Cuentame un secreto
El fin del problema 1
. . . Recuerdos. . .
XX/XXX/XXX Kouki con su mirada veía esta fecha en la lápida; el día en que su abuelo dejo este mundo, el día en que su única familia dejo de vivir, “Exceso de trabajo” era todo lo que en su mente pasaba.
-“Él le mato”- Sus manos apretadas en puños –“debe sentir lo que siento”- Los pensamientos de Kouki no paraban. –“Él le mato. No hice nada. No hice nada para evitarlo. Deje que muriera… No HICE nada”-
La mente de Kouki era un caos desde que le dieron aviso en su trabajo.
-Tu abuelo murió- Le habían dicho sin más, esperaba paciente que la persona al otro lado del teléfono le dijera que era una broma pesada. Pero no fue así. Furihata Akira había muerto, de un infarto al corazón mientras cortaba el césped de su trabajo.
Era muy pronto para Kouki, estar solo, sin nadie que le diera apoyo, sin nadie que mantuviera su mente cuerda, sin nadie que le hiciera entrar en razón.
Furihata Kouki estaba lleno de ira, su mente solo quería que Hizakara Nezubi sintiera lo mismo que el sintió al no tener ya a nadie. Kouki juro en ese momento que le haría sentir lo mismo que él había sentido cuando perdió a su única familia.
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Kouki se encontraba en un lugar oscuro, no podía ver nada, la oscuridad le rodeaba.
-Has que descanse en paz- Escucho y reconoció al instante la voz de su abuelo, busco en todas las direcciones al dueño de esa voz, pero no le encontraba. –Hazle pagar por hacer que mis huesos se gastaran,- Kouki se dio cuenta que la voz venia de todos lados, no tenía una dirección exacta. -por hacer que mi corazón fallara antes de verte vestido de blanco en el altar, mi pequeño y hermoso Kouki, hazle pagar por haberme matado, por dejarte solo. ¡Hazle pagar!-
-¡AH!- Era solo un sueño, había escuchado tan claro lo que su abuelo le pidió. –No te preocupes abuelo, ya estuve planeando hacerle pagar lo que hizo. –Las lágrimas no dejaban de salir. –Hare lo que sea para que descanses en paz.- La mirada almendra de Kouki se alzó con seguridad. –Prepárate Hizakara Nezubi-
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La familia Hizakara estaba formada por tres personas, el señor Hizakara Nezubi, su esposo Hizakara Lin y su hijo Hizakara Jirou de catorce años de edad.
Kouki ahora llamado Ryuuji Tachibana, cabello completamente negro y de ojos verdes con pronunciadas ojeras bajo estos, ahora trabaja por ese día en la casa de los Hizakara. Hace 8 meses su abuelo murió, desde hace 7 meses paneo su venganza, desde hace 6 meses se fue de Tokio, desde hace 5 meses cambio su estilo, desde hace 4 meses regreso a Tokio, desde hace 3 meses se hizo amigo de un empleado de los Hizakara, desde hace 2 meses ellos panearon un fiesta, y ahora él fue contratado como uno de los meseros de tal fiesta, El querido hijo de los Hizakara cumplía al fin sus 15 años.
Kouki se movía de aquí y allá llevando bebidas y comidas a los invitados, les veía a lo lejos presumir de su querido hijo, y Kouki en su corazón no podía más que reír a carcajadas, sabiendo que esa felicidad les duraría poco.
-¡Oye inútil! ¡Fíjate por donde andas!- Varios invitados y personal se giraron al oír los gritos, al parecer una de las meseras había tropezado y por accidente derramo vino sobre las ropas de uno de los invitados.
-Lo siento mucho señor.- Se disculpaba temerosa la chica, Kouki solo veía.
-¡Ni con toda tu vida trabajando podrías pagar esto!- El invitado seguía molesto y el encargado de contratar personal intervino, disculpándose, llevándose a la chica. Tras ellos iba un molesto señor Hizakara, Kouki en silencio le siguió, sin ser visto.
-… No quise hacerlo.- Una voz temblorosa pudo escuchar Kouki al llegar.
-Quiero que te largues de mi casa en este instante, no quiero inútiles en mi hogar, y olvídate que tendrás alguna paga.- Hablo con rudeza y desprecio el señor Hizakara. –Sácala de mi vista. – Se dirigió al encargado. –Y asegúrate de no contratar inútiles.-
-Sí señor. – Hizakara se retiró del lugar, el encargado tomo con cuidado del hombro a la chica y se retiraron.
-Tks.- Los dientes de Kouki tronaron de ira. –“Así tratabas a mi abuelo. Te hare pagar.”-
Las horas pasaron y ya a la una de la mañana no había ni una persona en la casa de los Hizakara, salvo por ellos, el encargado y Ryuuji Tachibana.
-Fue un día muy ocupado, ¿no lo crees Tachibana?- Ambos se encontraban en la cocina.
-Sí que lo…- Fue interrumpido por el teléfono de la cocina.
-Espera,- Dijo a Kouki. – ¿Si señores?- Al otro lado del teléfono era uno de la casa. –Enseguida señor.- Luego de eso el encargado colgó. –ufff- Suspiro aliviado.
-¿Que querían?- Pregunto Kouki.
-Solo unas bebidas, luego de llevárselas, dijeron que podía irme.- Kouki sonrió en su interior, como un niño a la espera de hacer una maldad.
-Te ayudare. Se ofreció.
-Oh te lo agradezco, puedes alistar dos copas de Martini y una de jugo de naranja, ya vuelvo.- Informo para luego salir y al volver ya estaban las bebidas listas. –Perfecto, Ryuuji, las iré a dejar-. El encargado tomo la bandeja con las bebidas y salió. Kouki quejo solo en la cocina.
-Me siento de maravilla, ¡je!- Hablo a la nada.
Luego de unos minutos el encargado llego con Kouki y ambos salieron de la casa.
-Bueno, nos vemos mañana, Ryuuji.- Se despidieron, Kouki vio al encargado desaparecer a lo lejos.
-25 minutos.- Susurro al suelo. –Solo eso dura el efecto de la droga, 25 minutos en los que pareces estar muerto.- Levanto su mirada al cielo. –Pronto estarás feliz, abuelo.- sonrió con felicidad, la cual se fue al instante, dando media vuelta y regresando a la casa de donde salió.
Rodeo la casa entrando sin ni un problema por la puerta trasera, la puerta de la cocina, antes de entrar tomo las sogas que se encontraban a un lado de la puerta, muy bien escondido entre los arbustos, ya dentro se dirigió al almacén donde saco una maleta negra de deporte, la colgó en su hombro.
La casa de los Hizakara se encontraba completamente solo, justo lo que Kouki tanto había esperado.
Los encontró en el segundo piso, en la habitación principal, completamente dormidos, como si estuviesen muertos.
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