-“Pero no quiero, huele horrible.” – Acotó el mayor mientras tomaba la taza entre sus manos con desconfianza. El castaño dio un suspiro mientras pensaba en algo para convencer a su hermano.
-“Mmm ¡Ya sé! ¡Si te lo tomas haré lo que tú quieras! – Dijo Al, logrando que la expresión de Ed cambiase sorpresivamente, para luego expresar una pequeña sonrisa. Se dispuso entonces a tomar el té de una buena vez.
Al terminar, el pequeño Edward puso una cara de real desagrado y sacó la lengua, luego de unos minutos intentando olvidar el mal sabor, dirigió la vista hacia donde se encontraba su hermano menor, amplió aún más la sonrisa y con un evidente sonrojo, expresó:
-“Quiero un beso, Al.” – El mayor cerró los ojos esperando el contacto, sin percatarse de que su hermanito estaba rojo de pies a cabeza.
El pequeño pensó que tal vez su hermano estaba delirando por la fiebre y seguramente al día siguiente no recordaría absolutamente nada, por lo que se acercó lentamente hacia el rubio aun sonrojado, cerró los ojos con fuerza y cuando solo unos pocos centímetros los separaban Alphonse se arrepintió, subiendo su cabeza hacia arriba y depositando un beso sobre su frente. Edward puso cara de molestia mientras abría sus ojos viendo como su hermano menor se alejaba rápidamente de él, totalmente sonrojado.
-“Oye… no me refería a ese lugar.” – Dijo el rubio viendo como Al abría la puerta del cuarto con la bandeja entre sus manos.
-“C-claro que sí.” – Respondió el castaño mientras desviaba su mirada para no mostrar sus sonrojadas mejillas.
-“Al… dame mi beso.” – Apenas levantó Ed la voz mientras su hermano cerraba la puerta rápidamente.
-“¡Ya te lo di!” – Gritó avergonzado el menor del otro lado de la puerta mientras corría rápidamente. Ed bufó y se recostó nuevamente en la cama, durmiéndose al instante.
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Edward abrió sus ojos luego de recordar aquella escena, quitando su frio brazo derecho que había colocado en su frente para refrescarse y parpadeando pesadamente un par de veces.
-Mi… beso… - Rememorando aquello una y otra vez, se quitó las mantas que lo cubrían depositando ambos pies en el suelo, se puso de pie y comenzó a caminar en dirección a la puerta.
Alphonse se encontraba revolviendo la sopa de verduras que le había preparado a su hermano, necesitaba algo que le diese fuerzas y nutrientes, al mismo tiempo, algo que fuese fácil de ingerir y digerir. En cuanto apagó el fuego para ir a ver que Ed no tuviese ningún problema, dos brazos le rodearon por la cintura, ocasionando que se sorprendiese de inmediato.
-Al…
-¡N-ni-nii-san! ¡¿Qué estás haciendo aquí?! ¡Deberías estar en tu cama! – Expresó el menor totalmente sonrojado mientras la cabeza de Ed se apoyaba gentilmente sobre su hombro.
-Esta vez… no permitiré… que te escapes. – El mayor levantó su cabeza y articuló con dificultad las palabras mientras Al observaba los ojos de su hermano, los cuales habían tomado un brillo especial, precioso, casi inimaginable.
Rápida pero suavemente, Ed juntó sus labios con los de su hermano, logrando que todo el cuerpo del menor se tensase de un momento a otro, el color carmesí de sus mejillas había aumentado considerablemente mientras era completamente incapaz de realizar movimiento alguno por la impresión de la acción que había tomado su hermano mayor. El rubio cerró lentamente sus ojos, apreciando el calor y la suavidad de los labios de Alphonse, por inercia no pudo evitar abrazarlo más fuerte, hasta que la temperatura y la falta de aire le vencieron por completo, obligándolo a separarse de aquella ambrosia. Sonrió al ver a su hermano menor totalmente sonrojado, con sus pardos ojos llenos de brillo y abiertos a la vez por la impresión.
-Me… lo debías, A… l. – Expresó Edward para luego desmayarse completamente sobre su hermano, este quien aun seguía completamente en otro mundo regresó por fin al notar como todo el peso de su hermano quedaba sobre su espalda, rápidamente para evitar que se cayese se inclinó hacia delante y sujetó sus piernas. Intentó calmarse por varios segundos mientras luchaba por subir la escaleras con su hermano encima, convenciéndose de que tal acción era el resultado de alguna alucinación o cualquier otra cosa, no debía pensar cosas raras ni hacerse falsas ilusiones.
-Al~… - Toda estúpida preocupación o tensión se calmó completamente al escuchar la voz somnolienta de Ed, quien se aferró aún más al cuello del menor mientras sonreía dormido.
Al terminó de subir el ultimo escalón, pasó por el pasillo, y seguidamente se detuvo en el cuarto del rubio, abrió la puerta y lo depositó difícilmente sobre su cama, cubriéndolo con las mantas nuevamente para luego depositar ambos brazos sobre sus caderas y sonreír satisfecho. Un pequeño mareo se hizo presente en su cabeza, obligándolo a sentarse en el borde de la cama y depositar una mano sobre su frente, se sentía realmente extraño, generalmente podía cargar a su hermano sin problemas, pero ahora le había costado bastante hoy en la mañana e incluso ahora, pensó que tal vez era falta de ejercicio, puesto que hace mucho tiempo no tenía ningún tipo de movimiento o pelea como cuando era una armadura.
Desvió la vista para mirar a su hermano, verlo tan tranquilo lo hizo sonreír considerablemente, dirigió su mano hacia él y acarició sus cabellos dorados, siguiendo por su mejilla y deteniéndose en sus labios, suaves, cálidos, deseó no haberse ido al quinto mundo en ese momento para poder apreciar mejor su calor, su textura. Sacudió su cabeza, se levantó de la cama y salió de la habitación, debía terminar la cena.
~~~~~~~~~~Edward~~~~~~~~~~
Desperté con el sonido de la puerta abrirse, al girar mi vista me encontré con Al, quien me miraba con una sonrisa nerviosa mientras en sus manos sostenía una bandeja con un plato de sopa.
-Hola, Al. – Dije animadamente mientras me reincorporaba quedando sentado sobre la cama.
-H-hola nii-san, te traje la cena. – Respondió él, mientras su cara se ponía roja y depositaba entre mis piernas la bandeja.
-¿Estas bien? No tendrás fiebre ¿Verdad? – Pregunté entonces, viendo cómo se sorprendía ante mi pregunta.
-Nii-san… ¿Acaso tú no… recuerdas? – Preguntó él mientras se sentaba en la silla del lado me mi cama, mie cabeza se inclinó hacia un lado ante la pregunta.
-¿Eh? ¿Recordar qué? – Pregunté por segunda vez entonces, logrando que un suspiro se escapase de Al, mientras sonreía con un poco de alivio.
-No, nada, no tiene importancia. – Respondió mientras agitaba rápidamente sus manos. Fruncí en seño ante su respuesta, por lo que al darse cuenta comenzó a hablar nuevamente.
-Es solo que… te levantaste rápidamente diciendo que habían extraterrestres en la casa y pues… eso. – Expresó Al, mientras reía animadamente.
-¿En serio hice eso? – Pregunté entonces, no recordaba haber hecho algo como eso, bueno, realmente no recordaba absolutamente nada desde que me levante en la mañana, pero ante su asentimiento no tuve más dudas. Tomé la cuchara y comencé a tomar la sopa.
-Mmm ¡Esta buena! – Dije entonces mientras la devoraba en cuestión de segundos mientras Al reía suavemente. Luego de unos dos platos más quede satisfecho, hable unos varios minutos con Al hasta que me entró el sueño, recibí un beso en la frente de su parte y me recosté esperando que para mañana se pe pasase esto de la fiebre, puesto que teníamos que ir a la casa de Winry y si nos tardábamos después nos iba a echar la bronca.
~~~~~~~~~~Alphonse~~~~~~~~~~
Lo había intentado de todas formas posibles, pero simplemente no había forma, estaba totalmente incapacitado para dormir. Estaba preocupado por Ed ¿y si le subía la fiebre? ¿O quizás había salido de nuevo de su cuarto? ¿Y si se tropezaba y caía? Me levanté de mi cama y suspiré, tal vez si iba a verlo un momento me aseguraría de que se encontraba bien y podría dormir mejor.
Salí de mi cuarto y me dirigí hacia el de mi hermano, abrí la puerta lentamente, procurando no despertarlo, me acerqué hacia el observándolo, se encontraba tranquilo, nada de respiraciones agitadas ni murmullos extraños, suspiré aliviado al saber que nada le sucedía. Demasiado temprano para aquello, puesto que cerró fuertemente sus ojos y sus manos apretaron las mantas con la misma intensidad.
-Espera… Al, no te vayas… no me dejes. – Un semblante de preocupación se formó en sus parpados, mientras murmuraba otras cosas bastante inentendibles.
Me acerqué hacia él y deposité mi mano sobre sus cabellos acariciándolos suavemente, logrando que sus facciones se calmasen y una pacífica sonrisa adornase su rostro.
-Tranquilo, estoy aquí Ed, no iré a ninguna parte. – Expresé calmadamente mientras con mi mano libre tomaba la suya.
-Gracias Al. – Dijo nuevamente entre sueños, mientras apretaba mi mano suavemente. Me senté en la silla junto a su cama y me quede a su lado, vigilando que nada le suceda.