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CELOS / 2MIN. Algo crece dentro de mí. por Linlim

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Cuando baje a la cocina, HaYii ya estaba desayunando, había dudado entre comer algo o irme sin desayunar  a la escuela, aunque esta opción sabría molestaría mas a mi mamá. Mi hermana levantó la mirada del plato de frutas y me vio  con algo de preocupación. Yo venía anudándome la corbata del uniforme, ella solo negó con la cabeza. Me senté en el desayunador con pesadez.  Mi madre de espaldas hacía la estufa preparaba unos Hotteok , cuando se volteó agaché la mirada con temor.
 
—Desayuna. — Puso un plato de Hotteok frente a mi y un vaso de leche. Talló las manos en el mandil de flores que llevaba puesto. Era notorio que también estaba incomoda.
 
Asentí como si fuera culpable de algún delito y me fuera vergonzoso de estar ahí, no me atrevía a mirarla a los ojos.
 
—¿Has pensado las cosas? —Me dijo con una aparente tranquilidad.
 
—¿A que se refiere? —Sabía a que se refería, pero no entendía el punto.
 
— ¿Vas a desistir de esa …loca idea con el ojón ese? —Dijo con algo de molestia tintada en sus palabras.
 
—Se llama MinHo, mamá.
 
—No me importa como se llama… ¿Dejaras de verlo?
 
Trague el trozo de Hotteok que masticaba, respire profundo, pasé  saliva con tanta dificultad como si me hubiera tragado una piedra.
 
—No, no voy a dejarlo de ver, es mi novio. —Dije conectando mi mirada con la suya. Era el primer motivo por el cual le desobedecía a mi madre, no me retractaría.
 
—¿Estas seguro?...tienes idea de lo que estas diciendo y de lo infantil que estas…
 
—Estoy seguro de estar enamorado de el, no voy a dejarlo no importa cuanto me lo prohíbas.
 
Mi mamá me dio una ultima mirada, me dio la espalda fingiendo desinterés, pero era notorio lo nerviosa que estaba o lo molesta, no estaba seguro, cuando seguía alisando arrugas inexistentes en su mandil.
 
—HaYii ya vete a la escuela, tu papá te está esperando afuera.
 
—Si mamá…vamos Tae. —HaYii me jaló del brazo, pero mi madre se dio la vuelta agarrando su mano.
 
—TaeMin no irá a la escuela, no hasta que no hayamos resuelto su “problema”. —Dijo enfatizando la palabra.
 
—¡Eso no es un problema! – Dije molesto, levantándome de la silla impulsado por la rabia y la sensación de injusticia— ¡Y no se va a resolver! No voy a cambiar de…
 
—Ya está decidido, lo hablamos con tu padre, no iras a la escuela esta semana.
 
—Pero mamá Tae no puede faltar.
 
Mi hermana intentó apaciguar las cosas.
 
—No te estoy pidiendo tu punto de vista HaYii…obedece.
 
—Pero mamá…—Ambos hablábamos atropelladamente yo molesto y ella suplicante.
 
—¡OBEDEZCAN!
 
HaYii, agachó la cabeza y se dirigió a darme un abrazo. Me besó la mejilla y moviendo los labios sin emitir sonido, me dijo te quiero, no pude evitar sentir tristeza.
 
Mientras HaYii salía, me senté a terminar mi desayuno, comía con lentitud, mientras mi madre dándome la espalda, frente al fregadero veía por  la ventana que daba al patio trasero. Tomaba jugo lentamente de en un vaso.
 
—Debo avisarle a JongIn que no me iré con el… ¿me puede dar mi teléfono? —
 
—Ya le he dicho a su madre que no te irías con el. Si ya terminaste de desayunar sube a tu cuarto y … ponte a reflexionar sobre todo lo que has provocado.
 
—Necesitaré pedir las tareas para no atrasarme… llamaré a JongIn para…
 
—Tu padre irá a la escuela a avisar y…arreglará las cosas.
 
—¡No pueden tenerme aislado todo el tiempo!
 
—¡Lee TaeMin sube ya !
 
 
 
 
Subi las escaleras arrastrando los pies, algunas lagrimas corrían por mi cara, pero no le daría gusto a mi mamá de verme llorar y no desistiría. Necesitaba hablar con MinHo, era obvio que la intención de pedir el teléfono  no era para pedir las tareas. Debía intentar comunicarme con mi novio, seguro estaría preocupado…claro si no es que había reflexionado y prefería cambiarme por alguien mas cuya madre no lo atacara con una escoba, o intentara arrancarle el cabello. 
 
Tal vez buscaría a alguien como al niño bonito con trasero enorme o a el delineado de Baek. Una punzada de celos aguijoneó en mi pecho, pero también  sentí  miedo…¿Y si MinHo se había arrepentido? …¿Y si después de esto me dejaba? ¿Estaba valiendo la pena enfrentar todo si al final no se quedaba el a mi lado? Definitivamente tenía que hablar con el. 
 
¡La computadora!...eureka.
 
 ¿Cómo no lo había pensado antes? Cerré con seguro la puerta de mi habitación, esta vez no me importaba si mi mamá se enojaba, ya estaba molesta y más no  podría estar.
 
Me senté frente al escritorio, encendí mi portátil y por mas intentos que hacía no podía conectarme al internet, intente apagando la computadora y encendiéndola, acto tras acto el esfuerzo fue inútil. Me recosté sobre ella, no era un error, era obra de mi mamá. Tenía que hablar con MinHo a como diera lugar. 
 
¡El teléfono de casa!
 
Bajé con sumo cuidado, era común que mi madre saliera a cuidar sus plantas del jardín frontal de la casa, lo hacía una vez que nos íbamos a la escuela. Bajaría por el teléfono, sabía de memoria el numero de el,  si ella entraba, pretextaría buscar en la cocina algo de fruta. La casa estaba vacía, verifique que ella estaba enfrente, busque con ahínco el aparato, pero sin éxito alguno. 
 
¡Escaparía!
 
Me dirigí a la puerta trasera. Cerrada con llave y las llaves…solté un suspiro, no estaban en el bol de siempre. La puerta frontal era una idea descartada, ella me vería sin duda alguna.  Mi ventana, el balcón daba  hacía la calle. Ya lo había hecho antes.
 
Cuando estaba a punto de bajar del árbol, al girar la cabeza, mi madre, con los brazos en jarra me miraba.
 
— ¿Piensas ir a algún lado jovencito?
 
—Yo…solo quería…
 
—Ir tras el …el sujeto ese.
 
—No…mamá yo…—Pillado, sin saber que decir.
 
—Entra a la casa.
 
La miré dudoso. Por un momento pensé en correr, no me alcanzaría. Pero…¿A donde? JongIn no estaba ni su familia, tenía otros amigos en el pueblo pero seguramente estarían en la escuela y no tenía dinero, no llegaría muy lejos caminando y sobre todo ¡Yo odiaba caminar mucho!
 
Entré a casa resignado seguido por ella. Cuando me dirigía a las escaleras me detuvo su voz. 
 
—Me acompañaras.
 
Pensé que iríamos a algún lugar, pero no tuve tanta suerte. La vi lavar ropa y tuve la oportunidad de ofrecerme a  ayudarla a lavar mi ropa de cama, cosa que le extrañó, pero igual me dejo hacer,  aunque también me puso a tender ropa. Me arrastró a hacer las compras para la comida, oliendo cada trozo de carne cruda.  Estuve en la cocina picando zanahorias y nabos. Me mantuvo como su sombra todo el tiempo que estuve con ella, solo me sentí liberado cuando JongIn llegó a verme a la casa.
 
—Jonginni que bueno que has venido hijo.
 
—Si, señora —Dio una pequeña reverencia a modo de saludo. —Le he traído su tarea a Tae, como no fue a clases, mi mamá me dijo que sentía algo enfermo.
 
—Si, mi pobre bebé no ha podido ir, se siente un poco mal, ya veremos como sigue la siguiente semana.
 
—Subiremos a mi habitación a hacer la tarea. —Anuncié.
 
—No, pueden hacerla en el comedor—Me miró con incredulidad. Si claro, uno se huye una vez… bueno dos veces por la ventana y te tratan como delincuente.
 
 
—Son muchos deberes Tae, debemos empezar—JongIn me apresuró rompiendo el duelo de miradas con mi madre.
 
No sentamos en el comedor, el sacaba todas sus cuadernos y libros.
 
—Voy a subir por mi mochila.
 
—No, necesito que avancemos en la redacción de un ensayo que el profesor de literatura pidió…mira ya avancé algo. —Me dio una libreta señalándome una hoja.
 
—¿Quieren beber algo? —Mi madre “amablemente” se acercó a nosotros.
 
—Si señora, te helado estará bien.
 
—Claro. Mi madre me observaba mientras mis manos temblaban ojeando la libreta.
 
—¿Quieres algo Taeminie?
 
—Si…¿Jugo de cereza?
 
—Claro, dense prisa a terminar, pues debes descansar, recuerda que estas enfermo.
 
—Si.
 
Cuando mi madre se dio la vuelta, JongIn me miró esperando la respuesta. Su libreta tenía un párrafo escrito donde decía que MinHo me había ido a buscar a la salida de la escuela para saber si estaba bien y el le había respondido que no había  ido porque estaba enfermo. MinHo no le había contado lo sucedido, pero le dijo que tenía algunos problemas que por favor te entregara una carta.
 
La cara se me ilumino al terminar de leer el recado. Pero mi madre apareció de nuevo.
 
—Tomen chicos, les picaré algo de fruta cuando estén cansados.
 
—Gracias.
 
Esperé a que regresara a la cocina.
 
—Dame la carta y …préstame tu celular. —Esto último lo dije en un susurro.
 
—¿Qué pasó?
 
Negué con la cabeza. JongIn me entregó ambas cosas.
 
Caminé de prisa a las escaleras, pero el sonido de mis pisadas hizo salir a mi mamá.
 
—¿Dónde vas?
 
—Por mi mochila y al baño.
 
—Espera. —Mi corazón dio un vuelco. Se acercó tocándome como si fuera un delincuente y lo estuvieran cateando buscando armas. Palpó  el celular en mi bolsillo del buzo que llevaba. Arqueó una ceja.
 
—Entrégamelo. —Extendió la palma de su mano.
 
—E-sta bien…pero es de JongIn…
 
—Se lo daré cuando vaya.
 
Se lo entregué, esperando no siguiera la inspección y encontrara la carta. 
 
—Ve por tus cosas.
 
De prisa, encerrado en el baño, por temor a que mi verdugo, digo mi madre entrara, leí con ansias.
 
 

 

 


 
“Bebé, se que  todo  esto  debe  ser  difícil  para ti, los siguientes días serán duros , pero créeme, en  un  tiempo  las  cosas  volverán a la normalidad, solo  debes  ser fuerte, piensa que al final tendremos la libertad de ser  una  pareja, sin  miedosin tener que escondernos. Yo esperaré por ti el tiempo  que sea necesario.”
Totalmente  tuyo, el hombre  que te ama.
 
 


 
 

 


 
 
Oprimí la carta en mi pecho, eso era “So, so gay” pero era la cosa  mas hermoso y cursi que me había pasado.  
 
 
Bajé con mi mochila y libros. JongIn increíblemente estuvo muy aplicado, terminó sus deberes antes que yo, incluso me pasó copia de los ejercicios de matemáticas. Se notaba que había prestado atención a clases, pues me explicó, aunque en el estado de enamoramiento que me encontraba, no pude entender nada. Me imaginaba la blanca sonrisa de MinHo y sus grandes ojos mirándome con ternura. Esperaba que en ese momento el pensara en mi igual que yo lo hacía.
 
—Tae…¿mi celular?
 
—Lo tiene mi mamá.
 
—¿Qué?
 
—Me lo quitó— Susurré.
 
—No puede verlo.
 
Me extrañó su actiud—¿Por qué?
 
—Traigo fotos de …XiuMin…—Dijo a lo bajo.
 
—Eso que tiene…
 
—En pelotas y…de su…
 
—¿Qué? —No alcancé a oír lo último.
 
—¡Trasero!
 
Justo entró mi madre.
 
—¿Qué pasa chicos?
 
—Me presume…que pateara mi trasero en matemáticas…ya sabe…como no fui a clases el sabe mas ahora que yo.
 
—Jongini , no es la manera correcta de expresarse…estos jóvenes de hoy en día— Puso un plato con peras picadas. Fue inevitable no volver a pensar en MinHo.
 
—Señora, lo siento. — Agachó la cabeza apenado. 
 
—Mamá podría entregarle su teléfono a JongIn es que…
 
—Hijo le quité tu teléfono a Tae porque…los distrae haciendo la tarea, pero cuando te vayas te lo entregaré.
 
JongIn no tuvo mas opción que aceptar.
 
 
Continuamos estudiando, en momentos aprovechaba a escribir una enorme carta  en la libreta de JongIn, la doble de tal manera que el no pudiera leerla, pese a que me insistió que  lo dejara ver. Le di permiso de que le preguntara a MinHo sobre lo que había pasado, pues se notaba que al no contarle, era porque esperaba mi aprobación.
 
 
Mas tarde HaYii llegó de la escuela, mi amigo se quedó a comer aligerando el ambiente, pues el solía bromear, lo apreciaban en casa. Mas tarde vimos una película en familia, comiendo korebaps y peperos, yo no entendía como mi amigo tenía un estomago tan grande y un cuerpo tan bien trabajado, claro sabía que hacía ejercicio. HaYii y JongIn hablaban tanto durante la película que fue casi imposible entenderle, pero al menos la tarde  pasó mas rápido.
 
Pero al partir el, la incomodidad llegó nuevamente.
 
—¿Podré ir mañana a la escuela? —Mi madre lavaba los trastes y mi padre leía el periódico tranquilamente en la sala.
 
Me vio sobre sus lentes. Su mirada era tranquila y cariñosa.
 
—Tu madre considera que es mejor que no.
 
—Pero …usted ¿Qué opina?  
 
—Dejemos que ella decida, ya sabes que es mejor así. Asentí, no tenía opción.
 
Era indudable que mi padre amaba a mi madre, no le gustaba discutir con ella, aunque generalmente ella no tenía ideas descabelladas ni era violenta, solía ser bastante terca. Aun cuando se molestara por pequeñas cosas, el siempre era tolerante y paciente, pero  cuando creía que ella no tenía razón, simplemente el se negaba, sin discutir y aun cuando ella tratara de persuadirlo el no cambaba de parecer. Aunque en esta ocasión,  no era el caso.
 
El único problema que me preocupaba  es que no sabía que opinaba mi papá de mí.
 
Al pasar frente a la cocina, veía a mi mamá secar los trastes.
 
—Ya voy a dormir.
 
—HaYii nuevamente dormirá contigo. Ya se lo dije.
 
—Si, claro.
 
—Si intentas escapar por la ventana, la castigaré a ella. Si el ojón entra a verte, la castigaré. —Empezó a acomodar  los platos en un gabinete pero volteó a verme. — Si realmente amas a tu hermana no la metas en problemas. También le quité el teléfono por tu culpa.
 
Cuando entré  a mi habitación vi que  mi hermana  había acomodado unos cojines en forma de flor y de abeja sobre mi cama, lo mismo que su frazada lila. Un portarretrato con su amiga Park Boom yacía sobre el velador, a lado una lámpara de lava con tonos morados y rosas.  Mis dos  puff en forma de balón de basquetbol habían sido sustituido por una bicicleta fija. Algunas cremas y botes desconocidos estaban depositados en mi escritorio. Unas zapatillas de deporte en color blanco con flores sobresalían escondidos  bajo la cama. HaYii salió de mi baño con una bata rosa y una badana rosa y el cabello recogido en una coleta alta.
 
—Mamá dice que dormiré toda la semana contigo…ya sabes, para “Cuidarte”…pero —Volteó a la puerta para verificar que mi madre no estuviera —Pero si tu novio viene, yo te cubriré.
 
Sonreí con agradecimiento, pero recordé las palabras de mi madre. HaYii ni siquiera me había reclamado por su celular o el intenet y yo sabía de antemano que ella era adicta al primero. Solía tener grandes platicas nocturnas y adicción al KakaoTalk.
 
—No es necesario— Para no entristecerme traté de desviar la plática. —Veo que te has instalado en esta tu casa.
 
—Solo son algunas cosas, para sentirme cómoda, sabes…será como una pijamada… ¡ de chicas…!—Comencé a hacerle cosquillas hasta tirarla a la cama. —¡Ssiba! No soy niña.
 
—Ya, ya…—reía sin parar— Compré esta tarde unas mascarillas para retirar puntos negros…jajajaj… que son muy efectivas…jajaja yaa… pensaba compartir contigo, pero si crees que eso es de chicas… ¡me duele el estomago, para!...¡ quédate con tus puntos negros!... que MinHo te vea feo.
 
Me hinqué en la cama, deteniéndome de mi ataque.  —Mira HaYii, en primera: No soy feo, en segunda no tengo puntos negros y en tercero… ¡te ordeno me apliques esa mascarilla!
 
Ella se incorporó abrazándose a mis rodillas acercando su rostro al mío.
 
—Ya veremos como hacer para que lo puedas ver, hablare con padre...¿Si?
 
—Si. —Asentí, aunque yo sentía que el preferido de nuestro padre era yo, el que trataba de convencerlo para levantarnos los castigos que nos imponía cuando hacíamos travesuras,  me pareció lindo que tratara de ayudarme, pues en esta ocasión no era la persona adecuada para persuadir a nuestro padre.
 
—Bueno y ahora esclavo… ¡Tállame los pies con esa crema relajante! — se acostó señalándome una crema que yacía sobre mi escritorio, mientras ponía sus pies a la altura de mi cara.
 
Sería una noche muy larga. Pero ella lo merecía.
 
 
 
 
 
 
 
 
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Una semana completa transcurrió. No se mi mamá me sacaría de la escuela.  Le pidió a  mi padre me llevara a los huertos a trabajar, pero el se negó, el sabía que cuando iba,  el sol hacía estragos en mi, me hacía parecer una cruza entre salamandra y manzana, o sea blanco en partes y rojo en otras, sin contar como me rozaba. Aunque ella insistió, el se mantuvo firme, me acarició la cara, dándome una sonrisa cariñosa y un beso en mi cabeza, para nada se miraba molesto y sentí que el me amaba a pesar de todo o al menos eso quise creer. 
 
Al no convencer a mi padre, mi madre me arrastró con ella toda la semana, llegué a pensar que  me  estaba preparando para ser mayordomo, pues pasé con ella por todas las labores del hogar, limpieza, lavado, cocina, compras, esto último era lo peor, estaba harto que las señoras en el mercado oprimieran mis mejillas diciendo lo lindo que era. Un día  cuando nos paramos a comer  boong uh bbang en un puesto, la señora dijo que seguramente tendría muchas chicas tras de mi y se le ocurrió preguntarme si ya tenía novia,  mi madre tuvo un ataque de tos, que fue necesario que le golpeara la espalda. Pretextó tener que tomar agua alejándonos lo más rápido posible de la mujer con espíritu de reportera de programa de espectáculos. 
 
JongIn pasaba las tardes haciendo los deberes conmigo. MinHo le contó lo acontecido esa noche, solía reírse cuando recordaba la historia. Pero me animo diciendo que era la mejor decisión aceptando mi sexualidad frente a mis padres. Aparte de ser fungir como mi tutor escolar, cumplía la función de una celestina, llevando y trayendo cartas entre MinHo y yo. Me sentía en una historia de Romeo y…Romeo pues ¡yo no era Julieta!, bueno si era cierto que compartíamos cosas en común como que me tenían encerrado, me había prohibido verlo y… ¡ssiba! Yo era Julieta. Las cartas de amor que me mandaba MinHo cada vez eran mas cursis, con sus “Te amo”,  “Te extraño”, “Te esperaré”. Me alentaban a seguir con mi decisión. 
 
 
Sentir el amor de mi novio, el apoyo de mi mejor amigo y el de mi hermana, me dio la fuerza de afrontar las preguntas-regaños-suplicas-chantajes-castigos de mi mamá. El lunes regresaría a clases, sabía que estaría sumamente vigilado, pero había tomado la decisión.
 
 
No dejaría a MinHo. No dejaría a mi novio.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Notas finales:

 

 
Hotteok: Panqueques hechos de arroz, harina de trigo, azúcar negra y frutos secos. 
Boong uh bbang: Pan Golfish, pan en forma de pescado  con relleno de frijol rojo. Se vende en puestos callejeros.

 
 
 
 Anniong!!!


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