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El Suspiro de un Rey por yue-sama

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Notas del capitulo:

Hola!!

Las actualizaciones siempre serán domingos, solo que ayer no pude actualizar, gracias por la paciencia, y espero les guste el cap.

ATENCION

Máximo de capítulos que le queda a esta historia son dos...

Aquí el cap.

Muchas gracias por sus comentarios, de verdad los aprecio mucho:3

Sasuke observó con ojos divertidos como todos aquellos simples mortales lo miraban con terror, para luego caer al suelo arrodillados patéticamente, y, aunque se suponía que él era un dios benigno, amaba el oscuro poder y el dolor.

 

 

Después de todo, quizás no era tan diferente de Mafiaren.

 

 

Miró al estúpido Alfa esposo de Naruto y lo sometió casi de inmediato, él era un dios, y para ellos no existían castas, tan sólo había tomado una de ellas para camuflarse bien, de hecho, apenas tenían un sexo definido. Simplemente era un dios, un ser celestial.

 

 

El pequeño Omega que temblaba en sus brazos lo regresó a la realidad, al verlo su corazón se derritió y no pudo pensar en otra cosa que no fuera el rubio, llevaba un hijo suyo en su vientre, un futuro semidiós. Él siempre tuvo claro a qué había bajado a la tierra, sabía que quería a Naruto, tenía un deseo malsano por el pequeño rey.

 

 

—S-Sasuke —murmuró.

 

 

Si hubiera sido otro mortal quizás le habría arrancado la lengua, ya que ahora estaba mostrando su semifigura de dios, sin embargo, al ser Naruto… Dioses, amaba cuando Naruto decía su nombre secundario.

 

 

—Tranquilo.

 

 

Levantó su rostro nuevamente y caminó entre la gente, varios quisieron tocarlo, pero bastaba solo una mirada para desistir de intentarlo, luego, un poco más lejos, pudo ver a aquel pequeño Omega, el favorito de Naruto, aquel que había rescato de Tonu, y, aunque tenía un deseo malsano, siempre hacía caridades para las personas que de verdad se lo merecían.

 

 

Tonu era un pueblo terrible donde todos sufrían, por lo que él realmente había llegado al pueblo para llevar felicidad, pero no fue necesario al ver como Naruto entraba y ponía todo en orden.

 

 

Ese día confirmo que no había un Omega más hermoso y feroz que el rubio.

 

 

De pronto, detuvo sus pasos y clavó su mirada en la asustada multitud.

 

 

—Desde el día de hoy quedan advertidos, mortales. Quien se atreva a tocar a este Omega, debe recordar que estará tocando a mi cría también. ¡Ja! —lanzó una carcajada burlesca—, y si eso pasa, no crean que no me vengaré… Hasta el día de su muerte, nadie podrá tocarlo.

 

 

Sentenció y todos los presentes jadearon, Naruto había sido elegido por un dios para portar a su cachorro, ahora, el rubio entendía porque Gaara le había dicho que su cachorro sería especial, pero…

 

 

¿Qué tenía él para merecer todo eso?

 

 

Segundos después, el silencioso momento se rompió por unos estruendosos aplausos, todos voltearon a ver al causante del sonido, encontrándose con un lindo hombrecito de larga cabellera blanca, labios rosas y mirada lila que salía de entre las filas mirando con cierto reproche y burla a Sasuke.

 

 

Naruto rápidamente levantó la mirada para ver a su Dios, encontrando que este estaba muy enojado, casi mataba con la mirada al joven y hermoso Omega que se burlaba de él con ese simple acto.

 

 

—¡Excelente, mi gran señor! —se burló—. Que buen espectáculo el que ha montado, y después dicen que yo soy el malo. Ni siquiera yo atormente a tantas almas como tú lo has hecho.

 

 

—¿Quién te crees para hablarle así al dios Bizitza? —dijo Gaara un poco sorprendido, cuando de pronto salió un pequeño niño, quien jaló la mano del Omega más grande.

 

 

—No es el momento, Suigetsu —murmuró asustado. temiendo que el gran Dios levantara una maldición contra su familia.

 

 

Gaara jadeó, él tenía un buen oído y había escuchado el nombre, pero decidió no decir nada, después de todo, la pelea debía resolverse entre dioses.

 

 

—Basta, mocoso —dijo de mala gana, soltándose y haciendo que el chiquillo fuera a dar contra el duro suelo—. ¿No ves que me burlo del gran Dios?

 

 

—¿Qué haces aquí? —bramó Sasuke.

 

 

—¿Acaso creíste que no te seguiría hasta aquí? Me aburría estando en el inframundo —dijo con un mohín y moviéndose de un lado a otro.

 

 

En ese momento, los que fueron inteligentes y arraigados a las leyendas comprendieron rápidamente que ante sus ojos había otro Dios.

 

 

—¡Vete!

 

 

—Nop —se burló—, fue divertido seguir tus pasos, estúpido Dios.

 

 

—¡Te devolveré a esa pequeña habitación de la que nunca debiste salir, Mafiaren!

 

 

—Atrévete —dijo con fuerza y ferocidad, luego su apariencia comenzó a cambiar, sus labios pasaron a ser morados, sus orejas se hicieron puntiagudas y sus ojos vacíos fueron tapados por un casco, mientras que su ropa translucida dejó ver ese cuerpo hermoso y tentador.

 

 

Mafiaren se personificaba tal y como era, un pequeño y travieso Dios, lleno de maldad. Nadie quería meterse con el Dios del inframundo, no habría nunca nadie tan tonto como para hacerlo.

 

Al ser consciente de todo, Naruto se alteró, comenzó a respirar rápidamente, y, cuando sintió una punzada en su vientre, se contrajo, aferrándose a la ropa de Sasuke, este reaccionó de inmediato, bajándolo rápidamente al suelo para comenzar a acariciarlo, pero todo comenzaba a verse tan lejano, sus voces, las imágenes, el entorno, hasta que, al fin, todo fue un eco ensordecedor, y, las últimas manchas que captaron sus ojos antes de sumergirse en el negro, fueron a un furioso Sasuke lanzándose con fuerza contra Suigetsu.

 

 

*

*

*

 

 

Despertó aturdido y su primera reacción fue llevar sus manos a su vientre, se sintió lleno, así que supo que su bebé todavía estaba ahí, lo segundo que notó fue a sus hijos, quienes dormían pegados a él, otorgándole su calor, más aún Haize, que parecía dormir en una postura de defensa, listo para saltar en cualquier momento.

 

 

Miró todo a su alrededor, notando que estaba en un nido completamente nuevo, caliente y hermoso, pero no suyo…

 

 

Poco después miró como la puerta se abría y notó a Haku acercándose con un trapo y agua fresca. Cuando el pequeño Omega vio que estaba despierto, salió corriendo del cuarto sin dejar que Naruto dijera algo, entonces, el rubio frunció el ceño y se recostó nuevamente tratando de relajarse, pero se sentía a la defensiva, casi como si fuera un animal herido.

 

 

En el momento en el que la puerta fue abierta de nuevo, vio a Sasuke atravesándola y se calmó de inmediato. El gran Dios se acercó con paso seguro y Naruto se preguntó, ¿cómo es que no le tenía miedo?

 

 

Siempre le había parecido un hombre muy misterioso, a su alrededor siempre había algo que no cuadraba, ahora sabia porque contaba historias tan reales sobre los dioses, pues claramente, Sasuke las había vivido en carne propia.

 

 

El Dios se sentó cerca, pero sin tocar a Mahats que dormía a su costado. Naruto lo miró fijamente y Sasuke tampoco apartó la mirada.

 

 

—Creo que me debes una explicación —dijo Naruto.

 

 

—Yo no te debo nada, Omega —dijo Sasuke—. Soy tu Dios, no me compares con un mortal.

 

 

Naruto bufó retándolo con su mirada, pudo escuchar claramente como Sasuke gruñía con enojo, pero ni siquiera así se intimidó.

 

 

—¡Dímelo, Dios! ¿Por qué tienes miedo de un simple mortal? —dijo mordaz, y algo en él le recordó a Mafiaren, por lo que quitó la mirada, molesto.

 

 

—No es el momento y no insistas más. Mafiaren casi hace que pierdas a mi cría.

 

 

—¿Fue él? —dijo suavemente—. ¿Quiso matarme? ¿Por qué?

 

 

—…                   

 

 

Naruto iba a reclamar, pero Sasuke tomó su mano y como muchas otras veces, la besó, de inmediato, su piel se calentó y se estremeció, jadeó y tuvo que aceptar que era débil.

 

 

Sasuke besaba y mordisqueaba su muñeca, para finalmente otorgarle un casto beso en su palma, luego, se recostó de lado, casi al final del nido y acarició sus cabellos, y, con una extraña nana, lo hizo dormir de nueva cuenta, dejando inconclusa la oportunidad de saber un poco más sobre los oscuros secretos de Sasuke.

 

 

*

*

*

 

 

Los meses habían pasado muy rápido, sintió a esa cría crecer fuertemente, era un cachorro sano, nunca enfermó durante el embarazo, y ahora, en su último mes, estaba listo para tener a ese bebé, se sentía muy seguro.

 

 

Miró a su pueblo, había ciertas ocasiones —como esa—, en las que le llevaban obsequios, y, a pesar de que Naruto había insistido en que no era necesario, los más devotos a él y a los dioses lo consentían de la misma manera. Le daban abrigos, telas costosas, comida, carne fresca, vinos y cervezas, panes crujientes, frutos y mucho más.

 

 

Un momento después, Mahats corrió hacía él y le puso una corona de flores sobre su cabello, provocándole una sonrisa, después de todo, no sabía que hubiera hecho sin el amor de sus hijos. Haize había madurado mucho después de haber visto la escena de Kakashi tratándolo violentamente, era un Alfa sobreprotector, y siempre que se le acercaba otro Alfa, se ponía a la defensiva. Estaba seguro de que Haize sería un fuerte gerlari.

 

 

Zerura era el más inteligente de sus pequeños, aquel que no pensaba con el corazón sino con su cabeza, y, ciertamente, no estaba ni a favor ni en contra de ninguno de los dos padres, hablaba con Kakashi y hablaba con Naruto, y, aunque quizás eso creó una brecha entre Haize y él, el pequeño Beta no dio vuelta atrás.

 

 

Mahats era pequeño… todavía no entendía en su totalidad lo que había pasado, quería acercarse a Kakashi, pero le tenía miedo, quizá haberlo visto tan enojado lo dejó un poco temeroso de que el gran rey pudiera hacerle lo mismo, en cuanto a Naruto, él no intensificaba el odio hacía Kakashi, pues sabía bien que el Alfa era un excelente padre a pesar de todo, así que no era nadie para cambiar eso.

 

Kakashi nunca cambió con sus hijos, el problema siempre había sido entre ellos, y eran dos personas maduras, eran reyes diplomáticos, y sabían tanto de traiciones como de amores.

 

 

Pocos meses después de la partida de Sasuke, las heridas comenzaron a sanar, así que, tanto Naruto como Kakashi se habían sentado a hablar.

 

 

“—Quizás no me perdones nunca. Te conozco lo suficiente como para saber que tu corazón es de oro, pero, al mismo tiempo no lo es… sin embargo, de igual manera, recibe un perdón de mis labios por hacerte lo que hice.

 

—Supongo que son palabras sinceras…

 

 

—Desde mi corazón —dijo Kakashi—, no busco arreglar el matrimonio, tan sólo discúlpame. Mi Alfa reaccionó, se sintió traicionado por aquello que consideraba suyo, algo que pensó nunca sería tocado.

 

 

—Y traté de comprenderte durante todas esas noches en vela que me regalaste por la incertidumbre de pensar que entrarías a mi cuarto a asesinarme.

 

 

Kakashi frunció el ceño y negó lentamente.                               

 

 

—Nunca llegaría a tal extremo. Yo sólo… perdí el control, y no mentiré, esposo mío, quise hacerte cosas malvadas, pues tenía mi corazón envenenado llenando mis manos, pero con el pasar de los días, medité mis actos y supe que mis celos y mis pensamientos impuros habían sido errados.

 

—…

 

 

—Sé que me miras sorprendido por mis palabras, pero si estoy diciendo esto es por un motivo, yo también te fui infiel hace mucho tiempo atrás, y nunca te lo comenté. Soy un rey y me aproveché de eso, por mi piel han pasado muchos Omegas, y tú, siempre fuiste un esposo fiel que esperaba mi regreso junto a mis hijos… Sé bien que no merecías eso.

 

 

—Lo supuse —dijo Naruto un poco dolido—. Sabía que me engañabas.

 

 

—Si tu no quieres seguir con este matrimonio eres libre de irte, no te ataré, pero, si te quedas, no te pediré amor, así como sé que tú no pedirás que le de mi nombre a ese pequeño bastardo.

 

 

Naruto rugió siseando y mostrando sus dientes por el pequeño apodo despectivo a su cría.

 

 

—No sé qué es lo que el destino tiene para mí, si viviré aquí será el tiempo que sea. Dejaré que pasen las cosas a su tiempo.

 

 

—Bien…

 

 

—Bien —dijo Naruto.

 

 

Así habían acordado diplomáticamente seguir adelante, así que seguía siendo rey y seguía siendo el Omega de Kakashi, nada había cambiado sobre eso, tan sólo el pequeño detalle de que ni él ni Kakashi compartían el mismo nido.

 

 

Solo esperaba estar haciendo bien las cosas.

 

 

*

*

*

 

 

Se retorció un poco en el nido y despertó notando un fuerte dolor en su espalda baja y en su vientre, supo de inmediato que su cachorro venía en camino.

 

 

Gimoteó fuerte y Haize estuvo rápidamente en su puerta, el pequeño Alfa estaba adormilado, pero tan sólo al escuchar el quejido de su madre, se había puesto en alerta.

 

 

—M-mamá —dijo asustado cuando vio a su madre retorcerse y aguantar un quejido de dolor, entonces el sueño se fue rápidamente y no supo que hacer.

 

 

—T-trae a I-Ino…

 

 

Haize asintió y salió corriendo, en ese momento el rubio aprovechó para destaparse quitando su ropa con mucha dificultad para luego abrir las piernas, después de tantas veces ya sabía bien porque le dolía tanto, se abría un canal para el parto, y, si no tenía cuidado, se podía desgarrar.

 

 

Cuando Ino llegó jadeando a su habitación, se puso de inmediato entre sus piernas verificándolo, la esclava rubia había sido su partera cuando Badén vino al mundo, así que confiaba en que haría el mismo trabajo con su nuevo hijo.

 

 

Unas horas después, había llegado el momento de pujar, tenía todo el cuerpo lleno de sudor y la incomodidad lo envolvía completamente. Los partos nunca habían sido fáciles, no sabía cómo podía soportar un quinto parto.

 

 

Así, en el silencio de la madrugada, Naruto pidió con su corazón tener a Sasuke a su lado, alentándolo y diciéndole bellas palabras para su cuerpo cansado y adolorido, pero no era así…

 

 

Aun recordaba las palabras que el azabache le había dicho la última vez que lo vio.

 

 

—No volveré, mi tiempo aquí ha finalizado. Mi propósito está completo ahora.

 

 

Naruto lo miró con gracia y arrogancia, ocultando muy bien tras una máscara el dolor que esas palabras habían causado.

 

 

—¿Sólo me preñas y te vas? —ironizó.

 

 

—¿¡Por qué tienes que enfrentarme así, Omega!? —dijo Sasuke, mirándolo intensamente con esos ojos negros que le consumían el alma.

 

 

—Vete —dijo Naruto, volteándose—. Supongo que era mi destino.

 

 

Se sobresaltó cuando sintió las manos de Sasuke en su vientre mientras este le susurraba en el oído.

 

 

—Estarás solo en el parto, serás valiente y pujarás fuertemente, traerás al mundo a nuestro hijo, y yo, te amaré aún más…

 

 

El rubio no pudo dejar de pensar, la palabra “nuestro” resonaba en su cabeza haciendo que su pecho se llenara de un cálido sentimiento, sin embargo, reaccionó un poco tarde a las palabras “Te amaré más”.

 

 

Entonces, se volteó de inmediato notando la pequeña, pero hermosa sonrisa en la cara del Dios, Naruto lo miró incrédulo y después de mucho tiempo se sonrojó.

 

—Tú…

 

 

—Que tarde reaccionas, mi rey —dijo Sasuke suavemente, acercándose a sus labios y dándole un efímero beso que lo dejó con una triste frialdad—. Un último beso hasta que…

 

 

Y, las palabras callaron, el silencio se volvió espeso entre ellos y Naruto estrechó la mano de Sasuke, queriendo aferrarse a algo que sabía que era tan efímero como lo fue su beso, luego, con un suspiro tembloroso vio como Sasuke se perdía por el camino hacia las montañas.

 

 

El mismo camino por el cual había entrado a su vida.

 

 

Tuvo que ser fuerte al saber que nunca más lo volvería a ver, y que, en caso de hacerlo, sólo sería hasta el día de su muerte, momento en el que llegaría al zeruak en donde sus dioses lo llevarían de la mano hacia nuevas tierras terrenales, para que su alma descansara y cantara hasta el final de los tiempos.

 

 

Ino fue firme a la hora de ver por su cría, mientras que Naruto apretaba las pieles empujándose hacia arriba y haciendo mucha fuerza para sacarlo de su interior, la presión era enorme y a lo lejos sólo escucho la suave voz de Ino diciéndole “su cabeza está afuera”, entonces Naruto apretó los puños y se quedó sin aire al pujar de nueva cuenta.

 

 

Gimoteó cansado, nunca se había sentido más vulnerable y solo, Kakashi siempre había estado en sus partos, pero ahora… todo era diferente.

 

 

Abrió los ojos notando la belleza de la noche y las velas alumbrando aquel vacío cuarto, en ese momento la presión cedió por fin, y a lo lejos, escuchó un fuerte llanto, por lo que se dejó caer sin fuerzas, cansado y adolorido.

 

 

A la distancia, en las oscuras sombras, pudo ver a su hermoso cachorro, y supo, que había hecho un excelente trabajo. Así, sus ojos se cerraron finalmente y el llanto de su cría fue su arrullo en aquella noche tan fría.

 

 

Notas finales:

Con sus comentarios me motivan a seguir escribiendo. muchisimas gracias

Nos vemos

PD: si tienen dudas por favor hacerlas...

dios mafiaren-dar clik para ver-.


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