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Besos por Navidad. por PinketDiana

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Cuando sus amigos se han ido, Naruto vuelve a la sala de estar para encontrársela totalmente vacía, sin la presencia de Sasuke en el sofá, tal y como estaba hace unos minutos, recogiendo los últimos restos que quedaban del desastre armado anteriormente.

—¿Sasuke? ¿Dónde estás, teme?— Pregunta, su voz apenas inaudible, mientras se dirige a la habitación del mayor, y una vez frente a la puerta, con un pequeño suspiro resquebrajado, logra preguntar:—¿Estás bien?—Golpea tres veces la puerta, y estúpidamente piensa que él podría ser Sheldon, incluso cuando han dejado de ver la serie en los últimos meses.

—Estoy durmiendo.— Grita Sasuke desde el otro lado de la puerta. El ojiazul frunce el ceño, pues no son más que las siete de la tarde, y Sasuke se veía algo decaído en la última hora.

—Voy a entrar, Sasuke.— Anuncia, antes de dar dos pasos y girar el pomo de la puerta.

La escena es algo peor de lo que él mismo imaginaba. Sasuke está sentado en el suelo, al lado de la cama, de nuevo, con su espalda recostada en la pared y su cabeza escondida en el hueco que hay entre sus rodillas y su pecho. Está sollozando de forma hueca y caída, como si le costase mostrar esos sentimientos, a la vez que tiembla ligeramente. Naruto se pregunta si la desolación de la ansiedad puede provocarte tanto frío como el que siente que Sasuke puede estar sintiendo en ese momento.

No tiene que pensarlo dos veces, pues avanza a través de la habitación y va a sentarse junto a él, presionando sus hombros juntos, una ola de tristeza punzando en algún lugar de su pecho, peligrosamente cerca de donde su corazón se encuentra. —¿Estás bien?— Se siente estúpido por preguntar eso, pero Sasuke se encoge de hombros, sin poder hablar. Naruto siente como si él mismo fuese el que estuviese cayendo en un pozo de impotencia y tristeza, sin poder volver a mirar a la luz. No tiene el control de la situación por mucho que desee. —¿Es muy malo?— Se dice, y seguidamente, quiere golpearse mentalmente, y es que no debería haber dejado que Sasuke bebiese, porque la mente del mayor es soñadora, brillante -incuso más que la suya si es posible-, pero trabaja demasiado y Sasuke piensa muchísimo para alguien que quiere ser feliz, y esto se acentúa más cuando el mayor bebe, y ahora parece tan, tan triste que Naruto vuelve a no saber qué hacer.

Sasuke no responde. Intenta habar pero no puede. Está tratando de respirar acorde con Naruto tal y como habían hecho las veces anteriores, pero no lo está logrando.

—Sasuke. Sasuke, tranquilo. Por favor.—Se pone frente a él, uniendo sus frentes.—Respira conmigo, ¿vale? Inténtalo de nuevo. Vamos, hazlo a la misma vez que yo y todo estará bien, lo prometo.— Mientras va hablando, en un tono que intenta ser cálido y suave, aún cuando siente que algo lo oprime por dentro, va regulando su respiración y tratando que Sasuke siga sus mismos pasos.— Muy bien. Eso es. Dentro. Fuera.— Tras unas pocas respiraciones profundas, se anima a acercarse un poco más, pues aún cuando sus frentes permanecen juntas, Sasuke sigue temblando y tensándose ante la proximidad de Naruto. Como si tuviese miedo, no del propio chico, sino de sí mismo. Pero finalmente comienza a abrir los ojos, y, tras enlazarse con la tranquilidad que supone la sinfonía que es Naruto, se deja abrazar por éste, y no tiembla más. Respiran al mismo son, como si fuesen una canción sin letra que se compone cuando ellos inhalan y exhalan. Están conectados y son conscientes de ellos.— Lo estás haciendo muy bien, Sasuke. Tranquilo. Tranquilo.— Intenta que su propio miedo quede escondido en alguna parte recóndita de su cerebro, pues ahora todo lo que tiene que hacer es conseguir que Sasuke vuelva a él, que se quede allí todo el tiempo que pueda.

Es tan loco -piensa Naruto, atrayendo a Sasuke más cerca de él- como hace unas horas estaba bien. Es increíble como la mente funciona, como no avisa de ninguna manera cuando te sientes así. Yo mismo he sentido esa sensación, despertarse como un fantasma, como si una parte de ti se hubiese quedado atrapada en algún sueño de la noche, y a la mañana siguiente amaneces sin ser tú mismo. Sin ganas de nada, ni de hablar, ni de comer, ni de levantarte si quiera, no quieres hacer las actividades que tanto te entusiasman cada día. No quieres nada. Solo volver a dormir para encontrar aquello que has dejado ir durante la noche anterior, deseando que a la mañana siguiente, vuelva a ti de alguna manera. -Él lo sabe, por supuesto. ¿Quién no ha sentido eso?- Pero en Sasuke actúa de otra forma. Es más intenso, más duradero. Como si su mente uniese varios días con sensación de vacío y los hiciese estallar como una bomba en mitad de un suceso que 'carece de importancia' o, que sin más, estaba siendo algo positivo.

Y ahora, en parte, ha sido por su propia culpa. Allí estaban sus amigos, en el salón, y él podía ver como el brillo de los ojos del mayor se fue por unos segundos. Unos pocos e ínfimos segundos. Y aún así fue lo suficiente como para apagarlo completamente. Y ahora Naruto vuelve a no saber qué hacer, o como arreglar la situación.

Acierta al decirse que quizás no fue tan buena idea, el subirse a la cama e intentar taparlos a ambos con el edredón de Sasuke aún cuando ambos estaban ya sentados encima de éste, pero aún así lo hace. Porque Sasuke ha dejado de temblar y no quiere que vuelva a ello, porque es lo único que se le ocurre hacer y porque quiere ayudar pero no puede. Y sabe que el mayor se estará sintiendo aún peor por esto, porque conoce a Naruto como la palma de su mano, o incluso mejor que eso, y ambos saben que es recíproco. El rubio podría tener los ojos vendados, estar en un laberinto totalmente desorientado y salir de él solo por el sonido de la voz del mayor. Así de bien se conocen, y se sienten afortunados de ello. Pero no ahora, no cuando están desesperados por arreglar la situación, o por hacer que el otro no se sienta tan mal por no poder arreglar lo que ya está roto.

... Así que a pesar de todo, se encuentran allí, sentados en la cama a medio tapar de una manera poco confortable, con sus frentes aún unidas, casi abrazados, y en silencio. Pero Naruto necesita decir algo, porque lo carcome por dentro. — Creo que podemos poner un árbol pequeño en la cocina, ¿sabes? Y adornarlo solo un poco, sin muchas cosas porque podría quemarse y ardería la casa. No queremos que arda la casa, ¿a que no? Porque es aquí donde vivimos y yo no quiero que tú te quemes. A ver, ni la casa. Pero sobre todo tú, ¿sabes? Porque...

—Naruto, está bien. Yo tampoco quiero quemarme. Ni que tú te quemes.—Aún cuando apenas puede hablar, lo intenta. Y el rubio sabe que es por tranquilizarlo a él, porque así es un Uchiha. Aún cuando no puede con el peso del mundo sobre sus hombros, intenta cargar un poquito más para quitar dolor a Naruto.

Ese pensamiento es como un interruptor en él. Algo cálido lo abraza, y necesita compartirlo con Sasuke. Quizás solo necesitan un poco más que antes, porque si pequeños besos aleatorios estaban ayudando, ¿no ayudaría un beso algo más... intenso? O quizás es que Naruto está desesperado por ayudarlo.

—Yo... solo quiero ayudar, teme. Yo solo quiero...— Que me digas que está pasando por tu cabeza. Que confíes en mí. Que me mires a los ojos. Que me dejes abrazarte. Que me ayudases a ayudarte. Que me dijeses cómo hacerlo bien. Que dejases de preocuparte por ello. Que entendieses que ya eres más que suficiente para todos, para el mundo, para mí. Que no fueses tan duro contigo mismo. Deseo... Deseo... Deseo...—Yo...

—Lo sé, Naruto. Lo sé...

—¿Puedo...?— Pregunta, ahora sí haciendo que Sasuke finalmente lo mire a los ojos. Antes de que pueda terminar la oración si quiera, Sasuke está asintiendo más rápido de lo que alguna vez querría admitir.

Es realmente fácil después de eso. Surge solo, como si se supusiese que es lo que está destinado a ser. Como el viento que acompaña a las olas. Ambos cierran los ojos a la par, y se adelantan de manera casi imperceptible, solo lo justo para que sus labios se toquen. Veintisiete. Su mente se apaga, perdiéndose en el calor suave que desprende Sasuke, quien antes estaba totalmente helado. Pero esa es la definición de Sasuke, se recuerda Naruto, frío a todas horas por fuera, hasta que te acercas lo suficiente para saber que en realidad es caliente, suave y dulce, en su justa medida. Se pierde en la forma en la que el beso sabe -de forma muy tenue- a vino, y la forma en la que se siente tan, tan correcto. Se siente como todo lo que Naruto conoce. Todo lo que ama.

Ama.

Ama.

Ama.

Sasuke es el primero en inclinarse hacia atrás, tomando algo de distancia con el menor, para mirarlo a los ojos, con sus pupilas dilatadas y brillantes, con algo más de color en sus mejillas, y con una expresión que, por fin, no rompe el corazón con solo verla. Coloca las manos alrededor del cuello de Naruto, y, oh, esto es nuevo, para hacer que Naruto se suba en él. Naruto, que no se da tiempo a sorprenderse porque de forma surrealista, esto se siente tan, tan natural, se inclina hacia adelante y besa la nariz del pelinegro, quien ha vuelto a cerrar sus ojos. Besa sus mejillas, su mentón y su frente antes de volver a sus labios, y el rubio puede jurar que lo que ha salido de forma entrecortada de Sasuke, ha sido un gemido.

No se supone que se debe sentir de esta manera -se asegura Naruto, sintiendo como Sasuke profundiza más el beso- el besar a tu mejor amigo. No se supone que se deba sentir natural, cálido y con ganas de más y más.- Pero es lo que se siente al besar a Sasuke. Y se sentiría triste y vacío si tuviese que parar justo ahora, cuando el mayor está volviendo a sentirse un poco mejor. Lo nota, lo nota en cómo su abrazo se hace más firme y seguro, lo nota en el calor de sus mejillas y en como tiene los ojos cerrados, con fuerza por la situación, pero no para aliviar las lágrimas. Tampoco es que sea una opción, el alejarse. Y lo sabe. Lo saben. Por lo que es el mayor quien desliza sus dedos por e cabello de Naruto, tirando con algo de fuerza, y quizás es un gesto mínimo, pero basta para mandar toda la sangre que circula por Naruto a su entrepierna. Y, oh, otra vez, esto es nuevo.

—Sasuke. Sasuke.— Repite, tantas veces que pierde la cuenta, y es que ni él mismo puede encontrar su voz.

—No.—Es todo lo que el otro responde. Sus ojos siguen cerrados con contundencia, pero inclina la cabeza hacia atrás, dejando ver sus mejillas arreboladas, que si bien no queman como las de Naruto, si dejan ver en qué estado le ha dejado el cálido beso que han compartido segundos antes. —No pares.— Murmura, para alcanzar la cara del rubio, y, por primera vez desde que el acuerdo empezó, dando un beso a Naruto. Y él cede ante eso, porque, ¿cómo no hacerlo?

El sueño los atrapa poco después, los labios de Naruto apretados contra el cuello de Sasuke, con su cabeza escondida allí, su cuerpo encajando totalmente, como si siempre hubiese pertenecido a ese momento, a esa situación, enredado con Sasuke en un lío irreconocible.

Notas finales:

¡Tal y como prometí, aquí está el siguiente capítulo! Realmente me ha gustado muchísimo como ha quedado, y aunque ha sido uno de los que más tiempo me ha costado escribir -este señorito se me ha resistido demasiado tiempo para mi gusto-, creo que ha merecido totalmente la pena.

Quiero agradecer a todas las personitas hermosas que se están tomando tiempo para comentar y apoyar esa historia. (Sois seres de luz ñasdkfjañsdkf)

¡Quiero intentar traer el siguiente capítulo el viernes, pero tengo que hacer varias cosas mañana, y siempre quiero repasarlo varias veces antes de subirlos para darle los 'toques finales', así que no sé si podré! (Prometo que lo intentaré en todo lo posible :D)

Gracias por todo ^_^


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