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Solo Por Ti por MidNightFlower

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Notas del capitulo:

ERES TOTAL


PAREJA: Sirius/Draco


DISCLAIMER: El mundo de Harry Potter le pertenece a J.K. Rowling! Yo solo estoy utilizando los personajes por mero entretenimiento sin fines de lucro :3


ADVERTENCIAS: Es un AU (universo alterno) En un mundo sin magia donde se rigen bajo las normas del Omegaverse. Hay relación chico-chico, sexo explícito (tal vez) y probablemente palabras altisonantes. Están advertidos!


CAPITULOS: 3/4


RESUMEN: Sirius es un alfa sin problema alguno, con una vida idílica y grandes expectativas, sin embargo su vida se pone de cabeza cuando descubre quien es su pareja destinada. "El pequeño Draco Lucius Malfoy de 7 años, su omega destinado que le pertenecía enteramente. ¡Merlín tiene que ser una broma!"


Notas de la Autora: Puff! demoré mucho pero finalmente aquí esta! Si estuve tan ocupada con un cambio de casa, con un curso que estoy tomando, pero finalmente me di un tiempo para continuar esta historia (ya que también quiero que haya lemon +w+ jeje) Mil gracias por comentar:  lady star fire light y Cekaso! se los agradezco mucho!


A leer se ha dicho!~

 

III

Mirándose en el espejo por cuarta vez en lo que llevaba el día, contempló el collar de tela oscura con una pequeña cruz plateada rodeando su cuello. La tonta sonrisa no desaparecía de su rostro desde el día anterior y comenzaba a fastidiarse consigo mismo.

"Contrólate" se dijo palmeando sus sonrosadas mejillas queriendo disipar el bochorno sin éxito. Las escenas del día anterior seguían rememorándose en su mente emocionándolo descontroladamente; aquellos deliciosos labios besando su piel, sus dedos por todas partes. Negó con la cabeza más rojo que antes.

Destinados.

Esa era la situación y no podía estar más encantado con eso. Sirius era un gran hombre tan endemoniadamente sexy, con una sonrisa encantadora, una personalidad revitalizante aunque bastante desentendido la mayor parte del tiempo al dejarse guiar por la corriente, pero a su parecer podía ser responsable cuando quería, era acaudalado y con un buen apellido así que ¿qué mejor prospecto que él? Sonrió con suficiencia.

Ya que lo pensaba fríamente estaba tranquilo por el hecho de que Sirius era un caballero y no se atrevió a marcarlo sin el consentimiento de sus padres. Eso podía ser muy entrañable y considerado que casi se avergonzaba de sí mismo por sus penosas ansias de gritarle que lo marcara e hiciera un desastre de él tomándolo de todas formas imaginables en la casa de sus padres.

-Qué vergüenza…- se dijo tomando sus cosas aun no muy listo para sus clases, pero parecía que el tiempo no estaba colaborando ni mucho menos su enfebrecida cabeza.

Sí. Había muchas cosas por las cuales estaba agradecido.

"Menos mal que no estaba destinado con alguien tan bobo como Longbottom o con el orangután tangerina Weasley" meditó con un escalofrío dirigiéndose con prisa a la escuela.

…≈~°°*°°£Ï3°°*°°~≈…

A cada paso podía sentirse orgulloso pese a las miradas que recaían con el sin dejarlo ni un segundo. Le agradaba la idea de ser el centro de atención y más porque era algo que realmente importante como la completa pertenencia a ese hombre que hacia su mundo temblar y en menos de dos segundos podía conseguir convertirlo en gelatina. Sí que era preferible eso a el simple hecho de ser un omega desprotegido.

Podía escuchar los cuchicheos de los chicos, los celos de las pocas y pocos omegas de la escuela, la aprobación de unos cuantos y la mirada furiosa de Zabinni era la cereza perfecta para coronar su pastel.

La clase transcurrió tranquila hasta medio día a la hora de formar equipos en la clase de Literatura.

-Nuevamente tú y yo Granger-

-No podría ser de otra manera- sonrió la castaña invitándolo a tomar asiento.

Cuando ingresó a Hogwarts realmente consideró que sería un paseo utópico entre nubes. El mismo era la personificación de la grandeza. Tenía belleza, inteligencia y tanto dinero que todos los alumnos y algunos maestros pensaron que iba a ser un gran alfa.

Se rodeó de amigos importantes, entre ellos Gregory Crabbe, Vincent Goyle (sus amigos de la infancia), Pansy Parkinson y Blaise Zabinni. Nunca se los dijo, pero pensó que su amistad sería tan larga como aquella que tenía su progenitor con el profesor Snape y el famoso Regulus Black.

Que equivocado estaba.

Desde que se dio a conocer su estatuto como omega, el trato especial con el que fue tratado al dar por sentado que era un alfa se fue al demonio. Cuando obtuvo los resultados de la prueba de clase, fueron los primeros en darle la espalda.

Ni el mismo se hubiera creído si alguien le hubiese dicho en aquellos años que Hermione Granger se convertiría en su mejor amiga quien, cual heroína de cuento llegó a su rescate cuando se encontró en ese aprieto y que a partir de aquel momento, se habían sido inseparables.

Era una amiga leal e incondicional que no lo trataba de una manera despectiva y le hacía sentir tan bien en su presencia que le hacía pensar "¿Por qué no la traté antes?"

Ver para creer.

Generalmente era con ella con quien se unía para cualquier trabajo escolar. Juntos eran imparables con el intelecto y astucia de su lado que para ser omegas, eran superiores a los alfas y aquello le encantaba pues la frustración con la que los demás los veían nunca se hacía esperar.

Hermione acomodando sus cosas con parsimonia sobre el pupitre, solo miraba su cara y regresaba la vista al collar sin preguntar nada, pero era tan claro que se moría por hacerlo pues no dejaba de morder sus labios casi como si las palabras quisieran escapar de ahí.

Con media sonrisa decidió contarle las buenas nuevas y acabar de una buena vez con su sufrimiento.

-¡Es increíble Draco! ¡No sabes cuánto me alegra por ti!- exclamó emocionada su amiga abrazándolo en el acto -creí que no tenías a nadie en mente cuando te pregunté si te gustaba alguien, ¡que cruel eres que no me lo dijiste antes!-

-Es que creí que no lo volvería a ver, por eso no consideré pertinente contarte de él- se alzó de hombros -pero resulta que sólo se alejó para no hacerme daño-

-Que romántico Draco. Estoy tan feliz por ti- pese a ser una empedernida por las reglas como la de no hablar en clase, la conmoción por un amigo era más fuerte que no podía dejar su agitación de lado.

-¿Y él te lo regaló?- el rubio asintió -se ve costoso. Leí sobre esta marca de collares y este es uno de los más novedosos e infalibles. Al menos un 80% de garantía de evitar una marca indeseada, eso es considerablemente alto si me lo preguntas- asintió dándole el visto bueno –Pero antes de que grites a los cuatro vientos "adiós pastillas e inyecciones", recuerda que no debes de dejar de tomarte tu supresor por nada del mundo- amenazó como madre preocupada.

-¿Y volver a repetir lo de la otra vez? Ni loco- negó efusivamente con la cabeza. Con una vez que le pasara era más que suficiente para una vida.

…≈~°°*°°£Ï3°°*°°~≈…

Todo siguió en un calmado barullo en el aula, el profesor desde su escritorio observaba y poco podía importarle a Draco lo que pasaba a su alrededor de tan embebido que estaba en su lectura, quería esa nota alta y nada lo distraería, ni siquiera el espigado chico que estaba parado tan cerca de su escritorio, hasta que su respiración en su nuca que movia su cabello donde la gomina no alcanzaba, terminó por cansarle.

"¡Que fastidio!" se dijo entornando los ojos para ver de quien se trataba.

-¿Puedo formar parte de su equipo?- preguntó Neville con timidez cuando la enjundia de sus ojos grises se clavaron en sus orbes –el profesor Flitwick me dio chance de estar en un equipo de tres ya que Justin tiene más de un mes que no viene…-

Desde que el moreno aceptó el golpe en el rostro que iba a su nombre y pedirle de esa patética forma perdón, podría decir que se formó una especie de "amistad superficial" entre ambos.

Se saludaban cuando se tenían enfrente y de igual manera a la despedida, intercambiaban apocadas palabras de vez en cuando por cual su presencia, curiosamente, no le era del todo terrible.

Lo miró de arriba abajo con su ceja arqueada cuestionándose los pros y contra de aceptarlo.

-¿Y porque querríamos tenerte en nuestro equipo si eres algo zonzo?- no lo dijo con la misma manera de antaño de ofenderlo, simplemente era su costumbre de hablarle así, pero la castaña le lanzó una severa mirada, lista para reprenderlo o mínimo darle una patada en la espinilla por grosero.

Longbottom no se lo tomó a mal, si no por el contrario, sonrió al notar la forma en la que se lo dijo.

-Porque he mejorado en todos los ámbitos, mis calificaciones son 30% mejores que el bimestre pasado, soy bueno escuchado para corregir mis errores y no me doy por vencido-

El rubio asintió dándole el visto bueno y con el pie empujó el asiento a su lado para que se sentara.

-Vale. Pero si nos haces ir más lento o estorbas, te tiramos por la borda-

-¡DRACO!- reprendió Hermione poniendo mala cara –no le hagas caso Neville. A Draco aún le cuesta trabajo entablar conversaciones formales- Draco pudo los ojos en blanco, pero Neville ignorándola parcialmente, asintió.

-Entiendo, parece un trato justo. Procuraré no estorbar-

-¿Estás de acuerdo con eso?- cuestionó con una nota perturbada, cosa que no inmutó ni un poco a Draco pues solo ladeó su sonrisa.

-Claro, así nos llevamos- Hermione los miró a uno y luego al otro con la boca entre abierta preguntándose ¿desde cuándo son amigos esos dos? Pero no encontró respuesta coherente.

-¡De verdad que no entiendo a los hombres!-

…≈~°°*°°£Ï3°°*°°~≈…

De buena gana y con redoblados ímpetus, Sirius tarareaba una canción sin letra, tan pleno y seguro consigo mismo en la sala de estar mientras observaba los enormes cuadros de todos los familiares Malfoy y Black que han existido en la espera de lo que le gustaba denominar "LA" reunión decisiva, donde conversaría de una vez por todas con Lucius y Narcisa sobre lo que sucedería en un futuro con Draco.

Sabía de antemano que era un tema delicado y que si quería tener la dichosa bendición de cierto oxigenado, tenía que ser lo más cortes posible, sin embargo, lo que lo tranquilizaba es que sentía que Lucius Malfoy no podía interpinerse entre ellos pues más que el amor que sentía, aquello iba más allá de cualquier orden que no podía negarse ni cambiarse a voluntad, estaba tallado sobre piedra y era algo inamovible por más que se luchara en contra del destino.

El pecho de Sirius apenas podía soportar la duda que se cimentaba y eso que él no era una persona que se pusiera nerviosa. "Vamos, tranquilo que has hecho cosas peores" se dijo dándose ánimos.

Amaba a Draco con todo su ser y el deseo de ser uno y viví el resto de su vida juntos se acrecentaba con el transcurso de los días. Haber probado el sabor de su piel, el aroma de su perspiración o el sonido de sus dulces gemidos debían de ser deleites que no debería de haber probado hasta que pudiera ser legalmente suyo.

Pero ya era muy tarde para lamentarlo.

El cuerpo sabía lo que quería y daría prisa a los arreglos para poseer sin pena a su pequeño dragón.

Ya lo había aceptado y Draco también parecía feliz con aquello, así que pedir la bendición de los padres era una mera formalidad. "Además Remsie ya me dio la suya" asintió congratulándose por ese paso que ya le hacía sentir a solo un palmo de su adorado niño.

La conversación inició cuando uno de los sirvientes lo invitaron de regreso a la habitación principal donde los patriarcas ya se encontraban. Pese a los tentempiés y el ofrecimiento de té, su boca no podía mantenerse callada y comenzó a hablar hasta por los codos como un torrente que desemboca en el mar.

Lo que tenía que pasar, pasaría y estaba seguro que sabría cómo enfrentarse a cualquier traspié que le pusiera su consuegro de sedosa melena.

-¡¿ESTAS DEMENTE BLACK?!- siseó por lo alto el patriarca Malfoy.

-Estamos destinados ¿Qué te puedo decir? Yo no hago las normas en estas cosas de la naturaleza- se alzó de hombros dándole un sorbo a su insípido té –y lo siento por no decirte antes Cissa- la rubia mujer cubrió su boca titubeando; era como si no pudiera pronunciar palabra –pero así son las cosas Luci. No puedes negarte ya que las almas destinadas deben de estar juntas, si no quieres que Draco o yo suframos- escuchó que el rubio rechinó los dientes incapaz de rebatirle- además, soy un buen partido. Soy atractivo, tengo mucho dinero y un apellido de renombre-

-Pero ya no estás tan joven…- rezongó entre dientes Lucius Malfoy. Eso fue un golpe bajo a su beldad. ¿Cómo se atrevía a usar su edad en su contra? Si estaba en su mejor momento. "Maldito" pensaron los dos al unísono –además, estoy seguro que con medicamento adecuado y una orden de restricción, Draco podrá tener a cualquier joven acaudalado que quiera-

-¿Así que a esas vamos, Malfoy?- gruñó desatándose una batalla por el poderío de la situación -¿prefieres hacerle daño obligándolo a casarse sin amor a dar tu consentimiento? Vaya buen padre que eres Lucius, te mereces una estrellita- refutó con sarcasmo.

-¡Chicos, por favor! ¿Qué no pueden hablar como gente civilizada?- cuestionó Narcisa finalmente.

-¡Que podría ser su padre maldición!- gruñó el platinado dando un golpe en la mesa -y por si te lo recuerdo, ¡es tu sobrino! ¿Qué clase de degenerado eres?-

Tenía un as bajo la manga y estaba dispuesto a usarlo. Nadie se metía con su edad ni con Draco y podía salirse con la suya.

-De tu misma calaña. Sin embargo, no vine a hablar de eso pues, te tengo noticias Luci, sé la verdad. Sé que Draco no es mi sobrino y si quieres echarme en cara eso más de vale que te consigas otra cosa para hacerme retroceder en mi deseo de hacer feliz a Draco-

-Miserable... -

-Y antes de que te lo pregunte, la respuesta es sí. Se dé una fuente infalible que es tan noble que es incapaz de mentir sobre temas tan delicados y no, Remus no me lo dijo como si hablará del clima, prácticamente lo forcé a que me lo dijera... Capaz y se lo hubiese llevado a la tumba si no le hubiese contado de mi enlace con Draco-

-¿Así que tienes su bendición?-preguntó finalmente Narcisa rompiendo el turbado silencio. Sirius asintió lentamente notando la mirada estoica de la mujer impidiendo reflejar algo de su sentir.

-Sé que eres una gran madre Cissy y que tienes el 50% de mérito por hacer de Draco un gran chico, el otro 50% son los genes de Remsie- amplió la sonrisa ante la cólera del ojigris -sin embargo, vengo en calidad de pedir su mano y su bendición de la manera legal y más políticamente correcta, sin embargo han de saber que ante una negativa, Draco estará dispuesto a huir conmigo.

-Pues parece que es una amenaza más que nada-

-Tómalo como quieras Luci, pero así son las cosas. Sabes que nadie en el mundo podrá hacerlo más feliz que yo y que solamente a mi lado estará seguro y cerca de su familia-

El rubio sin decir más se levantó de la mesa para cerrar ambas puertas del salón con estruendo. "Parece que no se lo tomó muy bien, que dramático" se dijo apenas conteniendo la risa que le daba.

"Aunque no sé si esto se toma con un sí o un no" se quedó pensativo en su lugar.

-Descuida Siri, tanto el como yo sabemos que tienes toda la razón. Las personas destinadas deben de estar juntos, sin importar el costo. Ir en contra de la naturaleza siempre trae consecuencias muy grandes y daños irreparables…- dijo en voz baja mirando por el amplio ventanal. Lo dijo con tal nostalgia que Sirius pensó que tal vez no lo decía por Draco y él, sino por alguien más; lo único que pudo hacer por ella fue palmear su hombro de modo solidario.

–Como sea- carraspeó aclarando su garganta –ahora que sabes que Draco no es mi hijo sanguíneo, debes de saber que lo quiero como tal, como si yo lo hubiese concebido… y pese a no significar mucho, quiero que sepas que tienes mi bendición para estar con él y hacerlo muy feliz-

-Gracias primita, claro que tu bendición significa mucho para mí- la abrazó con todo el cariño que le tenía -aunque creo que sería bueno que hablarán con Draco sobre su mamá, es justo que lo sepa él también-

-Lo sé... pero eso es algo que me asusta. Has de decir que estoy exagerando, incluso sé que es lo pertinente y…- el moreno la interrumpió intuyendo de donde iba su divagación.

-No tienes que temer Cissa, él te querrá tanto como siempre pues eres la madre que toda su vida conoció, además será como una ganancia para él pues tendrá la oportunidad de abrir más su corazón al conocer a Remus-

-Cierto, tienes toda la razón. Se lo diré a Lucius cuando regrese. Intentaré persuadirlo a toda costa pues el algo a lo que se ha negado a decirle pese al tiempo…-

-Siendo así para que no se acalambre, a modo de persuasión extra, dile que si él no se lo dice, lo haré yo-

…≈~°°*°°£Ï3°°*°°~≈…

Con la llegada de los exámenes de fin de año, Draco sabía que solo podía significar una cosa: el baile de navidad.

No era algo que lo emocionara mucho ya que las veces anteriores que participó, un puñado de chicos y una que otra chica alfa como Pansy Parkinson estuvieron muy insistentes con ser su pareja.

Por muy halagador que fuera, tuvo que negar todas las invitaciones para solidarizarse con su querida amiga Hermione quien siempre terminaba discutiendo con un muy lento y estúpido Ronald Weasley, a su parecer, que no reunía toda sus tonterías ni se ponía los pantalones para invitarla a salir.

Si alguien le preguntaba con quién le gustaría asistir, la respuesta era sencilla y lógica: Sirius.

Nada le haría más feliz que eso, aunque a esas alturas parecía imposible pues las desventajas de tener una pareja mucho mayor, era la presión que ya tenía sobre sus hombros y encima siendo un alfa de buena familia.

"Además ha estado ocupado con su trabajo" refunfuñó para sus adentros. Hacía tres días que no lo veía y por momentos como esos se preguntaba ¿Cómo pudo sobrevivir sin él durante tanto tiempo?

Por muy vergonzoso que fuera y aunque negara en voz alta la idea de ser suyo, la realidad que aceptaba gustoso es que ya lo era. Era total y completamente suyo que existir sin el en ese mundo cruel, era la muerte en vida.

-¿Somos pareja, verdad?- se preguntó instantes antes de entrar a su casa.

Esa duda no lo dejaba en paz.

Desde ese desenfrenado encuentro sin supresores, no había pasado nada más que besos esporádicos y uno que otro abrazo; Sirius no era una persona romántica más que para molestarlo con perversiones de doble sentido que siempre conseguía acalorarlo en sobre medida y dejarlo muy ansioso y solo. "Más le vale que lo seamos" se dijo subiéndole el tono a su molestia.

-Y así llegó mi encantador dragón refunfuñón- la voz cantarina lo sacó de sus meditaciones entre dientes, disipando su enojo momentáneamente.

-¡Sirius, estás aquí!- chilló abalanzándose a sus brazos, ese preciado lugar donde siempre deseaba estar. Su fibroso cuerpo lo recibió gustoso y sus brazos estrechaban su espalda. Inhaló con fuerza su almizclada esencia natural entremezclada con su fuerte colonia y regresó la mirada a sus ojos de tormenta que lo miraban de manera traviesa.

-WOW! De saber que me recibirías así, hubiera venido antes- rio de lo lindo apretándolo aún más. La sonrisa radiante que adornaba su rostro, rápidamente menguó al procesar las dichosas palabras con las que lo recibió.

-¿Cómo que dragón refunfuñón?- bufó inflando los cachetes.

-Te diste cuenta muy tarde, precioso- tomó su barbilla con divertimiento inclinando su rostro hacia el suyo. Pese a estar ofuscado, su corazón dio una maroma en su pecho antes de latir desenfrenado ante la ilusión de ser besado por su alfa destinado.

-¡Ni te atrevas a mas, Black!- siseó su padre bajando con rapidez la escalera. De tan encantado que estaba por Sirius no notó su presencia.

-¿Ni un piquito?- cuestionó como niño chiquito exagerando su gesto de beso. Tuvo que contener la risa pues su padre parecía que la vena carótida le iba a reventar del coraje que estaba haciendo.

-¡Ni uno solo!- lo fulminó con la mirada.

-Vale, vale- lo soltó en el acto fingidamente resignado –sin embargo, dejando de lado al viejito regañón, te tengo noticias, precioso, de ahora en adelante podré ir a recogerte a la escuela, tara~ ¡sorpresa!-

-¿Enserio? ¿En la moto?- sus ojos relucieron ante esa idea de su sexy alfa en una moto con su usual chamarra de cuero negro y sus botas, con gafas oscuras esperándolo en la entrada de la escuela. "Con su cabello rizado al aire y su sonrisa…" tuvo que darse una cachetada teórica para no ser muy evidente de que estaba babeando mentalmente.

-¿En esa máquina mortuoria? Ni lo sueñes Draco y ni pongas esa cara de tonto-

-Ya oíste a tu sacrosanto padre anticuado- Draco hizo puchero antes de estremecerse cuando el brazo de Sirius lo tomó por los hombros –pero descuida, tengo un precioso auto último modelo que seguro te encantará- le guiñó el ojo.

-Y nada más iras por él y lo traerás, eso será todo- rebatió el rubio mayor.

-Pero Sirius no es mi chofer, es mi…- sus mejillas enrojecieron –no…novio…- bajó la voz regresando a ver qué cara ponía Sirius ante eso. Listo para cualquier cosa. Si palidecía, le daría un puntapié en la entrepierna y si no, lo besaría hasta que le faltara el aliento.

La sonrisa lobuna se expandió haciéndole que las mariposas en su estómago agitaran sus alas como locas.

-Ya oíste Luci, como novio de Draquis, tengo derecho mínimo de acompañarlos a comer- bailoteó las cejas para la furia que traía el patriarca Malfoy.

-¡Como quieras!- pareció que a su padre le costó mucho trabajo decir eso ultimo pues estaba cambiando drásticamente de color.

-¿Entonces puede quedarse a dormir?- preguntó lacónicamente esperando que no le diera el soponcio ahí en la entrada de la casa.

-¡SOBRE MI CADÁVER!-

 

Notas finales:

Es todo por el momento! espero que les haya gustado! mañana (tal vez... si me da tiempo.. ._.U) suba la continuación de esta segunda parte de "Eres total"

Les mando besitos~


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