¿Quién eres? O ¿qué eres?
Eran las preguntas que Jyugo podía oír en toda la prisión. Desde los eventos de año nuevo, las cosas en la prisión se pusieron un poco tensas. Jyugo podía oír sus susurros, por donde quiera que pasase, y eso le incomodaba, sus sentidos eran muy agudos por lo que podía oírlos sin problemas, y no era como si intentaran disimular.
Toda la situación le incomodaba, y sin darse cuenta empezó a recordar su infancia. Él no quería recordar todo lo que había pasado, pero no podía evitarlo.
~.~.~.~.Flashback~.~.~.~.~.
Se podía ver a 2 pequeños azabaches de no más de 8 años encerrados en una jaula.
Jyugo: Oni-chan tengo frío.
Kaneki: ven -lo toma entre sus brazos, y trata de abrigarlo-.
Jyugo: Oni-cuan te quiero.
Desde que hace ya 3 años que sus vidas se habían convertido en un infierno, día a día sufrían de constantes torturas, y experimentos.
Esos malditos habían asesinado a su padre ghoul, y su madre había muerto poco después, estaban solos, no, se tenían el uno al otro.
Después de las muertes de sus padres fueron capturados, y tomados como ratas de laboratorio.
La comida era escasa, tenían frío, y las heridas que les hacían escocían en sus pequeños cuerpos. Los experimentos habían modificado sus cuerpos, Jyugo era capaz de mantenerse casi en su totalidad mediante comida humana y pequeñas dosis de sangre, por otro lado Kaneki necesitaba principalmente carne humana, pero era capaz de sobrevivir un par de meses sin ingerirla, además era capaz de comer pequeñas porciones de comida normal.
Aquellos experimentos amplificaron sus sentidos, pero mientras Kaneki desarrolló una fuerza mayor, la fuerza de Jyugo se vio reducida a casi nada. Los experimentos tuvieron un resultado inesperado en Jyugo, había adquirido la habilidad de abrir cualquier cerradura, y para prevenir que escaparan le habían puesto unos grilletes especiales, los cuales no sólo limitaban sus habilidades sino que también le producían un gran dolor.
Las torturas diarias cada vez se volvían peores e insoportables, y los efectos secundarios se iban sumando.
Lo sabían, si se quedaban un día más morirían. Lo habían decidido ese día saldrían del infierno al que llamaban día.
~.~.~.~.~.Fin del Flashback~.~.~.~.~.
Una voz le sacó de sus pensamientos, había llegado a su celda, aquellos recuerdos de sus amigos se veían tan lejanos, ahora seguramente ya no querrán verlo y mucho menos estar cerca de él. Pero que más podía esperar, los humanos no eran seres de confianza, sin embargo él decidió no hacer caso, y acercarse a ellos...
Al entrar a la celda 13 lo primero que sintió fue el abrazó de Nico, quien no quería soltarlo, cada vez se aferraba más a él, mientras finos caminos de lágrimas se formaban en sus mejillas. Jyugo no sabía qué hacer, estaba confundido y asustado.
Nico: creí, creímos que no te volveríamos a ver.
Mientras Nico hablaba los demás se iban acercando a ellos.
Rock: es verdad nos tenias muy preocupados, ni siquiera nos permitían ir a verte, te extrañábamos.
Y sin darse cuenta aquellos amigos que había hecho contestaron a la más importante de sus preguntas. Él era Jyugo, el preso número 15, quizá ellos no supiesen que era, pero eso no le importaba, él era Jyugo y solo eso importaba.