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El destino de las estrellas. por ZeebZenon

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Hacia un chingo de calor, pero bien que me deje persuadir, la arena estaba sumamente caliente y había mucha gente, si, me encontraba en la playa, pero yo realmente detesto la playa, el sol, la arena caliente, el agua salada, las aglomeraciones de gente, pero Pedro me había insistido en ir con el así que al final termine aceptando.

Realmente no era tanto viaje, solo como dos horas y media para llegar, la arena era un tanto oscura, había ido a Paraíso unas cuantas veces con mi familia, solo cuando era niño me metí al mar, pero ahora lo detesto, bueno, solo odio el sol, si pudiera meterme en la playa con una sombrilla lo haría, espera... ¡demonios! No traje una sombrilla conmigo.

 

-Luis, ¿quieres? -me preguntó Pedro mientras acercaba un vaso con refresco de manzana en el.

-Claro.

-Adoró la playa.

-Justo lo contrario a mi.

-¿Qué? ¿Odias la playa?

-Bueno, la playa incluye varias cosas que detesto, como el sol, la gente, el agua salada que se mete en los ojos, la arena en la ropa interior.

-Pero eso es lo divertido de la playa, menos por lo de la ropa interior, claro.

 

Al final Pedro me convenció de meterme, el puede llegar a ser muy persuasivo.

Logre pasar varias horas metido en el mar, puedo decir con seguridad que me divertí demasiado, estaba empezando a hacerse más tarde, el sol estaba comenzando a tocar el océano, Pedro y yo comenzamos a contar cuánto tardaba el sol en ocultarse completamente, fueron 100 segundos exactos, incluso me hizo pensar que hicimos trampa, ahora estaba oscuro, ya no estaba la claridad del sol, aunque teníamos su reflejo en la luna. Caminamos por la orilla del mar, las pequeñas olas hacían que de vez en cuando el agua salada alcanzara nuestros pies.

 

-Creo que ya deberíamos de irnos.-Me sorprendí un poco al escucharlo decir eso, creí que él querría quedarse un poco más.

-Si, supongo.

-La luna es hermosa, ¿no crees?

-Sin duda lo es, pero creo que las estrellas son más hermosas.

-No sabía que eras fan de las estrellas.

-últimamente me interesan.

-¿Quieres que vayamos a comer? Vi un lugar donde venden pizzas aquí cerca

-Claro, pero ya es tarde, ¿a que hora vamos a ir al hotel?

-Son las 7:34, voy a avisar que llegaremos como a las 9:30, permíteme un momento.- Sacó su teléfono y llamo a sus padres, vi que el contacto decía "Sr." más el nombre de su padre, me pareció una forma muy formal de tener a tu padre agregado- Listo, ahora podemos ir a comer.

 

Pedro y yo nos estábamos quedando en un hotel aquí en Paraíso, con su familia y la mía, Pedro me había convencido de ir con él y su familia, después, cuando le conté a mi familia descubrí que ya tenían planeado ir. En este momento, nuestras hermanas probablemente estaban en algún lugar del hotel haciendo idioteces juntas, mi padres estarían conversando con los suyos, resulta que ya se conocían, tanto mis padres como los suyos son maestros, aparentemente casi todos los maestros del estado se conocen.

Llegamos al lugar donde venden pizzas, era un simple puesto con unas cuantas mesas, habían pocas personas. Pedimos una pizza grande mexicana, lo cual incluía: chorizo, jalapeño y elote. Nos la terminamos comiendo toda, platicamos un poco y regresamos al hotel, un poco antes de la hora que habíamos acordado. Nuestras hermanas estaban dormidas, mi hermana encima de la suya, me pregunté que estuvieron haciendo para terminar tan cansadas, mis padres seguían platicando con los de Pedro, nosotros nos fuimos al balcón de la habitación.

 

-Hace frío, ¿no crees?

-Un poco si, quisiera tener un suéter en este momento.

-Pedro... ¿tú estudias gastronomía?

-Si.

-¿Puedes hacer una pizza tan rica como la de antes?

-Dudas de mis habilidades, seguro y hago una más deliciosa aún- tras decir eso, una preciosa sonrisa se formó en su rostro.

 

Me había dado cuenta que me estaba sintiendo un poco raro al estar con Pedro, pero no me había dado cuenta hasta ese momento, en ese momento en el cual quise besar a Pedro, su cara sonriente iluminada por la luz de la luna en el oscuridad de la noche me hacía sentir como si acabara de correr un maratón, también sentía ese mismo retortijón en el estómago el cual siento cada vez que hablo con él. 

 

Me di cuenta de varias cosas esa misma noche, amo los lunares de Pedro, mi hermana no es tan pesada como parece, mis padres son más habladores de lo que lucen, las noches no siempre son solitarias, y lo más importante de todo, tenía miedo, si Pedro descubría como me sentía hacia él, probablemente me dejaría de hablar, no, siento que él es abierto de mente, si me dejase de hablar, seria para no tener un ambiente incómodo entre nosotros, pero yo no quería ser solo el amigo de Pedro, no quería.

 

Esa noche no dormí, seguía pensando en él, lo mucho que quería besarlo, lo lindo que es cuando sonríe, pero no quería estar sin él, realmente me sentía vivo, como si resultara más fácil respirar después de haber pasado tiempo sin poder hacerlo.

 

Ni se imaginan las ojeras que cargaba la mañana siguiente, le dije a mis padres que se me hizo difícil dormir en un lugar que no es mi cama.

Ese día si fuimos todos a la playa, pero ese día no entre al mar, me quede en una hamaca que mi padre puso debajo de la palapa que habíamos rentado, después de alrededor de 10 min me dormí, eran alrededor de las 10:30 a.m. en ese momento.

Mi mamá fue la que me levantó y eso fue aproximadamente a las 3 de la tarde para que yo comiera. Comí unos camarones empanizados que compraron, mi hermana como no le gustan los mariscos comió una hamburguesa, mis padres, los padres de Pedro, Pedro y su hermana comieron lo mismo que yo. 

Pasamos dos días más en Paraíso, solo paseamos y convivimos durante ese tiempo.

 

Pase el resto de mis vacaciones en mi departamento, solo me comuniqué con otras personas por medio de mi celular a travez de redes sociales, mensajes y llamadas.

No se la razón, pero no me sentía bien, no tenía ánimos de nada.

 

No quería hablar con nadie.

 

No quería ver a nadie.

 

Pero eso si, si Pedro aparecía en frente de mi puerta, con gusto lo dejaba pasar, solo a él.

 

A nadie más que a él.


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