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Era increíble cuan dependiente se había vuelto de alguien. Era increíble e inquietante, solamente saber el hecho de que después de tanto tiempo de vivir con la noche como única compañera, volando a donde el viento lo llevase, fuera a sentirse tan perdido sin la presencia de alguien más.
Irónico, sentirse más incompleto por no estar con él, que por haber perdido una parte de su cuerpo.
Salto un par de rocas con prisa, aterrizando sobre una montaña de hojas secas antes de retomar su recorrido. Gotas de lluvia comenzaron a caer con ligereza; y pronto el rojo de su pintura para carreras comenzó a deslizarse de su necroso cuerpo creando una linea carmesí sobre la tierra.
Se sentía tan ridículo y tonto.
Porque si no hubiera estado tan entretenido coqueteando con Cloudjumper Hiccup no se habría enfadado con él. ¡Pero vamos! ¡Era divertido fastidiar al grandote! Estaba seguro de que esta mañana casi logro hacer que sonriera —Eso, o que se enfadara y lo mandara a volar tan alto que llegaría a la luna— ¡Pero Hiccup tenía la culpa! ¿Acaso él no tenía derecho a querer darle un poco de celos también?
Gorgoteo felizmente, cuando logro divisar su destino. Pronto la figura delgada —Pero sexy— de su jinete se hizo presente. El dragón sintió una especie de corriente eléctrica recorrerlo desde su cola a la cabeza al notar como la lluvia hacia que la ropa se le aderiera sobre su cuerpo.
Se acercó por su espalda lentamente, observándolo. El cobrizo estaba sentado frente al lago en el que cayeron aquella vez, las gotas de agua caían libremente sobre su cuerpo, haciendo que el cabello enmarcara su rostro, Toothless pudo jurar que si no fuera porque se miraba pensativo hubiera disfrutado enormemente de la vista.
Sacudió la cabeza, mordiéndose el labio inferior para controlarse, porque si, Hiccup era sexy, y si, bajo la lluvia se miraba aún más sexy, pero tenía que pedirle disculpas antes de violarlo oficialmente.
El dragón se vio obligado a morder su labio aún más fuerte.
Colocándose a su lado y apegando sus cuerpos elevo una de sus alas, pronto el joven vikingo se encontró libre de la lluvia.
Murmurando un suave "¿Qué..?" el cobrizo recorrió la oscura pared escamosa que lo cubría, topándose con una mirada toxica y arrepentida. El joven enarco una ceja, cuando el dragón comenzó a ronronearle de forma suave y pausada.
Perdóname— susurro, bajando la mirada y colocando ojos suplicantes.
Confundido, tomo su cabeza alargada entre sus manos sonriéndole ampliamente. _ ¿Quieres que te perdone por haber perdido una apesta con Gobber?_
Toothless amaba esa sonrisa; Pero sintiéndose estúpido, y aún más ridículo que antes, guardo silencio por un momento. El dragon no tenia idea de lo que su jinete hablaba, pero definitivamente no se le veia molesto.
Bueno, si no estaba enfadado con él, ya era libre de violarlo ¿Cierto?
Hiccup no supo en que momento llego al pie de un árbol, con su amado dragón desvistiéndolo.
Si Toothless hubiera sabido, que la apuesta fue que no se resistiría a tirársele encima al verlo bajo la lluvia… quizá se hubiese controlado un poco.
Pero Hiccup tampoco hizo nada para detenerlo…. ¿Qué eran veinte piezas de plata, comparadas con algo como esto, después de todo?
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