Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El Suspiro de un Rey por yue-sama

[Reviews - 138]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Capítulo 1

La leyenda

El reino de Ilargia, tan fuerte y grande como lo habían construido los dioses y sus antepasados, se erguía orgulloso a los ojos de los forasteros, presumiendo sus tierras fértiles y todas sus riquezas.

Bárbaros y paganos, así eran llamados lo habitantes de Ilargia por las personas de continentes diferentes al suyo, sin embargo, ellos sabían que los dioses los habían bendecido, pues eran gente fuerte que no demostraba temor, saqueadores innatos y bellezas extraordinarios.

Sus conquistas eran narradas por todos, algunos temiéndolas y otros admirándolas, pues los gerlari eran fuertes guerreros con temibles almas, y, cuando atacaba para tomar más tierras, exigiendo oro y plata, una devastadora pelea se desataba, una en la que morían muchos, pero en la que al final de cuentas, los gerlari resultaban ganadores.

Fuertes guerreros, hombres y mujeres temibles, con fuego en los ojos y almas inquebrantables, siempre portadores de imponentes armaduras y espadas pesadas. Eso era Ilargia.

El reino estaba regido por dos reyes, el rey Alfa y el rey Omega, una pareja sólida que mandaba con mano de hierro, dictando órdenes y guiando a Ilargia por el camino de la prosperidad.

El rey Alfa era un hombre alto y fuerte, cuyos ojos grises intimidaba a cualquiera, tenía una enorme presencia y era líder en los momentos de expedición y de lucha; Kakashi era su nombre, el nombre que corría por el viento surcando los cielos y que era tan bien conocido en todos los rincones existentes, para algunos, temible, para otros, intrigante. Era el nombre del que los poetas escribían y los bardos cantaban, narrando todas aquellas victorias que el rey había logrado desde que subió al trono, e incluso, mucho antes de ello.

Algunas historias contaban que, cuando el rey muriera, los dioses bajarían personalmente y se lo llevarían de la mano, gustosos de recibirlo en el zeruak, e incluso, otros creían que Kakashi era descendiente del dios Bizitza, y que, si lo hacías enojar, una maldición recaería sobre ti.

Claro que, para un excelente rey, tiene que haber una excelente pareja, y la había; el rey consorte, un hermoso Omega de rubios cabellos y sonrisas escondidas, con una esbelta figura recubierta de encantadora piel levemente canela, ojos azules, enérgicos y fuertes. Un Omega fértil y altivo, y, sobre todo, un excelente Gerlari.

....

—Bien, Naruto —fue llamado el Omega—. Tengo que irme.

—Mírame bien, Kakashi —el Alfa lo miró fijamente—. ¡Tienes que respetarme! Si me entero de que te cogiste a alguna puta Omega de allí...

—Bien —lo detuvo, pero sonrió con burla mientras sus manos jalaban un poco la túnica del Omega, para finalmente tocarlo entre las piernas haciéndolo jadear, sin embargo, este no se intimidó, en su lugar, jaló el largo cabello cenizo del Alfa logrando que soltara un gruñido, luego se miraron a los ojos en un desafío mudo, imponiéndose uno contra el otro, hasta que, al fin, con un pequeño gruñido Kakashi lo soltó y Naruto hizo lo mismo.

—Tranquilo, Omega —habló—. No hay de qué preocuparse.

El rubio estuvo a punto de decir algo más, pero el Alfa se dio la vuelta y comenzó a caminar lejos de él, sin importarle lo que Naruto estuviera dispuesto a decirle, partiendo nuevamente a tierras desconocidas para conquistarlas, lamentablemente, él se tenía que quedar, y eso lo ponía de mal humor, claro que sí, después de todo era un fuerte gerlari y le gustaba la lucha, pero ahora tenía cachorros que cuidar y un reino que regir mientras Kakashi estuviera lejos.

Se guardó un suspiro y miró por la ventana como su Alfa y los demás gerlari se subían a sus caballos y emprendían el camino con un fuerte galope, luego arregló su túnica, la cual tenía grandes escotes en la espalda y piernas, se puso unos pesados collares de rubís, y, finalmente, acomodó sus rizos, después de todo, era un rey, tenía que verse como tal. Con delicadeza, pintó tres rayas en cada una de sus mejillas y salió para hacer acto de presencia, sus pequeños pasos resonaban por los pasillos mientras caminaba, miró a sus esclavos hacer la limpieza y preparar el castillo, luego se detuvo al llegar al salón, donde sabía que sus cachorros jugueteaban felices.

—Y yo seré un fuerte gerlari cuando crezca —bramó el mayor—. No como tú, Mahats.

El pequeño Omega se encogió en su lugar y Naruto gruñó ofendido, ¿¡quién se atrevía a decir que un Omega no podía ser un fuerte guerrero!? Toda persona que no tuviera miedo de dejar su vida en batalla llevaría con orgullo el nombre de gerlari.

—Que no te escuche tu madre, pequeño Haize. Sabes bien que el rey Naruto es un formidable gerlari... —dijo la esclava que cuidaba de ellos.

—He escuchado sus hazañas —respondió emocionado el Alfa y Naruto sonrió orgulloso mientras escuchaba a escondidas lo que su hijo tenía que decir de él—. Mi madre mató a muchas personas en la guerra de Denbora, su cuerpo se cubrió completamente de sangre, de tal manera que parecía salido de los infiernos mismos del dios Mafiaren.

—Claro que sí —dijo la esclava—. No podía verse ni un solo centímetro de su piel canela gracias a la espesa sangre que llevaba encima. Ese día, los dioses gritaron con orgullo por su gran hazaña, así que tú, Mahats, no permitas que tu hermano Alfa te intimide, puedes llegar a ser como tu madre si así lo deseas.

—Así es —dijo Naruto entrando altivo—. Tal como también lo fue tu abuela, quién mató a un enorme y salvaje dragón, sin importar que, al igual que nosotros, era Omega.

Los niños brincaron en sus asientos y el pequeño Alfa miró con temor a su madre, causando que el rubio escondiera una sonrisa. Cuando llegó a donde estaban sus cachorros, jaló fuertemente la mejilla del Alfa en reprimenda y Haize gruñó por el dolor, luego el rubio se sentó entre ellos abriéndose espacio.

—Ino, dame a mi bebé.

—Sí señor.

La esclava le dio al pequeño retoño que había estado cargando mientras cuidaba a los cachorros más grandes, Naruto la miró agradeciendo por la ayuda, y luego acarició a su bebé, una hermosa niña con cabellos cenizos iguales a los de su padre alfa.

—Ve a despertar a Zerura, tiene que comer.

Ino asintió y fue a buscar al otro cachorro real, tal como el rey demandaba, entonces Naruto acomodó a la bebé en su regazo y esta manoteó en busca de sus juguetes, mismos que el pequeño Mahats le dio.

Cuando vio a su otro hijo venir sonrió gustoso, él estaba orgulloso de la familia que le había dado a su Alfa. Estaba su primer hijo, Haize, un fuerte e intrépido Alfa, luego su segundo hijo, Zerura, un inteligente Beta, orgullo de Kakashi. Su tercer hijo, Mahats, quien era un bello y tierno Omega, y, por último, Badén, quien seguro sería una Alfa, aunque su aroma todavía era muy tenue, así que no podía estar completamente seguro.

—¿Quieren que les cuenta una historia? —dijo Gaaravemente y todos prestaron atención, hasta su endemoniado Zerura había sido llamado por su voz. Todos lo miraban expectantes.

—Cuenta la leyenda que los dioses entraron en disputa mucho antes de crearnos y crear el mundo. Se dice, que el dios Bizitza y el dios Mafiaren, peleaban constantemente buscando demostrar quién de ellos tenía más poder. Mafiaren era travieso e inteligente, alguien sumamente audaz, y claro que hizo que el gran Bizitza tropezara y cayera muchas veces, nadie —hizo una pausa pequeña—, nadie podía contra el escurridizo Mafiaren...

«El dios de todo estaba muy enojado con Mafiaren ya que, por su culpa, él no lograba triunfar, aun cuando estaba dando todo su esfuerzo, así que lo recluyó en una habitación oscura y fría lejos del terreno celestial, donde los demás dioses compartían. El pequeño dios del inframundo se enojó mucho, claro que sí, y, cuando el viento le trajo hasta sus picudos oídos los rumores de que Bizitza estaba creando nuevos dioses tuvo que contenerse y morderse la lengua para evitar morir ahí mismo, sin embargo, corroído por la venganza y el placer egoísta, decidió crear a sus nuevos dioses también, demostraría que él también era poderoso, tanto como el dios sobre todos.

Así, Bizitza creo hermosos dioses mientras que Mafiaren creo unos feos y horribles, al verlos, el gran dios no pudo evitar burlarse cruelmente de los pobres intentos de Mafiaren para crear dioses, pero el travieso dios, con una sonrisa cruel, se burló en su lugar del gran Bizitza.

—Oh claro, mi gran señor —dijo con actitud cínica—, pero tiene que saber, que, de esta manera, solo yo podré portar tremenda belleza en el inframundo.

En ese momento Bizitza se dio cuenta de que Mafiaren lo había hecho a propósito, claro que los dioses iban a ser feos, así nunca nadie podría igualar la belleza altiva de Mafiaren.

En ese instante, el fuerte repudio que existía entre ellos, estalló, fue justamente en ese momento en el que la batalla comenzó, una batalla entre dioses del inframundo y dioses del cielo...»

Los niños miraban atentos a su madre quien relataba muy bien, haciendo gestos, dando pequeños saltos e incluso profundizando la voz, al final de cuentas entre la gente de Ilargia existía la costumbre de contar las leyendas de sus dioses pasándolas de generación en generación, perpetuando con ello la tradición por largos siglos.

—Pero, ustedes saben que pasó ¿no? —Mahats levantó su pequeña mano y con su temblorosa voz respondió la pregunta.

—Muchos dioses murieron en esa batalla.

—Excelente, Mahats —dijo Naruto feliz—. Muchos dioses murieron y sus cuerpos crearon la tierra y las montañas, su sangre se convirtió en los ríos, tal como las lágrimas del dios Bizitza se volvieron lluvia, pues lloró desconsolado por todos sus dioses muertos, hasta que, después de tanto llanto, se formó el mar...

«El aliento moribundo de los dioses se convirtió en el viento, de sus ojos se crearon las estrellas, y, de sus almas, surgieron el día y la noche.

Así, cuando la oscuridad cae, sabes que los dioses muertos del inframundo están viéndote, pero, cuando el sol sale y brilla en lo alto, son los dioses del cielo quienes te cuidan y velan por ti.

Cuando Bizitza se dio cuenta de que había creado un maravilloso lugar, supo que tenía que hacer algo para que esas tierras fueran admiradas y no se extinguieran en soledad, así que buscó a un lastimado Mafiaren, y, dejando de lado el odio que sentían, acordaron que juntos harían hermosas personas.»

—¿Y fue así como fuimos creados? —preguntó Haize y Naruto asintió.

—¡Los primeros hombres, eran grandes! —dijo exagerado el rubio—. Hermosos, con cabelleras de oro y ojos blancos, quienes parecían dioses vivientes. De ahí es que nosotros provenimos

—¿Y qué pasó con los otros dioses? —dijo el Beta viéndolo completamente serio.

—¡Oh! ¿Interesado, mi pequeño Zerura?

—Bah —rezongó—. Mamá, ¿podrías terminar?

—Como quieras... —dijo juguetón—. A pesar de la dura batalla, no todos los dioses perecieron, sobrevivieron solamente los más fuertes. El dios Indarrean, aquel que, todo lo ve en las guerras, él que da fuerzas y es un excelente guerrero, quien hace temblar los cielos y la tierra...

«La diosa Ederra, quien te bendice con belleza y fertilidad, la que busca siempre tu bienestar y llora lágrimas de oro, un alma benigna y buscadora de sueños, que busca pureza en los corazones y canta arrullos para dormir.

Los hermanos gemelos Egia y Gezur. El dios Egia tan bueno y puro, un dios sabio con la capacidad de manejar el tiempo a su antojo, aquel que siempre te cuida en donde estés y al que le gusta que enciendas incienso en su honor, contraparte total de su terrible hermano Gezur, el dios del engaño, quien deja fuego por dondequiera que camina, juzgador de almas y castigador de pecados, la mano derecha de Mafiaren.

El dios Lurra, quién con sus siempre curiosos ojos, cuida la tierra y nos bendice con inmensos pastos y prados verdes, aquel que cambia los climas, mandando tormentas o cálidos vientos, el cuidador de las pequeñas almas recién nacidas.

Y claro, no hay que olvidar al gran Mafiaren, dios del inframundo, otorgador de la muerte y la fría soledad, fundador de miedos terribles y poseedor de una hermosa belleza venenosa.

Y finalmente, el dios de todo y todos, Bizitza, el dios que te da la vida y cuida todos los planos, el creador del mundo terrenal.

Todos ellos, están siempre viéndonos y cantando felices al saber que se cuentan sus leyendas y grandes hazañas. Al saber que su pueblo los recuerda en todo momento.»

—Disculpe rey Naruto, la comida está servida —interrumpió Ino.

—Gracias —dijo educado—. Ahora mis cachorros, vayan a comer.

—Pero... —dijo Haize, queriendo saber un poco más.

—Hazme caso —bramó Naruto y todos se levantaron para ir a comer. El rubio miró a Badén y esta sonrió gustosa de ver a su mamá, Naruto le dio tiernos cariños y se levantó para ir con sus cachorros y sentarse a comer.

.....

Los días pasaron y las tierras nuevas a conquistar estuvieron al alcance de sus ojos. Para llegar a ellas tuvieron que recorrer terribles tierras como el Anoroc, el basto desierto y peligrosas tierras fueron cruzados para poder llegar a su ubicación actual, aquella gran tierra que quería conquistar.

Desde joven había deseado esas tierras, las había disfrutado antes de ser rey, entrando a la cuidad como cualquier persona normal, pero ahora, ahora serian suyas...

Eguzkia era su nombre, una ciudad tan brillante como le habían puesto los antiguos, tierras que saboreo hace mucho tiempo atrás, aun cuando sus leyendas no habían sido hechas, cuando todavía era un chiquillo en busca de un nombre y fama, codiciosos solo como un gutizia podía serlo. Los placeres, los sabores, el comercio... todo estaba muy bien en eguzkia, y él lo quería.

De pronto, un Omega se puso frente a sus ojos, tapando el panorama de aquella basta ciudad, loa admiro casi como un secreto, tan hermoso como una joya y tan suyo como los sueños, pero sabía que cuan insistente era, así que apartó la mirada un poco cansado.

—¿Por qué huyes así de mí?

—Ya pasó el tiempo en que nosotros compartimos un lecho —informó el Alfa.

—¿Es por ese Omega? ¿Es por tu rey? —dijo el Omega indignado—. Acaso no sabe que lo has engañado.

—Calla —bramó—. No hables tan a la ligera de tu rey.

—¡Soy un conde! —dijo colérico—. No soy un simple plebeyo al cual puedas mandar, Kakashi.

—¡Soy tu rey! —dijo fuerte y claro—. El que haya decidido pasar tiempo en tu cama no te eleva a mi posición ni a la de mi Omega.

—Eras mío. Todavía lo siento en las entrañas, ¿cómo pudiste abandonarme por ese Omega? —Escupió fúrico—. Yo lo tenía todo.

Y no se equivocaba, cuando visitó por primera vez las tierras de Eguzkia, había caído perdido y completamente rendido frente a ese hermoso Omega de piel lechosa, había sentido una terrible conexión con él y su deseo fue el mayor placer, pero Kakashi pronto entendió la verdad, eso no era lo que deseaba para su vida, no quería tener un amante caprichoso y mimando por el oro, tal como el dios Mafiaren, así que simplemente se alejó. Sin embargo, a veces, se dejaba caer en la tentación del cuerpo ajeno y la maravilla entre sus piernas, siéndole infiel a su amado esposo.

—Tú no sabes lo que es el dolor, ni lo que es sangrar, en cambio, él es un fuerte guerrero, ¿y sabes que es lo mejor?... Él no buscó riquezas como tú lo hiciste.

—¡Mi rey! —llamaron e Kakashi se alejó de aquel problemático Omega de bellos ojos oscuros, cara pecosa y castaños cabellos, pero este lo retuvo mirándolo enojado.

—No será la última vez que te tenga entre mis piernas, mi rey —prometió.

Kakashi lo miró, sabiendo que era su otra luna, aquel que los dioses le habían puesto en el camino, en su destino, pero él simplemente lo había ignorado, fue tentado por la belleza de su consorte actual y sorprendido por la fuerza en su interior, sin embargo, sabía bien que había algo hechizante entre ese Omega castaño y él. Algo que le hacía ser débil al pecado de su cuerpo, a las curvas escondidas por las pocas ropas que portaba.

Se mordió el labio y volteó mirando a sus hombres quienes lo esperaban, y sin más, se alejó, yendo hacia el pequeño campamento donde se discutían las estrategias para poder conquistar esas tierras.

—El mejor plan sería infiltrarnos y abrir las puertas desde adentro.

—Pero Eguzkia es una fortaleza, no es así de fácil —dijo Kakashi.

—Pero mi rey, usted tiene el gane —dijo uno de ellos—. Tiene al pequeño hijo del gobernante de Eguzkia entre sus manos.

El rey sonrió codicioso, con la verdad dicha sabía que podría ganar esta guerra, todos lo miraron atentos y el asintió con una enorme sonrisa, por lo que todos ahí alabaron y celebraron por adelantado.

Entonces, el Alfa salió de ahí, buscando lo que antes había dejado, encontrándolo no muy lejos del campamento, así que lo alcanzó y lo arrinconó contra un árbol para luego subir su túnica y besar su cuello mientras lo acariciaba Gaaravemente. Dulces palabras fueron dichas al oído haciendo que el Omega cayera contra él, y así, planearan una tonta y absurda idea.

Entre la ardiente pasión y los besos codiciosos, el Omega prometió cumplir el plan. Un plan que puso en marcha dos días después, el pequeño conde había sobornado a un grupo de hombres de su padre quienes habían abierto las puertas de Eguzkia, y así, Kakashi habían entrado, y sin respetar ni un poco, una matanza se desató.

Aquella fría noche los dioses vieron como inocentes morían bajo las manos de un rey sin corazón.

—¡Kakashi! —gritó el castaño corriendo hacia él—. ¡Basta!

—¡Tú no me das ordenes! —lo alejo de él sin delicadeza alguna.

—¡Es mi gente! ¡Los lastimas! —lloró desconsolado al ver todo el desastre.

Casas estaban siendo consumidas por el fuego mientras que el rey Alfa se encontraba lleno de sangre, por su parte, sus hombres saqueaban el lugar como si fueran bárbaros. Nunca pensó que todo sería de esa manera, pero el estoico rostro y la dura mirada que el Alfa le dio, lo hizo retroceder.

—¿Y acaso eso te importó cuando te tomaba, Iruka? —vio el fuego ser reflejado en esos ojos de hielo y por primera vez creyó en lo que decían todas aquellas leyendas sobre el Alfa rey.

Entonces, bajó la cabeza, avergonzado y lo dejó irse, sin poder detenerlo, y, cuando Iruka casi perdió las esperanzas, vio venir a su padre, y tuvo que huir, porque la batalla que ahí se dio, fue feroz y desastrosa, muchos gerlaris perecieron en ese lugar, pero no pudo alegrarse por ello, porque sabía que su destino no sería mejor que el de aquellos pobres desgraciados.

Lo confirmó cuando los hombres de su padre lo apresaron como si fuera un criminal y lo llevaron ante él, una vez ahí, notó a los hombres que le habían ayudado a abrir las puertas, estaban hincados en el suelo lleno de lodo y sangre, él también fue puesto ahí, notando que su padre solamente lo miraba con frialdad.

—Los traidores de Eguzkia —informó—, no serán perdonados por mi mano.

Y así, fueron cortando las gargantas de cada uno de los hombres, y al verlo, Iruka gimoteó asustado, y cuando sintió una espada posándose en su cuello, miró con terror a su padre, quien le devolvió la mirada y se acercó a él, agarrándolo del cabello.

—Desde este día dejas de ser mi hijo. Me has traicionado y por ello llevarás una marca para siempre.

Y sin más, sacó una pequeña navaja rozándola contra su piel, cortándola desde su pómulo izquierdo hasta el derecho. De inmediato, la sangre brotó, acompañada por el grito de dolor de Iruka, quien mantenía los ojos cerrados. Finalmente, su cabello fue soltado, y los golpes que siguieron a su cuerpo, lo dejaron tirado en el suelo, en donde las lágrimas se mezclaron con la sangre que su carne abierta proporcionaba.

El dolor abrazaba cada parte de su cuerpo, y, por un momento, compendió lo que Kakashi había mencionado, ahora sabía que era sangrar, ahora sabía que era la lucha y que era el dolor.

Así, esa fría noche, los dioses vieron nacer una nueva alma, un alma atormentada por la envidia y la vergüenza, un alma con el dolor de la traición reflejado desde lo profundo de sus ojos

.....

—Mi señor —dijo desesperado—, mi mujer fue violada por este hombre.

Naruto miró desde su trono, con un rostro indescifrable, a los dos hombres ahí presentes, el pobre hombre que ponía la queja era un señor con poca carne en los huesos, que iba sucio y vistiendo harapos, el otro hombre, en cambio, llevaba una sonrisa coqueta pintada en los labios y tenía ojos penetrantes, ojos que se paseaban descarados por su cuerpo. No sabía quién de los dos le provocaba más asco.

—¿Por qué dice que la violó?

—Lo vi en el acto —murmuró el hombre y Naruto arrugó el ceño.

—¿Lo vio y no hizo nada?

—Mi señor... por más que lo intentara no sería capaza de hacer nada.

—Eres una deshonra, ningún gerlari dejaría que tocasen a su esposa sin luchar, pelearían hasta no tener fuerzas antes de permitir tal infamia. No es excusa el ser un simple Beta, es imperdonable —dijo con voz dura—. Esto también ha sido su culpa, viejo señor, y cargarás con ello el resto de tus días, porque si tu mujer ha quedado preñada no habrá manera de que puedas olvidarlo.

El pobre hombre agachó la mirada con pesar y la vergüenza se pintó en él, las palabras de su rey tenían un gran peso, sobre todo porque eran verdaderas, haciendo que un nudo en su garganta creciera y la voz no pudiera salir más.

En ese instante, Naruto pudo ver como el otro hombre ensanchaba su sonrisa con sus ojos aún pegados en su piel, entonces, levantó la barbilla en una pose altiva y acomodó mejor su collar de piedras.

—...

—Bien, ahora, azoten a este Alfa en frente de todos y corten su pene como castigo para que así entiendan que no pueden violar a las y los Omegas, ni mujeres Betas —vio palidecer al Alfa y en su lugar fue él quien sonrió con crueldad—. Si sobrevive a tal castigo, podrá seguir con su vida, pero si no... que cruel destino será el morir porque le arrancaron el pene, en lugar de morir en batalla como todo un gerlari. Los dioses escupirán tu muerte.

Y así, con un simple movimiento, los guardias agarraron al Alfa que hace poco le miraba con deseo y ahora lo hacía con un terror tremendo. Él, por su parte, miró al viejo Beta sollozar entrecortado, para después hacer una larga reverencia e irse de ahí.

Naruto apartó la mirada cansado, miró a sus guardias y poco después sintió como su esclava se acercaba. Aquella chica era una Omega de cabellos caoba en la que podía confiar tanto como para dejarle a sus cachorros mientras él no pudiera cuidarlos, también era una de las chicas principales que cuidaban de él, era tan sencilla como su nombre lo decía, y, sobre todo, fiel.

—¿Alguien más, Ino?

—No, mi señor —respondió.

—Bien.

Se levantó del trono y sacudió un poco su vestimenta, ya era de noche y él necesitaba dormir, el hambre se le había quitado hace unas horas y el precioso momento de acostar a sus hijos se había ido también, sabía que ahora dormían mucho mejor de lo que él podría hacerlo.

Sus huesos tronaron mientras se estiraba para relajar sus músculos, ahora tensos por la dura posición que tuvo que aguantar durante tantas horas al escuchar cada caso de su pueblo, se encamino a paso lento, recorriendo los grandes y viejos pasillos ahora cubiertos por las sombras de la noche.

Al llegar a sus aposentos, miró por su ventana la noche, apenas sin estrellas y pensó en Kakashi, ¿qué demonios estaría haciendo su Alfa? ¿Revolcándose con alguna Omega, tal vez? La incertidumbre lo mataba, no quería pensar en la posibilidad de que aquel hermoso Alfa ya no sintiera lo mismo que hace algunos años atrás.

Distraído, se despojó de sus túnicas y de su collar, paseando desnudo por el cuarto, para luego meterse en su cama de pieles, un nido muy reconfortante en el que apenas era perceptible el aroma de Kakashi.

La idea de que sería un largo periodo sin ver a su Alfa le hizo suspirar quebrado, así que se enrolló en las pieles buscando un poco de consuelo a su roto pensamiento, a ese anhelante deseo que no podía ser cumplido, y a una frialdad que deseaba llenar de calor.

En silencio, deseó que los dioses lo protegieran y lo trajeran con bien a casa, de lo contrario la diosa Ederra lloraría oro al ver a uno de sus hijos perdidos.

......

Recostado en un árbol, miró como el cielo se oscureció de repente, el viento se levantó en feroces vendavales y comenzó a nevar rápidamente. Naruto miró fascinado el cambio tan brutal que se había suscitado en el ambiente, mientras que a lo lejos pudo ver la silueta de un hombre aparecer, un hombre alto como los dioses, vestido con una armadura completamente negra.

Pudo notar como el viento se arremolinaba contra él y la nieve llenaba el camino por donde pasaba, haciendo notorias las huellas bajo sus pies, huellas de sangre, sangre que hacía derretir el hielo. Llevaba también una rosa de fuego azul en la mano izquierda y era acompañado por un gran venado, que caminaba a su lado.

Naruto miró atento hasta que lo tuvo más cerca, su rostro le fue privado por una capucha negra, y, al detenerse, el venado también paró su caminar quedándose al lado derecho del extraño.

El rubio no tuvo valor para moverse, pero el hombre tampoco hizo movimiento alguno, el venado simplemente lo miraba con sus intensos ojos azules, haciéndolo sentir ultrajado, luego parpadeó por un momento y todo fue oscuridad.

Despertó de golpe y respiró agitado, nunca había soñado algo como eso, ese ser era un hombre completamente desconocido para él.

Estaba sudando, así que se levantó del nido y fue hacia la ventana tratando de tomar un poco de aire, permitiendo que el viento fuera amable con él y secara su cuerpo. Miró el sol que apenas se asomaba por el horizonte iluminando toda Ilargia, que, a su vez, parecía estar tranquila y en paz, pensó por un largo rato, y sin poder contener más la duda decidió ponerse su bata para tapar su desnudez, y salió del cuarto con paso seguro.

Cuando llegó afuera del castillo bajo las sombras que la madrugada todavía le regalaba, fue directamente a ver al sabio del reino, por un camino estrecho y cerrado, con el camino apenas rodeado de algunas bellas flores que parecían resplandecer en la oscuridad alzándose gentiles para colorear la penumbra de aquel callejón que guardaba lo secretos.

Miró la pequeña casa al final del camino y suspiró, se notaba algo tosca y vieja a comparación del bonito camino, pero al menos dos antorchas esperaban encendidas en la entrada.

Se acercó apresurado y posó su mano en la simple puerta de madera, para finalmente empujarla con ligereza, luego entró con cuidado. El interior era pulcro y bello, había pequeños adornos de sus dioses colocados en varios lados, tan sublimes como las leyendas mismas.

Poco más al centro vio las pieles en las que el sabio estaba recostado, sonriendo al ver al joven pelirrojo, entonces, se acercó y le dio un manotazo en la espalda para que despertara, este despertó de inmediato arrugando el ceño y dirigiendo su mirada hacia Naruto, reconociéndolo por el aroma que desprendía.

—¿Quién es el que osa despertarme de mi sueño? —dijo el sabio.

—Sabes bien quién soy —respondió el rubio ayudándolo a sentarse.

—¿Y qué es lo que quiere, mi señor?

Naruto mordió su labio y miró fijamente al sabio, una maldición recaía en él, los dioses le habían concedido el don de comunicarse con ellos, pero a cambio, le habían quitado la vista, una de las maravillas que el ser humano tenía. Sus ojos opacos apenas podían enfocar algo, pues normalmente se encontraban perdidos en cualquier cosa.

Al igual que muchas otras veces, el rey Omega quiso darle un nuevo don, quiso que las cosas no fueran tan difíciles para él, pero se distrajo al recordar el motivo de ir tan temprano hacia ahí y la importancia de su visita.

—Gaara, ¿un extraño tocará a mi puerta? —lo llamó por su nombre.

—Si esa es la voluntad de los dioses, así será...

—¿No has visto nada?

—Si los dioses no quieren comunicarme nada, no puedo exigirles respuestas ni mucho menos apresurarlos.

—Pero... —el rubio se quedó callado pensando en su sueño.

—Las estrellas guardarán su secreto, pero recuerde mi rey —habló Gaara—, que hasta la capa de hielo más gruesa puede quebrarse.

—¿Qué quieres decir con eso? —Preguntó inquieto, pero el pelirrojo no abrió más la boca y Naruto tuvo que ceder, así que se levantó un poco y acarició los cabellos de Gaara, besando con cuidado los párpados del chico—. Espero que pronto acabe tu maldición.

—El día en que eso pase, alguien morirá y mi conexión con los dioses se romperá.

—¿Qué?

—He dicho suficiente su majestad, ahora... ¿podría dejar a este pobre chico dormir en paz?

Naruto asintió e hizo una reverencia aun sabiendo que no podía verlo. Se alejó resignado, conociendo bien al sabio del reino, Gaara siempre hablaba con enigmas y nunca aclaraba sus palabras, y, lamentablemente, Naruto nunca había podido descifrar a tiempo sus predicciones.

Regresó al castillo aún con las dudas en su cabeza y en el jardín se encontró con Mahats haciendo una corona de flores, corona que acostumbraba poner en su cabeza para resaltar su belleza y que él siempre recibía gustoso.

Cuando su pequeño hijo lo miró, sus ojos brillaron y corrió hacia él con la corona de flores en sus manos.

—Mi pequeño Mahats —le acarició el cabello con amor—. ¿Qué haces despierto tan temprano?

—No podía dormir... un extraño tocaba mis sueños.

—¿Qué? —dijo Naruto, un poco inquieto.

—No lo sé, no pude verlo bien. Solo vi una silueta negra y tan rápido como apareció me desperté, no vi más. Me dio mucho miedo.

Naruto se quedó callado, ¿sería el mismo hombre con el que él había soñado? No lo sabía muy bien, así que, simplemente se acomodó al lado de su hijo arrodillándose y dándole un abrazo para tranquilizar su alma, arrullándolo contra su pecho.

—Pues solo fue un sueño Mahats, sabes bien que yo no dejaría que nada les pase. A ninguno de ustedes.

—Lo sé, mami —dijo el niño—. Yo quiero ser tan valiente como tú...

—Pero no es necesario, Mahats. No puedes obligarte a ser lo que no quieres. Yo siempre estaré orgulloso de ti sin importar cuál sea tu decisión.

El niño le miró con los ojos tristes y asintió, su pequeño Omega tenía el pelo rubio como él y ojos grises como los de Kakashi, él presentía que su hijo tendría un gran futuro, y no mentía, estaría orgulloso de él pasara lo que pasara.

Agarró con delicadeza la corona de flores y se la puso en la cabeza, logrando que la mirada de su hijo se iluminara rápidamente, razón por la que ambos sonrieron. Con las manos unidas entraron al castillo donde las esclavas ya se movilizaban para preparar la comida, así que Naruto decidió ir por sus demás hijos.

Cuando ambos llegaron a las afueras del cuarto de sus cachorros mayores, Naruto jugueteo un poco, y, con una enorme sonrisa en el rostro, le habló a su cría.

—Ve donde Haize y tíratele encima. ¡Demuéstrale que eres muy feroz!

Mahats asintió inseguro, se soltó de la cálida mano de Naruto y miró el nido donde dormía su hermano, con temor comenzó a correr, pero conforme fue agarrando impulso la adrenalina lo llenó y gritó con fuerzas al tirársele encima a su hermano, quien despertó gruñendo adolorido por el golpe, sin embargo, Mahats no se dejó intimidar.

Los niños se miraron con desafío puro y fue la sonora risa de su madre la que rompió su silencioso desafío.

—¡Eso es Mahats! ¡Fuiste feroz como el dios Indarrean, él estará muy complacido!

El niño brincó feliz y Haize rodó los ojos, vio a lo lejos a Zerura hacerle burla y bramó molesto lanzándole con fuerza su zapato, pero el pequeño Beta sonrió burlón al esquivarlo.

—Vamos a comer —dijo Naruto y ambos niños asintieron conformándose con la paz, pero cuando Haize tuvo a Zerura en la mira le dio un buen golpe que hizo chillar al Beta, quien agarró su brazo lastimado y estuvo a punto de regresarle el golpe que tanto le había dolido, pero entonces, Haize sonrió y eso lo contagió a él, así que le devolvió la sonrisa, mientras ambos seguían a Naruto hacia el comedor.

El rey omega sonrió al ver a sus cachorros rebasarlo en una apurada carrera para ver quien llegaba primero, sonrió más al ver que su pequeño omega también corría, ¿dónde estaba Kakashi? Se perdía momentos tan preciados como ese, Mahats saliendo de su frágil capullo, trato de no decepcionarse y pensar tanto en ello.

También quería creer fielmente que Kakashi volvería rápido, que no dejaría que su piel se enfriara, que su aroma no se extinguiría con el viento y que su voz lo arrullaría en las noches, susurrando palabras de amor...

Como un susurró de engaño frágil y oscuro.

Sin embargo, el destino es indescifrable, y, a veces, se tuerce de manera tal que nunca nada resulta ser como lo esperas.

Notas finales:

Hola!! espero les gustara, y quisiera saber todos sus comentarios acerca de la nueva versión.

A petición fue puesta SasuNaru. Gracias por el apoyo, los días de actualización serán Martes.

Si hay dudas por favor decirlas, y si hay errores, perdónenme.

Nos vemos

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).