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Signs of Destiny por KRYazmin

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Aun después de conocer a Castiel, de salir con él y entender lo que sentía, Dean se encontraba reacio a aceptar la idea de que la marca le había llevado a conocer a aquel hombre que ahora deseaba formara siempre parte de su vida.

En realidad, lo que le molestaba era el pensar que la marca le hacía sentir aquello por Castiel, tenía miedo de que todo era solo por ello, y que realmente Cas no era su destino, o que estaba obligado a estar con él solo por esa razón y que él no tenía ni voz ni voto en su propia vida.

Sin embargo, después de unos meses de pasar el tiempo con Castiel, simplemente opto por olvidar ese asunto, no importaba si la marca significaba algo o no, lo importante era que estaba con Castiel, y le agradecía a quien sea que le haya dado esa mano en su hombro, porque era la razón de conocerle.

Por otro lado, Sam no era tan afortunado.

—Dicen que la marca solo aparece cuando las dos personas están en la misma ciudad. –Dijo Dean esperando que eso le sirviera a su hermano.

—Está bien Dean, no estoy preocupado por eso. –Contestó Sam.

—Eso dices, pero te has visto triste desde que te presente a Castiel y comprobamos lo de la marca. –Sam dirigió su vista al suelo pensando en lo dicho por su hermano.

De cierta forma este tenía razón, y sí que se sentía un poco mal por no tener una marca, sobre todo porque todos los que conocía tenían una. Más importante, lo que le preocupaba es que no sabía cuándo o dónde conocería a la persona que sería su destino.

—Quizá pronto lo conozcas, no te preocupes tanto por eso. –Insistió Dean con el asunto, muy a pesar de lo que su hermano le dijo.

—Me pregunto cómo es que alguien que no cree tuvo esa marca primero. –Dijo Sam mirándolo con los ojos entrecerrados a lo que Dean alzo los hombros y se fue de la sala.

Sam se quedó en el lugar pensando en ello. Su hermano no creía en nada que tuviera que ver con el destino, fantasmas o esas cosas. No es que Sam creyera más en ello, pero al menos no se mantenía cerrado a la posibilidad y cuando Dean llego a su habitación con aquella marca, realmente pensó en un hechizo o algo así, cuando resultó que era una marca que te llevaría a tu alma gemela eso lo ilusionó. Entonces, Sam comenzó a esperar tener la suya, sonaba romántica la idea, algo que Dean tampoco apoyaba, pues no le gustaban las cosas cursis, pero a él sí que le gustaban.

Dio un largo suspiro mientras tomaba de su cerveza y continuaba viendo la televisión. Debía dejar de pensar en ese asunto, como había dicho su hermano, ya llegaría su momento, pero realmente deseaba que ya llegara.

Algunas veces dicen que tengas cuidado con lo que deseas, y eso es justo lo que pasaba por la mente del Winchester menor en ese momento. El dolor que sentía en ese instante era demasiado, era insoportable y casi que deseaba morir por lo fuerte que este era.

—Sammy, aguanta, no debe durar mucho más. –Decía Dean mientras sostenía a su hermano que parecía apunto de desvanecerse en sus brazos. Al mismo tiempo, pasaba una toalla por su rostro lleno de sudor. Se preguntaba en que momento eso iba a parar, porque en él, el dolor no había sido tan fuerte.

—Es… es demasiado… -Pronunciaba Sam entre jadeos.

Dean se sintió molesto, molesto por no poder parar el dolor, odiaba a quien fuera que había puesto las marcas en ellos, porque nadie se metía con su hermano, nadie podía hacerlo sufrir de esa manera.

Después de un par de minutos más, que parecieron una eternidad, todo paró. Sam pudo respirar nuevamente con facilidad y relajarse después de aquel inmenso dolor. Le pareció sorprendente que de un segundo a otro ya no sintiera nada.

—¿Dónde dolía? –Preguntó Dean, pues con el dolor y todo Sam no había podido decirle mucho. Al mismo tiempo le entregaba un vaso de agua.

—La espalda, ardía demasiado. –Contestó Sam tomando el vaso y bebiendo un poco antes de sentarse en el sillón donde se había quedado dormido la noche anterior. Se quitó la playera que traía para mostrar a su hermano la marca.

Cuando Dean pudo verla, se quedó completamente en shock.

—¿Cómo es? –preguntó Sam con impaciencia ya que su hermano se había quedado completamente callado.

—Wow Sammy, no me sorprende el dolor que tuviste. –comentó. –Diablos, esto es enorme y, vaya, es increíble.

Sam se removió, demonios odiaba el hecho de que estuviera en su espalda, no podía verlo en ese momento, así que, corrió a la habitación para verse en el espejo y entender lo que decía Dean. Cuando llego y pudo verlo, las palabras no podrían expresar lo que sintió.

—Te lo dije. –Dean que acaba de llegar con él y entendía la expresión en el rostro de su hermano. –No sé si el que sea tan grande o que haya dolido tanto signifique algo, pero la belleza de esas alas que ahora tienes en tu espalda debe hacerlo.

Sam no pudo más que asentir, no podía decir nada ante aquello y es que la vista de esas alas le había dejado perplejo. Estaban tan bien definidas, con un detalle que no se imaginaba fuera posible. Casi quiso llorar por eso, sentía dentro de sí que realmente vendría algo especial.

—Sam, si todo está bien, había quedado de salir con Cas, así que.

—Está bien. –Cortó Sam mientras se ponía de vuelta la playera y salía de su habitación. –Estoy bien, así que ve con Cas.

Dean no muy seguro, pero feliz por poder salir, asintió y se fue a su habitación para tomar sus cosas y tomar una ducha antes de irse.

—Te digo Cas que la marca de Sam era asombrosa. –comenzó a hablar Dean después de pedir su orden en el lugar de Hellen. –Son unas alas muy bien definidas y realmente se veían hermosas.

Castiel solo asintió con una leve sonrisa mientras veía a Dean hablar muy animado.

—Y ahora que lo pienso, no he visto tu marca, creo que tú tampoco has visto la mía. –Cas no supo que decir.

La verdad es que temía a ese momento y es que había estado ocultando algo que seguro el Winchester no entendería. Admite que el ocultarlo era una locura y que sabía no traería nada bueno, pero tenía miedo a la reacción de Dean, sobre todo cuando en su primer encuentro había mencionado tanto el hecho de la marca como la razón de que estuvieran juntos. Tragó saliva y pensó en alguna forma de distraerlo, pero en ese momento se encontraba en blanco.

—Te la enseñare yo primero. –Dijo Dean quitándose la chaqueta para poder mostrar la marca que llevaba en el hombro.

—No, no es necesario que sea en este momento. –Casi gritaba Cas esperando que eso hiciera que Dean desistiera.

—¿Qué sucede? –Preguntó el rubio un poco confundido por el hecho de que Cas alzara la voz de la nada. -¿Qué tiene de malo? Además está en el hombro, no es como que fuera a enseñar algo indebido. –Dijo con diversión, pero Cas lucía preocupado y eso descolocaba al Winchester.

—Solo, no quiero hacerlo en este momento. –Dijo removiéndose en su lugar con algo de incomodidad. Dean encontró eso aún más extraño, pero atando cabos pensó en la posibilidad de que Cas ocultara algo con respecto a la marca.

—Bueno, pero dime ¿Qué forma tiene tu marca? –Preguntó tanteando el camino, esperando que lo que pensaba fuera la verdad.

—Pues imagino que es la misma que la tuya. –Habló aun con nerviosismo.

—Pero quiero que me lo digas. –Dean se colocó firme en su lugar y tratando de mantener la calma.

—No lo sé. –susurró.

—¿Qué dices? –Elevó la voz un poco haciendo que Castiel se encogiera en su lugar.

—No lo sé, no tengo una marca. –Volvió a hablar bajito evitando la mirada de Dean y asustado por lo que venía después.

Dean tragó saliva y se echó para atrás en su asiento. Estaba molesto, nervioso y a decir verdad algo asustado por como lucían las cosas ahora.

—Dime Cas, ¿no crees que eso debiste decirlo antes? –su tono era algo frio, pero era algo que utilizaba para no mostrar lo que de verdad sentía.

—Yo, no podía, no sabía cómo decirlo y estaba muy feliz de estar contigo que la idea de que te alejaras por esto me consumía. –Hablo Cas ahora si buscando la mirada de Dean y tratando de que entendiera su sentir.

—Pero, no me explico cómo es que entonces ambos nos encontramos. –Miró a Cas que se encogía de hombros y negaba lentamente. –Sabes qué, por ahora no quiero hablar. –dicho eso se levantó y se marchó del lugar.

Castiel se quedó ahí, pensando en lo sucedido y esperando que solo fuera una corta molestia, deseando que en un par de horas Dean le llamara diciendo que todo estaba bien, pero eso no pasó.

Una semana después alguien toco a la puerta de Dean y sin mucho ánimo este se levantó para ir a abrir. Pensaba que era molesto tener que atender, pero bien podría ser Sammy que regresaba de la escuela y que seguramente había olvidado las llaves.

Llegando a la puerta, notó que la persona frente a él, claramente, no era Sam, ni un vecino, no era nadie que conociera. El hombre frente a Dean era imponente, casi podía decir que el rubio se había quedado pasmado al ver su imagen, no por nada, pero aquel hombre parecía inspirar miedo.

Dean desvió la mirada hacia las escaleras del edificio, y en ese lugar estaba su hermano. Solo con verlo Dean entendió. Sam se había quedado petrificado en el lugar, además de que respiraba de forma acelerada como su hubiera venido corriendo y, para todo eso, solo había una respuesta, el hombre frente a Dean era el destino de su hermano.

Sam estaba perdido observando al sujeto, y al notarlo, Dean, se preguntó el porqué de que este no estuviera de la misma forma. Recordó el momento en que él había encontrado a Castiel y como él se había perdido, había caminado sin pensar hasta donde él estaba y no despegaba su vista de Castiel. Sin embargo, este hombre no había girado siquiera a ver a Sam ¿era un error? Entonces dirigió su mirada a los ojos del sujeto, notando como se contenía para no girarse a ver a Sam. Parecía que se esforzaba por mantener su papel de tipo intimidante.

Sam se acercó y toco el hombro del sujeto. En ese momento Dean pudo notar como el contrario se derrumbó ante el toque. El tipo se mantenía firme, parecía que no le había afectado, pero en su mirada se notaba todo aquello. Ahora que Sam había llamado su atención de forma física, tenía una razón para girarse y así lo hizo. Sus ojos brillaron al ver a Sam y ahora con total seguridad Dean podía decir que ese era el destino de su hermano.

El hermano mayor sonrió por ver como se habían envuelto en su propia burbuja donde se hablaban con sus miradas. Sin embargo, eso también le hizo recordar a Castiel y con ello, su sonrisa se esfumo. Una semana había pasado desde que lo dejo en el lugar de Hellen y sabía que tenía que hablar con él, pero se sentía confundido y engañado, no por él, sino por la marca y todo lo que se supone eso significaba.

Dean entonces carraspeo para llamar la atención de ambos hombres frente a él, tanto para saber a qué venía ese tipo a su casa, tanto para dejar de pensar en Castiel.

—Disculpen, hombre ¿Quién eres? –preguntó dirigiéndose a aquel sujeto mientras este se separaba de Sam y recobraba su postura que, por un segundo, había perdido.

—Claro. –dijo sacando su teléfono que parecía haber estado sonando, miro a Dean con firmeza de arriba abajo levantando una ceja antes de llevar su mirada al celular y comenzar a  hablar. –Bueno, mis hermanos me enviaron, me dijeron que debía decirte que necesitas hablar con Castiel que se ha encerrado en su habitación desde que llegue a la ciudad y no ha comido nada. –Soltó un largo suspiro y levanto su mirada hacia el Winchester. –Mira, no me interesa mucho este asunto, pero Gabriel y Balthazar están muy preocupados por Castiel, claro que ellos no vienen ya que si lo hubieran hecho no sería para hablar, cuando ellos vengan será para destrozar ese bonito rostro que tienes. –dijo señalando a Dean. –Yo también lo haría, pero mejor te lo advierto antes y te doy la oportunidad de arreglar las cosas con mi hermano. –agregó ahora colocando sus manos en sus bolsillos. –Ahora, si me disculpas, me llevaré a tu hermano.

Dicho eso se fue con Sam sin dejar oportunidad a que Dean dijera algo.

Ahora tenía dos preocupaciones, el que su hermano se haya ido con un hombre que apenas conocía, que le parecía sacado de alguna película de gánsteres, y el hecho de saber que su novio se había encerrado por algo que ni siquiera podía decir fuera una pelea.

Dio un largo suspiro mientras caminaba a su habitación, para cambiarse de ropas, aun traía su ropa de dormir y ahora debía ir a ver a Cas o terminaría siendo pateado por los hermanos, que no conocía, de Cas.

Cuando al final logro llegar a la casa de Castiel se dio cuenta de que realmente el hombre parecía ser alguien bastante bien acomodado y eso le intimido un poco, no por el dinero o algo por el estilo, si no por el cómo serían sus hermanos y lo que estos podrían llegar a hacerle, sobre todo si eran iguales al que había estado en su casa.

Tocó la puerta no muy convencido. Cuando abrieron la puerta, un hombre rubio de ojos azules, que le parecieron casi tan hermosos como los de su pareja, apareció frente a él. Detrás de aquel hombre pudo ver a otro sujeto asomar su cabeza por el pasillo de aquella casa. Ese hombre se acercó hasta la puerta y Dean se encontró distraído por los dos sujetos ahora frente a él. Al mismo tiempo, esas dos personas comenzaron a verlo de arriba abajo sin disimular. El rubio se recargo en el marco de la puerta y el Cataño se posiciono frente a él.

—Así que tú eres el novio de nuestro Castiel. –hablo el más pequeño mientras chupaba una paleta que traía en la mano, eso le pareció curioso. –No eres para nada singular, por cómo te describía Castiel, pensé que eras más guapo. –dijo con un tono burlón que fastidio al Winchester.

—¿Esta Castiel? –preguntó Dean ignorando los comentarios del castaño frente a él. –Quiero hablar con él.

—Claro que quieres hablar con él, pero primero debes hablar con nosotros. –los ojos que antes le miraban con curiosidad y burla, al momento de decir eso último se tornaron más serios e incluso podría decir que le miraban con molestia.

—Gabriel, no asustes a tu cuñado. –hablo el rubio que hasta ahora no había dicho una palabra. –Discúlpalo, pero es algo protector con Castiel, yo soy Balthazar. –le saludo extendiendo su mano y Dean la tomo con un poco de recelo. –Ahora bien, Castiel está en su habitación y si vas a hablar con él, más vale que salga de ahí sonriendo o tú no saldrás caminando de aquí. –Si bien aquello era una amenaza, su tono seguía siendo amable, eso hizo desconfiar más a Dean. Balthazar hizo pasar al Winchester al tiempo que le daba un leve golpe en la espalda.

—Ve por él chico. –dijo Gabriel cuando llegaron a la habitación de Cas y Dean se quedó parado frente a la puerta de esta.

Tocó un par de veces la puerta antes de que la cabeza de Castiel se asomara para ver quien llamaba, y tan pronto supo quién era, intentó cerrar nuevamente la puerta, pero Dean lo detuvo.

—Cas, espera... –antes de poder decir algo más notó como los ojos de Cas comenzaban a lagrimar. El rubio sintió que su corazón se partía al ver de esa forma a su pareja. –Lo siento, no podía creer lo que estaba pasando y fue un gran shock. –hizo una pausa soltando la puerta y esperando que el moreno no lo volviera a cerrar. –Sabes que había estado preocupado por la marca, y que lo que sentía por ti estaba siendo manipulado por esta cosa. –Castiel asintió y abrió un poco más la puerta. –Cuando por fin deje de preocuparme por ello y acepte lo que la marca significaba para ambos, resulta que no estamos destinados, pero ya no importa, con o sin marca, destinados o no, yo quiero estar contigo Cas.

Los ojos de Castiel brillaron, estaba feliz de escuchar esas palabras de Dean.

—¿Entonces no estas molesto? –pregunto con algo de temor a lo que Dean negó con la cabeza y le sonrió. Entonces el moreno se lanzó a sus brazos besándolo.

Todo parecía perfecto, de no haber sido por los repentinos “Aww” que se escucharon aun lado de la pareja.

—Cas. –le llamó Dean separándose ligeramente de él. –¿Estaría bien que entremos a tu habitación? –Cas sonrió y después lanzo una mirada a sus hermanos para después hacer entrar a su pareja.


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