Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El obrero y el arquitecto por kurerublume

[Reviews - 132]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hello, les agradezco a blulightofmoon, Martha19 y Anross por sus reviews. Son unas hermosuras :), igual que todos los que siguen leyendo esta historia jaja. 

 Espero el cap les guste. 

 

CAPÍTULO XIII: En mi casa


Cuelgo otra vez mi celular, ya van como cinco veces y más de diez mensajes de Rafa desde hace media hora que dejé el bar. Todos por intentar arreglar las cosas… bueno, eso digo yo, tal vez sea para decirme que sí le avergüenzo y ya por la paz lo dejamos hasta ahí.


Eso sería horrible porque demostraría el tipo de basura que es Rafa y pues… no, no me agrada esa idea.


Tal vez sí tuvo sus cinco segundos de idiota y ya.


Tal vez me está marcando para verme o disculparse. Pero si sigo evadiendo sus intentos, tal vez se rinda. A nadie le gusta rogar por mucho tiempo. Es cuestión de dignidad.


Pero un día más de tortura no le vendría mal ni a él ni a mí. La verdad, hace mucho no me sentía así de mal. Hace unos años unos tipos, los más estúpidos que he conocido, me molestaban por mi trabajo, por mi hogar humilde. Aunque para mí, nuestro departamento está bien: no vivimos en una zona pobre, tenemos todo, nuestro hogar está perfecto.


Si algo se avería nosotros mismos lo arreglamos.


Pero luego hay gente que parece que le encanta burlarse de eso. Y lo comprendo, así son; solo no debo ser igual a ellas. Mi papá hizo bien con sus consejos, porque ganas de reventarles la cara no me faltaban, eh.


No, yo decidí solo dejarlos ser y hablar con voz firme cuando les decía que ya cerraran sus hocicos. Sí, hocicos, porque bocas no tenían. Tampoco es como si ofendiera a los animales, pero la idea se entiende.


—Pinche Rafa —digo cansado antes de entrar a mi casa.


Mi papá está viendo la televisión junto con un compañero de la construcción. Al entrar, me ve con una sonrisa y yo nada más los saludo y les digo que estoy cansado.


Voy a mi cuarto, siento mis pies medio pesados.


Me acuesto y ahí me doy cuenta de la oportunidad con Camila que dejé pasar por mi enojo con Rafa. Creo que fui muy estúpido porque me voy dando cuenta que de verdad necesito desquitar mis nervios, mis ganas… mi enojo. Todo.


Decido apagar mi celular para que ya nadie me moleste.


Cierro mis ojos y voy sintiendo el peso del cansancio.


------------


Son alrededor de las 8:00 am cuando escucho el timbre del departamento. Pero lo pienso antes de levantarme porque estoy muy cómodo aquí tapadito. Ni me cambié de ropa.


Llego a la puerta y la abro.


Oh, sorpresa. Es Gabo.


—A ver, Fer, ¿qué carajos pasó ayer? —entra a mi casa. Pero yo me quedo en silencio y me hago el que no sabe nada— Rafa estaba muy preocupado y estaba chingue y chingue que yo te marcara a ver si a mí sí me contestabas y la fregada. Me dijo que metió la pata, que por favor le contestes y esas madres. ¿Qué pasó ayer?


Lo pienso un poco antes de contestarle— Pues como dijo: metió la pata.


—Es obvio que lo hizo, pero yo te pregunté qué carajos fue eso tan malo.


—No quiero hablar de eso —veo el reloj— ¿Y por qué llegas a esta hora de la mañana? Si tú te despiertas hasta las once.


—Ah —se pone rojo—, me quedé con Diego. Y antes de que pienses mamadas, no, no hicimos nada. Él se quedó en el piso y yo en su cama. No soy tan estúpido, su mamá estaba ahí.


Me empiezo a reír— ¿No querías público?


Gabo se pone mucho más rojo— Carajo, no digas eso que me asustas. Pero me gusta que Diego sea tan respetuoso conmigo —dice mientras hace cara de idiota enamorado.


—Uy, sí. A ver cuánto duras así —lo codeo a modo de broma.


—Si el menso este no me intenta meter mano ahí sí me espantaré, Fer.


Seguimos hablando y bromeando. Logro evitar con éxito la plática sobre por qué me enojé con Rafa. Realmente no quiero hablar de eso.


Dan las 3:00 pm cuando Gabo se levanta del sillón y me dice que tiene que ir con sus hermanos a no sé qué. Parece que su hermano David, el mayor, tiene algo importante.


—Y no creas que me he olvidado de la discusión, eh —es lo último que dice antes de irse.


Caray, creo que no se rendirá tan fácil.


---------


Estoy muy cómodo mirando televisión con mi papá y Juan cuando, de la nada, suena el timbre. Asumo que es Gabo intentando sacarme la sopa , pero cuando preguntó quién es… me quedó helado.


¡Es Rafa! ¿Qué rayos hace aquí?


Dudo un poco en abrirle o no la puerta, pero al final, como mi papá y Juan se me quedan mirando raro, pues no me queda de otra.


—¿Qué pasó? —pregunto cortante, pero al ver esa mugre carita de borrego que me hace, como que le bajo un poco a mi actitud— ¿Por qué vienes a mi casa?


—Para disculparme y porque… recuerdo que me habías invitado hace unos días, así que aquí estoy —me sonríe medio apenado y le pongo los ojos en blanco. Pues ya qué, ni modo de dejarlo afuera.


—No tienes vergüenza —lo dejo pasar mientras tanto.


Mi papá lo recibe— Arquitecto, qué gusto que haya venido —voltea a verme con una cara que me asusta—. Fer, me hubieras dicho que íbamos a tener más visitas. La casa está hecha un mugrero —comienza a alzar todas las papas que habías en la mesa y le dice a Rafa que tome asiento, pero se vuelve a ir para ordenar más.


—¿Tú trabajas con mi hermano? —pregunta Juan, que todo el tiempo se mantuvo calladito.


—Sí, tú debes ser su hermano. Mucho gusto. Eres el consentido de Fer, eh. No hay día que no me hable de ti —responde Rafa muy contento. No me había dado cuenta que hablo siempre de mi hermanito.


—Ya sé, soy muy lindo —el altanero y  nada creído de Juan le contesta eso a Rafa.


—No tengo de otra, eres mi único hermano —lo aparto del sillón, pidiéndole que vaya a ayudarle a papá y me siento junto a Rafa— ¿Quieres agua? Siempre hacemos agua fresca, hoy es de pepino con limón.


—Por favor, es mi sabor favorito —voy a la cocina y le sirvo el agua en un vaso. Se lo doy y vuelvo a sentarme junto a él—. Muchas gracias, Fer. Y… en serio disculpa que haya llegado tan de repente. Sé que no estuvo bien, pero no sabía cómo llegar —lo miro confundido—. Hablo de que no sabía con qué actitud llegar. Metí la pata muy feo. Siempre has sido muy amable conmigo, atento y cordial. No fue justo que yo dijera esas cosas sin pensar bien en cómo te sentirías. Por favor, perdóname. No quiero que me odies por mi estupidez. En serio eres un muy buen amigo y quiero que siga así. Por más cursi que suene, hablo en serio. Haré lo que me pidas con tal de tener tu permiso. Si quieres pegarme, hazlo. Si quieres insultarme, también —me quedo en silencio y él toma aire nuevamente—. Te estuve llamando muchas veces y de verdad me sentí como un amigo insensible. Fer, no me avergüenza decir que eres mi amigo; al contrario, es bueno saber que te lleves con alguien como yo. Que aceptes a alguien como yo en tu vida. Porque sé que soy muy hígado a veces. Entonces… mi punto es que lo siento; perdóname, por favor.


Lo miro en silencio. Recordando todo el santo discurso que me acaba de dar. No mentiré, fue mucha información. Pero el chiste es que me está pidiendo disculpas.


—Rafa —me cubro la cara—, haces difícil que no te perdone. Si fueras un total imbécil, ni te habrías dignado en decir todo esto.


—¿Entonces solo soy imbécil? —noto cierta esperanza en esa pregunta.


—Pero no totalmente —le digo palmeando su espalda—. No te preocupes, solo necesitaba calmarme. No es la primera vez que me pasa.


Vuelve a ponerse triste— Lamento que yo ahora esté incluido en esa lista. Fer, perdón, perdón —y sin saber bien por qué, yo termino por abrazarlo y me doy cuenta que Rafa está en el nivel máximo de arrepentimiento—. Perdón por herirte. Eres una gran persona, Fer. Eso jamás lo olvides. Eres muy noble —me abraza también y mi corazón empieza a latir demasiado demasiado rápido. En serio rapidísimo.


Pasan no sé cuántos segundos hasta que por fin nos separamos y nos vemos a la cara para poder sonreír y saber que no hay problema alguno.


—Pero sí eres muy cursi —le digo.


—Disculpa, Fer. Así me pongo cuando me porto como patán con alguien que no lo merece. Siento que eres como mi novia, solo con ellas me he portado así —empieza a reírse.


—¿Qué? —pregunto igual riendo— ¿También eres patán con tus novias?


—Tampoco es que sea con intención. Pero ya viste que luego mi boca actúa más rápido que mi cerebro y pues… problemas.


—No, pues con razón sigues soltero, Rafa —voltea a verme indignado.


—No te muerdas la lengua.


Sirvo unas papas y más agua para poner una serie o película. A él le gustan de misterio y suspenso, pero a mí no tanto. Aunque como es mi invitado, pues hay que darle gusto.


Pero Rafa empieza a reírse de mí. No con malas intenciones, pero sí le da risa que sea tan… cobarde para películas de zombies.


—Fer, ya en serio, no seas miedoso.


—Uy, ya con eso se soluciona —le digo sarcástico.


—Me puedes abrazar, bombón. Yo te cuido —dice coqueto y me guiña un ojo—, no dejaré que nada te pase.


De broma me aferro a su brazo— Nada más no vuelvas a ser tan imbécil, amorcito. Que te castro.


—¡Hey! —grita mi papá cuando llega con Juan, listos para acompañarnos a ver la peli— Esa boquita, Fernando.


Rafa se aguanta la risa.


Seguimos bromeando y bromeando mientras vemos esa tonta película de zombies.


Tan así, que ni me doy cuenta, ya hasta el final, que me quedé abrazando su brazo casi todo el tiempo.


Pero fuera de eso, me alegra que haya venido a mi casa.

 

Notas finales:

Nos seguimos leyendo el próximo jueves :D


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).