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Danke por Melu102

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Notas del capitulo:

Holu~… realmente lo siento, perdón, no sé qué decirles. Bueno, en principal disculpen la tardanza, a veces, la vagancia me ataca y no lo puedo evitar, además de que el cambio de clima me dejó una gripe de los mil demonios, pero eso no cuenta XD

En fin~ acá les dejo yo el capítulo numero treinta de… bueno, esto XD prometo esforzarme más para que la señorita vagancia no me ataque XD

Que lo disfruten~

Al bajar, lo primero con lo que Alphonse se encontró fue una pizza sobre la barra del local, en frente de esta, tanto Edward como ambos recuperadores, peleaban por las porciones que, María había dividido en partes iguales para evitar justamente, lo cual desafortunadamente, no funcionó.

   -¡Ban-chan! ¡¡Esa porción era mía!! – Gritó el rubio con furia y pequeñas lagrimillas en sus ojos.

   -¡Silencio! ¡¡El que la ve primero la tiene de dueño!! – Respondió Ban atiborrándose la porción entera ante un desafortunado y triste Ginji.

   -¡Al! ¡Ven a comer! – Expresó Edward al notar a su hermano dentro de la habitación y, al mismo tiempo, su gran esfuerzo por contener una risa.

   -Ya voy. – Dijo entre risas el menor, alertando tanto a su hermano como al recuperador castaño.

   -¿¡Te estas riendo de nosotros!? – Preguntaron ambos al unísono con molestia fingida, acercándose lentamente hacia el chico.

   -N-No… - Respondió Alphonse entre risas, alejándose lentamente. Ambos lo tomaron de los hombros y lo llevaron hacia la barra, sentándolo en unas de las sillas, tomaron una porción de pizza y se la metieron de lleno en la boca. – M…Mhn.

   -Eso te pasa por reírte de nosotros. – Dijeron ambos nuevamente, causando una gran risotada por parte de Ginji y María, y en solo cuestión de segundos, todo el local se llenó de graciosas risas.

   -Bien~ - María trajo entre sus brazos cinco tarros de lo que parecía ser cerveza y más comida aun depositándola sobre la mesa y dejando los tarros delante de los respectivos asientos. -¡¡Festejemos por el caso cumplido!! – Gritó entonces, levantando su tarro en alto para iniciar un brindis. Al menor de los Elric no le importó realmente ser menor de edad en estos momentos, por lo que también levantó su vaso como los demás, uniéndose al choque de bebidas.

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   -No olviden visitarnos eh. – Expresó Ginji con alegría ante ambos hermanos en el umbral de la puerta, preparados y con sus maletas en mano, hicieron una reverencia, mientras en sus rostros se veía una pequeña sonrisa de tal vez, pena.

   -No lo haremos, Ginji. – Respondió Edward mientras miraba a Ban, quien aun seguía sentado en la barra, con ambos brazos sobre esta. Ginji giró su vista hacia atrás y frunció el ceño.

   -¡Ban-chan! ¡¡Ven a saludar que ya se van!! – Expresó enojado el ojimiel, mientras posicionaba ambas manos sobre su cadera. Ban soló le miro de reojo sonriendo, y volvió a dejar la vista al frente, luego de unos segundos, levantó su mano en señal de saludo.

   -No me gustan las despedidas, nos vemos, cuídense. – Dijo entonces, sonriendo.

   -Ay… por favor. – Bufó Ginji, causando una risa en los otros dos. María apareció tras el umbral de la barra con una caja envuelta en un pañuelo, acercándose a los hermanos, soltó un pequeño suspiro y luego sonrió, un tanto triste.

   -Era tan divertido estar con ustedes, me harán mucha falca muchachos~ - Expresó, entregándole la caja a Alphonse, quien la aceptó con una sonrisa. –Para el camino~ - Dijo entonces, guiñando un ojo.

   -Muchísimas gracias por todo, María. Realmente nos ayudó demasiado. – Respondió Edward mientras se inclinaba hacia la bruja, Alphonse ejecutó la misma acción.

   -Ay, no es nada amorcitos~ - Acotó la mujer un tanto apenada. –Bien~ Vayan y llévenle el perro al Führer ese, ¡díganle que no sea tan descuidado o lo volverá a perder! – La frase de la bruja hizo reír a todos en el local, aligerando bastante las cosas. De pronto su mirada se tornó algo seria, acercó una mano hacia el hombro del menor, sorprendiendo un poco a este. –Al… No dudes en volver realidad lo que realmente quieras hacer, ¿Está bien? – Expresó entonces, para luego articular una sonrisa un tanto triste, la cual ambos hermanos tomaron como consecuencia de la despedida. Alphonse solo sintió como la confusión se creaba en su mente al no logar comprender las palabras de la morena, decidió quitarle importancia al asunto, y asintió con decisión y alegría. 

   -Sí, lo que usted diga, María-san.

   -Si toman la ruta de allí, llegarán a la barrera que conecta con la ciudad de Milos. Que tengan un excelente viaje~ - Dijo entonces, señalando con su dedo la ruta antes indicada. Los Elric asintieron y mostraron sus espaldas ante el local de la bruja, dando por terminada su estadía allí.

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   El sendero de tierra completamente extenso, envolvía con una agradable sensación al ambiente que se creaba en ambos chicos. Las copas de los arboles dejaban paso a paso de ser frías y grises, para retomar de a pequeñas hojas verdes todo el tronco de madera con sus ramas también. Alphonse dio un suspiro, ya casi seria primavera.

   Caminaron tanto pudieron recordar, pues, entre charla y admiración del paisaje, ambos habían perdido la noción del tiempo. Temas de conversación sin ninguna conexión en particular resonaba por todo el camino, hasta que, sin darse realmente cuenta, habían logrado llegar a la gran barrera de la ciudad de Milos.

   -¡¡EED!! ¡¡AAL!! – Gritó una mujer desde lejos, al observar mejor a la persona, se alegraron al saber que se trataba de Julia, quien se encontraba vigilando en ese momento. La muchacha dio grandes zancadas hasta ambos hermanos, quienes la recibieron con una enorme sonrisa. -¿Cómo han estado? ¿Lograron recuperar lo que buscaban? – Preguntó llena de emoción en sus palabras, haciendo asentir tanto a Edward como a Alphonse.

   -Sí, también nos hemos encargado de las quimeras, Julia. – Respondió Edward con orgullo, haciendo sonreír de alegría a la chica frente a ellos, quien se inclinó en señal de agradecimiento.

   -Muchas gracias, chicos.

   Luego de algunos cruces de palabras entre ellos, la pelirroja les insistió en acompañarlos hasta la estación de trenes, y ambos, al no poder contra la petición de la muchacha, aceptaron con agradecimiento tal gesto. Al llegar, compraron dos boletos hacia Central y se despidieron de Julia en cuanto vieron el tren parar en su vía correspondiente. Tomaron asiento y la maquina se puso en marcha, camino a su hogar.

   Lo último que Alphonse pudo recordar, fue haberse mareado y sentir la calidez de los brazos de su hermano.

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   -Ah… - Ojos brillantes y pardos se abrieron lentamente en lo que pareció no hacerlo realmente, pues todo lo que había allí, era solo y completamente oscuridad. -¿Dónde?... ¿Dónde estoy? – Se preguntó, tal vez a sí mismo, ya que, incluso girando la vista hacia todos los lados posibles allí, no era nada capaz de encontrar siquiera un rastro de vida más que él mismo.

   Se levantó del piso con algo de dificultad y miró hacia lo que pensaba era el frente. Caminó algunos pasos por aquel oscuro lugar, llamó e voz alta algunas veces para encontrar algo, incluso intentó agudizar su vista para ver mejor, pero nada, eso lo era todo allí, nada.

   Dio un pequeño suspiro mientras bajaba la cabeza para encontrarse con sus pies, de repente, una pequeña y estúpida, pero al final, inquietante duda azotó su mente. Miró luego sus manos, más tarde con ellas tocó su castaño cabello. Se preguntaba si de verdad era Alphonse Elric, si por pura casualidad de la vida no le habían arrebatado su alma y colocado en un cuerpo ajeno al suyo. Pero, sobre todo, se preguntaba que hacia él en un lugar como aquel.

   -Hola. – Articuló una voz infantil, amable. Alphonse se giró hacia atrás, volviendo nuevamente a no encontrar nada. – Estoy aquí, detrás de ti. – Dijo nuevamente aquella voz, y el castaño volvió a girarse, encontrando esta vez, a un pequeño de aproximadamente nueve años. Cabello castaño, pantalones azul-grises, camisa blanca, ojos… pardos.

   -E… ¿Eh? – Expresó el menor de los Elric, tratando de no perder la cordura tan rápidamente, pues no terminaba de entender por qué ahora, frente suyo, había alguien exactamente igual a él hace nueve años. –T… Tu…

   -Yo soy Alphonse Elric, soy básicamente, una versión infantil de ti mismo. – Alegó el pequeño con una sonrisa en sus labios, ladeando hacia la izquierda la cabeza. 

   -Ya… veo… - Expresó confundido el mayor de los dos castaños, con confusión no solo en sus palabras, si no también, en cada centímetro de su cuerpo.

   -Quieres saber por qué estoy aquí ¿Me equivoco? – Volvió a decir el niño ante la mirada extraña del que tenía frente suyo, quien solo asintió, sin saber exactamente lo que estaba haciendo.

   El pequeño se acercó hacia él, y Alphonse retrocedió como auto-reflejo, el menor soltó una pequeña risa y volvió a acercarse, levantando su mano hacia arriba, depositándola sobre el pecho del otro.

   -Somos demasiado buenos. –Dijo el menor allí dentro, articulando una sonrisa neutra, casi pacífica. –Pensamos demasiado en los demás y nos olvidamos de nosotros mismos. – Acotó entonces, dejando de sonreír para dejar una mirada seria sobre su semblante. –Vengo a decirte, que debes dejar de hacer aquello. Piensa más en ti, deja que tus sentimientos vuelen por el aire, haz realidad lo que más quieras hacer. Y… También… - Sacó entonces la mano de su pecho, dejando que un escalofrió azotase toda la extensión de la columna vertebral del chico de dieciocho años. –Acepta la realidad, Alphonse Elric, no puedes engañarte a ti mismo, y lo sabes.

   Aquellas palabras recién mencionadas, hicieron que los ojos pardos de Alphonse se contrajeran al punto de casi no tener pupilas, o así, al menos, él lo sintió. Ahora, solo era capaz de mirar al pequeño que se situaba frente suyo, quien contenía una sonrisa que le parecía auténticamente aterradora. Quedaba completamente inerte frente al pequeño dedo que le apuntaba con insistencia, casi como si quisiese acusarlo de alguna cosa.

   Justo cuando empezaba a perder todo tipo de realidad sobre su mente, un fuerte estruendo azotó el escenario, y el pequeño dejó a apuntar, para mirar detrás de él.

   -Vaya… se me agotó el tiempo. – Expresó, mientras salía corriendo en la oscuridad del lugar. – ¡Nos vemos!

   -¡Espera! – Gritó Alphonse con esfuerzo en sus palabras, tratando de volver en sí. – En verdad… ¿Quién eres? – Preguntó, y el niño dejó de correr para sonreír y darse la vuelta, mirándolo.

   -Ya te lo dije. Soy tú. – Respondió, mientras se giraba nuevamente y volvía a retomar su carrera.

   De un momento a otro, toda la oscuridad se transformó en luz, cada vez más brillante, hasta el punto que fue inevitablemente imperceptible.

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   Volvió a abrir sus ojos, esta vez, con algo bastante de esfuerzo y pereza, se sintió cálido y suave por varios minutos, hasta que supo que estaba acostado sobre algo.

   -¡Al! Despertaste. – Alphonse reconoció al instante la voz de su hermano, sonaba algo preocupada, pero alegre.

   Cuando su vista se acostumbró, todo lo que veía eran vías y trenes abordar e irse, gente apurada, riendo, y guardias tocando el silbato, avisando que tren partiría, y cual abordaba.

   -La estación… Nii-san… - se levantó lentamente de… ¡Las piernas de su hermano! –Ah… ¡Lo siento! – Expresó nerviosamente, mientras sentía el calor abrasar sus mejillas. –Yo…

   -¡Qué bueno que estés bien Al! Cuando llegamos a la estación intenté despertarte, pero no reaccionabas. – Interrumpió el mayor con una radiante sonrisa. –Así que bajé contigo y me quedé sentado aquí hasta que despertaras… ah… disculpa por lo de las piernas. – Dijo entonces, mientras sus mejillas tomaban un color rojizo y se rascaba el cabello nerviosamente. Alphonse negó mientras sonreía.

   -Está bien, no te preocupes. – Respondió el castaño mientras se paraba del banco y sacudía sus ropas, listo para irse. -¿Vamos? Ya es un poco tarde. – Comentó entonces mientras miraba hacia el cielo, el cual tomaba un precioso color anaranjado, anunciando con tranquilidad la puesta de sol.

   -Ah, sí. – Respondió Edward con una sonrisa, incorporándose de la banca también. 

Notas finales:

Bieen~ sin comentarios realmente XDD

Muchísimas gracias a todos por leer~ y disculpen mi tardanza. Se los quiere mucho a todos <3

¡Nos vemos en el próximo!  


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