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Danke por Melu102

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Notas del capitulo:

Holu~ me reporto dejando este hermoso capítulo número dieciocho de esta hermosa y emocionante historia (okno XD)

Que lo disfruten~ 

   El tren por fin se detuvo anunciando la siguiente y última estación, Edward dio un suspiro mientras giraba su cabeza observando a su hermano, sacudió su hombro con suavidad, logrando que este abriese sus ojos con pereza.

   -¿Ya llegamos? – Preguntó el menor con voz somnolienta mientras se frotaba uno de sus ojos. El rubio asintió sonriendo mientras se agachaba para tomar ambas maletas.

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   -“Pero nii-san, ¿Cómo se supone que los ladrones entraron directamente a Creta sin ningún problema?” – Preguntó Al, quien ahora se encontraba sirviendo sobre la mesa y en ambos platos, el guisado que le había pedido su hermano.

   -“Dudo que ellos hayan cruzado la frontera sin ser revisados con anterioridad, de seguro habrán cavado un hoyo para pasar bajo tierra o tal vez…” - El mayor se detuvo en seco mientras se llevaba una cucharada de guisado a la boca.

   -“¿Descubriste algo?” – El castaño percibió al instante aquella expresión en su hermano, era la que le decía que algo interesante se le había ocurrido.

   -“Al… ¿Recuerdas la antigua ciudad de Table?”

   -“¿Te refieres a aquella vez que ayudamos a los habitantes de Milos a recuperar su tierra?” – Preguntó el menor sonriendo mientras su hermano asentía.

   -“¿Recuerdas también que Julia nos dijo que se había infiltrado varias veces en Creta y Amestris?” – Alphonse asintió y luego bajó la cabeza, pensando en algo. 

   -“¿Quieres decir que quizás exista un pasadizo secreto por el que Julia pudo infiltrarse en ambos países?” – Preguntó entonces, levantando la cabeza.

   -“Exactamente.” – Respondió Edward sonriendo.

   -“Pero, ambas ciudades se reformaron para dar lugar a la ciudad de Milos, es muy probable que aquel pasadizo se haya destruido por completo.” – Expresó el menor un poco confundido.

   -“Pero es mejor averiguar aquello que ir directamente a la frontera de Creta, no creo que los ladrones la hubiesen cruzado sin ningún tipo de problema.”

   -“Es cierto… de seguro si le comentamos a Julia nuestra situación nos ayudará sin problemas.”

   -“¡Exacto!” – Expresó Edward con una sonrisa, llevándose una cucharada a la boca nuevamente y disfrutando su sabor. –“Mmm dhelishosoh” – Dijo entonces sonriendo torpemente, causando un pequeña risa en su hermano menor.

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   Ambos hermanos llegaron entonces a la dicha cuidad, apreciando todo tipo de puestos por la extensión del lugar, causando un gran asombro y maravilla en el menor.

   -Ah, olvidé decirte que Milos se convirtió en una gran ciudad comercial. – Expresó el rubio para su hermano, quien ya no se encontraba al lado de su hermano durante a explicación, dejando que las palabras de Edward quedaran dispersas en el aire.

   -¡Waah! ¡Mira el color de esta carne! ¡¡Y que buen precio!! – Dijo el castaño con felicidad en su semblante, causando una tierna sonrisa de parte de Ed quien ya se había situado al lado de su hermano. Dio una pequeña mirada por toda la ciudad, encontrando a un par de metros un puesto de Automails, allí divisó a Pedro, quien estaba revisado la pierna de Julia. Sonrió, había encontrado rápidamente lo que buscaba. Le dio una seña a Al, y ambos se dirigieron hacia el puesto.

   -¡Oh Ed! – Dijo la chica al ver al rubio, Pedro también subió la vista y se alegró enormemente.

   -¡Hola! – Gritó Pedro con gran entusiasmo mientras ambos se incorporaban de sus asientos para recibirlos, Julia miró con curiosidad al chico que acompañaba a Ed, luego abrió sus ojos totalmente sorprendida.

   -Alphonse… ¿Eres tú? – Preguntó la chica aun sorprendida, alarmando también a Pedro. Alphonse asintió feliz. -¡Oh Dios mío! ¡Lo lograste! – Expresó la chica contenta.

   -¡Estamos tan felices por ustedes! – Gritó Pedro mientras abrazaba a ambos chicos.

   -Muchas gracias, chicos… Pero necesitamos que nos respondan una duda… - Expresó Edward un poco más serio.

   -¿Pasó algo? – Preguntó Julia mientras ladeaba su cabeza.

   -Unos maleantes robaron un tesoro muy preciado para la milicia de nuestro país, y los reportes dicen que se dirigieron hacia Creta… Es muy probable que no hayan podido cruzar la frontera sin ser revisados con anterioridad, por eso nos preocupa que se encuentren por aquí. – Explicó Alphonse en voz baja, lo suficiente para que Julia y Pedro pudiesen escuchar.

   -Es imposible que hayan pasado por aquí sin ser descubiertos, y si lo hicieron, es muy probable que todavía se encuentren aquí, el túnel que solíamos usar para colarnos en Creta fue fuertemente sellado cuando creamos esta ciudad. – Respondió Julia con una mirada seria, guardando el miedo y frustración que tenía en su interior, maleantes pudieron entrar a sus tierras y ella no se dio cuenta, se sentía totalmente avergonzada por dentro.

   -Ahora que lo pienso… Karina me comentó que había escuchado ruidos en la iglesia  por la noche. – Acotó Pedro, llamando la atención de Julia.

   -No puede ser… vengan conmigo. – Expresó la chica con enojo en sus ojos.

   Los cuatro se dirigieron a la iglesia que se encontraba casi en el centro de la ciudad, abrieron sus grandes puertas y caminaron hasta la puerta del depósito que se encontraba escondido detrás del piano de cola y unas cortinas rojas. Se adentraron al lugar bajando por las escaleras, percibiendo al instante un olor putrefacto, al caminar unos metros más tuvieron que hacer uso de una lámpara de vela, al encenderla Julia se alarmo de inmediato.

   -¡¡Ah!! – Gritó alarmada la chica.

   -¿¡Julia, que pasó!? – Gritó Edward también, la chica solo se limitó a apuntar con el dedo, y los otros tres se sorprendieron al divisar varios perros, descuartizados de la misma forma que los guardias de Amestris, Alphonse cubrió su boca con una mano, intentando aguantar las náuseas.

   -Esos perros cuidaban el depósito. – Explicó Pedro con tristeza, buscando una manta para cubrir lo poco que quedaba de los animales.

   -Qué… ¿Qué es eso, Julia? – Preguntó Alphonse apuntando hacia el frente, todos divisaron rápidamente un montón de concreto despedazado de pies a cabeza. Julia se sujetó de la pared, totalmente destrozada por dentro.

   -Es… lo que sellaba el túnel… No puedo creerlo…

   -¡Maldita sea! ¡Se escaparon! – Gritó Edward con fuerza, alarmando a su hermano. -¡Al! ¡¡Vámonos!!

   -¡Sí!

   -¡Esperen, no vayan solos! – Gritó Julia totalmente alarmada. –Pedro… ¿Podrías encargarte de los perros? – Preguntó la chica suavizando su mirada, el anciano asintió. –Gracias… ¡vamos! – Julia sacó de su bolsillo un arma de fuego y la recargó, ambos hermanos intercambiaron miradas, asintiendo levemente.

   -De acuerdo. – Dijeron ambos al unísono.

   Entraron entonces entre los pedazos faltantes del grueso concreto, no sin antes pedirle a Julia otra lámpara de vela, la chica se preguntó mentalmente por qué querrían otra lámpara si con la que ella portaba sería suficiente, pero decidió ignorar aquello y seguir caminando. Al observar el piso se divisaban varias manchas de sangre, seguido del olor putrefacto que parecía no querer desaparecer en ningún momento. Julia se estremeció al encontrar más perros guardianes, solo que esta vez, sus huesos y piel eran lo único que se podía reconocer sobre la tierra.

   Edward y Alphonse sintieron de repente la presencia de algo seguido de un ruido muy débil, dicha presencia y ruido no fue escuchado por Julia quien seguía tratando de alcanzar el paso de los hermanos, que cada vez era más rápido. De repente los dos se detuvieron en seco, alarmando a Julia.

   -¡Al!

   -¡Sí!

   -¿¡Qué sucede chicos!? – Preguntó asustada la chica mientras ambos hermanos chocaban sus manos y las dirigían al piso, Julia siguió gritando hasta que ya no pudo divisar ni a Alphonse ni a Edward, a causa de una fuerte pared que los separaba. -¿¡Edward, Alphonse!?

   -¡Vete de aquí, Julia! – Gritó Edward desde el otro lado.

   -¿¡De qué diablos me están hablando!? – Preguntó la chica, alarmada.

   -Esto es peligroso, no queremos involucrarte en algo así. – Expresó Alphonse con voz calmada.

   -¿¡Pero qué!? ¡¡Ellos mataron a nuestros perros!!

   -Por eso mismo necesitas estar allí Julia, tienes que protegerlos en caso de que algo o alguien aparezca, así como fueron perros, también pudieron ser personas. – Dijo Edward calmando un poco su voz para no alarmar demasiado a la chica.

   -Ellos te necesitan mucho más que nosotros Julia, gracias por mostrarnos el túnel, sin tu ayuda no hubiésemos podido hacer nada. Ahora vete, los demás te necesitan. – Continuó el castaño. La chica hizo una pequeña pausa, intentando aguantar las lágrimas que querían salir de sus ojos, siempre le estaban protegiendo, no lo soportaba, pero ellos tenían razón, debía proteger a su pueblo.

   -Tengan cuidado, por favor. – Dijo entonces corriendo hacia el depósito.

   -Lo tendremos. – Respondieron ambos al unísono. Giraron hacia el frente con fuerza, enfrentando con determinación a dos grandes ojos rojos. 

Notas finales:

Uyyy esto se está poniendo interesante XD (Por fin llegué a una parte interesante, ya me estaba comiendo la ansiedad XD)

Enn fin~

¿Quién o qué será el dueño de esos ojos rojos?

¿Podrán los GetBackers pagar la multa por aparcar mal?

¿Actualizaré mañana y dejaré de dormirme cada vez que intente escribir?

¡Todo y más en el próximo capítulo!

Gracias por leer~ 


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