Capítulo 1: Beautiful.
¿Alguien en su vida, alguna vez, por más raro que fuera, le gustaba el regreso a clases?
Mason Pines, mejor conocido como Dipper, era el típico nerd de la escuela. Si, ese chico al que los populares pasan por delante solo para tirarle el almuerzo y dejarle la ropa hecha un asco. Ese chico al que dentro de veinte años cuando fueran la reunión de generación todos le preguntarían “¿Solo estuviste un semestre con nosotros?” o “¿Enserio estudiaste aquí?”. Él no era popular, no quería ser popular, formar parte de ese selecto grupo de descerebrados al que todos amaban solo por tener más dinero o ser ligeramente más atractivos que el promedio.
Mabel, su hermana gemela, si era popular. Para Dipper su hermana era la única del grupo de los populares que valía la pena, ella era linda, tierna, divertida y para nada creída, las personas la seguían por su personalidad excéntrica y animada. Mabel era como una estrella fugaz que dejaba una estela de luz por donde pasaba, una que apenas desaparecía buscabas con toda la intensidad para volver a contemplar. Dipper, no, él era como un pino, estático, aburrido, sin chiste.
Tal vez el problema no era regresar a la escuela. En California Dipper ya tenía su vida, sus amigos, todo. Ir a la escuela, sentarse hasta atrás con Wirt mientras Mabel los molestaba y alegraba cada cierto tiempo. Ir a la cafetería donde se encontrarían con Marco, Star (quién era otra excepción al grupo de populares) y Beatrice (la mejor amiga de Wirt), Star y Mabel terminarían comiendo con los populares mientras los demás irían a una mesa apartada y terminarían escuchando la poesía de Wirt o la locura cometida por Star el día anterior en la que Marco tuvo que ayudarla a solucionar todo.
En la tarde iría con Norman, Caroline, Wirt y Víctor a su extraño grupo de actividad paranormal y misterios sobre naturales. En muchas ocasiones Mabel y Star los acompañaban pero terminaban aburridas (y queriendo que Caroline las ayude con una de sus locuras). Regresaría a la casa, haría su tarea y dormiría para repetir al día siguiente.
Esa era su vida en la escuela, no era que le gustara, pero no tenía problemas.
Pero nada era perfecto y lo sabía. Cierto día, una semana antes de que el verano acabara y pudiera regresar a esa rutina a la que ya estaba acostumbrado, sus padres les informaron a Mabel y a él que no irían a la secundaría de California este año. Ellos dos se mudarían al pueblo perdido de Gravity Falls con sus tíos abuelos Stanford y Stanley, un par de veces cuando eran niños Mabel y él había ido a pasar las vacaciones a Gravity Falls, pero nunca pensó que llegaría el momento en que esos dos hombres se harían cargo de ellos por completo.
No tuvieron tiempo de despedirse de sus amigos cuando ya estaban en un autobús rumbo a un lugar desconocido del que no sabían nada y vivirían ahí por quién sabe cuánto tiempo. Durante el camino cada uno estuvo hablando con sus amigos por mensaje de texto hasta que la batería de sus celulares se agotó y solo les quedo dormir hasta llegar a su destino.
Al llegar fueron recibidos por su tío Stanley, apodado “El señor misterio” por el pueblo. Su tío dirigía una trampa para turistas llamada “La cabaña del misterio”, debido a que el verano estaba por acabar la cabaña estaba cada vez más vacía, las personas ya no iban y el negocio iba en declive, pero era una atracción más del pueblo (al que Dipper le parecía perfecto para una película de apocalipsis zombie, de esas que a Víctor y a Norman les gustaba hacer).
Mabel y su tío congeniaron perfectamente, de la misma forma en la que lo habían hecho varios años atrás, cuando los gemelos eran más jóvenes. Todo el camino hacia la cabaña se la pasaron bromeando a costa suya mientras lo dejaban cargando con todas las maletas.
El tío Stanford, era todo lo contrario al tío Stan. Científico investigador, tenía un laboratorio debajo de la cabaña en el cual se dedicaba a estudiar el bosque de Gravity Falls y sus misterios. Para Dipper era su héroe desde la infancia y al volver a verlo siguió siéndolo.
El resto de la semana desempacó y se dedicaron a pasar más tiempo con sus tíos. Los amaba a ambos, eran las mejores personas que podía pedir para pasar el tiempo en ese lugar. Cada uno era bueno a su estilo, el tío Stan era alguien divertido con quién el día siempre era una aventura, el tío Ford lo entendía a la perfección y podía hablar de temas serios con él sin que lo miraran como loco o lo ignoraran . Ya los conocían de antes, un par de veces cuando eran niños Mabel y él había ido a pasar las vacaciones a Gravity Falls, pero nunca pensó que llegaría el momento en que esos dos hombres se harían cargo de ellos por completo.
Dipper recordaba que cuando era niño, hacía unos cuatro o cinco años ya, en Gravity Falls había una chica que le gustaba. Wendy Corduroy, pelirroja de una familia de leñadores. Era una chica increíble, tan increíble que no le sorprendió enterarse de que se había ido del pueblo, fuera de ella y sus tíos Dipper tenía pocos recuerdos sobre el pueblo. Había sido tanto tiempo que poco quedaba ya de esos recuerdos de la infancia.
Durante esa semana su hermana se había hecho de dos amigas en el bosque, Candy y Grenda, eran un trío insoportable aunque muy animado y cariñoso (hasta donde Grenda podía serlo). Dipper admiraba ese rasgo de su hermana gemela, era capaz de hacer amigos tan rápido y sin darse cuenta, él había tardado dos años en ser capaz de hablarle a Wirt y ni hablar de cuando Norman les presento a Caroline, casi se muere.
Y no, Caroline nunca le gusto, solo que la chica si era muy hermosa y tenía una fuerza de voluntad tan poderosa que parecía imparable. Era como si fuera capaz de enfrentarse a una mujer araña y salir invicta.
Tal vez ese era su verdadero miedo. No ser capaz de hacer amigos ahora en esa nueva escuela.
El día de regreso a clases llego más rápido de lo que le hubiera gustado.
No fue necesario mucho tiempo para entender que su vida escolar se volvería una completa mierda. En California ya lo molestaban por ser nerd y su gusto por las cosas paranormales, en Gravity Falls era veinte veces peor… Ni siquiera Mabel era lo suficiente encantadora para ser parte de los populares.
Estaba en la cafetería, acababa de recoger su almuerzo de la barra mientras escuchaba los cuchicheos de sus compañeros en aquel pueblo perdido y abandonado por dios. Cosas como: “¿Escuchaste que x se acostó con y?” o “¿Ya consiste a los raritos de California?”
No alcanzo a dar ni dos pasos cuando sintió como alguien le tiraba la bandeja al suelo. Un hábito que no había cambiado de California a Gravity Falls. No le sorprendió de ver a Robbie Valentino frente a él, Robbie era uno de los dos chicos más populares de Gravity Falls, su familia era la dueña de la única funeraria del pueblo, su modo de vestir era la de un emo cualquiera a quién en California lo molestarían más que a él, pero en Gravity Falls por alguna razón era alguien popular, sarcástico y para Dipper un completo imbécil.
Se limitó a recoger su bandeja y salvar lo que podía de su almuerzo mientras Valentino se burlaba de él. Cuando termino se encamino a la mesa que solía compartir con Mabel, Candy y Grenda. Las chicas no habían tenido problemas en dejarlo compartir la mesa con ellas, eran muy agradables y bueno, aunque su hermana no era más de las populares sin duda alguna era la mejor persona que conocía de ese pueblo.
Un par de mesas detrás de ellos Dipper fue capaz de escuchar la voz de Gideon Gleeful. Por alguna razón al chico le interesaba su hermana, posiblemente solo para jugar, pero era una jodida molestia. Desde el primer día Dipper lo odio, Gideon podía ser alguien guapo y la segunda persona más rica de Gravity Falls pero era un verdadero dolor en el trasero, era alguien extremadamente creído incapaz de ver como se sentía las personas a su alrededor, si no fuera por su dinero nadie estaría cerca de ese chico.
Además eran compañeros de salón lo que le ayudaba a conseguir su venganza: hacerle la vida imposible por haber rechazado una cita con él en nombre de Mabel.
Y hablando de personas ricas. Las puertas de la cafetería se abrieron de par en par dejando pasar a las divas y reinas de la escuela: Pacifica Northwest, la persona más rica del pueblo y la más importante, su familia había sido la fundadora del pueblo. Verónica Pyro, la chica más sexi y atrevida, además de la más ruda, incluso Grenda era poca cosa al lado de la fuerza bruta de Veronica. Y finalmente Giffany Dere, era la más linda de la escuela y la peor de las tres, Pacifica era como Gideon, Verónica era peligrosa y alguien de temer, pero Giffany, esa chica sin duda sería capaz de matarte mientras duermes y no habría pruebas que la inculparan.
Esa era la escala social de la escuela, en el primer puesto estaban las reinas y el par de brutos de Gideon y Robbie. Mabel y él estaban en lo más bajo.
—Ojala siguiera siendo popular. —Escucho a Mabel quejarse mientras veían al trío del horror sentarse en su mesa (el centro de la cafetería). No pudo evitar voltear a verla molesto, ¿por qué querría Mabel ser parte de ese trío del asco? —Así podría llevar a los tres a la fiesta de los Northwest y divertirnos hasta desfallecer.
Vio como Candy y Grenda seguían a su hermana en el sueño de ser invitados a la mansión Northwest a una de sus magníficas fiestas. Los cuatro sabían que bastaba con que Mabel aceptara salir con Gideon para lograr eso, pero ninguno sabía realmente que pasaría después de aceptar y sin duda alguna Mabel no haría algo como eso solo para ir a una fiesta. Las chicas llevaban hablando de esa fiesta desde antes de que iniciaran las clases, parecía ser la mejor fiesta del año y su hermana en verdad quería ir.
Miro hacia la mesa del trío. Pacifica habla mientras revisaba su celular sin que ninguna de las dos pelirosas le hicieran caso realmente, Veronica movía su comida sin comer nada realmente (había escuchado que la chica era bulímica pero suponía que eran solo rumores) y Giffany, su bandeja estaba casi vacía por la poca comida que había tomado, la líder del grupito fingía prestarle atención a la rubia. Tal vez si el hacía algo podía hacer a Mabel feliz… Solo le faltaba averiguar qué.
En un pestañeo el día había acabado y Dipper se encontraba en su cuarto chateando con Wirt. Le pedía ayuda al castaño para lograr hacer que Mabel, y sus amigas, fueran a la fiesta de Northwest. Wirt no era la mejor ayuda, de hecho, los mensajes del chico eran sobre rendirse con esa locura, pero era su amigo y sabía que en cuanto tuviera alguna idea Wirt lo apoyaría, con algo de desánimo pero lo haría.
“Necesitas que te deban varios favores, solo así podrías hacer que invitaran a las chicas”. Dipper vio el mejor plan de los que se les habían ocurrido esa noche por la mañana. Wirt había madrugado (o no había dormido, no sería novedad que esa fuera la opción correcta) y con ese corto texto le había dado el plan ideal, sería difícil, tendría que estar en el momento justo junto a la solución mínimo tres veces, pero era lo más realista.
Él haría hasta lo imposible para hacer feliz a Mabel, era su única amiga en ese lugar.
Justo ese día pudo iniciar el plan, y lo que sin saberlo se volvería el inicio de un tormento peor. Había salido al baño, después de que Gideon lograra que su ropa se mojara. En el camino había escuchado al trio del horror en el baño de mujeres, también logro ver como una maestra se acercaba a estos, de su mochila saco una libreta y una pluma para escribir una nota, si todo salía bien lograría que le debieran un favor, espero afuera a que la profesora saliera; podía escuchar como las regañaba y las castigaba con detención por el resto de la semana.
En cuanto la maestra salió Dipper la detuvo convenciéndola de que los cuatro estaban afuera con permiso de los profesores, había ocurrido un accidente en el salón de ciencias ocasionando que Veronica se sintiera mal y el terminara mojado. Cuando el trio del horro salió del baño la maestra les regreso la nota falsa hecha por Dipper mientras les levantaba el castigo, Giffany fue la primera en voltear a verlo después de analizar la nota.
—Esta es una falsificación excelente. ¿Quién eres? —La mirada de la pelirosa era afilada, peligrosa y Dipper por un segundo dudo de su plan.
—Soy Mason Pines… Em, aunque todos me llaman Dipper. —Podía ver como rápidamente Giffany perdía el interés y estaba a punto de dar el asunto por terminado. —Y necesito un favor.
—¿Un favor? —La risa del trío le lleno los oídos al castaño, estaba perdiendo. ¿Cómo se supone que debes cobrarle un favor a las personas más populares de la escuela cuando tú eres un don nadie?, debía pensar rápido, si Caroline estuviera ahí seguro sabría que decir… o tal vez no.
—También se falsificar boletas de calificaciones, permisos y notas de ausencia. —Hablo lo más rápido que pudo, noto como las tres volvían a tener interés en lo que les tenía que decir. Después de todo, ¿quién quiere asistir a clases?, ¿quién no quisiera tener una calificación perfecta por la cual tus padres no te pueden negar nada? Él lo sabía mejor que nadie, después de todo fue la forma en que Caroline logro hacer que la dejaran de molestar, y fue quién le enseño a falsificar cualquier cosa, no era una habilidad de la que estuviera orgulloso pero le estaba sirviendo en ese momento.
—¿Puedes falsificar prescripciones? —La voz de Veronica le sorprendió ligeramente pero antes de que pudiera responder a la duda de la chica fue interrumpido.
—¡Cállate Veroncia! —Giffany miro molesta a la otra pelirosa del grupo.
—Lo siento Giffany. —Se disculpó de manera sumisa Veronica
—¿Qué clase de favor quieres? —La voz de Giffany sonaba rasposa, como si intentara ocultar su interés y estuviera replanteándose el haber aceptado escuchar su petición.
—Quiero que inviten a mi hermana y sus amigas a la fiesta de la mansión Northwest.
—¿Tu hermana y sus amigas? —Pacifica hablo por primera vez, su voz era bonita aunque tenía un tono engreído que lo arruinaba por completo. Parecía meditar su respuesta, su rostro se descompuso al cabo de unos segundos como si se acabara de dar cuenta de la verdad más importante de todas. —¿Qué no eres el niño nuevo que llego de California?, ¿tu hermana es esa rarita que se junta con la asiática friki y la chica que parece hombre?
—Eso arruinaría nuestra reputación. —Hablo Veronica enseguida con cara de asco, sin embargo y muy a pesar de que sus amigas estaban molestas Giffany parecía estar convencida, su rostro era serio pero Dipper estaba casi seguro de que dentro de su cabeza su cerebro trabajaba de manera rápida buscando una forma de ganar.
—Eres demasiado bajito. —Fue lo primero que dijo. Dipper no entendía el significado de esas palabras, pero al parecer tampoco Veronica y Pacifica sabían lo que significaban. —No tienes gracia, y eres un completo don nadie, pero tienes buena estructura ósea. —Pacifica se acercó a él, casi como un cachorro curioso, parecía ya entender lo que estaba haciendo su amiga, cosa que Dipper no hacía.
Sintió como Pacifica lo tomo del mentón y lo giraba de un lado a otro, analizándolo.
—Y su rostro es simétrico. Si enterrara un machete en el centro de tu rostro, tendrías mitades perfectas. Eso es muy importante. —Mason sintió como un escalofrío recorrió su espalda al escuchar a la chica hablar, ¿ese tipo de cosas eran normales entre chicas?, porque ese comentario le aterro por completo.
—También podría bajar un par de kilos. —La voz de Veronica sonó detrás de Giffany.
—Esto podría ser hermoso. —La sonrisa de Giffany era perfecta pero al igual que con Pacifica sintió miedo, no entendía nada. —Un poco de maquillaje, tal vez algo de brillo labial. Y sin duda necesitamos la ropa de Gideon, Veronica tu cepillo, hagamos que sea hermoso.
—Espera, ¿qué? —Dipper miro a las chicas asustado, ¿Qué le querían hacer?
—Mira, ¿Dipper, cierto? No podemos invitar a ese trío de perdedoras así como así. —Hablo Giffany mirándolo a los ojos con seriedad. —Seriamos el hazme reír de la escuela, pero, si tú te nos unes y haces un buen trabajo dejaremos que invites a tu hermana junto a sus perdedoras amigas, pero tampoco podemos dejar que nos vean contigo como estas ahora, necesitamos mejorarte, ¿okey?
Dipper no podía creer lo que escuchaba, parecía demasiado fácil, sin problemas. Casi como un sueño. No recordó en que momento musito un “okey” y fue arrastrado por las chicas a otro lado, no supo cómo las chicas consiguieron ropa de Gideon (ni como se dejó vestir con la ropa de ese desgraciado), tampoco el momento en que lo peinaron y maquillaron, se dio cuenta de todo cuando frente al espejo del baño de los hombres se observó.
Se veía más alto, más imponente. Le habían quitado la gorra y le habían hecho el cabello hacia atrás dejándole un flequillo de lado que le cubría la mitad de la frente, su rostro se veía más blanco, su marca de nacimiento aún se veía pero de tal manera que no parecía ser un defecto, sus labios brillaban y sus ojos castaños incluso parecían de una tonalidad azul oscuro. Llevaba un pantalón de vestir, una camisa negra sobre la cual tenía un chaleco azul y en vez de llevar corbata o moño llevaba una especie de talismán azul. Ni siquiera parecía la ropa de Gideon.
Toco el espejo inseguro. ¿Ese era él?, porque no lo creía. Se dio vuelta e inspecciono cada parte de su nuevo yo, ¿eso lo haría popular?, ¿eso ayudaría a Mabel?, esperaba que sí, porque no se sentía del todo cómodo en ese nuevo papel.
Salió del baño donde las chicas lo esperaban. Giffany lo miraba con cierto orgullo, Veronica parecía molesta y Pacifica emocionada. ¿Ahora que seguía?
El almuerzo.
Cuando entro a la cafetería junto a las chicas todos lo miraban, murmuraban a su alrededor: “¿Quién es ese con Giffany?” “Pacfica, Veronica, Giffany y alguien más” “Veronica, Giffany, Pacifica y un bombón”. Sus mejillas casi se colorean de un tono rojo ante el último comentario de no ser por Pacifica, quién le dio un codazo, eran los dueños del lugar, debían actual como tal.
Miro a Robbie cuando paso al lado de su mesa, el chico parecía sorprendido aunque no mostraba señas de saber quién era, ¿enserio todo mundo se podía sorprender de ese cambio?
Se sentaron al centro, donde el trío siempre se sentaba, no fue necesario ir a comprar, formarse para pedir, nadie le tiro el almuerzo. Unos chicos les habían llevado la bandeja del almuerzo, Giffany retuvo a uno para ordenarle el almuerzo que a partir de ese día Dipper consumiría al estar con ellas. El chico regreso al cabo de un rato y le entrego la bandeja, verdura y fibra, era lo único que había en su plato, al igual que en el de las chicas.
Alzo la mirada logrando ver hacia la mesa donde Gideon se sentaba. El albino lo miraba fijamente con el ceño fruncido, él si lo había reconocido y no parecía feliz pero no hacía nada… No se acercaba a gritarle, ni siquiera se levantó a reclamar su ropa, se limitó a observarlo con odio.
Los murmullos a su alrededor no paraban, se sentía cohibido por ser el centro de atención.
Entonces la puerta de la cafetería se abrió y miro a Mabel entrar junto a Candy y Grenda. No tardaron en escuchar los murmullos acerca de que alguien, un chico, estaba sentado junto a las reinas de la escuela, un chico guapísimo que había salido de la nada. Mason sabía que su hermana no perdía el tiempo cuando se trataba de chicos guapos, pero de igual manera le sorprendió cuando su hermana, junto a sus amigas, fueron corriendo a la mesa donde se encontraba; apenas lo vieron se detuvieron.
—¿Dipper? —Mabel miraba a su hermano sin comprender, ¿en qué momento se había cambiado?, ¿en qué momento se había acercado tanto al que le había llamado “el trío del horror”? Sin dudarlo un segundo la chica Pines se acercó decidida a exigirle respuestas a su hermano. —¿Qué haces aquí?, ¿Qué te paso?
Dipper miro a su hermana sin saber que responder. Estaba a punto de hablar cuando Giffany la miro con asco y se levantó de la mesa, no pudo detener a ninguna cuando empezaron a discutir a gritos, la reina abeja le ordenaba a Mabel que se fuera y esta no daba a su brazo a torcer, necesitaba saber que le había pasado a su hermano.
—¡Ya aléjate rarita! —Pacifica se levantó de su lugar y encaro a la castaña tomando el lugar de Giffany en la pelea. —Eres una don nadie con pésimo gusto en la moda, ¿ese suéter y esos aretes?, están tan pasados como tus argumentos. Eres tan infantil que das pena. ¡No eres nadie aquí!
Dipper miro a Mabel apretar el puño, lista para pelear con la rubia, no pudo evitarlo; se levantó tomando del brazo a su hermana y mirándola con toda la seriedad que podía. Mabel miro a su hermano esperando que la defendiera, como siempre lo hacía pero no pudo creer la mirada de Dipper, era fría, como la de Pacifica, casi como si le estuviera dando la razón.
—Mabel, ya basta, déjalo. —Y esa oración fue lo que remato el corazón de la pobre castaña. ¿Ese era su hermano?, porque ella no lo veía en ese chico frente a ella.
Se soltó y se fue corriendo siendo seguida por sus amigas.
—Bien hecho Dipper. —Escucho la voz de Giffany y la volteo a ver sorprendido.
—Yo no hice nada. —Se excusó.
—Le rompiste el corazón, tal vez ahora no lo veas, pero eso te ayudara a ser popular. —Hablo Pacifica sentándose como si no hubiera pasado nada. —Ahora siéntate, no significa que se hayan peleado, bueno, tal vez ahora este molesta contigo, pero no importa, ¿o acaso quieres dejar el trato?
Dipper suspiro y se sentó de nueva cuenta. ¿Era normal el hacer algo por alguien y terminar lastimándolo apenas inicias?, porque si lo era no le gustaba nada. El resto del almuerzo Dipper se dedicó a escuchar a las chicas hablar de cosas banales que a él no le importaban, Pacifica también le había ordenado acompañarla en la tarde a su casa para enseñarle a maquillarse, ellas no podían ni querían tener que arreglarlo cada mañana.
No podía decir que el resto de día fue mejor o que la tarde mejoro. Estar con Pacifica tanto tiempo fue agobiante para él. ¿Cómo alguien podía aprender a hacer todo lo que ella quería que hiciera? Si, Gideon sabía maquillarse pero ese chico era el peor ejemplo que le podías poner a Dipper.
Cuando por fin llegó a la cabaña su tío Stan lo regaño, por Mabel claro está. Y sin pensarlo dos veces fue al cuarto de su hermana, estuvo fuera tres horas más esperando a que lo perdonara, cuando por fin “la gemela alfa” le abrió la puerta él no dudo ni un segundo en rogarle que le dejara explicar lo ocurrido. Mabel comprendió y Dipper casi chilla de alegría cuando su hermana se ofreció a ayudarle a maquillarse en las mañanas.
“Esto será hermoso Dipper. Tú por fin serás popular y yo podré ir a esa fiesta… ¡Además Gideon por fin nos dejará en paz!”. La positividad de Mabel era contagiosa, tanto que Dipper casi creyó que en verdad era un buen plan.