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Solo Por Ti por MidNightFlower

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Notas del capitulo:

PAREJA: Sirius/Draco

DISCLAIMER: El mundo de Harry Potter le pertenece a J.K. Rowling! Yo solo estoy utilizando los personajes por mero entretenimiento sin fines de lucro :3

ADVERTENCIAS: Es un AU (universo alterno) En un mundo sin magia donde se rigen bajo las normas del Omegaverse. Hay relación chico-chico, Lime y probablemente palabras altisonantes. Están advertidos!

CAPITULOS: 2/2

Notas de la Autora: Hola pequeños! Como sigo muy emocionada con esta historia y como mañana es mi cumple es un auto-regalo jeje (me estoy haciendo vieja ;A;) quise subir la siguiente parte para no tenerlos esperando mas~

A leer se ha dicho!

Eres Total

 

II

 

Con los años escurriéndose como gotas de agua en las ventanas de su gran mansión, notando cuanto había cambiado el jardín con los pavo reales blancos, la casa con más tonos azules que blancos, su padre con una que otra perceptible arruga en la comisura de sus ojos; hasta el mismo con su alta y espigada figura, nada que ver con sus rechoncha silueta infantil (como el mismo denominaba avergonzado) que engalanaba la chimenea principal, Draco rechistaba de vez en cuando al pensar cuanto tiempo hacia que no veía a su tío Sirius.

 

Fue tan paulatino e imperceptible como se fue esfumando de la escena hasta que desapareció de ella, prácticamente a terminar como era antes de llegar a Londres. No había risas en la casa y todo era silencio que molestaba a sus oídos.

 

"Como si ser omega no fuera lo suficientemente malo" se dijo furioso caminando más rápido pues se le hacía tarde para asistir a la escuela. Cualquiera pensaría que con su estatus de gente acaudalada y con genes Malfoy de ancestrales alfas, el mismo seria uno… pero no fue así.

 

"Estúpidas pastillas…" se dijo cerciorándose no olvidar sus supresores pues, aunque su celo no estaba cerca, consideraba que era mejor prevenir que lamentar. "No quiero volver a repetir lo de hace dos años…" se dijo pesaroso y con un temblor de solo recordarlo. Era su primer celo y no estaba ni un poco listo para ello; secretamente quiso creer que su examen diagnóstico fue un mal chiste de la enfermera de la escuela, sin embargo cuando paso, fue como si todo se saliera de control.

 

"Su cuerpo ardía y su respiración se hacía trabajosa. Todos observaban en su dirección pero nadie parecía querer ayudarlo. Miradas lujuriosas y tanto fuertes como desagradables armas lo hacían temblar. Su cuerpo de omega reaccionaba a los desenfrenados alfas a su alrededor. Si por cada omega había dos alfas, estaba perdido. Los betas solo se mantenían al margen sin dejar de verle, con semejante cara de placer como si lo que estuvieran percibiendo fuera un aroma agradable.

 

Para él era fatal y mucho más porque su cuerpo parecía listo para lo que fuera incluso si su mente aun tierna no lo estuviese. Nada menos que Neville Longobotom fue quien logró alcanzarlo y retenerlo por la muñeca con tanta fuerza que parecía que se la rompería. Siempre se le hizo un idiota que de alfa tenía solo un papel como comprobante pues era tan poco competente que le hacia reír de solo verle, sin embargo, ahí estaba, con su gesto más fiero y hambriento que le hizo temblar más de lo que imaginó, incluso cuando lo tumbó al suelo imposibilitando sus salidas.

 

-Ni te atrevas a tocarle un cabello, Longbottom o haré que repitas el año- el profesor Severus había aparecido para llevarse a rastras a ese alfa y a poner orden todo el caos que había generado –más te vale que te encargues de eso como es debido, Malfoy-

 

Como pudo esa vez huyó haciendo acopio de su propio ser pues, antes del instinto esta él como persona racional. No quería que su primera vez fuera ante tantos ojos curiosos y a manos de una turba de alfas que en su vida había visto.

 

Se refugió en el baño y ahogándose en vergüenza sentía su miembro erecto y su entrada goteante, lubricada como diciendo: ¿Quién quiere ser el primero en probar?

 

Le daba nausea y se sentía perdido. No creyó sobrevivir ni mucho menos cuando escuchó la puerta del baño abrirse.

 

-Toma esto de inmediato- dijo una voz conocida pasándole una botella de agua y unas pastillas que con rapidez se aproximó a tomar –todos están enloquecidos allá afuera. Menos mal que pude llegar a tiempo y poner el pestillo en la puerta-

 

Draco finalmente salió del baño con el cabello revuelto y la ropa hecha un desastre. La chica negando con la cabeza le pasó una sudadera y unos pantalones a juego –tal vez no sean de tu talla, pero servirán en lo que buscas tu ropa de deportes- sonrió alargándole la mano para ayudarle a sostenerse

 

-¿Por qué me ayudaste, Granger?- preguntó aun tembloroso por el celo que aún no terminaba de suceder - No somos amigos y… apenas cruzamos palabra en clase-

 

-Porque sospeché que eras como yo- se alzó de hombros sin poder disimular su gusto por haber acertado en su suposición –además, entre omegas debemos apoyarnos-"

 

Fue la primera conversación como tal que sostuvo con Hermione Granger y saber que tenía una aliada en ese embravecido mar de betas y alfas, era algo reconfortante.

 

Los amigos de la chica eran punto y aparte rayando en lo inconcebible; la idea de llevarse con el sin chiste beta de Harry Potter, el querido y tan adorado ahijado de su tío, no era algo que deseaba y con respecto al pelirrojo e inesperado alfa que era Ron Weasley, no era de su agrado y parecía que el sentimiento era mutuo por las caras de desprecio que se lanzaban entre sí, sin embargo Hermione le hizo prometer que no se fijara en él. "Todo tuyo" fue su respuesta que fue bien recibida.

 

-No puedo creer que el profesor Snape nos haya dejado hacer 3 cuartillas para mañana, es de locos pensarlo, creo que no podremos dormir nuevamente- suspiró su amiga acomodando su atascada mochila –menos mal que saqué el libro antes que nos dejara la asignación-

 

-Pues será mejor que me mandes una copia del capítulo porque fui a la biblioteca y estaba agotado el libro-

 

-Te dije que fueras rápido pero ¡oh no! tuviste que ir a acomodar tu cabello. Eres igual que Harry y Ron dejando todo hasta el final- dijo negando su cabeza de modo desaprobatorio.

 

-Cuidadito, que eso me ofende- alzó su nariz con suficiencia.

 

–Como sea, ten, sácale copias de una vez- dijo alargándole el pesado tomo.

 

-¿Me acompañas?- las mejillas de la chica se encendieron al instante y negó con la cabeza.

 

-Hay partido y prometí ir a… ver a los chicos- eso ni ella se lo creía, bueno, al menos eso último. La castaña no era fanática de los deportes a menos que se considerara deporte ser la más rápida escribiendo o tecleando en una computadora.

 

-Se clara y di: "quiero ver al sonso de Ronnie Weasley, es un sueño"- hizo su mejor imitación de la chica quien le dio un codazo por su mala interpretación.

 

-No le digas así. Es muy listo cuando se propone demostrarlo y es muy lindo cuando lo conoces… claro, cuando no se pone de cabeza dura-

 

-Ni siquiera ser porque te gusta. Parece un orangután tangerino con lo alto que esta y lo poco coordinado que es-

 

-No molestes Draco- le dijo lanzó una mirada severa sin dejar su rubor. Era obvio que estaba más que enamorada y nada de lo que le dijera le haría cambiar de opinión.

 

-Vale, vale. En un rato te devuelvo el libro- asintió entre risillas.

 

Aunque le gustaba divertirse a costas del chico que le gustaba a su amiga (que no admitía en voz alta), le daba cierta envidia tener a alguien en quien pensar. Tal vez era la propia naturaleza omega quien hablaba, pero realmente pensaba que nunca había sentido ese deseo por alguien por tener algo más que un revolcón en sus momento de celo pues, aunque los juguetes sexuales eran necesarios para hacer más llevadero ese momento, a consideración de madre, quería algo más que valiera la pena, pero sabía que no podía ser con cualquiera.

 

Con dieciséis años uno pensaría que mínimo se había enamorado alguna vez, sin embargo nunca fue así. Lo único que parecía semejante era sus sentimientos por su tío Sirius y lo especial que era para él.

 

"Pero se largó en cuanto pudo y sin explicación" se dijo molesto haciendo fila en las fotocopias.

 

…≈~°°*°°£Ï3°°*°°~≈…

 

Sirius mantuvo su promesa de permanecer alejado de Draco aunque su conciencia le hacía flaquear en su propósito. Su pecho lo anhelaba, su mente suspiraba por el amor que sentía por él mientras su cuerpo ardía de solo pensar en hundirse en él tan violentamente que sentía volverse loco.

 

Tenía que atascarse de trabajo para no pensar en ello. Por más que doliera todo su cuerpo por no tener un polvo decente desde hacía años más que con su mano derecha de una manera tan penosa que seguro y en vista de la sociedad su estatus como alfa temblaría ante la idea que era un extraño ser emasculado al querer ser un mejor hombre y no dejarse regir enteramente por sus instintos. "Aunque Draco ya tiene dieciséis… y en un par de meses cumple diecisiete…"

 

Ya era casi legal marcarlo como suyo, claro que no necesitaban una marca en el alabastrino cuello de su sobrino para demostrar su relación pues el vínculo ancestral los unía más allá de una mera formalidad.

 

Añoraba verlo, eso era claro, pero por respeto a Remus no se atrevía a pisar la casa Malfoy mas que esos días en la mañana cuando estaba seguro que no se encontraba su querido niño.

 

"No debería de hacerlo… no debería de hacerlo…" se repitió tratando de concentrarse en su lado racional.

 

…≈~°°*°°£Ï3°°*°°~≈…

 

Había estado tan ocupado con su trabajo que de tan embebido no creyó tener tan pronto un descanso bien merecido como le decían con insistencia sus colegas. No era lo que necesitaba, mucho menos cuando su mente avispada casi tanto como su cuerpo estaba molestando con querer romper el celibato antes de tiempo.

 

Estuvo tentado en visitar a su madre cuando se despidió de James, pero del sólo pensar en que hablaría de lo brillante y buen hijo que es Regulus, con todos sus premios ganados, su apabullante éxito global por mérito propio pese a ser un omega y todas las excretas de su padre, tamaño y forma, simplemente no se sentía capaz de aquello y la pizca de interés por pasarse por Grimauld Place se pasó con la rapidez con la que llegó. Con un día a la semana estaba bien ese encuentro dominical y nada más, muchas gracias; había sido buen ciudadano hasta la fecha para tal tortura en un bello día soleado.

 

Harry tenía sus partidos vespertinos, por tanto ir a ver la melosidad de James y Lily tampoco era algo que le gustaría presenciar, al menos no tan pronto teniendo el sus propias carencias para que se lo echarán en cara.

 

Visitó la mansión Malfoy sin otra cosa más interesante que hacer y porque sus pies traicioneros lo condujeron a ese lugar de buenas a primeras. No era como si estuviera haciendo algo indebido. Narcisa era su prima y Draco su sobrino; era natural visitarlos de vez en cuando a pesar de saber el secreto fielmente guardado por Remus. "No estoy haciendo nada malo, todo esto es un simple e inocente encuentro" se autoconvenció dando golpecitos con sus talones ahí parado frente a la reja cerrada.

 

El regalo en su bolsillo solo era una casualidad que compró en un arranque de inconmensurables celos que lo invadieron al imaginar que alguien se atreviera a tocar lo que por derecho le pertenecía. Gruñó iracundo.

 

-¡Sirius! Que milagro que hayas venido- saludó la elegante dama rubia alargando sus manos para tomar las suyas.

 

-¿Que te puedo decir? Soy un milagro andante- se alzó de hombros haciendo reír a su prima quien solicita lo invitó a pasar alegando que hacía más de un mes que no pasaba por ahí -¿estas segura? Ese Lucius la última vez casi me arranca la cabeza con los dientes cuando me vio-

 

-Es porque te pusiste a jugar con sus pavorreales, no hay nada que lo irrite más-

 

-Pero solo fue una pequeña broma, no sabía que los pavorreales le tuvieran miedo a las alturas- Narcisa negó con la cabeza disimulando sus risas con el dorso de su muñeca –además, él no está en estos instantes, así que solo seremos tu y yo en lo que llega Draco, que seguro no tarda- solo escuchar el nombre logró hacerle estremecer. Su sonrisa bailó antes de esfumarse.

 

-No creo poder quedarme tanto tiempo…-

 

-Tonterías- exclamó introduciéndolo dentro de la casa sin escuchar reproche alguno.

 

…≈~°°*°°£Ï3°°*°°~≈…

 

Solo prestó atención a la mitad de lo que Narcisa le decía. No era que le importara poco, si no que no podía concentrarse. Sus sentidos se agudizaban segundo a segundo con el enervante aroma de su pequeño omega que habitaba en cada rincón de la gran casona que simplemente no podía estar tranquilo.

 

¿Cómo estarlo si estaba tan cerca, pero tan lejos su persona destinada?

 

-Perdóname Siri, pero tengo un rápido asunto que atender; Lucius no me dijo que tenía que estar presente en la firma de hoy. Ese hombre y sus decisiones de último minuto- rodó los de la manera más elegante que logró –te dejo máximo media hora- los ojos como la tormenta se dirigieron al reloj de pared tallado en fina madera de ébano. No era pertinente quedarse más tiempo.

 

-Descuida, ya va siendo tiempo que me vaya-

 

-Por favor, quédate, insisto- esa mirada que le lanzó fue exacto la misma que su propia madre le dedicaba solo a él de una forma tan persuasiva que sabía que sería un error llevarle la contraria. Esa marca Black que seguro se heredaba junto con el material genético.

 

-Está bien, solo no me golpees Cissa, que aún estoy en mis años mozos para tener alguna cicatriz- ironizó para divertimiento de la ojiazul.

 

-No tardo- le guiñó el ojo antes de salir. No sabía en que se estaba metiendo. Era como caminar directo al oscuro vacío sin una linterna. Solo tenía su instinto que no era lo que necesitaba en ese momento pues colérico anidaba en su interior, retorciéndose con insanas ganas de marcar su territorio. "Soy Canuto, pero no perro" se dijo dando respiraciones copiosas entre cada paso que daba.

 

El cuarto de Draco lo llamaba con incitantes voces y cuanto rogaba ser fuerte.

 

¿Porque simplemente no se daba la media vuelta y dejaba que las cosas fluyeran con él fuera de contexto sin tomarse nada enserio? No entendía o tal vez no quería hacerlo y dejarlo ir como la mayoría de las cosas en su vida que entre más serias se ponían, era el momento para dejarlo.

 

-Solo serán unos segundos…- murmuró para sus adentros afianzándose de ese poder interno que se plantaba en su pecho, calentando su entrepierna. Ese exquisito olor lo volvía loco. "Una paja rápida y ya" se dijo procurando ser lo más informal y laxo que podía.

 

…≈~°°*°°£Ï3°°*°°~≈…

 

El chofer lo condujo por la gran avenida a una velocidad considerable. No tenía ganas de llegar, mucho menos para hacer un condenado resumen.

 

Juntando sus cosas, Draco se bajó del auto sin decir nada. No era por descortesía, pero jamás se sintió a gusto dar las gracias a alguien, mucho menos cuando se trataba de alguien como aquel conductor con su mirada perturbadora que iba del enojo por ser su jefe un omega, a una de depravación que le molestaba enteramente.

 

-Que asqueroso rabo verde…- murmuró entre dientes cerrando la puerta de golpe sin regresar la mirada.

 

No había ruido alguno proveniente de la casa, pero era lo usual, por tanto no podía importarle menos. Generalmente su padre regresaba en la noche tras su jornada laboral pues pese a ser su propio jefe, solía ser un adicto al trabajo, mientras que su madre solía tener una vida social muy atiborrada. La soledad podía soportarla alegremente si tenía solo unos minutos al día con sus progenitores. Tal vez no era la vida idílica, pero lo disfrutaba enteramente.

 

Avanzando por el amplio recibidor, subió las escaleras de parsimoniosamente. Al tomar el pomo de la puerta de su cuarto, un profundo y exuberante aroma lo erizó de pies a cabeza en un milisegundo que le impidió moverse de su lugar.

 

"¿Qué es este sentimiento?" se preguntó llevándose la mano al pecho sin comprender porque ese perfume lo descolocaba de formas impredecibles pero que tanto lo acaloraba.

 

Sirius estaba ahí, parado frente a sí, pero no estaba reaccionando de la manera que antes lo hacía. No le relajaba y le hacía feliz verlo o sentir su presencia, solo conseguía acelerarlo y encender su piel en llamaradas continuas que entorpecía su cuerpo haciéndole jadear. "¿Este sentimiento es…?" intentó preguntarse, pero no pudo terminar la inferencia.

 

-No…- se dijo acongojado. Su corazón trepidaba con tal fuerza que apenas podía respirar. Ese perfume amaderado e intoxicante lo conocía tan bien pues vivía en su memoria perpetuamente –no…- repitió.

 

"Si todavía falta una semana para mi celo" repiqueteó el débil raciocinio en la espera de encontrar su inyección para que los terribles síntomas se esfumaran al instante, pero simplemente no podía hacer nada, su cuerpo solo temblaba ante los ojos en otros momentos picaros, ahora oscurecidos en una fiera tormenta que lo miraban de manera depredadora.

 

-Draco…- gruñó el mayor poniéndose en pie. Antes de siquiera poder procesar que estaba pasando, de manera violenta su mano firme tiró de él, que chocó contra su fibroso cuerpo. Era tan alto como lo recordaba, tan arrebatadoramente sensual que su propia piel transpiraba arrebolada en todas sus regiones sin dejar de temblar.

 

Sus labios se posaron sobre los suyos clamándolos con fiereza. Lastimándole, pero inflamándole en el acto. Su primer beso reclamado por la persona más especial que tenía, su alma podía estar tranquila al igual que su primitivo instinto que se abría solicito a los demandas de un alfa. "Mi alfa…" se dijo arrojando sus brazos a su cuello para sostenerse.

 

-Mierda… no…- gruñó Sirius contra sus labios. No era guía de sus propios actos, el instinto animal llevaba el volante que le hacía olfatear celosamente las feromonas de su pequeño omega hechas solo para él, lamer con gula su delicada piel blanca y trazar con sus dedos su esbelta silueta desesperadamente.

 

-Sirius… Sirius… Sirius…- murmuraba una y otra vez el menor embriagado de calor y deseo que lo estaba volviendo loco de tan duro que estaba. Su entrada estaba tan húmeda que con facilidad pudo ingresar un dedo en su abrumadora calidez. La espalda del menor se arqueó facilitándole el impulso de probar su deliciosos botones rosados que exigían su atención.

 

Los probó y mordisqueó gustoso cual exquisito manjar que no podía tener suficiente. Estaba tan listo para entrar en él, cuanto lo ansiaba que creía que no podría contenerse.

 

"Tan estrecho..." se dijo mordiendo su labio con fuerza apretando sus ojos.

 

Tenía que recuperar sus cabales si quería conservar intactas sus pelotas. No se lo perdonaría Remus, ni Narcisa, ni el mismo si lo poseía ahí en su aun infantil cama, marcando su cuello para culminar su vínculo de una vez por todas. No era prudente a pesar de los deliciosos gemidos que escapaban de la tierna boca ni que sus propias manos ya casi terminaban su labor de desvestirle.

 

Sacando fortaleza de sabrá dios donde, alargó la mano al buró donde se encontraba una cajita negra donde estaba seguro que había un supresor.

 

Draco rechistó encogiendo sus piernas, apretando los ojos al sentir el piquete de la jeringa. Sirius jadeante y en extremo agotado recargó su frente contra la suya, acariciando su mejilla. "Esto sí que fue dulce" se dijo con ironía ignorando su propia impotencia. Tenía que contar hasta cien o tal vez mil para poder relajarse y a su compañero de abajo, pero fue lo mejor. "Por poco…" se dijo cubriendo sus ojos con su brazo; por un palmo y comete un terrible error.

 

-¿Por qué no me lo dijiste?- cuestionó el rubio en voz baja tras un prolongado rato de silencio. Draco lo sentía ahí de manera impalpable e invisible, pero tan clara que se preguntaba ¿Por qué no se dio cuenta antes? El hilo rojo del destino los unía, estaba seguro, pero extrañamente no le disgustaba, es más, agradecía que fuera con Sirius, alguien tan arrebatadoramente cínico y encantador que siempre desde pequeño amó.

 

-¿Y decirte que? "Hey, blondie, fíjate que estamos destinados y tu pequeño y estrecho traserito me pertenece, así que afloja cuando te lo pida"-

 

-Idiota…- su bochorno era palpable y esperaba que dejara de molestarlo -¡pero pudiste marcarme de una vez! ¡Si estamos destinados es lo que procede! ¡Oye!- chilló cuando los dedos de Sirius golpearon su nariz haciéndole callar al instante.

 

-Ni siquiera lo sugieras, chiquillo endemoniado, que aun eres menor de edad y seguro tu sacrosanto padre Luci cuelga mi cabeza en su chimenea si se entera que te metí mano y me atreví a marcarte. No es que le tenga miedo, pero no quiero generar más tensión donde ya la hay-

 

-Eso es raro en ti…- satirizó el menor –entonces ¿fue por eso que dejaste de venir a verme? ¿Por eso te alejaste? ¿Por qué no querías hacerme daño?- Sirius, lo contempló unos instantes asintiendo con la cabeza -¿Eso quiere decir que me a-amas…?- todo su rostro se ruborizó y hasta sus orejas ardían pero no se atrevió a desviar la mirada, quería verle responder y como lo hacía.

 

-¿Crees que me arriesgaría a venir de no hacerlo? No, tesoro; me habría largado en el primer barco con rumbo a la tiznada hasta que fueras mayor de edad o que tuvieras culo más grande, pero como esto segundo probablemente no pase…-

 

-¡Eres un tonto…! mi madre dice que los Malfoy florecemos tardíamente…- Sirius amplió su sonrisa lobuno deleitándose con sus ofuscadas reacciones. Lo viera por donde lo viera era tan lindo que era imposible no caer rendido a sus pies, pero eso no se lo diría.

 

-Pero, como sea, te traje un obsequio. No esperaba dártelo en la mano, pero ya sabes lo que dicen: dios dispone y el diablo descompone; por tanto, gózame cuanto quieras, pequeño pues no soy de esos que dan regalos-

 

Draco avergonzado infló los cachetes arrebatándole la caja de las manos. Tenía una remota idea de lo que se trataba, pero aun si se animó a abrirlo listo para lo que fuera.

 

-¿Un collar?- cuestionó al levantarlo por un extremo.

 

-Y no cualquier collar, uno que alejará a cualquier insecto que quiera tocarte- Había escuchado de ese artefacto para evitar cualquier mordedura desprevenida, pero nunca se animó a pedirle uno a su padre –porque recuerdas que quieras o no, este cuerpecito me pertenece y pronto serás mío- murmuró de una manera tan arrebatadora y posesiva, acariciando su pecho expuesto tan lentamente que le costó rebatirle.

 

-Quisieras…-

 

 

Notas finales:

Queridos míos! Había pensado dejar hasta ahí el fic pues esta fue la idea central que tuve en un inicio (claro, pensé en algo más fuerte, pero pues mi raciocinio ganó y no dejé la escena de lemon completa, sorry UxU) pero pues por mera comodidad mía, dividí en dos el oneshot que tenía planeado. Sin embargo! mientras terminaba de escribirlo y darle los detalles finales, me comenzaron a surgir ideas para una continuación de esta historia y también para una historia sobre el pasado de Lucius y Remus (incluso una de Neville y Severus ¿pueden creerlo? esta mente calenturienta XD!)

 

Si les llama la atención y les interesaría leer algo así, díganmelo porque pues no tengo ningun problema en dejaro hasta aquí jeje~

 

Les mando muchos besitos y mil gracias por todas las personitas que comentaron! me hicieron muy feliz por su recibimiento n.n! Mil gracias: Golden Nugget, Aeli, Bella, Adrian, Bluelightofmoon~


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