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Por equivocación. por Mimod

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Notas del capitulo:

En este capítulo comienzo a adentrarme en el drama familiar del protagonista. 

¿Será que Minho lo sabe?

 

-Tu hermano me dice que llegaste con un golpe. Déjame ver.- Me toma de la mandíbula y hace que le mire. Esos viejos ojos verdes escrutan mi rostro.

-¿Quién te golpeó?- Pregunta autoritariamente, tal como suele hacer.

-No fue nadie.- Respondo automáticamente. Me pican los ojos cuando toca de mi nariz.

Me devuelve una mirada severa.

-No voy a repetirlo.- Dice.-¿Quién te ha hecho eso?

Le respondo sin apartar la mirada.

-nadie, ya os he dicho.-Mi voz fue impasible.

De improviso, recibo un golpe en la cabeza. Un manotazo duro. Agacho la mirada de manera instintiva.

Estoy sentado en la orilla de mi cama con mi padre haciéndome frente. Un hombre alto y extremadamente severo.

Mi hermano mayor se encuentra de pie junto a mi puerta, observando. 

Tarde o temprano lo iba a saber. Tampoco es que me molestaran sus recurrentes traiciones.

-Sucedió en la práctica de lucha, de verdad.-contesto con una voz más segura sin atreverme a levantar la cabeza.

-¿Crees que soy estúpido?- suelta de forma agresiva. Me encogo sobre mí mismo, temeroso.

-No.-respondo quedamente tratando de mirarle através de mi cabello. Se calla por unos segundos, luego continúa. 

-Si te dejas golpear por otro hombre, sabes que lo haré también yo- me recuerda. - Sal de aquí Jonh.- Le ordena a mi hermano.-Ciérrala puerta y no le avises a tu madre.

Le miro a él y a mi hermano. Jonh obedece no sin antes hacharme una mirada. No era una disculpa, pero era compasión. Miro de nuevo a padre. Se arremanga las muñecas de su traje.

Escucho como Jonh baja las escaleras.

-Papá...

Su puño impactándose contra mi mejilla me interrumpe. Volteo la cabeza y cierro los ojos. El dolor me impide pensar un segundo. Entonces recibo otro sin poder protegerme con los brazos.

Cuando intento alzarlos, mi padre me toma de ellos y me tira al suelo. Al instante, me patea sobre el estomago. Quiere que le diga el nombre de quien ha osado golpearme. ¿Podría hacerlo? ¿Qué pasaría después?

El dolor me provoca un retortijón de sacudidas, la saliva sale por mis labios y el aire que respiro no me es suficiente. En medio de aquella lucha interna, exclamo.

-¡Ya no me golpees Papá!- Le ruego mientras me protejo con los brazos. El cabello me cae por la frente y puedo sentir como se introduce en mis ojos.

El no parece haberme oido. Otro intenso dolor se extiende por mi abdomen y tengo ganas de vomitar. La cara se me pone colorada y comienzo a sudar. No deja que el dolor se me pase cuando me toma por la camisa y me alza del pecho unos centímetros. Siento su aliento golpeandome la cara dolorida.

¿Valía la pena soportar esto por Gally?

 

 

No mensajes

Rezaba la pantalla del celular. Después de unos segundos de observarla, la bloqueé.

Aspiré aire por la boca, con el trabajo que me costaba hacerlo por la nariz, y me volví hacia la entrada del dormitorio en cuanto alguien llamó a la puerta. Deposité el celular sobre el escritorio.

-La cena está lista.-

Jonh está de pie debajo del umbral de la puerta. Su aire despreocupado, entretanto sostenía en sus manos un cepillo de peinar, me provocó ganas de hacerle daño. No obstante, devuelvo la mirada al tiempo que le respondo.

-Ahora voy.-

Escucho pasos y como estos se alejan al cabo.

Suspiró vívidamente mientras me pasó una mano por el rostro. Estaba exhausto. El dolor no me dejaba dormir largas horas continuas, despertándome en varias ocasiones durante la noche. No quería mirarme en el espejo y, además de ver dos golpes grabados en el rostro, darme cuenta de las bolsas bajo los ojos. 

Me obligué a mí mismo a ponerme en pie, a expensas de las punzadas que sentí recorriéndome el abdomen. Caminé hacia la salida del dormitorio con lentitud y giré hacia el pasillo.

A unos metros se encontraba las escaleras que descendían a la planta baja de la vivienda, sin embargo, antes de tocar el primer peldaño, escucho voces provenientes del piso inferior.

Teníamos visitas, pero, ¿se quedarían a cenar? ¿Sería alguien que conociera? 

Taparse el rostro no era una opción. Padre me golpearía de nuevo si lo hacía.

Así que sin más, comencé a bajar por las escaleras a un ritmo razonable. Es decir, no quería que las visitas se dieran cuenta de mis dificultades.

Al llegar abajo, el salón estaba vacío, así que giré directo hacia el comedor principal. En él, cinco personas se reunían de pie en una conversación animada. Al principio, no me enteré de quienes eran los invitados. Me preocupé por llegar hasta el comedor sin parecer un hombre muy extraño, pero entonces, una familiar voz varonil lleno la estancia.

Gally.

Tomé el respaldo de mi asiento cuando reparé en él, de pie delante de mi padre. Acababan de estrecharse las manos. 

Padre me volteo a ver.

-Saluda a los Anderson, Thomas.- Dijo. No era una orden, y lo sabía. Tampoco es que me fuera peor si no lo hacía, ya que todo había sido culpa de Gally. Aun así, no pude evitar pensar, ¿cómo podría él saberlo? 

Ignorando a mi progenitor, tomé asiento delante del comedor. 

Solo dos personas comprendían el concepto de invitados, Gally y su madre, o eso supuse, una mujer rubia de ojos café lodoso. Una razón por la que podrían estar aquí, era que la señora Anderson trabajaba en el departamento de investigación de la policía, cuyo inspector era papá. 

Una vez, él mencionó que la señora Anderson se había separado de su marido en términos de violencia familiar. No eran del vecindario, por lo tanto, la cena debió de estar programada. 

Mi padre ignoró mi comportamiento e invitó a los asistentes a establecerse alrededor del comedor. 

La madre de Gally sonrió para disminuir la tensión. 

Observé el plato de comida puesto frente a mi asiento, espárragos, ensalada y carne sazonada en salsa con papas cocidas. Madre lo había servido poco antes de que yo apareciera. Todo se veía tan bien, ¿pero sería capaz de comer?

Jonh se sentó en la opuesta cabecera de la mesa, frente a nuestro padre, justo a mi lado. Levantó sus cubiertos de manera ruidosa. Observé sus dedos grasientos.

-¿Nunca te lavas las manos?- Le pregunté en voz baja. Del otro lado del comedor, mi madre contaba una corta historia animada en términos de alguien de la familia. Jonh me devolvió la mirada, tratando de ignorar las palabras de nuestra Madre, del mismo modo que yo.

-A veces.- Volví la atención a mi plato al tiempo que oía más cubiertos alzarse. Bien podría jurar que Gally los hizo sonar a propósito. Necesité mucha fuerza de voluntad para no mirarle.

Hundí el tenedor en las papas, y comencé a comer.

....

En medio de las conversaciones, que no me preocupé demasiado en saber de qué venian, resaltó una mención peculiar.

-...una fiesta en la casa de Alby, este martes por la noche. Será su cumpleaños.- Decía la señora Anderson. Giré los ojos hacia los invitados lo suficiente para poder verles bien. 

Gally había terminado sus alimentos y aguardaba a que la cena concluyera con los brazos junto a los costados, mientras seguía la conversación entre los adultos. 

Como toda la cena me la pasé incómodo, había creido que tenía las miradas del sujeto sobre mi rostro marcado y que incluso haría un comentario, pero en cambio, no parecía haberme notado en toda la noche. Eso fue un completo alivio. Estaba siendo muy listo.

Dejé los cubiertos sobre los platos y aguardé de forma similar. Jonh se retiraba los restos de comida con un palillo de dientes sin temer que alguien le describiera lo mal educado que se portaba. Esa mera acción ya era costumbre de él.

-Jonh y Thomas estarán gustosos de ir.- Comenta papa a su vez. Los terceros le miramos de forma instintiva. En ese momento, Gally volteó a verme por qué le había dado la oportunidad de revelar por completo mi rostro. Ignoré ese gesto y observé un momento a Jonh. El pareció pensarlo antes de responder.

-Si, por supuesto.- Luego volvió a la rutina con el palillo de dientes. La señora Anderson retornó su sonrisa, satisfecha. 

Al cabo de quince minutos, que conté muy bien entre charlas y risas, salimos del comedor. Estaba a punto de girar hacia las escaleras, no sin antes dar las gracias por la cena, cuando alguien me tomó del brazo fuertemente. Reconocí la mano enseguida. Levanté la mirada al instante. 

-Todavía no.- Gruñó papá. Me volví, obediente. El suelta mi brazo mientras los invitados salen por la puerta.

Entonces miró directamente a los ojos a Gally y me doy cuenta de que de ninguna forma ha adoptado un aire bravucón en toda la cena. Mientras Jonh despide a su amigo amistosamente me hago la siguiente pregunta: ¿Sería posible convivir con él? Definitivamente me había sorprendido, pero, ¿Cómo podía comportarse tan diferente?  

Antes de partir, veo una sonrisa fijada en los labios del muchacho.

 

 

Notas finales:

disfrútenlo.


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