Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Por equivocación. por Mimod

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Confio en que entiendan como se debe de sentir Thomas. A fin de cuentas, las cosas son como tal.

DOS SEMANAS DESPUÉS.

 

Me inclino ligeramente sobre el casillero al instante que deposito unos libros dentro. El pasillo de casilleros estaba a rebosar de estudiantes. Rápidamente, tomé los que necesitaba, cerré la puertezuela del contenedor y me volví. Apenas me daba la vuelta un poco, exclamaciones de sorpresa y risas se hicieron oír entre el gentío. Algunas silenciosas, otras muy exclamativas.

Levanté la mirada al tiempo que colgaba mi mochila al hombro, y entonces lo vi.

Un chico de mediana estatura, cabello castaño y piel aterciopelada, caminaba por el pasillo con la cabeza gacha, sin embargo, si te fijabas bien, podías advertir un remolino de golpes adornando su rostro e incluso, tenía marcas en las manos desnudas, que no cubrían su chaqueta negra.

Pero lo reconocí.

Se trataba de Charles, un chico de ultimo año, al quien sabía por haber sido un íntimo amigo de mi hermano mayor y por otro distinguido tema del que prefería no rememorar.

Sin embargo, dicho asunto me hizo pensar de sobrado en aquella situación cuando le vi cruzar atemorizado, estupefacto.

Y del otro lado del pasillo, se hallaba alguien equivalentemente interesante. Lo ví en el momento en que decidí que seguir observando la escena no le sentaría mejor al chico de lo que se debía sentir.

Él muchacho coreano, en cambio, le observaba fijamente, los brazos cruzados...esos curtidos brazos bronceados de los que se había enamorado, esa postura perfectamente recta con el pecho alzado y el corto cabello que no se había molestado en peinar. Ví las cejas ligeramente curvadas sobre los ojos, de la forma en que lo hacía cada que se enfadaba seriamente. ¿Qué era lo que le molestaba? ¿Era que estaba preocupado por Charles? O mejor dicho, ¿Acaso me importaba ahora?

No presté atención al vistazo que Minho me planteaba en el rostro discretamente y por tanto, la cuestión más importante que se me pasó por la cabeza era, ¿él le había hecho aquello? Tuve la intención de fijarme en sus nudillos, pero los mantuvo ocultos entre los antebrazos.

Antes de hacer más indagaciones que no me apetecían analizar, me vuelvo hacia el pasillo lateral e ingreso por él, ignorando los comentarios humillantes que se balbuceaban por todas partes.

Tardé un poco en darme cuenta de que, más que nada, estaba enfadado conmigo mismo.

 

 

Diez...doce...quince...

El silbato dejó de sonar. Recosté mi espalda sobre el suelo frío y húmedo súbitamente. El intenso ardor de los músculos del abdomen fue insoportable los primeros segundos, pero al momento se calmó y pude recuperar el aire con tranquilidad. 

El sudor me bañaba el rostro y el cuello de igual manera. Suspiré un par de veces antes de ponerme en pie. Varios compañeros ya bebían de sus botellas de agua, mientras que otros permanecían recostados después de unos cuantos duros ejercicios de calentamiento antes de la pelea que todos esperaban. Mientras me dirigía a paso lento a la banquilla más cercana el silbato resonó en la cancha. Tomé el bote de agua que había depositado allí mismo, ocupé asiento y bebí de ella. 

Después, me dediqué a examinar a mi alrededor.

Un grupo de chicos de cuatro descansaban de pie mientras hablaban. Entre ellos estaba Gally, un chico alto, rubio y por supuesto, con un comportamiento extrañamente violento. Alguien con quien definitivamente no deberías meterte. 

Desvíe la mirada, temiendo que se percataran de mi existencia. Dejé mi botella a un lado y por accidente, reparo en los ligeros moretones que rodean mis muñecas, y, al levantar la vista, me topo con un fantasma del pasado. Como salido de un recuerdo, exactamente.

Minho.

Era de más decir que, a pesar de que no tenía la mínima razón de por qué no me ha dirigiendo la palabra y me evita incluso las miradas que accidentalmente le encarrilo, pues, conociéndolo bien, siempre enfrentaba sus problemas o dificultades haciéndoles frente e incluso de una manera demasiado directa, pero se comportaba exactamente de distinto modo. Empero, sé que es más fácil cómo están las cosas puesto que, para mí, él y yo ya habíamos concluido nuestra relación. Sin embargo, cuando me pongo a pensar, quisiera que me hubiera hablado y que me hubiera pedido disculpas. ¿Sería que no se acordaba de aquella noche?. Mas me era difícil creerlo. Estaba seguro de que lo recordaba, e incluso tal vez, por eso mismo, me eludía constantemente.

Y enseguida me doy cuenta de mis propias acciones para con él y detengo mis pensamientos. Incluso con eso, ¿Se podía justificar lo que me hizo?

Tampoco es que mi celular no extrañe sus mensajes.

Me inclino hacia adelante para asegurarme de que las calcetas deportivas cubran bien mis pantorrillas.

En ese momento, el entrenador parece notar que nadie, aparentemente, le escuchaba.

-¡Muchachos¡-Llamó al orden. Me pongo en pie con dificultad mientras le observó. Sentía las rodillas engarrotadas.

El entrenador era un hombre alto, de piel morena y piernas velludas. Usaba ropa deportiva, de estilo parecido a la nuestra. No quise saber dónde se había metido Minho. Suficiente era que me torturara en sueños todas las noches. 

La persona acargo miró a todos y a cada uno de nosotros de forma rápida con rostro serio.

-Hoy no habrá pelea.- Declaró. Mi corazón se desbocó de alivio al escuchar aquellas palabras. 

Pocas veces se oía decir aquello. Las quejas se hicieron oír por mis alrededores. Casi era ensordecedor.

El silbato volvió a hacer acto de presencia.

-¡Dejen de quejarse!- Dijo el hombre.- ¡Son órdenes de la dirección¡, Las chicas necesitan el espacio...¡Vallan a cambiarse!.- Dicho eso, comenzó a alejarse hacia las puertas de manera despreocupada.

Escuché algunos comentarios que pasaron cerca mientras la gente se trasladaba hacia los vestidores.

-Era de esperarse. Es una gran descepción, hoy pelearía Gally y ese chico enclenque...

Me di la vuelta, tratando de hacerme el sordo, y tomé mis cosas de la banquilla. Fue entonces que sentí una gran presencia detrás de mí.

-Te salvaste de una buena golpiza, Novato.- Hablando del contrincario, aparece su voz proveniente de mis espaldas. Depósito mis pertenencias de nuevo en su lugar, no queriendo que se desparramaran por el suelo si recibía algún golpe.

Me doy la vuelta para enfrentar a Gally. 

Sus oscuros ojos azules me escrutan el rostro con una discreta sonrisa de descaro.

Normalmente, Minho era quien hacía esto, pero ahora no podía contar con ello y Gally parecía tenerlo en cuenta. Esta vez, iba a cobrarse todas las que Minho evitó por mí.

Miró hacia los costados discretamente un segundo, esperando a que sus amigos le cubriesen los flancos. Ellos aparecieron enseguida. No me preocupe por saben quienes exactamente eran. Tampoco es que los fuera a necesitar, sólo pedía testigos que argumentaran lo que él quería oír. Le seguí observando, sin la mínima reacción de miedo.

-Será para la próxima.- Le digo valientemente. Veo como su frente se arruga un poco. Una risa corta sale de entre sus labios pero lo suficientementre estruendosa.

-¿Oyeron eso?- Pregunta a nadie en general. Al dirigir un poco la vista a los costados, noto que no es el único con la misma expresión en el rostro.- Lo siento Thomas.- Gally se encoge de hombros de una manera desinteresada y, al segundo, alza el puño derecho y me golpea con él sobre la nariz. Hasta entonces, no me había dado cuenta de la cantidad de gente que se congregaba al rededor nuestro hasta que caí al suelo y varios pares de zapatillas se deslizaron lejos. Sentí mi trasero golpeando el suelo frío y la sangre escurriendo por mi rostro. Solo esperaba que terminara de golpearme de una vez y, a lo mejor, yo le devolvería un par de puñetazos, pero nada de eso sucedió. Levanté la mirada desde donde me encontraba, sentado en el piso y piernas rodeándome por doquier. Nadie intentó levantarme, por lo que supe que ya no tenía su atención.

Mi mirada se dirigió hacia la espalda de Minho.

El chico estaba a dos metros delante de mí, frente a Gally. Lo había arrastrado lejos en poco tiempo, infiltrándose entre la multitud, y le decía algo que no alcanzaba a escuchar. Sea lo que fuese, Gally le puso atención y su mirada cambió de pronto, mientras Minho mantenía una postura amenazadora. Observé como al instante el moreno se alejaba con el cuerpo rígido, pero mi mirada estaba tan centrada en el chico que había desaparecido entre el gentío que me olvidé por un momento de mirar a mi retador. 

Apenas lo ví, como un atisbo. Era una mirada de derrota grabada en el rostro antes de que me diera la espalda. Una mirada de arrepentimiento. ¿O quizá era compasión?

Quedé tan desconcertado que tarde unos segundos en ponerme en pie.

¿Qué era lo que Minho le había dicho para que Gally renunciara a seguir golpéandome? ¿Y por qué Minho se dedicó a hablar y no a luchar? Es decir, normalmente no tenía paciencia con Gally y ambos terminaban en violentas peleas que los llevaban directo a detención. 

Tales indagaciones me hicieron olvidar por un momento la nariz ensangrentada. Poco a poco, el dolor disminuyó hasta ser sólo una molestia.

Al cabo, los chicos que se habían congregado se disolvieron hacia los vestidores. Antes de que los imitara, observé como los amigos de Gally me lanzaban miradas amenazadoras desde el otro lado de la pista.

Me apresuré a entrar en el vestidor correspondiente. No es que fuera un cobarde, solo quería ahorrarme palizas de a quién verdaderamente no podía enfrentarme.

Notas finales:

Gracias por leer.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).