Cuando Naruto despertó, abrió los ojos confuso sin recordar los últimos sucesos. Sentía su cuerpo tremendamente pesado y adolorido, concretamente su cuello, como si tuviese una herida abierta. Miró a su alrededor con pesadez, reconociendo el lugar como su habitación, algo que le costó puesto que estaba acostumbrado al terrible desorden en esta y por extraño que pareciese ese día su apartamento parecía estar impoluto.
Siguió recorriendo el lugar con su mirada hasta que se topó con unos ojos ónix que lo miraban esperando su reacción. Frunció el ceño confuso, ¿qué hacía Sasuke allí? Mejor dicho, ¿cómo sabía Sasuke dónde vivía?
Fue entonces cuando todos los recuerdos regresaron a su memoria, haciéndole abrir los ojos como platos y mirar a su compañero de equipo con horror.
- ¡TU! - exclamó señalándolo con un dedo acusatoriamente - ¡Lo hiciste! ¡Me marcaste sin mí consentimiento! - se levantó con rapidez de la cama, ignorando los dolores en su cuerpo, y estampó al Uchiha contra la pared - Te odio, te odio, te odio, ¡TE ODIO! - le gritó con los ojos húmedos y con frustración pero Sasuke no decía nada, solo lo miraba con atención, intentando descifrar sus sentimientos más allá de las palabras dichas - ¡Vete de mí casa!
El puño de Naruto impactó contra el rostro de Sasuke antes de alejarse unos pasos y observarlo con los brazos cruzados, esperando a que el azabache saliera de allí para poder poner en orden sus pensamientos.
- Kakashi-sensei quiere vernos en una hora, en el puente - dijo con calma Sasuke antes de salir y dejar solo al omega.
En cuanto Naruto se quedó solo empezó a golpear la pared con rabia, haciendo que sus nudillos sangraran. De sus ojos caían pesadas lágrimas de frustración y rabia, no podía creer que había sido marcado con apenas 12 años, ¡era tan injusto! Además justo había tenido que ser Sasuke, ¿por qué justamente él?
Se dejó caer al suelo de rodillas, sintiéndose totalmente impotente. Por culpa de esa maldita marca en su cuello veía como sus sueños se rompían por momentos y como su tan característica determinación se alejaba, fuera de su alcance. Y lo sabía, sabía que ahora convertirse en Hokage sería prácticamente imposible, cuando un omega era marcado su carrera, su trabajo, sus metas, quedaban a un lado para dejar paso a lo más prioritario, satisfacer los deseos de su alfa.
Fueran cuales fueran.
Y no quería ni pensar en lo que pasaría cuando se manifestara su próximo celo. O peor aún, el de Sasuke. Era consciente de que el azabache estaría completamente controlado por su instinto animal y que, al tener a un omega marcado, los supresores apenas harían efecto en él. Un escalofrío recorrió su espalda ante esos pensamientos.
Pero entonces, cuando la luz en sus ojos empezaba a apagarse, un recuerdo fugaz cruzó por su mente. Era un vago recuerdo de una clase con Iruka-sensei en la academia, años atrás. Les estaba explicando sobre los lazos de los alfas y omegas.
"- Cuando un alfa marca a un omega la unión es para siempre, como ya sabéis - la clase entera asintió - pero esta unión permanente puede romperse - muchos ojos curiosos observaron a Iruka-sensei - Uno de los casos es cuando uno de los dos muere, entonces la marca en el otro desaparece. El otro caso es cuando el alfa decide acabar con el lazo, marcando a otro omega o sencillamente porque así lo quiere..."
Naruto se incorporó de un salto ante ese recuerdo. ¡Claro! Solo tenía que convencer a Sasuke para que rompiera el lazo, además, apostaba que al otro tampoco le ilusionaba demasiado estar unido a él.
Con esa idea en mente y dándose cuenta de que ya casi era la hora para encontrarse con Kakashi-sensei, salió corriendo del edificio donde vivía con energías renovadas. Aunque sus pasos se detuvieron irremediablemente cuando su estómago rugió con fuerza al pasar por delante del restaurante donde siempre comía ramen con Iruka-sensei. Ichiraku Ramen.
Sin pensárselo un segundo, entró precipitadamente en ella, siendo recibido con unas sonrisas por parte de los dueños del lugar.
- ¡Naruto-kun! Qué alegría verte - dijo Ayame en cuando lo vio aparecer - Hacía días que no venías, ya estaba empezando a preocuparme.
El rubio la miró sin entender.
- ¿Pero qué dice Ayame-chan? ¡Si vine aquí ayer por la noche! - exclamó el rubio.
- No, viniste aquí el lunes por la noche, hoy ya somos viernes.
El hambre de Naruto se desvaneció por completo ante esas palabras. ¿Había dormido por casi cuatro días? Dio un par de pasos atrás, reculando, completamente perplejo por ese descubrimiento.
- Yo... ¡me tengo que ir! - exclamó cuando salió de su estado de estupefacción - ¡nos vemos más tarde!
La urgencia por comer había desaparecido, necesitaba deshacerse de aquella marca lo antes posible así que salió corriendo apresuradamente hacia el punto de reunión con Kakashi-sensei. ¿Cómo había podido dormir por cuatro días? ¿Y por qué estaba Sasuke en su habitación cuando despertó? ¿No se habría quedado allí durante esos días, no? No, eso no era posible, Sasuke nunca haría algo como eso y mucho menos por él.
Cuando llegó al puente, Kakashi, Sakura y Sasuke ya habían llegado, este último mirándolo con desaprobación por su tardanza.
- ¡Sasuke! - gritó el rubio, ignorando a su profesor - Rompe el vínculo - fue más una orden que una petición.
Pero quién respondió no fue Sasuke, sino Kakashi.
- No - dijo seriamente el peliblanco - Eso no es posible - Naruto lo miró fastidiado, ¿por qué se metía en asuntos ajenos? - Si Sasuke hiciera eso en tu próximo celo volverías a estar igual.
- ¡Entonces solo tendría que volver a marcarme! - exclamó irritado.
- Romper un vínculo entre alfa y omega no es algo a tomarse en broma, Naruto - lo reprendió Kakashi - cuando un vínculo se rompe es doloroso para las dos partes, muy doloroso. Y no hablo de un dolor físico - añadió al ver que Naruto intentaba volver a replicar - He conocido algunos casos en que una de las partes ha caído en una depresión profunda e incluso en una ocasión acababa con su vida. Y todo porque se sentía vacío por dentro. Así que romper el vínculo no es algo a plantearse.
El rubio quiso volver a hablar pero otra voz lo detuvo.
- ¡Alto, alto, alto, alto! - exclamó Sakura hablando por primera vez - No entiendo nada, ¿de qué vínculo estáis hablando? - preguntó totalmente confundida.
- Hace tres días, cuando buscábamos a Naruto, lo marqué - habló Sasuke aún apoyado en la barandilla del puente - Ha sido algo muy precipitado pero no había más remedio.
Sakura abrió los ojos como platos y se quedó sin respiración. ¿Había oído bien? ¿Naruto había sido marcado por su Sasuke? ¿Pero acaso no eran los dos alfas? Naruto la miró apenado, por mucho que le doliera sabía de los sentimientos de Sakura hacia Sasuke y le dolía hacerle daño. ¡Pero des de luego él no lo había pedido!
- P-Pero... tu eres un alfa - balbuceó confusa señalando a Naruto - y tu también... ¿Cómo es eso posible?
- Soy un omega - explicó - pero siempre todos me han confundido con un alfa - Naruto se encogió de hombros.
- ¿¡Cómo es eso posible?! ¡Pero si se nota a la legua cuando uno es alfa u omega!
- Es algo complicado - esta vez fue Sasuke quien habló - y yo era el único alfa cerca que pudiera hacerlo.
Sakura los miraba con los ojos totalmente abiertos, parecía estar en estado de shock. Y es que no había para menos, Sasuke, el chico de sus sueños había marcado a Naruto, el extraño chico que siempre todos habían creído que era un alfa. Y lo había marcado con un vínculo de los que suelen durar toda la vida.
- Sakura - la voz de Kakashi la sacó de sus pensamientos - Sasuke, Naruto, de hecho estamos aquí porque os he recomendado para los exámenes chunin.
Ante esas palabras los pensamientos de los chicos se desviaron completamente del tema anterior, o al menos los pensamientos de Naruto.
- ¡Woah! ¿¡De verdad?! - exclamó emocionado.
Sin poder evitarlo, se formó una pequeña sonrisa en el rostro serio de Sasuke al ver como Naruto conseguía olvidarse de todo lo anterior tan solo por esas palabras de Kakashi-sensei. Porque debía reconocer que, aunque en ocasiones los repentinos cambios de humor o los gritos de emoción de Naruto lo irritaran, no sabría qué sería de él sin ellos.
Algo en su interior cambiaba a una velocidad alarmante des de que había formado equipo con el chico de cabellos rubios.
Al mismo tiempo Sakura no dejaba de observar con un odio tremendo al rubio que sonreía feliz y le exigía a Kakashi que les contara más, como si nada de lo anterior hubiera sucedido. Como si no le importara llevar la marca de su Sasuke en el cuello. Apretó los puños con fuerza y se fue de allí sin decir una palabra.