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Danke por Melu102

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Notas del capitulo:

Holu~ Vengo aquí con muchas energías a dejar el capítulo número veinticuatro de esta gran (aunque sea muy mala xd) gran historia xd. Muchas gracias a todos por leer <3

Que lo disfruten~ 

Ban despertó a causa del sol que se colaba por la ventana, con un brazo cubrió sus ojos, suspirando suavemente. No había podido dormir en casi toda la noche, la sensación de tener tantas  vidas en una sola casa lo llenaba de un desagradable sentimiento, y aquella duda había estado rondando profundamente en su cabeza durante muchísimo tiempo. Realmente no solían importarle los problemas de otros, pero por alguna razón, no podía quitárselo de su mente.

   Intentó incorporarse del futón, pero se detuvo al notar como su compañero se aferraba fuertemente a su brazo izquierdo.

   -Mhnh… yo también quiero comer eso… Ban-chan… - Ban sonrió mientras tomaba una almohada y la posaba en la cara de Ginji, este remplazó el brazo de su compañero por el cojín, y volvió a su coma cuatro de sueño mientras balbuceaba incoherencias. –Buenos días, idiota. – Expresó entonces, depositando un beso sobre la frente del ojimiel, este sonrió aun en sueños y dejó de hablar.

   El ojiazul se incorporó finalmente del futón, salió del cuarto y bajó las escaleras, dirigiéndose hacia la cocina, donde encontró a María preparando el desayuno. Esta, al verle le dedicó una radiante sonrisa, y volvió a su trabajo.

   -Buenos días Ban~ ¿Dormiste bien? – Preguntó entonces, con su voz animada de siempre.

   -Pues es obvio que al igual que tú, no he podido. – Respondió el castaño mientras sacaba se su bolsillo la caja de cigarrillos, quitaba uno y lo llevaba a sus labios, iba a sacar el mechero también, al buscarlo por varios segundos sin encontrarlo, la bruja tomó con su dedo un poco del fuego que había en la hornalla y lo dirigió hacia la punta del cigarro, encendiéndolo. -Gracias. – Expresó entonces, mientras le daba una calada.

   -Ya veo, ¿Te han molestado demasiado? – Volvió a preguntar la mujer, mientras Ban miraba hacia el suelo con indiferencia.

   -Un poco, pero no es eso lo que me quitó el sueño. – Dijo el ojiazul, la morena se giró un poco para verle, Ban la miró también, buscando una respuesta. Dejó salir de sus pulmones el humo del tabaco y ocultando la curiosidad, expresó nuevamente. –Ese chico… Alphonse, lo notaste ¿Verdad? – La mujer desvió nuevamente su mirada hacia la cocina, mientras fregaba lentamente un plato.

   -¿Te refieres a las vidas en su interior? Bueno, es normal que las tenga si realizó el intercambio equivalente con la piedra filosofal, sin mencionar a Dante. – Respondió mientras articulaba aquella voz animada que ocultaba todo, Ban frunció el ceño, aquella mascara con él, no servía de nada. 

   -No me refiero a eso María, y lo sabes. – Dijo entonces, empezando a perder la paciencia, si no hubiese sido por la nicotina del cigarro, en este momento estaría perdiendo toda la poca que le quedaba.

   -No entiendo lo que quieres decirme~ - Expresó la morena mientras guardaba el plato en su respectivo lugar, y se dedicaba a cortar las verduras.

   -María, te conozco desde que tuve la puta cualidad para pensar, ¿Acaso crees que soy estúpido o tengo problemas de memoria y no recuerdo tu habilidad para predecir? ¿Crees acaso que me he olvidado de tus puñeteras cartas? – El castaño golpeó la barra con molestia, no soportaba que la gente lo tomara de imbécil, era algo que lo sacaba de cualquier casilla.  

   -Ban, no digas groserías, y no golpees mi mesa. – Expresó la mujer dejando su voz animada en el olvido, articulando una cara seria.

   -María… ¿Qué mierda fue lo que viste? – La mujer dejó el cuchillo sobre la tabla de cortar y se detuvo un momento, sin girarse para mirar al ojiazul.

   -Sabes lo que sucede si una adivina cuenta con lujo de detalles lo que ve ¿Verdad? – Preguntó entonces mientras se giraba y observaba al castaño, este dio un suspiro mientras bajaba la cabeza.

   -Claro que lo sé. Sería un mal augurio, además de cambiar el destino. – Respondió cansado ante tantas vueltas, al mismo tiempo se sentía totalmente frustrado, había olvidado aquel detalle.

   -Podría ser un futuro mejor, así como también podría ser totalmente peor. En todo caso, es mejor no arriesgarse. – Contestó la mujer mientras se giraba y volvía a sus acciones anteriores.

   -Aun así… si me lo dices a mí no cambiaría nada… ¿O sí?

   -Ban, te conozco desde que lloraste por primera vez, se bien que si te lo digo, serias capaz de causar un tremendo problema. – Dijo entonces mientras sonreía, recordando al mismo tiempo, el primer llanto que salió de aquel pequeño ser, hace tan solo diecinueve años.

   -No me recuerdes esas cosas María, me traen malos recuerdos. – La morena hizo una pequeña pausa ante aquellas palabras, luego giró a verle con una sonrisa.

   -¿Yo soy parte de aquellos malos recuerdos? – Pregunto entonces, Ban se sorprendió ante la pregunta de la bruja, avergonzado giró su cabeza hacia un costado evitando la pregunta de la mujer. Intentó decir algo, pero la voz de Ginji le interrumpió completamente.

   -¡Buenos días Ban-chan, María-san! – Expresó mientras se sentaba al lado de su compañero y posaba ambos brazos en la barra.

   -Buenos días Gin-chan~ - Respondió la mujer, Ban solo acarició sus cabellos.

   -Estaban peleando, ¿Verdad? – Acotó entonces mientras miraba al ojiazul con una sonrisa, este solo frunció el ceño y desvió la vista, articulando un simple “Todo está bien, no te preocupes”. Ante esas palaras, Ginji sonrió más ampliamente, despreocupándose al instante.

   -Buenos días, Ban-san, Ginji-san, María-san. – Los tres giraron su cabeza frente a Alphonse y Edward, quienes bajaban las escaleras y se dirigían hacia ellos sentándose también junto a los recuperadores.

   -Buenos días chicos~ - Expresaron María y Ginji al mismo tiempo, Ban solo asintió. María abrió una de las puertas de la alacena, sorprendiéndose al no encontrar un condimento en específico, bufó al recordad que había olvidado comprarlo.

   -Ban~ ¿Le harías un pequeñísimo favor a tu querida madre? – Expresó la morena mientras sonreía con dulzura, Ban puso una falsa cara de molestia, bufando también.

   -¿Otra vez ese condimento de mierda? ¡Hazlo sin él María!

   -Pero a Gin-chan le gusta, y queda muy bien con todo~ Por favor Ban~ - La mujer se acercó al castaño mientras tomaba sus mejillas con ternura y las estiraba suavemente.

   -¡AAAH! ¡¡Está bien, está bien!! ¡Pero ya déjame! – Ginji sonreía mientras Alphonse miraba con curiosidad la escena.

   -Ahm… Ban-san… ¿María en verdad es tu madre? – Se aventuró a preguntar con un poco de vergüenza, pues no quería entrometerse demasiado.

   -Claro que si~ - Dijo animada la mujer.

   -Claro que no. –Corrigió Ban mientras se levantaba de su asiento y se dirigía a la puerta del local.

   -Entonces… si no es tu madre… ¿Qué es para ti? – Pregunto esta vez Edward con curiosidad, Ban se giró a verle por sobre su hombro, frunció el ceño y volvió la vista hacia adelante. No quería admitirlo, nunca lo haría.

   -No te incumbe. – Respondió, mientras salía del local.

   -¡Ah! ¡Espérame! ¡Ban-chan~! – Dijo Ginji mientras corría tratando de alcanzarle. María suspiro mientras articulaba una pequeña sonrisa.

   -Ese chiquillo tonto nunca tendrá ni buenos modales ni admitirá lo que siente. – Tanto Alphonse como Edward miraron a la mujer, esta sonrió mientras tomaba dos platos con el desayuno y los depositaba frente a ambos hermanos, estos agradecieron mientras comenzaban a comer.

   -Disculpe que me entrometa María-san… per-

   -Ban nunca lo dirá, pero yo sí puedo hacerlo. Solo prométanme que no se lo dirán~ -  Interrumpió lo que Alphonse iba a comentar mientras posaba un dedo sobre su mejilla y guiñaba un ojo.

   -Pero… Él no quiere contarlo, no hay pro-

   -Él no quiere contarlo por su problema, tiene miedo de hacer amigos, pero no lo admite, nunca admite nada. – Interrumpió nuevamente mientas tomaba asiento detrás de la barra, quedando frente a ambos hermanos. –La abuela de Ban, “La reina Bruja”, la más fuerte y sabia entre todos los brujos, tuvo un hijo al que llamaron “Der Kaiser”. Este se casó con una mujer japonesa, y de aquella unión, nació Ban. – Comenzó a decir.

   -“Der Kaiser”… Significa “El emperador” ¿no? – Preguntó el castaño, María asintió. – Entonces, eso quiere decir, que Ban tiene sangre de brujos, bueno no cualquier brujo, supongo.

   -Exactamente~ Yo me llamo María Noches, soy la principal y única aprendiz de la Reina bruja. Quienes me conocen, suelen apodarme como “La diosa de la muerte” por mi reconocimiento hace años, en los que debía matar a todo lo que se me pusiese en frente para sobrevivir. Mis manos, y mi supervivencia, están lamentablemente, manchadas totalmente de sangre. – Continuó, mientras cerraba lentamente ambas manos en forma de puños, mirándolos con tristeza.

   -María-san…

   -Ban, por ser el nieto de la reina bruja, tuvo un destino cruel desde su nacimiento, el heredar el poder de Asclepio, y el Jagan.

   -Asclepio era el Dios de la medicina, hijo de Apolo y Corónide, ¿Verdad? – Preguntó Alphonse nuevamente, mientras María volvía a asentir.

   -Y el Jagan, se lo conoce como una virtud, al mismo tiempo, una maldición.

  -¿Una… maldición? – Preguntó Edward con curiosidad.

   -El jagan le permite a su usuario el poder para crear ilusiones por un minuto, a quien mire los ojos del portador. Quien lo tiene, puede controlar la ilusión como más le guste… Pero solo puede usarse tres veces cada veinticuatro horas.

   -Y… ¿Qué sucede si lo usa más de tres veces? – Preguntó esta vez Alphonse, totalmente sumergido en la explicación.

   -Podría llegar a morir. Es un hecho que quien posee el jagan también tiene sangre de la reina bruja, y al mismo tiempo, la maldición de la serpiente.

   -¿Serpiente? – Cuestionó Edward, María asintió.

   -Quienes albergan el poder de Aslcepio en su interior, poseen una fuerte maldición, un destino maldito. Ban, está destinado de alguna u otra manera, de matar a las personas a quienes les toma cariño. – Tanto Edward como Alphonse contrajeron sus pupilas con horror mientras la morena bajaba su cabeza, luego de un tiempo, volvió a hablar. –La primera vez que se manifestó, fue cuando era muy pequeño, mientras paseaba con su madre, unos maleantes quisieron robarles, para proteger a su madre, Ban se descontroló asesinando a los ladrones, perdiendo su razón, sin quererlo atacó a su madre, por suerte se detuvo a tiempo, pero lamentablemente, no lo suficiente.

   -Qué… ¿Qué fue lo que le sucedió? – Preguntó el menor con miedo en sus palabras.

   -Un trauma se generó desde aquel día en la mente de la esposa de Der Kaiser, llevándola a no querer reconocer a su propio hijo, creyéndolo un demonio. Debido a aquello, Der Kaiser tuvo que despedirse de su amado hijo, y entregárselo a su madre, la abuela de Ban. – Amos hermanos bajaron su cabeza con dolor, aquello era bastante cruel. –Como los brujos que somos, fuimos obligados desde un principio a asesinar a todo aquello que se nos pusiese enfrente, Ban fue obligado desde un principio por su abuela, a estudiar formas y más formas de asesinar y sobrevivir, toda nuestra vida fue así; huyendo, matando, sobreviviendo y volviendo a asesinar, para finalmente volver a huir. 

   -¿Ban nunca pudo salir de aquello? – Pregunto esta vez Edward con un poco de tristeza.

   -Como un brujo, lo único que podía hacer era leer y seguir leyendo, estudiar, pelear, matar y huir, solo aquello. Un día nos atacaron de improvisto, eran demasiados y la reina bruja me ordenó que me llevase lejos a Ban, obedecí, y como consecuencia, jamás volvimos a verla. Entonces vinimos a esta casa y nos quedamos aquí mucho tiempo, hasta que un dia, Ban conoció a un grupo de ocho hermanos que se apellidaban Miroku, lamentablemente se hizo muy amigo de aquellos, y la maldición volvió a hacer aparición.

   -Pero… ¿Qué es lo que hace exactamente esa maldición? – Cuestionó Alphonse mientras Edward asentía queriendo saber lo mismo.

   –Él no lo desea, pero así se hace. Un conjunto de situaciones lo lleva a perder el control de sí mismo y atacar, otras veces las situaciones dan un giro totalmente cruel, y termina siendo la persona en cuestión quien ruega por su muerte.

Notas finales:

Bien~ esto se me está haciendo muy largo así que lo dejo por acá, y voy a tener que dividir la historia en dos capítulos xd

Perdonen si les parece un poco tedioso, pero necesitaba comentar el pasado tanto de Ban como el de Ginji, que seguro se comenta algo en el próximo. Sobre todo necesitaba comentar el de Ban, ya que en el anime, se sabe más sobre el de Ginji y casi nada del de Ban. Así que para los que no pudieron leer el manga, acá les dejo un plus, y para los que no vieron el anime, también xd

En fin~ muchas gracias por leer, y nos vemos en el próximo~

Los quiero <3 


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