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Solo Por Ti por MidNightFlower

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Notas del capitulo:

PAREJA: Neville/ Severus


DISCLAIMER: El mundo de Harry Potter le pertenece a J.K. Rowling! Yo solo estoy utilizando los personajes por mero entretenimiento sin fines de lucro :3


ADVERTENCIAS: Es un AU (universo alterno) En un mundo sin magia donde se rigen bajo las normas del Omegaverse. Hay relación chico-chico, sexo explícito y probablemente palabras altisonantes. Están advertidos!


CAPÍTULOS2/2


NOTAS DE LA AUTORA: Sorry por demorar un día jeje, pero como estoy en un curso, ayer no me alcanzó el tiempo para terminar el capi! espero que les guste como quedó esta parte! Pues creo que a nadie le gustó esta parejita asi que no la volveré a mencionar siquiera jeje


A leer se ha dicho!

 

Si Tu Me Quisieras

II

Fue difícil permanecer en una pieza cuando la severa mirada de Snape lo taladró de arriba abajo como si fuera un espécimen raro rayando en lo desagradable y entre más le hablaba Remus, mas fruncía el ceño.

Neville sabía que era inútil hacer de lado el prejuicio bien cimentado que tenía el mayor por su persona, tantos años de tratarlo le hacían saber perfectamente que no se conmovería y que cualquier negociación era fútil.

Podía escuchar al profesor Lupin decir "por favor", "deja de ser terco", "dale una oportunidad" y demás, siendo rechazado de manera apabullante negando una y otra vez su cabeza. Lo comprendía y aunque no lo pareciera, estaba listo para darse la media vuelta en busca de un plan de apoyo.

Mientras su atención iba de un lado a otro, sus propios ojos seguían buscando las acerinas por una peculiar necesidad de estar al pendiente de ellas. Había algo en los ojos del químico que le hacía anhelar algo oculto en su interior.

Pese a que ese único encuentro estuvo embriagado por su propio instinto de alfa en celo, su cercanía la sentía tan clara y vibrante que no podía evitar reaccionar ante esa sensación que lo invadía. Era como si aún pudiera recordar el tacto de su piel como de su calor en sus manos y en su propio cuerpo, como se acoplaba en sintonía y mostraba una faceta mucho más sensual de la que nadie nunca le mostró antes.

-¡Severus!- alzó la voz el castaño devolviéndole al aquí y al ahora de un sobresalto. Con alivio notó que ninguno de los dos le ponía atención y con respiraciones intentó controlar su desatado libido.

-No sé qué quieras que diga Lupin. Longbottom es un incompetente en la química y es mediocre a la hora de estudiar; sus ensayos son un asco que me sorprende que tenga buenas calificaciones en las otras materias- sus mejillas ardían por esas bofetadas mentales que le estaba dando por viles palabras, pero solo podía aguantar de pie para el siguiente golpe –tal vez debería de renunciar a su idea de estudiar alguna ciencia e irse por el camino sencillo…-

-¡NO!- exclamó sin siquiera pensarlo. Ni siquiera pudo reconocer su propia voz, pero habló en voz tan fuerte ganándose al instante la mirada de ambos adultos.

-¿No que, Longbottom?-

-No puedo renunciar a mi sueño- pese a que su propio cuerpo temblaba, le sostuvo la mirada al hosco profesor -quiero ser botánico y si bien mi mayor deseo es que mi padre este orgulloso de mi, también lo quiero lograr por mí mismo y darme cuenta que puedo hacer algo de provecho con mi propio esfuerzo-

Los maestros se le quedaron viendo de maneras tan diferente pero tan penetrante que comenzaban a volverle los nervios. Remus se veía complacido, pero la expresión del químico era inescrutable.

El sonido del tic-tac resonó en sus oídos y con tranquilidad esperó la siguiente negativa de Snape, mas no esperó ni en un millón de años lo siguiente.

-Te veré en el Dairy, porque por ningún motivo te permitiré pisar nuevamente estos aposentos- Neville volvió a enrojecer conforme explotaron en su mente como flashes su extraño encuentro "no pienses en eso, no pienses en eso" se reiteró una y otra vez agradecido que el profesor Lupin no pudiera leer la mente o estaría en serios problemas –en punto de las 12 y ningún minuto menos porque si me haces perder mi tiempo por tonterías o que tus intensiones no son sinceras, te costará muy caro…-

…≈~°°*°°£Ï3°°*°°~≈…

Para Severus Snape la vida nunca fue muy sencilla que digamos.

Venir de una familia disfuncional con un padre alfa muy agresivo y una madre omega muy sumisa solo le hizo entender tres cosas. Uno: Agradecía haber nacido como un común y corriente beta; Dos: despreciaba con toda su alma a los mal paridos alfas con sus dotes de grandeza y de querer aplastar cualquier cosa que consideren inferior a ellos y 3: lo más triste del asunto es que le molestaba hasta el tuétano esa docilidad de los omegas al ceder ante eso que denominaban "pareja destinada".

Siendo un beta no necesitaba nada eso.

Podía tener una vida prospera en su simpleza, logrando cosas medianamente grandes e importantes, no tenía que sufrir por lo caótico de la civilización, o así pensaba de vez en tanto, cuando las ironías de la existencia no le jugaban malas pasadas como lo que vivió durante toda su infancia con sus padres pues para el colmo de sus males, terminó en un ciclo similar enamorándose de su mejor amiga omega, ganándose un acérrimo enemigo con su propia turba para hacerle la vida de cuadritos en un muy raro triángulo amoroso.

Era obvio que ante un muy privilegiado alfa, no tenía opción alguna más que hacerse a un lado como beta que era. Ni sus propios sentimientos bastaban cuando lo natural surgía, así que con pesar tuvo que ver al amor de su vida, pertenecerle en cuerpo y alma a su pareja.

"Como detesto a los alfa" se decía como un cántico constante un himno que se repetía en cada esfuerzo que daba por ser alguien, por labrar su pedregoso camino con sus manos desnudas.

Entre más tiempo pasaba, se daba cuenta que no necesitaba algo tan ridículo como el amor.

Si bien sus propios sentimientos por Lily se entibiaron, no se desvanecieron quedándose guardados en lo profundo de su corazón, su cuerpo físico siguió adelante; conoció personas de todo tipo. Amigos entrañables como Lucius y Regulus, enemigos jurados como el patán de Sirius Black y el infeliz ganador de la contienda James Potter; chicos encantadores de bares con rostros hermosos y envidiables cuerpos sin nombre para una sola noche de locura.

Disfrutaba y bien, porque era un fanático del orden y comprendía perfectamente que sus obligaciones como profesor eran una cosa, mientras sus negocios nocturnos eran punto y aparte, por ende, no se mezclaban entre sí o al menos así pensó hasta su percance de ese día imborrable en su historial.

-Buen fin de semana Severus- exclamó el viejo director con su jovial sonrisa.

-Igual, Albus- contestó con una leve inclinación.

Estaba en deuda con ese hombre al ofrecerle ese gran empleo que no solo le daba libertad económica sino que le ayudaba con fondos para sus investigaciones y su despacho era una muy amplia habitación donde podía quedarse a vivir si así lo deseaba. No podía pedir más.

-¿Algún plan emocionante para esta tarde o mañana, muchacho?- pudo ver como los ojos azules lo analizaban curiosos, desentrañando sus misterios sin decir nada, dándole una oportunidad de decírselo, pero no esta vez; sería una tumba.

-No mucho- se alzó de hombros volviéndose a despedir, emprendiendo el paso hacia la salida.

Pese a tener una reunión con aquella chica de su juventud Lily Evans, no lo consideraba lo mas trascendental pues solo era una reunión de viejos amigos que se citaban un fin de semana al mes cuando mucho.

Su corazón era ahora impermeable y no dejaría entrar a nadie más pues ese fue y consideró que sería siempre el lugar de Lily.

"Aunque está el otro problema" se dijo apretando los ojos al recordar al inepto pero de muy buen ver Neville Longbottom.

Esa única y patética excepción a la regla que hizo por un momento de debilidad.

Sabía que como docente no le permitía echarle mano a sus alumnos, pero por propia frustración a no experimentar un polvo decente por más de 1 mes y tener a la mano a ese manjar de chico, fue débil y se dejó enredar en algo que se volvió innombrable para él.

¿Lo disfrutó? Sería un mentiroso si dijera que no, por supuesto que eso no lo mencionaría en voz alta ni bajo tortura porque amaba su trabajo y por nada ni nadie perdería todo por lo que había trabajado.

"Lo bueno de ser débil de mente es que seguro y no piensa mucho en ello" se dijo con asentimiento preparándose mentalmente para el fin de semana que presagiaba muy largo.

…≈~°°*°°£Ï3°°*°°~≈…

Haber accedido a dos encuentros con dos horas de diferencia a cualquiera asustaría, pero no a él. Tenía perfectamente calculado lo que pasaría. Lily siempre fue muy ordenada con sus prioridades y como su adorado hijo incompetente iba a tener un partido amistoso de soccer y no quería perdérselo por nada del mundo, se iría en punto de las once cuarenta para llegar a tiempo a su cita, dándole perfecto tiempo para acomodar los libros que escogió para la lección de ese día.

-¡Severus, que alegría verte!- exclamó la pelirroja mujer dándole un fuerte abrazo.

Su aroma a flores invadía sus fosas nasales y el cálido abrazo que lo envolvía era como volver a estar en casa. Todo era maravilloso hasta que sus ojos se posaron en aquello que siempre se negaba a ver.

El químico torció el gesto como siempre hacia cuando advertía la marca de mordida en el cuello de su amiga. Pese a que su propio corazón no retumbaba en su pecho con antes, aun sentía el aguijonazo de los celos, probablemente por la costumbre.

-Lo mismo digo, Lily- La mujer tomó asiento de manera fastuosa sin dejar de sonreír. Severus conocía su rutina y le alegró que esa reunión no fuera diferente. Tras revisar el menú, pediría lo mismo que pedía cada mes en el mismo orden y tras darse por bien servida, colocaría sus codos sobre la mesa para hacerle esa pregunta que esperaba sin falta-¿Qué ha sido de tu vida, mi querido amigo?-

Si, como estar en casa.

…≈~°°*°°£Ï3°°*°°~≈…

Por la crisis interna de no ser candidato para un nuevo método de tortura marca Snape, Neville decidió llegar al lugar con una hora de anticipación. Por obvias razones estaba listo para fallar, pero lo que no estaba dispuesto era irse sin pelear por mucho miedo que le diera.

Jamás había estado en ese lugar llamado "Dairy", por más que pasó frente, nunca le apeteció entrar. Probablemente porque muchos de sus compañeros mencionaron que era costoso o que muy selecto. La verdad no estaba seguro, pero pese a su inseguridad ahí estaba en ese ambiente seco y distante, con su decoración en tonos otoñales y mesas de madera cuadrada.

Un mesero solicito se paró en frente ofreciéndose a guiarlo a una mesa.

Lo siguió con parsimonia mientras sus ojos estaban pendientes de cada parte del bistró pues su curiosidad innata demandaba ser atendida. Pocas personas se encontraban ahí, unas solitarias y otras pocas en pareja. Sí que era un lugar acogedor para una reunión entre amigos "pero tristemente este no es el caso" se dijo con una gota de sudor rodando por su cuello.

Se detuvo en seco al notar un aroma familiar, seguido por la presencia ante sus ojos de Severus Snape que a diferencia de los 5 días a la semana que lo veía con su tremendo ceño fruncido y su incisiva mirada, estaba tranquilo con un semblante sereno que demostraba una pequeña sonrisa que le desarmó.

-¿Va a tomar asiento, joven?- cuestionó el mesero, pero Neville solo negó con la cabeza.

-Discúlpeme un momento- pidió sin apartar la mirada de lo que sus ojos captaban. Snape se veía mucho más joven de esa manera soñadora, representando enteramente la edad que tenía, sin ninguna arruga por su recelo ni ojeras por el desvelo de calificar y de irritarse con facilidad por los alumnos que consideraba ineptos, que sin mentir seria el 80% de su clase.

Esa felicidad en él era tan ajena que ocasionó que algo extraño se instalara en la boca de su estómago que le carcomía. Algo nunca sentido, pero que comenzaba a molestarlo y mucho más cuando la hermosa dama con la que estaba compartiendo el almuerzo se levantó y con un grácil gesto para besar su mejilla.

"¿Qué se sentirá besar su mejilla?" se preguntó en un lapso de terquedad de sentimientos indómitos. Ya había besado sus labios en una ocasión, pero por el mismo calor del momento, no recordaba siquiera su sabor, ni su textura. ¿Qué estaba mal con él? "¿Por qué demonios estoy pensando eso?" se cuestionó queriéndose dar golpes con la pared.

La etérea sonrisa en el rostro del químico de alguien encandilado, desapareció al instante al verlo, transformándose en una expresión amarga.

Gruñó para sus adentros.

"¡Si hace cinco segundos estaba de buen humor!" se dijo tratando de ocultar su molestia, saliendo de su escondite. Ya de nada valía ocultarse.

…≈~°°*°°£Ï3°°*°°~≈…

Se notaba a leguas que el profesor estaba que echaba humor haberlo visto en ese estado aletargado y de ensoñación.

-¿Desde cuándo estuviste espiando?-

-No estaba espiando…- murmuró entre dientes el menor –pero no tenía mucho tiempo- mintió sentándose en el lugar antes ocupado por la pelirroja mujer que le daba cierto aire de familiaridad, como si ya la hubiese visto antes.

El mayor bufó exasperado. Neville no se quedó atrás pues se comenzaba a exacerbar. No tenía idea de que se apoderó de su persona, probablemente su instinto alfa se sintió herido pues aquello que poseyó no era algo que estuviera predestinado a ser suyo, probablemente eso le calentaba la sangre.

Recordando esos tiempos cuando todo era más sencillo, algo iluminó su cabeza, pero no disipó sus humos, recordaba donde había visto a esa mujer y quien era. "Y entre todas las personas, tiene que ser ella" se dijo antes de continuar hablando.

-Se nota que aún tiene sentimientos por la mamá de Harry ¿o me equivoco, profesor?- aquello le salió con más veneno del que esperó, pero hizo efecto pues las cetrinas mejillas ganaron color al instante. Dio un golpe contra la mesa antes de gritar tan fuerte que medio bistró los regresó a ver por el escándalo.

-¡¿Quién te crees que eres para insinuar eso?-

-Nadie. Solo estoy diciendo lo que parece-

-Una confiancita más de esas, mocoso y te dejo a tu suerte a que te entierres bajo el fango tu solo y me importará muy poco que Lupin me venga a tirar la puerta después para que te ayude- amenazó con frialdad atestando un nuevo golpe al orgullo de Neville, quien dejando el poderío alfa de lado, bajó la vista.

-Sí, profesor Snape…-

Mirándole con desconfianza Severus sacó su libro esperando que el alumno sacara su libreta de apuntes. No estaba dispuesto a repetir como perico las clases sin cobrar, se suponía que eso solo serviría como retroalimentación y con una muy remota posibilidad de ayudar al chico a subir sus notas.

-¿Y bien? ¿Cuáles son tus dudas, Longbottom?-

…≈~°°*°°£Ï3°°*°°~≈…

Después de ese penoso encuentro que pasó más rápido de lo que creyó, las cosas para su sorpresa se desenvolvieron de una forma más relajada de lo que espero y de lo que era en una clase real.

Tal vez era porque no había alumnos alrededor para mofarse con público o seguro era porque su humor mejoró considerablemente cuando comenzó a poner atención al repaso y ser más asertivo en sus respuestas.

Snape se veía complacido y en más de una ocasión asintió con su cabeza, escuchándolo. Estaba esperanzado y más por la buena disposición del profesor pese a que aún seguía poniendo los ojos en blanco ante sus incompetencias.

"-No está mal Longbottom, seguro con esa calidad para el próximo lustro consigues graduarte con honores- dijo con sorna comprendiendo su forma de "motivarlo" –tendremos sesiones sabatinas en mi casa que se encuentra en la calle de la hilandera a esta misma hora y más te vale que estas libertades no se repitan ni creas que por que te estoy invitando a mi casa es por segundas intenciones, chico majadero- dijo viéndole de arriba abajo notando su cara roja y lo estrecho que se puso su pantalón –cualquier error de tu parte y te pongo de patitas en la calle ¿me escuchaste?-"

Su mente y cuerpo estaba revitalizado y con cada sesión sentía que estaba listo para enfrentar lo que se le pusiera enfrente, eso aunado con la actitud del químico era insuperable, pues Severus en su casa era casi agradable.

Vestía de manera cómoda con pantalones holgados y sudadera en suaves colores, nada que ver con su ropa siempre negra o en un gris muy oscuro que usaba en la escuela dándole esa aura de murciélago en pleno vuelo nocturno. Le ofrecía quisiera o no un té de manzanilla y galletas de canela en un plato que colocaba al lado de los libros de la lección de ese día y cuadernillos para que se llevara para hacer un refuerzo en su casa.

Habla sin pizca de ironía y siempre le preguntaba sobre su día. Pese a considerar que era mera formalidad, le agradaba ese pequeño intercambio de palabras como si se estuvieran acercando como personas más que como profesor- alumno.

Tal vez su rendimiento en clases normales no parecía mejorar pues la presencia adusta del profesor en espera de cualquier error siempre conseguía acalambrarlo, pero a sus siguiente exámenes sorpresa, su calificación subió de un terrible 6 a un 7.5; algo era algo y el beta con mala cara lo animaba con un "menos mal que mis sábados interrumpidos no estén del todo desperdiciados"

"Se ve lindo cuando frunce el ceño…" se dijo detonando las alarmas en su cabeza. Palmeó sus mejillas negando con la cabeza.

-No es posible- se sobresaltó por su propio pensamiento –no debo pensar de esa forma de él, ¡que es Snape por todos los cielos!- se dijo sintiendo su corazón acelerarse y su cuerpo reaccionar como era lógico en cualquier chico de casi diecisiete años –y tú también contrólate- murmuró señalando a su miembro más que despierto por atención –esto no puede estar pasándome…-

…≈~°°*°°£Ï3°°*°°~≈…

Con seis meses de estudio sabatino, Neville veía de reojo a Snape cada vez con ojos diferentes.

Sabía que estaba prohibido tener sentimientos por él, pero no podía evitarlo. Tal vez idealizaba las cosas en su mente por el primer encuentro carnal que tuvo, pero los pequeños detalles maravillosos que tuvo el pelinegro con el eran invaluables, las incontables facetas que fue descubriendo poco a poco en ese lapso, corroboraban su sentir.

Mordió su labio impaciente. No estaba poniendo atención al capítulo 8 que estaban atendiendo para esclarecer sus dudad y Snape lo notó casi al instante.

-¿Se puede saber qué demonios te pasa Longbottom?- siseó con aprehensión –si no vas a poner atención a la clase puedes tomar tus cosas y esperar a la próxima semana que quizás vengas más atento-

El chico poniéndose en pie se acercó lo más que pudo al mayor impregnándose de su aroma para darse valor para decir lo que quería decir.

Si bien no era correcto su sentir, comprendía que nada ni nadie podía entrometerse ni arrancarle del pecho aquella semilla ya germinada. Era un alfa por todos los dioses y aunque era un camino difícil el que escogió al enamorarse de un beta, no cambiaría de parecer; como con las pocas cosas de las que estaba cien por ciento seguro, no se arrepentía y está dispuesto a luchar con todo lo que tenía para conseguirlo.

-Creo que estoy enamorando de usted, profesor Snape- solo quería decirlo en voz alta y así lo hizo sintiéndose tan liberado como una verdad absoluta. lo que no tomó a consideración fue lo que hizo en ese segundo después; besarle sin pensarlo tomándolo por el cuello.

Percibió el estremecimiento del mayor y la sorpresa con la que aclamaba sus labios. Si tan solo un poco podía transmitir, se daba por bien servido.

Adoraba a ese hombre que tras su fachada de hombre duro e imperturbable, podía ser tan sensitivo a cualquier estimulación, como se ruborizaba y sus manos temblaban sosteniéndose de su playera. Quería ver más de aquello que en su deseo de profundizar más su ósculo, no supo cómo reaccionar cuando el mayor lo empujó.

-Largo- parpadeó dos veces aturdido por lo que pasó. La cara que puso no se borró de mente pues compungida tal cual con una creciente decepción golpeó su corazón haciendo que este cayera pesado en su estómago. Había metido la pata y hasta el fondo.

-Pero…- intentó decir en su defensa –profesor…-

-¡Dije largo y no vueltas!-

…≈~°°*°°£Ï3°°*°°~≈…

Lo que pasó en esas tres semanas después de haber corrido al alfa de su casa, le parecieron tan ajenas a su vida como si le estuvieran pasando a alguien más y no a él. Daba clases en automático procurando que no se le notara la desazón instaurada y su mal humor se multiplicó por seis a la mínima provocación.

"¿Que se cree? maldito niñato estúpido…" murmuraba entre dientes en lo que calificaba sus exámenes ignorando los golpes insistentes a su puerta. "Ríndete de una buena vez Longbottom…" pensaba irritado porque todos los sábados eran lo mismo, no desistía desde la mañana hasta la tarde, imposibilitándole tener un momento de paz y recreación.

-No sé porque creí que se podía ser maduro este disque estudiante de pacotillas- se dijo negando con la cabeza.

Le dedicó su preciado tiempo, su paciencia que era escasa y sabrá dios que más, pero lo que consideraba peor de todo es que se alegró por el cuándo vio como lento pero seguro iba subiendo sus calificaciones e incluso percibió un cambio pequeño en su persona, la satisfacción de ver su sonrisa orgullosa de lograr algo por sí mismo y ser él quien fomentó aquello.

En esas sesiones no eran un beta y un alfa cualquiera, era una persona reviviendo los motivos por los que decidió dedicarse a la docencia y un chico ansioso por aprender algo, motivado, con un semblante entusiasta. Incluso ajeno a su propio carácter estaba feliz de esos encuentros, ver sus ojitos castaños atentos a lo que decía…

-Pero tuvo que venir a arruinar todo- bufó recogiendo sus cosas dispuesto a ir a su siguiente clase.

Como no faltaba a su insistencia, Neville lo fue siguiendo por todo el largo pasillo que le sabía cada vez las largo e interminable. Pedía, demandaba, imploraba su atención como un perrillo faldero, necesitado de cariño que solo le hacia rezongar.

-¿Qué parte de largo vuelvas a molestarme no entiendes?- refutó ya muy cansado con ese teatro que se había repetido por esos incontables 25 días.

-Si no quiere escucharme, lo gritaré enfrente de todos- fue su ultimátum que por más que no quería tomarlo enserio, en esos ojos generalmente gentiles y temerosos refulgía la determinación. Sudó frío –yo Neville Longbottom lo am…- lo silenció al instante.

-¡Estas demente Longbottom! ¡Maldita sea, sígueme!- prorrumpió arrastrándolo a trompicones a su despacho. Era ahora o nunca pues no quería hacer un teatro más grande del ya hecho.

Los alumnos los veían curiosos, incluso Lupin que pasaba por ahí estaba muy interesado. "Me llevan los mil demonios" dijo maldiciendo la hora que decidió dejar su tranquila vida miserable al involucrarse con ese chico.

Cerrando su puerta de golpe, prosiguió a hablar aun sulfurado pero un poco más tranquilo porque no había cuchos chismosos cerca.

-Si esto es una treta, te juro por tu bendito padre que te asesinaré- amenazó con su índice queriendo que llegara el mensaje fuerte y claro. Si era la última vez que tendría que tratarlo con esa familiaridad, no quería que las cosas quedaran turbias.

-No lo es, realmente no quise ofenderlo con mis sentimientos, pero no puedo acallarlo-

-Entonces todo eso que dijiste para que aceptara darte clases fue un vil engaño, eso de querer ser alguien, que tu padre estuviera orgullos y demás bazofia... solo por una tontería de parte tuya para meterte en mis pantalones- el mozuelo se sonrojó y al instante negó con la cabeza, pero no podía creerle -pues te tengo noticias, eso nunca volverá a pasar- el chico se veía genuinamente herido pero no podía importarle menos. No podía ilusionarse por ese error, tan ardiente como pocos que experimentó, pero error al fin que no podía permitirse que sucediera dos veces en su vida.

-Yo no mentí. Cada palabra que dije fue cierta. No quiero tener la vida resuelta por ser un alfa o ser el hijo de Frank Longbottom, quiero una vida propia, labrada por mis manos y estos seis meses me han servido de mucha ayuda. Lo crea o no he subido en mis notas, en todas, no solo en las suyas. Puede que química siga siendo mi más débil, pero voy mejoran y estoy seguro que con su ayuda puedo cumplir mi meta-

Lo miró inquisitivamente. Su mente aun dudaba pero su corazón parcialmente sensible le sugería que le diera una última oportunidad a su enseñanza.

Suspiró apretando su sien adolorida. "Ya estoy muy viejo para lidiar con esto" se dijo cerrando los ojos.

-Si no vuelves a mencionar eso de tus "sentimientos" inexistentes por mí, seguiré siendo tu maestro los sabados- dijo lo que era lo más lógico por decir. Era una tontería pensar siquiera que iba en serio. "¿Cómo un chiquillo de dieciséis puede hablar en serio?" Se dijo rodando los ojos, pero Neville al instante puso los ojos de plato.

-No puedo hacer eso, sería como negarme a mí mismo- se sorprendió por esa madurez con lo que lo dijo y como se plantaba delante de él.

No era el niño inseguro y tonto que vio por primera vez en su salón de chace hacía seis años, era un joven casi un hombre con un camino frente a sus ojos tan claro como el agua, que está dispuesto a marchar contra la adversidad al ritmo de su propio tambor.

–Lo amo, ahora estoy seguro de ello y no sabe lo inmensamente feliz que me haría si usted también me quisiera… pero bueno, no se le puede pedir al olmo que de peras ¿o sí?- sonrió acercándose hacia él con una desconocida confianza que le hizo retroceder -Lo bueno es que sé que aunque yo no le gusto, mi físico no le es de mal ver- Snape bufó por esa libertad con la que lo dijo.

-Si algo detesto más que los mocosos idiotas que no les trabaja bien el cerebro, son los alfas prepotentes y creídos, así que sácate esa tontería de la cabeza porque no me interesará alguien que entra en las dos categorías- Neville rió abiertamente. No sabía que estaba mal con él, pero lo que si sabía era que lo había subestimado.

-Siendo así, creo que cabe la gran posibilidad de que usted también termine enamorándose de mí, así que estese preparado, profesor Snape-

 

Notas finales:

Pequeños espero que les haya gustado! es todo de esta parejita y nos leemos pronto (eso espero jeje) con lo que planeo hacer de Sirius y Draco en "Eres Total"!

Les mando besitos!~


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