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Aventuras por 1827kratSN

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Notas del fanfic:

Les traigo dulzura XD

Notas del capitulo:

¿A quien les gusta los shotas?

A mí... pero esto no es shota XD 

 

 

Era un día normal, en un lugar normal, estaba paseando como normalmente hacía los fines de semana. Aburrido, demasiado aburrido, tanto como para explorar un poco lejos de sus padres.

Cierto pequeño tomó el siguiente pasillo de esa plaza comercial y se entretuvo mirando los cristales, pero era tan aburrido ver sólo ropa colorida, que tenía que cambiar de lugar constantemente. Miraba su reflejo y suspiraba, odiaba cuando su madre le ponía aquel pantalón corto que le enfriaba las rodillas, ¿Cómo puede ser eso bonito? Como fuere, él tenía que usarlos para complacerla, caso contrario su madre hacía una escena hasta que conseguía lo que deseaba. Era tedioso y no sabía cómo su padre lo aguantaba, aunque de vez en vez su padre y él se escapaban de los caprichos de su madre. Verificaba que su suéter estuviera bien colocado y seguía con su escrutinio

La gente pasaba sin ponerle atención, entretenidas en lo suyo. Él simplemente iba tocando las paredes y cristales con sus dedos, debido a que no tenía nada mejor que hacer. Suspiraba constantemente porque en verdad ya se aburrió mucho, así que decidió regresar. Con calma retomó el camino sin prisa, mirando con sus ojos negros a todos los niños que iban tomados de las manos de sus madres, llevaban dulces, globos y demás. Él también quería algo así, por lo que decidió ir en esa dirección. Su recompensa fue un dulce, una sonrisa y un globo porque estaban celebrando alguna cosa en una tienda. Por lo menos algo sacó de esa travesía, pero no le gustaba estar rodeado de tantos niños menores a los siete años que él poseía porque lidiar con berrinches no era lo suyo. Siendo hijo único bajo una enseñanza estricta por su padre y amable por su madre, odiaba que alguien pidiera atención a gritos, así que de nuevo emprendió un nuevo tramo en ese lugar

 

 

—Ya me aburrí. ¿A dónde habrán ido? — murmuró con fastidio mientras intentaba localizar a sus padres entre los pasillos —Sin embargo, en su búsqueda no halló más que desconocidos y niños, más de los que desearía, así que decidió detenerse en una tienda de mascotas y concentrarse en el perezoso gato negro que dormía. Quisiera estar así en ese momento

—¿Te gustan los gatos?

—… — Escuchó esa vocecita junto a él y regresó su vista para hallarse a otro niño, y sí, más pequeño que él. ¡Qué fastidio! — Sí, pero eso a ti no te importa

—Eres muy raro — aquel chiquillo hizo una mueca en donde torcía su labio superior levemente

—¿Por qué lo dices? — de nuevo suspiró, miró al pequeño castaño y elevó una ceja — y más te vale que tu respuesta sea buena

—Eres pequeño, tienes un globo, pero no estás con un adulto — sonrió levemente haciendo que sus ojos achocolatados brillaran, o al menos esa sensación daban — por eso eres raro

—¿Y a ti qué te importa eso? — con sus dedos tiró de una de sus singulares patillas rizadas y negras como el resto de su cabello, una singularidad heredada de su padre — además tú también estás solo — siguió jugando con su patilla pues era un defecto propio de cuando estaba aburrido o irritado

—¿Estás perdido? — vocecita levemente chillona, pero dulce, piel levemente canela, un conjunto de ropa anaranjada que le quedaba un poco grande

—Claro que no

—¿Y por qué no estás con tus papás?

—Porque ellos se perdieron — arrugó levemente su nariz por la idea — es por eso

—Mentira — rió bajito — si no estás con tus padres, entonces estás perdido

—No me contradigas, niño

—Tú también eres un niño — buen punto, pero el más grande no se iba a retractar — y estás perdido

—Que no lo estoy

—Es bueno saber que no soy el único que se pierde

—Debí saberlo — suspiró profundamente mientras chasqueaba su lengua — así que te pegarás a mi como larva para que te ayude a encontrar a tus padres

—No — sonrió el castaño y al ver que el mayor arqueaba una ceja, siguió — mi mami dijo que, si me pierdo de nuevo, me quede con los gatos

—Se ve que te pierdes seguido — negó con su cabeza y se cruzó de brazos — me voy a arrepentir de esto — susurró mientras estiraba su mano hacia el más pequeño —. Vamos. Buscaremos a un guardia para que llame a tus padres

—No — el castañito se alejó un paso del mayor y se pegó al cristal

—... — Sintió un tic en su ceja al escuchar esas palabras. Se estaba ofreciendo a ayudarlo y ese mocoso se negó — ¿por qué no te callas y me sigues?

—No me voy con extraños

—No soy un extraño, soy un niño

—No te conozco, así que eres un extraño — lo miró con desconfianza, apretando sus labios hasta volverlos una línea recta

—Genial, me topé con un testarudo — el mayor se peinó sus negros cabellos y suspiró — Estamos hablando, así que no soy un extraño

—Lo eres

—Entonces, me presento. Mi nombre es Reborn Di Argento — estiró su mano para que el menor la estrechara — ya te he dicho mi nombre

—¿Y tu edad?

—Siete años — se quedó con el brazo estirado, impaciente al ver la desconfianza del castaño — Vamos, no tengo todo el día

—Soy Tsuna, Tsunayoshi Sawada y tengo siete años — se acercó para estrechar la mano ajena y sonrió — ¡Hola! — sonreía con amabilidad

—Pero si eres un enano, no puedes tener la misma edad que yo

—Malo — acusó indignado, soltándolo de inmediato y apuntándolo con el dedo índice de su pequeña y regordeta mano derecha — eres muy malo

—Y es muy divertido serlo — sonrió divertido — ahora vamos, buscaremos a alguien

—¿Me prestas tu globo? — hace rato que veía aquel objeto de color azul, quería tocarlo al menos

—Si te lo doy, ¿te callas y me sigues?

—Bueno — sonrió feliz de la vida cuando aquella cuerdita le fue cedida — es muy bonito  

—Eres solamente un niño y uno muy chiquito — tomó la mano libre del castaño y empezó a caminar

—Que malo. Eres muy malo, Reborn — renegó, sin embargo, no soltó la mano del más grande

 

 

Encontrar a alguien no fue difícil, sólo fue cuestión de caminar hacia las tiendas de ropa donde había más gente y acercarse al uniformado. Reborn les contó a los encargados un simple resumen de lo sucedido y fueron guiados a alguna oficina donde un hombre dijo por altavoz el lugar donde podían ubicarlos a ambos. Mientras esperaban, Reborn miró al más pequeño que sonreía como si nada, seguramente acostumbrado ya a la espera de sus padres. Tsuna era un niño tan raro, sonriente, vivaz, interesante. Reborn agradecía que al menos no se topó con uno de esos llorones a los que no soportaba, tal vez tuvo suerte. Charlaron un poco mientras balanceaban sus pies en esa silla que les fue difícil trepar y finalmente la primera pareja llegó. Para mala suerte de Reborn, eran sus padres.

 

 

—¡Mi pequeño! ¡Reborn! — era una mujer de cabellos azulados, de tez blanca y ojos negruzcos — Hay por el cielo santo, no me des estos sustos de nuevo — escandalosa mientras lo abrazaba con fuerza y restregaba su mejilla contra la del pequeño

—Mamá… ya basta — pidió con incomodidad

—Casi me da un infarto al no verte junto a mí. Casi mato a tu padre por eso — lo separó de ella para mirarlo y luego besarle las mejillas

—Mamá, ya para. No hagas eso aquí

—¡Y te atreves a negarle cariño a tu espantada madre! Te castigaré — amenazó mientras golpeaba levemente el pecho de su hijo

—Pero, ¿por qué? — arrugaba su ceño con disimulo, pues no quería hacerla enojar

—Cariño, cálmate. — Aquel hombre de cabellos negros, singulares patillas rizadas, y ojos color marrón oscuro, al fin exteriorizó su voz — Lo que importa es que ya lo hallamos

—Nunca más te vuelvas a perder, Reborn — la madre del pequeño limpiaba el par de lágrimas que se le escaparon, pero suspiraba profundo para luego a sonreír

—Yo no me perdí… ustedes se perdieron — Reborn frunció un poquito su ceño, lo acentuó más cuando escuchó una risita a su lado

—Mentira — Tsuna se había bajado de la silla para devolver el globo a su dueño, pero al escuchar lo que la mujer decía, le dio risa — si estabas solo es porque tú te perdiste, Reborn

—¿Y este pequeño? — sonrió la mujer al ver al otro niño del cual no se había percatado — ¡es adorable! — aseguró al darle una mirada rápida. Ojos brillantes, sonrisa de ángel, mejillas redonditas y apretujables, cuerpo delgado y pequeño, simplemente bello

—Al menos ya se te pasó el susto — sonrió el hombre adulto — Reborn, puedes explicarme

—Hola pequeño, ¿también estabas perdido? — sonreía la mujer de cabellos azulados mientras agarraba las mejillas de Tsuna que apenas había logrado devolverle el globo a Reborn

—Sí, pero su hijo me trajo aquí

—Mi pequeño es un héroe entonces — festejó emocionada. Era la primera vez que su hijo hacía algo tan bonito por otro niño

—Así que por eso desapareciste, Reborn, para ayudar a este niño — al menos los adultos así lo asumieron y Reborn no lo contradijo, caso contrario tendría más que contar su versión y soportar los regaños de su madre

—¡Tsu-kun!

—…— Ante esa voz, Tsuna se alejó de la madre de Reborn y elevó sus brazos — ¡Mami! — sonrió para correr hacia ella; una castaña que lo cargó y dio vueltitas con él

—Estaba preocupada porque no te encontré en donde había gatos — besó las mejillas de su niño — Tsu-kun, un día me vas a matar de un susto

—Es que conocí a un niño malo — Tsuna señaló al mencionado y la castaña rió bajito porque detrás de aquellas palabras seguramente habría algo más — me dijo enano. No soy enano, creceré rápido

—Si eres enano ahora, siempre lo serás, Tsuna — se burló el menor de los azabaches  

—¡Reborn! — regañó su madre — no digas eso. No seas mal educado — lo amenazó con la mirada y después miró a los castaños — disculpe a mi retoño

—¿Lo ves? Es malo — señalaba Tsuna a un Reborn que sonreía divertido, pues agarró un gusto por molestar a ese pequeño

—Son sólo niños — justificó el único adulto varón en el lugar

—Claro, no hay problema. Siendo como son… los niños siempre discuten así — sonrió Nana abrazando a su niño — supongo que tú ayudaste a mi niño, ¿verdad? — la castaña se acuclilló frente a Reborn

—Sí, porque se veía un poco solo

—Gracias, Reborn-kun… has sido un ángel — sonrió tan brillantemente como el pequeño castaño en sus brazos — Tsu-kun y yo estamos muy agradecidos contigo

—No fue nada — Reborn desvió su mirada, pues al ver a esos dos sonreír, le incomodaba un poco

—Pues por hoy, su aventura se terminó — sonrió Nana — creo que cada quien debe volver a su camino

 

 

Esa fue su primera aventura. No sabían si habría más, o siquiera, si se volverían a ver en un futuro

 

 

 

 

Notas finales:

 

Bueno, estaba estresada y para pasar el rato hice esto. No tenía ningún objetivo más que imaginarme a este par siendo un par de niños traviesos XD

Les di dulzura R27, quizá les dé más, quien sabe, todo dependerá de mi tiempo y ánimo.

Las ama: Krat


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