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Asesino Suicida por Kagene_Kagamine_Family

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Notas del capitulo:

Espero no haber tardado tanto como creo que tarde. Porque la verdad me daba flojera escribir (me da flojera en general, no crean que fue algo particular).

Ya edite los errores que cometí en el capítulo anterior. Perdonen por eso. Si llegan a ver un error no duden en decirme para corregirlo, a veces estoy tan fastidiada que no me doy cuenta de ellos.

En este capítulo no aparece Bill(?), lo siento. Pero en el próximo ya aparecerá.

En las notas finales explicare un poco del fanfic en general. No lo hice en el primer capítulo porque se me olvido, después cambiare esas notas al primer capítulo. 

Capítulo 2: Candy Store.

 

Estaba en la clase de historia universal, Dipper era consciente de ello y de que sin duda alguna la guerra de los cien años no era la primera guerra mundial (guerra con que el profesor en turno estaba confundiendo). Llevaba media hora así, mirando al pizarrón como idiota sin apuntar nada; Giffany le había advertido que debía hacer todo lo posible para no parecer un cerebrito, si eso significaba reprobar un par de exámenes debía hacerlo. A nadie le gustaban los cerebritos.

 

Y hablando de la líder del trío del horror. Ya llevaba tres semanas siendo amigo de ellas... Aunque amigo no sería la mejor palabra para describir su relación, "compañeros de trabajo" sin duda alguna era una mejor definición para su situación. Su trabajo era ser popular y mirar a todos como inferiores, era un trabajo horrible si le preguntaban.

 

Escuchó la odiosa risa de Gideon un par de bancas a lo lejos. No pudo evitar que su mirada se posara en el albino quién seguía siendo como una espinilla en el culo, lo único bueno era que desde que se juntaba con las hermanas pesadilla ya no lo había molestado, ni siquiera a Mabel.

 

—Joven Pines, si cree saber tanto como para no poner atención a mi clase, ¿podría decirme en dónde fue que Jeanne d'Arc fue asesinada? —Le preguntó el profesor con evidente tono de molestia. Él no era un cerebrito de historia, de hecho Wirt o Marco estaban más calificados que él, pero eso era cultura general, ¿No?

 

—Jeanne d'Arc, conocida como “La Doncella de Orleans”, murió el 30 de mayo de 1531 con 19 años en Rouen, fue enjuiciada y condenada por los ingleses a morir quemada en la hoguera por cargos de brujería.

 

El profesor no dijo nada, pero parecía satisfecho, así que siguió dando clase como si nada hubiera pasado. Dipper miro a Gideon, el albino lo miraba divertido. ¿Tal vez fue demasiado?, ¿Giffany se molestaría por eso?, suspiro y siguió viendo el pizarrón con cansancio. Odiaba ser popular.

 

La campana sonó y escucho al profesor decir la tarea del día siguiente. "Espera al inicio de la clase Dipper. Siempre hay un nerd que hará la tarea por ti" Pacifica estaba tan segura de eso que Dipper temía que fuera verdad. ¿Quién se rebajaría a hacer la tarea de alguien más por tener su atención?, él siempre había sido nerd y a la única que persona que había ayudado (solo ayudado, nunca haciendo la tarea de otro) había sido a Mabel o a sus amigos, y ellos le regresaban el favor de la misma forma.

 

Tomo su bandolera negra (regalo de Pacifica) y salió del salón sin prestarle atención al resto. Era hora del almuerzo, hora de pasar tiempo con el trío del horror. Camino un par de pasos cuando sintió que alguien lo abrazaba por el cuello, volteo instintivamente con más palabras de Giffany resonando en su cabeza (algo sobre no dejar que cualquiera lo tocará) listo para actuar como la falsa diva que era, cuando noto que esa persona era Mabel; la única persona a la que nunca haría daño aún dentro de ese asqueroso papel de chico popular y descerebrado.

 

—¡Dip-Dip! —La estridente voz de su adorada hermana le dejo sordo por un segundo pero no pudo evitar reír suavemente al tenerla cerca. Su hermana lo soltó y ambos se hicieron a un lado del pasillo para hablar mejor. — ¿Cómo estás?, ¿estar con las chicas debe ser fantástico, cierto?

 

La pregunta de su hermana (junto a su radiante sonrisa) sonaba tan inocente que a Dipper lo hizo sentir mal.

 

—Mira Mabel, siento no haber estado ayer en el maratón de Patotective contigo y el tío Stan pero...

 

—Pab, Pab. —Mabel silencio a la disculpa se Dipper con ese extraño sonido y un dedo sobre sus labios que ocasionó que el chico se sintiera descolocado por un momento. —Yo comprendo, ser popular debe ser agotador para ti, después de todo antes apenas se acordaban de ti... Y ahora tienes la escuela a tus pies, debe ser algo excitante... Supongo.

 

—Prometo no faltar al próximo maratón. —Sonrió a su hermana y la miro extender sus brazos hacia él.

 

—¿Un penoso abrazo familiar? —Preguntó con la cabeza ladeada y una diminuta sonrisa que Dipper no recordaba que extrañaba.

 

—Un penoso abrazo familiar. —Confirmo el castaño y estuvo a punto de extender sus brazos cuando sintió como le tocaban el hombro, volteo solo para mirar a Verónica a los ojos. La pelirosa estaba cruzada de brazos y con un semblante molesto, semblante que tenía cada que veía a Dipper.

 

—Giffany requiere tu presencia, ahora. —La pelirosa no dijo más y se alejó haciendo resonar sus tacones por el pasillo mientras la multitud se hacía un lado dejándola pasar.

 

—Será mejor que vayas Dip-Dip. —La castaña sonrió de manera triste y se fue para dejar a su hermano marchar. ¿Ella debía estar feliz por qué él fuera popular, no?, si era así, ¿Por qué sentía que cada vez lo perdía más?

 

Dipper se dio vuelta y camino por donde Verónica antes se había ido. Como con la chica, los demás alumnos se hacían a un lado dejándolo pasar como si de un rey o un dios se tratara. Entró a la cafetería (sin la necesidad de abrir las puertas, pues alguien lo hizo por él) y notó como todos lo miraban mientras se acercaba a la mesa dónde estaban las chicas sentadas. Apenas se detuvo Giffany volteo a verlo con esa sonrisa de superioridad a la que ya estaba acostumbrado.

 

—Necesito que escribas una nota. —Su voz salió dulcemente falsa. —Verónica, Dipper necesita en que apoyarse.

 

Con un chasquido de dedos de la perra mayor Verónica se puso de pie y se inclinó frente al castaño para servirle de mesa. Dipper sacó un lapicero junto a un bloc que siempre tenía a la mano y dejó su bandolera en la mesa, espero a que la chica dictara.

 

—“Hola hermosa, quería decirte que eres tan dulce”. —Empezó Giffany con voz entre burlona y dulce. Combinación que a Mason le causaba arcadas. —“Te he estado mirando y pensando sobre nosotros. Ojala puedas venir a la fiesta de bienvenida que daré en mi casa este fin de semana. Te quiere Robbie”. Oh, y agrega OX después de la firma.

 

Rodó los ojos divertido por la carta. ¿Qué clase de chica podía estar enamorada de alguien tan patético como Robie Valentino?, bien, puede que patético fuera más algo que aprendió del trío del horror pero seguía odiando a ese chico (en especial desde que se enteró que él fue una de las razones por las que Wendy se había ido del pueblo). Le entregó la nota a Giffany, quién la doblo y camino hacia la mesa donde el supuesto remitente estaba sentado, él la seguía junto a las otros dos chicas sin decir nada.

 

Giffany se sentó en la mesa del chico con las piernas cruzadas haciendo que su falda se alzará hasta el punto en que estaba seguro casi podía verle la ropa interior. La chica usaba su tono dulce y tierno con él emo acercándose tanto que sus pechos se estaban en la posición perfecta para que fuera lo único que se pudiera ver de la japonesa. De reojo vio como Mabel entraba con sus amigas.

 

—A Mabel Pines. —La mirada del castaño se centró en su "jefa" al escuchar el nombre de su gemela mientras hacía el ademán de entregarle la nota a Robie Valentino.

 

—¿A Mabel?, Ugh, que asco. —El emo hizo un ademán de empujar la mano de la perra mayor y antes de que Giffany siguiera intentando persuadir al chico Mason tomo la nota y sin decir nada regreso por su bandolera.

 

Él jamás le haría eso a Mabel. Además, ¿desde cuándo a Mabel le gustaba Robie?, bueno, era un chico ligeramente misterioso y apartado de la sociedad; la clase de chico al que Mabel le interesaría hacer feliz. Tomo su bolso y antes de alejarse sintió como dos manos lo tomaban por los brazos y lo obligaban a sentarse en la mesa. Verónica y Pacífica se sentaron a cada lado impidiéndole el paso mientas Giffany se sentaba frente a él con el ceño fruncido y los brazos cruzados.

 

—¿Tienes algún problema?, ¿Tienes algo que decir?, llegaste hasta aquí y ahora te quieres ir. —La voz de Giffany sonaba claramente molesta. Era como cuando alguien gritaba susurrando, queriendo que nadie escuchara esa discusión. —Podría golpearte ahora mismo y que todos aquí miraran, pero hoy me siento generosa así que cállate y escucha perra. —Dipper sintió como su cuerpo tembló ligeramente ante el tono de voz y la actitud de Giffany. Además, escuchar que sería capaz de golpearlo no le fue nada agradable. —Me gusta verme sexi, comprar lo que otros no podrán. Me gusta beber sin control y gastar la tarjeta de papá.

 

—Me gusta, saltarme gimnasia, golpearlo a él. —Pacifica habló tranquila con un tono de voz casi tierno, señalando con la cabeza la mesa donde se sentaban los nerds. Dipper seguía sin estar seguro de que tanto miedo podía tenerle a una chica que hablaba ese tipo de cosas sin problemas. —Asustarla a ella. —Ahora la cabeza de Pacifica señalaba hacia una mesa de chicas.

 

—Me gusta la ropa de moda y patear nerds en la nariz. —Verónica habló con un tono amenazante, pero si alguien sonaba amenazante, sin quererlo, era Giffany y Mason sabía que Verónica solo intentaba imitar el tono de molestia de la otra.

 

Recordaba esa conversación. Fue el segundo día después de volverse "amigo" de esas brujas. Estaban en la casa de Pacífica y ellas le habían hecho una lista sobre las cosas que debían gustarle y las que no. Entre las que debían gustarle destacaba el molestar a las personas "inferiores" a él, eso incluía a su hermana; lo que debía amar era el verse genial, parecer inalcanzable para todos. Ser una perra (en palabras de Giffany).

 

—Si no tienes las bolas puedes irte a jugar con muñecas. — Reanudó Giffany sonriendo de manera siniestra, casi como si intentará encerrar su alma en un disco duro para siempre. —Esperar a que tu mamá te preparé un snack, o podrías venir y fumar, mezclar Coca-Cola con ron en mi porsche con el quarterback.

 

—Vamos Dipper, es tiempo de demostrar que ya no eres un perdedor. —Y ahí estaba el otro lado de Pacifica, ese lado que parecía querer apoyarlo verdaderamente. — Todo lo que tienes que hacer es decirle adiós a "la señorita arcoíris". —Nunca podría decir que Pacifica era verdaderamente mala. Las chicas solían comparar a Mabel con Shamoo, una ballena, pero en esta ocasión Pacifica intentaba hacerlo sentir cómodo de nuevo, cambiando el apodo de su hermana por algo que podría identificarla más, a su parecer. —Los chicos caerán rendidos a tus pies, piénsalo Dipper, cuando te inviten ellos pagarán la cuenta, te darán las respuestas de los exámenes y harán tu tarea, no tienes nada que perder.— Dipper no era gay, al menos no declarado, pero al estar con las chicas y vestir mejor la ropa de Gideon, los estudiantes habían llegado a la conclusión de que Dipper era bisexual. Más que nada porque se les hacía imposible que alguien, del sexo masculino, pudiera estar con ellas tres sin pensar en tener un trío.

 

—Además. —Verónica no lo veía con esa ligera compasión de Pacifica, no, lo veía con malicia, calculando la mejor manera en que sus palabras lo dañaría definitivamente. —Si ella estuviera en tu lugar no dudaría ni un segundo en dejarte para que te pudrieras solo.

 

—Por supuesto, si no te interesa. —Pacifica la miraba con cierta crueldad reanudada. —¡Bien!, ve trenzarle el cabello mientras esperan que pasen Plaza Sésamo en la televisión. —El lado malvado se Pacifica era ese. Tratar a Mabel, y a muchos otros, como si fueran niños pequeños incapaces de hacer algo de lo que ellas hacían.— O podrías venir a pasear con nosotras en mi Jeep.

 

—Vamos a destruir la casa de alguien. —Giffany volvió a hablar. Lo notaba, notaba como Dipper estaba cediendo a lo que ellas le decían. Sabían que Dipper nunca había sido popular, hasta ahora, y lo estaban aprovechando.

 

Mabel siempre había sido la popular. La amada por todos. Dipper ahora era amado, como lo fue Mabel en California, como lo es en la cabaña, en casa y en todos lados. Porque incluso ahí, en Gravity Falls, sin ser popular no era una perdedora, nadie se burlaba de ella más que Pacifica, nadie le hacía daño, nadie quería verla mal. Seguía teniendo mejor lugar que Dipper, si no estuviera con ellas en ese momento estaría sufriendo, seguiría siendo un perdedor como lo había sido toda su vida, podía cambiar las cosas ahora, con la ayuda de Giffany.

 

—¿Qué estas esperando? Es tiempo de que pruebes que no eres un marica. Puedes unirte al equipo, o puedes quejarte y llorar como perra. —La abeja reina lo miraba a los ojos, convenciéndolo de regresarle la nota y seguir con ellas. Era lo mejor, no solo para después arreglar las cosas que había hecho con la fiesta de los Northwest, sino también para seguir escalando, ser popular, ser amado. —Puedes vivir el sueño, o puedes morir solo, es tu elección Pines.

 

—Hazlo y dejaré que la invites a mi fiesta. —El castaño volteo a ver a la rubia, quién sonreía sabiendo que esa era la mejor manera de hacer que él aceptara torturar a su hermana de esa forma, con esa nota. Pacifica siempre recordaba la razón por la que ahora estaba con ellas.

 

Dipper bajo la mirada a su mano, donde la nota descansaba intacta. Alzó la mirada viendo a su jefa mirándolo expectante, ella sabía que ya lo habían convencido. Ahora solo debía estirar la mano y dejar la nota sobre la mesa. Sintió su mano sudar, estaba nervioso, no quería hacerlo, dañaría a Mabel, no podía. Su sudor baja por su palma y estaba a punto de humedecer la nota con la letra falsificada de Robbie Valentino, si eso pasaba era imposible que se pudiera entregar, tendría que escribir otra. No. Si se arruinaba la nota Giffany no lo dejaría escribir otra, su trato habría acabado y él ya no se tendría que juntar con ellas, ¿Eso era bueno, no? Si era bueno, ¿Por qué su mano acaba de dejar la nota sobre la mesa?

 

Verónica tomo la nota y camino por donde estaba Mabel, de una manera sigilosa. Para Dipper fue imperceptible el momento en que la chica dejo la nota en la bandeja de su hermana. Volteo la mirada y miro a Giffany, quién le sonreía con suficiencia. Ella había ganado, como siempre.

 

En cuanto Verónica se sentó al lado de la abeja reina Dipper se levantó. Camino lejos, no podía estar ahí, acababa de traicionar a su hermana. ¿La fiesta de Pacifica sería suficiente como para conseguir el perdón por lo que acaba de hacer?

 

Suspiro con fuerza y se dirigió a su salón. No recordaba si había comido algo, lo más seguro es que no. Pero no tenía hambre, solo quería estar lejos, no quería ver la cara de felicidad de Mabel al ver la nota, no quería escuchar los gritos de emoción de Candy y Grenda al enterarse. No quería ver una mentira escrita por él.

 

Entró a su salón y se sentó en su lugar aguantándose las ganas de gritar y llorar. Giffany se lo había prohibido. Mason estaba seguro de algo, Giffany había hecho hasta lo imposible para instalarse en su mente, no podía sacarla, siempre estaba recordándole como debe actuar y después de lo que acaba de pasar… No estaba seguro de que fuera capaz de enfrentarla otra vez.

 

El timbre sonó en ese momento. Sus compañeros de a poco empezaron a llenar lo que antes era un salón vacío hasta el punto en que el profesor fue el último en entrar para dar la clase, Mason no recordaba que materia era, no le importaba.

 

Gideon volteo a verlo y él lo único que fue capaz de hacer fue mostrarle el dedo medio para después ver el pizarrón con la esperanza de que su mente fuera capaz de disipar la culpa por un momento. ¿Sería capaz de regresar por la noche?, ¿De ver a Mabel y seguir dejando que la chica lo maquille? Él no podría solo, al menos no de momento, ¿Qué pasaría si le llegaba a decir la verdad a Mabel y Giffany se enteraba?

 

Cuando por fin las clases terminaron Dipper se levantó de su lugar y salió de la escuela lo más rápido que pudo. Espero a fuera a Pacifica o a Giffany, la que hubiera llevado su auto ese día, tenía que irse con ellas. No era algo opcional.

 

Un Jeep Cherokee Trailhawk de color morado se detuvo frente a él y la puerta trasera se abrió. Vio a Verónica acomodándose en su lugar de nuevo y subió al auto sin decir nada. Cerro la puerta y Pacifica enseguida empezó a conducir. La rubia se detuvo frente a una casa grande (no tanto como la de ella) donde vivía Verónica y los cuatro bajaron.

 

La tarde entera paso con las chicas riendo sobre la nota que le entregaron a Mabel mientras jugaban croquet. Dipper solo fingía reír debes en cuando, no era algo de lo que él fuera capaz realmente, Pacifica lo sabía, tal vez ella era la que más entendía, solo tal vez.

 

—No puede ser. No es mi día. —La risa de Pacifica fue divertida, pero dulce a los oídos del castaño, posiblemente porque se estaba burlando de Verónica (la chica parecía tenerle manía). Era la segunda vez en el partido que Giffany sacaba la bola de la otra pelirosa sin el menor miramiento. —Ya ríndete.

 

Dipper no pudo evitar reír junto a la rubia. Pacifica no era ninguna santa, era tan cruel como las otras dos, pero había algo en ella que la hacía diferente. Algo que le decía que a su lado no había problema de ser ligeramente él mismo. Miro de reojo a la rubia antes de golpear la bola azul que le correspondía y ver como después, por tercera vez en el juego, Giffany golpeaba su bola roja con la verde de Verónica. La frustración en el rostro de la pelirosa fue algo que logro hacer que Dipper riera por segunda vez acompañado de Pacifica. Giffany se burlaba más con la mirada, siempre.

 

—Me tengo que ir, se hace tarde. —Hablo el castaño recogiendo su bandolera de donde la había dejado. Pacifica se despidió con un corto “Adiós” mientras Pyro lo hizo con un “Como sea” mientras intentaba sacar su bola de detrás de la fuente de su patio con el mazo. Giffany se le acerco lo suficiente como para que solo él fuera capaz de escuchar.

 

—Si vuelves a revelarte, a fastidiarme, acabaras como ella. —Murmuró, y Dipper sintió como un escalofrío le subía por la columna vertebral.

 

Asintió una vez y se fue. El camino a la cabaña era largo pero prefería que fuera así, en especial ese día. Su mente seguía siendo un caos provocado por la constante culpa que lo carcomía.

 

Sus tíos no dudaron en saludarlo en cuanto llegó, sin pensarlo subió a su cuarto, esperando encerarse hasta la cena o el próximo día. Sería la primera vez que se saltara la cena, ¿Qué había de malo?, podía inventar que tenía tarea.

 

La realidad lo golpeo como un balde de agua fría cuando entro a su cuarto y vio a Mabel sentada en la cama con una sonrisa llena de felicidad en la cara, con la nota escrita por él en la mano y las mejillas rosas.

 

—¡Dipper! —La castaña se levantó y lo abrazo. El abrazo era tan cálido que la culpa que sentía el castaño poco a poco se volvió una enorme sensación de querer vomitar por el asco que sentía hacía sí mismo. Su hermana se separó y lo miro con ojos soñadores. —¡El chico que me gusta me invito a una fiesta este fin de semana!, ¡¿Hay algo más grandioso que eso?¡

 

El castaño sonrió de lado. Sintiéndose mal. —Considérame emocionado.

 

—¡Estoy tan feliz! —Su hermana lo volvió a abrazar con tanto cariño que no pudo evitar regresarlo.

 

Dipper solo quería que pasara el fin de semana, que Mabel no fuera a la dichosa fiesta y que nada de esto pasara. Pero pasaba, pasaría y todo era su culpa.

Notas finales:

Sí. Gran parte de los diálogos son partes de la canción del musical y/o la película. Eso solo será aplicable aciertos capítulos. Y no, no espero hacer plagio con esto, solo que algunas partes de las canciones quedan bien como diálogos, es todo, no es con afán de plagio.

Después de este capítulo me querrán matar por todo lo que le pasa a Mabel (?). Así que me disculpo de ante mano.

Creo que es todo.

Gracias por leer. 


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