaleras y Jungkook tomo las dos mochilas para salir de la casa. Pero cuando abrió la puerta su sonrisa se transformo en una mueca de disgusto y las ganas de golpear al sujeto frente a él fueron tantas, que si no hubiera tomado en cuenta el hecho de que en cualquier momento Jimin podía salir, todo el odio que sentía hacia el chico de cabellos color menta, lo habría descargado sin piedad.
-¿Qué haces aquí? Vete antes de que Jimin te vea- exigió con un semblante serio.
-Tú no me puedes pedir que me valla.
-No te lo estoy pidiendo, te lo estoy exigiendo. ¿Y que con ese ramo de flores? ¿De verdad crees que eso lo convencerá para volver contigo?- bufó dejando su mochila y la maleta de Jimin en el suelo.
-Esto no tiene nada que ver contigo Jeon- dijo desafiante acercándose al castaño.
-En el momento en que vi a Jimin tirado en la entrada de mi casa muriéndose del frío, se convirtió en un problema para mí- El peli menta abrió los ojos de par en par, él pensó que luego de salir corriendo de su departamento fue a casa, pero estaba equivocado – Si te digo que te vayas, es por su bien, no quiero pelear contigo, pero si él sale y rompe en llanto por verte aquí, no será culpa mía que en tu próxima presentación todos te vean con los ojos morados.
Yoongi no le tenía miedo ni mucho menos, pero tal vez el castaño tenía razón cuando dijo que el rubio podría caerse a pedazos ahí mismo si lo encontraba como todo un descarado frente a su casa con un ramo de flores luego de haberlo golpeado brutalmente en su departamento.
Volvio a su auto, tiro el ramo de rosas dentro, le lanzo una mirada fulminante al castaño antes de entrar al auto y unos segundos después se fue.
-¡Kookie!- grito el rubio saliendo de la casa –ya podemos irnos, conseguí películas que creo yo no has visto antes.
“Gracias a Dios ese idiota se fue a tiempo”
-¿Qué ocurre?- pregunto Jimin al ver un poco inquieto a su amigo. Este respiro hondo y le dio un corto beso en la frente - ¿Q-que te pasa?...
-No importa lo que deba hacer, haré que lo olvides todo, y serás feliz… yo te haré feliz- el rubio sonrió y le dio un golpe en el hombro.
-Me asustaste, creí que habías visto un fantasma o algo así.
-Lo digo en serio.
-Lo sé, pero ya te había dicho antes que tú me haces feliz Kookie.
Jungkook tuvo que contenerse para no besar al menor en ese momento, lo hacía perder el control de todas las maneras posibles.
Camino a su casa, mientras los dos compartían su usual silencio, no podía parar de pensar que Min Yoongí era el ser mas despreciable y afortunado del mundo.