Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Solo Por Ti por MidNightFlower

[Reviews - 39]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

LA ÚNICA EXCEPCIÓN

 

PAREJA: Bill/ Regulus

 

DISCLAIMER: El mundo de Harry Potter le pertenece a J.K. Rowling! Yo solo estoy utilizando los personajes por mero entretenimiento sin fines de lucro :3

 

ADVERTENCIAS: Es un AU (universo alterno) En un mundo sin magia donde se rigen bajo las normas del Omegaverse. Hay relación chico-chico, sexo explícito y probablemente palabras altisonantes. Están advertidos!

 

CAPÍTULOS2/2

 

RESUMEN: Casarse con la chica de sus sueños era lo que seguía en esa etapa de su vida o es lo que Bill creía, pero, si tanto amaba a su prometida ¿Porque no podía dejar de pensar en Regulus Black? Aquel hombre que vendiendo todo de sí para ser alguien importante, ignoró en el camino su propio corazón…

 

Notas de la Autora: Después de borrar, acomodar y meditar finalmente terminé la segunda parte de este capitulo! Mil gracias por comentar cekaso, mestefaniab y  Lunática se los agradezco infinitamente!

 

A leer se ha dicho~

 

 

 

II

Ser un omega generalmente significaba ser una fábrica de bebes andante, el eslabón débil de la cadena dispuesto a servir sin miramiento a los alfa, incluso a los betas solo por ser de un estatus considerado "superior", era por ello y toda la larga lista de "lo que un omega debe de ser" que Regulus Black se negaba rotundamente a amoldarse al sistema.

Cuando era niño e ingenuo, siempre consideró que ser el mejor en lo que hacía era lo que se esperaba de él. Su enseñanza estricta en casa junto con los ímpetus puestos sobre sus hombros a tan temprana edad por sus padres y por la culpa de un hermano mayor mequetrefe empeñado en marchar al ritmo de su propio tambor, le hacía pensar que tenía que sobresalir en cualquier ámbito.

Siempre fue un prodigio a la hora de sacar buenas notas, lo que se propusiera lo conseguía. ¿Una medalla en karate? Obtuvo al menos una docenas, ¿hablar otro idioma? Tenía un certificado de siete idiomas diferentes; incluso consideró adelantar solo un año en la escuela para estar con sus mejores amigos aunque estar en el mismo curso que su hermano no fue de su agrado.

Era un ejemplo a seguir, salvo por un pequeño detalle. No era un alfa sino un omega. La única mancha en su expediente que le hacía imposible ser el número uno por mucho que lo quisiera.

Ser un omega lo hacía indigno de merecer algo y cuando se hizo público su estatus, cualquier reconocimiento que fuera merecedor, nadie se lo daría; eso le quedó muy claro, a menos si no daba algo más a cambio.

La primera vez que se dio cuenta de aquel factor tembló de impotencia, gimoteó asqueado con el mundo y lloró de rabia porque nadie jamás podría ver más allá de su condición, no valía a los ojos demás y para colmo de males no podía quedarse de brazos cruzados.

¿Quería la calificación que realmente obtuvo en un parcial? ¿Quería que su promedio reflejara su verdadero rendimiento? ¿Quería el reconocimiento que merecía ante la escuela entera? Todo conducía a solo una cosa: Sexo.

Nadie parecía esperar nada de él más que eso.

Era solo feromonas para olfatear, un trozo de carne para satisfacer bajos instintos, un cuerpo para poseer y nada más. Aunque al principio quiso negarse a rebajarse a tal grado, su mente analítica tan fría e incluso ajena a anteponer sus propios sentimientos llegó a la conclusión de que, si nació con ese cuerpo débil y provocador ¿Por qué no sacarle ventaja?

Si no podía conseguir de buena forma lo que merecía, haría hasta lo imposible por conseguir eso y más. Les haría creer que podía vender su cuerpo al mejor postor, pero les sacaría el doble de lo que estaban dispuesto a ofrecer toda esa turba de alfas y betas, exprimiendo hasta la última gota de su ser para poder compensar su propia agonía.

Y así lo hizo. Con el tiempo todo fue haciéndose más fácil. Caminaba sobre cada una de las personas que se atrevían a pasarle encima, aprovechando cualquier debilidad y haciendo su naturaleza su más fuerte carta por jugar.

Amasar una empresa no fue tarea difícil pues con sus grandes amigos Lucius y Barty de su lado, tener los mejores contactos en el mundo financiero era pan comido. Hacerla un éxito y mantenerla a flote durante tantos años hasta la fecha fue un desafío, pero se mantuvo ecuánime consiente de su propia habilidad y destreza de mente manteniendo como único propósito la excelencia.

Cosechar los frutos de todo lo que sembró era un grato estímulo para él y poco podía importarle lo demás.

-¿Así que tienes nuevo asistente?- cuestionó Barty llegando a su encuentro como cada tercer día. Su vicepresidente siempre era oportuno y con solo una mirada alrededor podía saber que era lo que pasaba. Su gran olfato para las situaciones jugosas era una pequeña hojuela dentro de la gran cantidad de cualidades que admiraba en él. Sonrió dejando que sus ojos amatista se perdieran en lo que tenía delante.

-Si- asintió dándole un sorbo a su café caliente viendo por el vidrio a su asistente pelirrojo en su propio cubículo revisando que todo estuviera en forma, sumido en su propio mundo haciéndolo aún más eficiente.

Apenas cumplía dos meses y prometía bien. Tal cual lo pensó era resistente al trabajo duro aunque un poco inocente por su corta edad, pero si lo meditaba ese también era un punto a su favor. "Una buena persona, honesta y trabajadora adornado con un buen empaque, es simplemente el paquete completo" se dijo con un asentimiento positivo.

-Es guapo el tío- le dio el visto bueno el beta mirando a Bill de pies a cabeza –a pesar de ser un Weasley- arrugó la nariz negando con la cabeza.

-Si… quisiera sentarme en su cara…- sonrió sardónico al notar que Barty rodaba los ojos.

-Nunca cambias Regulus. Por favor piensa con la cabeza de arriba y se serio-

-No es como si realmente lo fuera a hacer Barty- su amigo arqueó una ceja incrédulo. "Que poca fe tienen algunos" pensó -no ganaría nada con eso, además es un chiquillo apenas, tiene mucho que aprender y seguro muy pronto se casará con la linda niña que se merece. No podría hacerle eso ni siquiera por una gloriosa hora de sexo duro-

-Tienes razón, no sirve de nada que lo ilusiones si luego le vas a romper el corazón- el castaño se alzó de hombros –siendo así ¿tienes algo para mí?- conocía esa mirada. Era la misma mirada que él y otros cientos de hombres siempre tenían lista para su persona. No que pudiera evitarlas o hacer algo al respecto pero que a esas alturas le parecía enteramente aburrida.

-¿Y tú?- preguntó coqueto sabiendo la respuesta. Era obvio lo que la gente buscaba cuando no pedía un trozo de corazón y ¿Quién era el para negarlo?

-Por supuesto-

…≈~°°*°°£Ï3°°*°°~≈…

Un mes pasó fácil adaptándose a su nueva rutina. el segundo a cuenta gotas y el tercero a marchas rápidas.

Trabajar de lunes a viernes de ocho a seis podía sonar pesado, pero estaba acostumbrado a largas jornadas y suponía que esa empresa no era la excepción. Lo que no tenía aún era callo para soportar todas las "juntas" que tenía cada tercer día su jefe, que tenía que encargarse personalmente de agendar y de buena gana lidiar con el mejor ánimo; era una lata.

Tantos viejos rabo verdes y hombres hambrientos del presidente Black desfilando de un momento a otro era algo que apenas poda soportar ver, pero era lo único malo que consideraba durante todo su ciclo.

-¿Se encuentra bien?- preguntó ayudando a incorporarse a su jefe quien con una mueca escupía un líquido blanco al bote de basura. Su menudo cuerpo aun temblaba y sin importarle nada siguió sosteniendo su brazo tras poner una bata sobre sus hombros.

-Claro… aunque eso fue asqueroso- exclamó soltando un suspiro –iré a darme una ducha, no tardo- chasqueó la lengua apresurando el paso sin ruido que hacían sus pies ligeros.

En un principio pensó que todos esos favores sexuales y la total depravación del omega era para compensar de alguna forma el talento, habilidad o visión que le faltaba, sin embargo en esos casi tres meses que cumplía comprendió lo errado que estaba su criterio que casi sentía vergüenza consigo mismo por pensar mal de Regulus Black.

No había visto trabajar a alguien tan arduamente como él. Con un pensamiento de "si quieres algo bien hecho tienes que hacerlo tú mismo" como slogan mental estaba envuelto en todo y se daba tiempo para supervisar personalmente toda su gente para que trabajara como reloj. Siempre puntual y siempre eficaz.

Revisó su reloj y era la hora de su Martini para aclarar sus ideas tras una junta muy demandante. Dejó la copa en su escritorio y acomodó los desparramados papeles que siempre miraban para todos lados dándole al despacho un aspecto desprolijo.

-¿Y bien querido William que me trajiste?- murmuró inclinándose la copa al instante que se dejaba caer ligero sobre su silla reclinable. Lucia revitalizado con su ducha exprés que le daba ese aire sobrio y desenfadado que le hacía pensar lo extraordinario que era para poder soportar la marcha a vuelta de tuerca que era su rutina diaria.

-Ya revisé los papeles que me dejó esta mañana- el mayor dio un asentimiento complacido -Es impecable la estadística de esta semana señor Black. Ni siquiera sé porque me la de a revisión sin es perfecta. Es como si me restregara en la cara que no hay nada que no pueda hacer- dijo poniendo la carpeta en sus manos, junto con su segundo Martini de manzana.

Su sonrisa socarrona siempre conseguía erizarlo por lo penetrante que era, tan jactanciosa que escondía pequeños matices que demandaban desentrañarlos… pero por la paz prefería mantenerse ecuánime evitando que su cabeza divagara.

-No sólo soy una cara bonita William, siempre fui un estudiante modelo con una mente brillante. Si no, no hubiera salido en la portada de esa revista como una de las personas más influyentes del mundo- le guiñó el ojo.

Tuvo que abstenerse de rodar los ojos. "Clásico" se dijo. Siempre que podía hacia eso, ensalzarse de ese modo con tal soberbia que siempre lo motivaba a hablar más de la cuenta sin miramientos como si estuvieran al mismo nivel, que estaba seguro que cualquier otro jefe lo pondría de patitas en la calle por semejante comportamiento, pero con Regulus Black no era el caso.

-Lo único malo es su ortografía. Dudo que decir que "la jodida amortiguación del 5% en producto neto sea una mierda colosal" sea gramática o estructuralmente correcto en un informe serio- el hombre río socarrón mostrando sus perfectos dientes blancos.

-Claro. Es por eso que eres aquí, si no ¿A dónde iría a parar el mundo con semejante léxico?-

-Supongo que el mundo se las ingeniaría con gente igual o medianamente preparada que yo para poder sobrellevar altanerías sin jerga legal-

-Bien dicho Billy, ni yo lo hubiera dicho mejor-

…≈~°°*°°£Ï3°°*°°~≈…

Los días transcurriendo como agua entre semanas rápidas de papeles acumulándose en su escritorio, compañeros solidarios echándole la mano y horas extras de trabajo le hizo llegar a 5 meses y medio de buenas jornadas donde se sentía tan a gusto que le costaba creer la infinidad de horas que le dedicaba a su jefe con una atención tan psicótica que no podía apartar la vista.

Pasaba más tiempo del que debía en su compañía ansiándola en secreto. Regulus Black era tantas cosas que no sabía cómo lidiar con la infinita cantidad de impresiones mentales como sensoriales que tenía de él. Era atrevido, era mordaz, le exigía casi a gritos que le contestara con audacia sin miramientos y el obedientemente obedecía llevando su intercambio a un nuevo nivel de entendimiento que lo asustaba por la intimidad y la infinidad de cosas que podían abordar que le sentaba tan bien ,que no creía haber tenido charlas tan revitalizantes como aquellas.

Entraba temprano y salía tarde del trabajo pero poco podía importarle. Todo era nuevo como un panorama en pragmáticos colores que se alzaba ante él listo para que se empapara cuanto quisiera y se esforzaba por aprender.

Le gustaba estar ahí a pesar que eso comenzaba a acarrearle problemas con Fleur por su tan desfasado horario, su poca paga y sus constantes mensajes del trabajo en su teléfono.

-¿Es por ese verdad? Te explota solo porque eres un beta ¿Qué se cree que es? Si supiera su lugar sería más considerado, pero no… ¡te mangonea como si la paga fuera la correcta por trabajar horas extra!-

-Fleur deja de hablar despectivamente de mi jefe como si supieras lo que es- pidió desganado soltando su abrigo sobre la silla mas próxima.

El tranquilo balance que consiguieron durante esos cinco años se desequilibraba en un abrir y cerrar de ojos que no entendía porque le generaba tanta pulla su trabajo, si él por su parte lo disfrutaba con entereza.

-¡Yo sé lo que es! ¡Es un aprovechado megalómano narcisista que cree que tiene el mundo a sus pies, que por vender sus encantos ya es un visionario, pero solo hace el ridículo y nos deja a los omegas como prostitutas baratas!-

–¡Por dios Fleur! ¿Te estas escuchando? ¿Desde cuándo te expresas así de las personas? ¿Y quién eres tú para juzgar? Si lo vieras trabajar no dirías semejantes atrocidades… él trabaja tanto o más que todos los empleados, se queda hasta tarde solo para cerciorarse que todo marche a la perfección-

-¿Crees que no sé qué dicen? Seguro suceden cosas peores ahí dentro de sus muros. Dices que está capacitado… ¡no me hagas reír! Si vive de la vil seducción para obtener algo a cambio ¿Qué sucedería si tratara de seducirte solo porque si? Es un hombre abominable, despiadado y ruin que no dudaría ni un segundo en…-

-¡Suficiente!- exclamó exasperado.

Nunca se expresaba de esa forma frente a Fleur, ni menos alzaba la voz para callarla que se sorprendió de sí mismo por su actitud desenfrenada, pero ya estaba harto que siempre fuera lo mismo.

Día tras día cada vez que regresaba a su casa tras una larga jornada, la cual esperaba terminar lo más relajado posible para poder regresar al día siguiente con ánimos elevados, pero parecía que esa noche no sería la excepción.

-Es mi jefe del que hablas, aunque el trabajo no es soñado ni idílico, me gusta aunque no lo creas, apenas llevo medio año y no he tenido problema alguno y espero que siga así. Si no me vas a dar palabras de aliento para seguir esforzándome, zanja el tema de una vez que no renunciaré por tus temores infundados-

Sus ojos claros se enturbiaron ahogando las ganas de llorar y le hizo suspirar pesadamente.

-¿Qué es lo que te está pasando? Tú no eres así…- musitó dolida entre la ofensa y decepción de no darle por su lado. Sin decir más se dio la media vuelta y se encerró en el cuarto.

"Simplemente perfecto" se dijo viendo el sofá que sería su lugar de reposo por esa noche como todas las anteriores.

…≈~°°*°°£Ï3°°*°°~≈…

Hacia buen tiempo y se sentía cómodo con su chaqueta de cuero yendo y trayendo todo lo que su jefe le pedía. La tarde con sus monótonas tonalidades presagiaba la llegada de la noche con desenfado. Todo estaba listo para el día siguiente y solo esperaba que Regulus Black mantuviera su despacho tan ordenado como lo dejaba la noche anterior.

-Felicidades William, estas cumpliendo 6 meses y no desfalleces. Es un nuevo récord en ese puesto- le sonrió pasándole una copa de lo que estaba tomando. El pelirrojo hizo una mueca al probar el licor tan fuerte que perforaba su garganta.

Preparaba de lunes a viernes esa bebida porque así lo marcaba su itinerario, pero hasta ese momento no lo había probado y era lo peor que se había tragado en la vida.

-Esto sabe horrible… pero gracias- intentó sonreír aclarando su garganta –aunque debería de dejar de llamarme William, suena como cuando mi madre me regañaba en la escuela- el mayor se recargó en su sillón con una penetrante mirada que parecía hipnotizarlo.

-Vale ¿entonces prefieres que te diga Bill?- asintió –Si insistes- se alzó de hombros.

Arrellanarse en la silla era una idea tentadora para una de sus clásicas charlas vespertinas, pero mirando su reloj notó lo tarde que era y queriéndose evitar otra represalia de su prometida se levantó.

-Debería irme-

-Claro, seguro la dulce prometida estará con el rosario en la mano rogando a los cielos que no te meta mano- sonrió ampliamente moviendo su silla con el pie como solía hacer cuando estaba divirtiéndose a costa suya.

-No es eso- "bueno, no exactamente" se dijo algo molesto arrugando el ceño.

-Claro que lo es, se te ve en la cara Bill la cual si me lo preguntas, es muy expresiva- amplió su sonrisa cínica –pero deberías decirle que esté tranquila porque no soy una bestia salvaje que folla con todo el mundo solo porque no puede controlar sus instintos y que sin falta te saltaré encima cuando bajes la guardia-

-Yo lo sé- dijo al instante sabiendo de buenas a primeras que ese hombre frente a sus ojos no haría algo tan bajo como aquello.

-Pero ella no- agregó jugueteando con la copa entre sus manos –aunque no se mucho de relaciones porque no es algo que me place ni creo en ese tan dichoso "gran amor" que muchos profesan, considero que es primordial en tu caso despejar cualquier duda de su mente pues estas pueden herir hondamente sin querer… - Bill ladeó la cabeza.

No sabía si fue por la forma en que lo dijo o el tono que empleó, pero esa pequeña muestra de vulnerabilidad tratando de escapar de su usual tono jovial le consternó indudablemente de una forma que no esperó. Aquello que escondía tras sus brillantes ojos amatista era soledad, tan palpable y fría que lo motivó a ahondar en sus mares desconocidos y a externar sus propias preocupaciones que no se atrevía a hacer con normalidad.

-Dice que la duda puede herir y que no cree en el amor; pero no aplica en usted su propio consejo. Se deja someter por los demás con facilidad siendo que puede salirle el tiro por la culata y herirse a sí mismo por sus acciones… no es justo que abusen de usted si tiene todo para valerse por sí mismo. Es inteligente, astuto, carismático que no necesitaría de nadie más… –el pelinegro soltó una estruendosa carcajada como si fuera un buen chiste.

-Billy eres tan dulce, pero tan inocente que realmente te falta conocer el mundo- eso lo irritó –no es que abusen de mí, nadie me puede someter. Soy mi propia persona y como tal, me vendo si así lo quiero, me puedo regalar incluso al mejor postor y puedo defenderme si la situación lo amerita pues no soy un omega indefenso por tanto, no hay probabilidad de que salga lastimado de mis propias transacciones- entrelazó sus dedos sobre el escritorio –pero gracias tu preocupación- suspiró viendo a través de él.

-Solo decía- dijo por lo bajo notando que habló demasiado.

-Me gustan nuestras conversaciones Bill. Eres poco convencional, lo cual encuentro sumamente refrescante- no sabía si tomarse aquello como un cumplido o un insulto, así que prefirió no agregar más –deberías irte y…- no pudo terminar la frase pues parecía que un pinchazo de dolor taladró su cien. Tambaleándose, se aferró de Bill quien tan rápido como pudo lo sostuvo.

-¿Se siente bien? ¿Quiere que llamé al…?- se quedó a media palabra al notar de que se trataba. Olía tan bien como un perfume floral intenso y seco que tuvo que contener la respiración para no intoxicarse con rapidez.

–Mierda- musitó llevándose la mano a la cabeza –creo que tendré que abusar un poco más de ti y te pediré que me lleves a mi piso- esbozó media sonrisa con un halo súbitamente agotado.

-¿No prefiere alguien más... capacitado para la labor?-

-Descuida, esta cosa se adelanta de vez en cuando… menos mal que eres un beta porque si no seguro si me saltabas encima –intentó reír –además, no es tan grave cuando comienzan los primeros síntomas, solo me siento mareado y las feromonas no son la gran cosa ya que dentro de un par de horas si se pondrán cachondas-

-¿No… err… no toma algún supresor?- sin saber exactamente qué hacer, decidió hacer lo más sensato y lo cargó entre sus brazos.

-Claro que no. Seguro mis órganos estarían destrozados si a los anticonceptivos le agrego supresores para tomarlos como caramelos ¿no crees?-

-Vale…- Era más liviano de lo que esperaba pero su cercanía le comenzaba a molestar. Su cuerpo cálido sobre sus brazos era tan incitador, mucho más que un día normal en su presencia. Quiso concentrarse en otra cosa.

Cuanto agradecía que viviera en el penthouse de la empresa porque sabía que sería difícil mantenerse ecuánime en esa situación. "Puedo hacerlo" se dijo apresurando el paso.

…≈~°°*°°£Ï3°°*°°~≈…

Ya sabía que siempre a principio del mes, Regulus se ausentaba por tres largos días de la oficina, pero nunca le tocó ver el proceso que seguía ni como se ponía.

Estaba algo agitado con las mejillas encendidas y se quejaba un poco de jaquecas. Sus ojos generalmente cristalinos estaban enturbiados en un oscuro tono de purpura, tan ansiosos como hipnóticos que le contagiaba de su calor haciéndolo jadear.

-Llama a Barty Crouch por favor- obedeció apretando las manos en un puño. Sintió algo peculiar en su pecho que le pinchó de sobremanera. No sabía que le pasaba, pero no le gustaba la cercanía de esos dos. No debería de importarle, pero ahí estaba, irritado por algo que no le concierne.

-No cree en el amor pero sale con el vicepresidente…-

-Somos amigos Billy y nada más. Voy a necesitar su ayuda durante estos 3 días que me voy a ausentar ¿celosito?- sacó la lengua juguetón haciéndole rodar los ojos.

-Quisiera…-

-El amor no tiene nada que ver entre nosotros y eso es lo idóneo. Cualquier cosa relacionada con el amor es una mera tontería que ni vale la pena mencionarlo cuando se trata de satisfacer los bajos instintos como el celo. Toda la idea del amor es tan ambigua como la creencia al hada de los dientes. No lo puedes ver pero sabes que llegará, o eso es lo que nos hacen creer… es lindo que tú lo sientas por tu Dulcinea, pero eso no lo hace real-

-Suena a que nunca lo ha sentido y por eso dice eso- se escuchaba tan tranquilo y analítico que le costaba creer que estaba entrando en celo. "Y yo aquí como idiota alterandome a lo tonto..." se dijo sintiendo sus mejillas calientes.

-Es lo que es- exclamó desganado -no es algo fundamental o prescindible, mucho menos algo practico que todos necesitemos en alguna etapa de nuestra vida… es como un beso; tiene el significado que decidas darle, pero eso no lo hace especial– se llevó la mano a la cabeza y echó para atrás los rizos.

-Comparar un beso con el abstracto concepto que tiene del amor solamente da a entender que nunca ha recibido uno que realmente valga la pena-

-Es un proceso mecánico que no necesita el corazón para funcionar, solo un poco de placer y autosatisfacción-

-No solo es eso… un beso puede ser un potente detonador de sentimientos cuando es bien dado… uno que invada su mente y penetre su corazón, que le haga temblar de pies a cabeza imposibilitándole quedarse de pie por mucho tiempo; que todas las ideas se vuelvan tan difusas y las sensaciones sensoriales se multipliquen exponencialmente con esa simple caricia… un beso del corazón puede cambiar el paradigma-

-Tienes razón, nunca he dado algo similar- bufó recargando su cabeza sobre la almohada -¿Me lo mostrarías?- esa más que una pregunta retórica parecía un desafío abierto que lanzó con un claro motivo de turbarlo, de jugar con su mente nublada y burlarse.

No sabía que se apoderó de sí mismo; si su primitivo instinto animal era el que estaba guiándolo o era su propia deseo recóndito de algo que no debía sentir que lo motivaba a acercarse y hacer aquello que no debió hacer… La parte racional apenas audible de su cerebro gritaba "prohibido" con letras mayúsculas, pero el acaloramiento de su cuerpo y partes bajas, lo obligó a tomar su nuca y juntar sus bocas de esa manera violenta que no esperó de su persona.

Lo estaba haciendo, estaba besando sus labios tan suaves y tersos que le produjo una descarga que trepó por su médula directo al torrente sanguíneo entumeciendo las yemas de sus dedos que se enterraban en el espeso cabello. Ahondó el contacto, perdiéndose en su embriagante sabor y el gemido arrancada del mayor que parecía ten embebido como él. Suspiró tratando de controlar su propia respiración que en copiosa necesidad pedía encenderse más contra su dulce boca.

Notó los ojos amatista tan cerca que hizo que su corazón diera un salto hacia el vacío de su estómago. La sonrisa perlada y su delgada mano acariciando su mejilla lo acalambró al volver en sus cinco sentidos.

-Eres encantador Bill…- ladeó su cabeza respirando con dificultad.

Quiso agregar algo, pero una mano sobre su hombro lo sobresaltó al instante.

-Ya puedes irte niño, yo me encargaré- apenas cayó en la cuenta que Barty Crouch estaba ahí de pie con su mejor gesto indolente que le costó mucho trabajo aterrizar en la realidad. ¿Qué había dicho?

-Err… ¿Desea que haga algo más en esos 3 días que se ausentará?- preguntó tragando saliva con dificultad. Cruzó la raya y lo sabía, pero lo peor de todo es que el mayor no se veía tan afectado como él mismo. Tenía que irse y rápido.

-Tu trabajo querido Bill, es todo lo que necesito de ti...-

 

Notas finales:

Es todo por el momento de esta parejita jeje Si les gustó me alegrará mucho y si no pues... creo que ya podría darme por bien servida y dejarla ahi para continuar con las otras dos y la próxima introducción del pasado de Remus y Lucius! :D

 

Les mando besitos y que estén muy bien! Los adoro~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).