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FOLIE por shiki1221

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Notas del capitulo:

Ultimo capitulo y tengo pensada una "version larga" con un sasuke transformado pero en un AU XD pero ese es uno de mis proyectos de 2018

 

Muchisimas gracias a CCB y Jila por comentar en esta pequeña historia :D

Cap 3: Renacer

 

La fría brisa de la noche hacía bailar las hojas separadas de los árboles a los que alguna vez pertenecieron, una danza que sólo ocurría cuando todos los habitantes se hallaban dormidos en el resguardo de sus casas. Ese era el momento en el que dos figuras recorrían las desoladas calles, lejos de ojos curiosos. La alta figura del Hokage vagaba llevando de la mano a lo que muchos llamarían “monstruo”, quien iba usando un pantalón y se cubría la parte superior con la capa del Hokage, ya que las enormes manos en su espalda impedían que usara una camisa normal. Sasuke iba a su lado dejándose guiar por aquella mano que se negaba soltarlo, el rubio le sonreía cándidamente como si estuvieran en medio de una cita.

—Mira, Teme —señaló el de ojos azules hacia el puesto Ichiraku—. Aquí veníamos a comer junto a Kakashi-sensei y Sakura-chan —explicó haciendo gestos con la mano libre.

Naruto sonreía con melancolía recordando aquellos buenos momentos en que Sasuke estaba con ellos como parte del equipo. Donde llevaban a cabo sus “legendarias” peleas y competencias de quien comía más, donde discutían por ver quién era el mejor, siendo separados por Kakashi cuando se volvían demasiado escandalosos. El de las marquitas pensaba en todas aquellas veces que pregonó que alcanzaría su sueño de ser Hokage, lo irónico es que poseyendo ese título con gusto lo cambiaría por volver a tener a su mejor amigo como era antes. Su título se lo ganó únicamente por la simple casualidad de haber sido reconocido por Uchiha y porque éste se dejó capturar por él.

—Ven, vamos por allá —ordenó Naruto jalando la mano del otro para caminar—. Iremos a otro de nuestros lugares favoritos ttebayo —anunció sonriendo con alegría.

Para Uchiha el cielo nocturno parecía colorearse al llenarse de sólo una persona: Naruto. El Hokage siempre le daba alguno que otro beso cuando salían a pasear, él afirmaba con voz animada que eran sus citas y que eran el doble de especiales al poder estar juntos sin ser interrumpidos por ningún deber de su puesto ni ninguna mirada indiscreta que pudiera juzgar a Sasuke por la apariencia que tenía. Lo que el jinchuriki desconocía era que aquellos besos inocentes eran lo que lograban despertar a su amante del letargo en el que lo sumía la constante lucha por el control de su mente. Los pensamientos que invadían la mente del último Uchiha siempre eran dirigidos a su preocupación por él:

 

A veces odio la vida que hice, basta con mirar a mi alrededor para saber los errores que he cometido y el infierno que te hago pasar en cada momento en que intentas alcanzarme con tanta desesperación. No quiero que la astucia de Orochimaru llegue a contaminar tu mente como lo hizo con la mía. Alejarte de mí sería lo más sensato, pero soy dolorosamente consciente que tu voz es lo único que ilumina mis días, es por ese sonido que puedo ser yo al menos por momentos. Sólo por ti seguiré en esta batalla contra esta vil serpiente que susurra una y mil promesas de poder y venganza que me rehusé a aceptar. Sin embargo, sé de mi propia debilidad por mis sentimientos y temo caer en la oscuridad; en una tan profunda en la que ni tus promesas de amor logren abrir mis ojos.

 

Los recuerdos donde estaban juntos los hacían sonreír a ambos, aquellos buenos momentos que parecían tan lejanos en su memoria, pero tan vividos cuando pasaban por esos lugares. Tanto Naruto como Sasuke sentían que se empapaban de la nostalgia, los labios del Uchiha sellaban las palabras que su corazón quería expresar y sólo leves gruñidos escapaban de ellos. Mientras que los ojos azules se llenaban de lágrimas que intentaban desbordarse. Él deseaba salvar a Sasuke, pero no sabía cómo hacerlo, sin importar cuantos pergaminos estudiara no sabía cómo revertir aquel jutsu retorcido creado por el sannin de las serpientes. No podía pedir ayuda, ya que él aseguró que exterminó a la criatura responsable de tantas muertes. Era una mentira. Una que estaba dispuesto a sostener con tal de no renunciar a la única persona a la que se aferraría sin importar qué.

Siguieron caminando con los ocasionales gruñidos de Sasuke al mirar algunas de las edificaciones y las explicaciones entusiastas del rubio. Era lo único que le quedaba. En un momento donde dio por pérdida toda esperanza, lo recordó: durante su reencuentro Sasuke lo reconoció. Podía ser terquedad o simple estupidez de su parte, pero… si lo recordaba a él. ¿Podría recordar lo demás? Sin tener nada que lo corroborara, decidió arriesgarse y fue así como su rutina comenzó. Al caer la madrugada estando seguro de que los únicos ninjas despiertos serían los centinelas que custodiaban la entrada y los límites de Konoha, ellos paseaban por el centro de la aldea.

—Aquí está tu antiguo departamento —dijo Naruto cuando llegaron frente al complejo—. Entremos.

El blondo guio con cuidado al otro y le abrió la puerta dejándole el paso. Varias veces estuvieron allí y en cada ocasión el portador del sharingan parecía fijarse en una cosa diferente. En una ocasión se quedó mirando su armario desordenado y casi podía jurar que le reprochaba el desastre que eran sus antiguas ropas. Sin embargo, en ésta se acercó a la mesa de noche y empezó a hacer aquel gemido/gruñido lastimero mientras tocaba la foto del equipo siete con sus dedos.

—Esos somos nosotros —dijo Naruto con una sonrisa de tristeza—. Esa vez ni tú ni yo queríamos estar demasiado cerca ttebayo —recordó rascándose la mejilla con pena—. Pero qué bueno que nos obligaron a tomarla y nosotros… nosotros —se interrumpió su frase por los hipeos que tenía al intentar contener el llanto.

El dolor y la culpa se agolpaban en el pecho de Naruto, recordándole que no fue capaz de salvar a Sasuke. Si aquella vez en el bosque de la muerte hubiera tenido más fuerza no le hubieran puesto la marca de maldición. Si hubiera logrado derribarlo en el Valle del Fin no habría ido a las garras del sannin. Era débil, siempre lo fue, no poseía el poder para proteger a las personas que amaba. Sus lágrimas fluían con rapidez sintiendo la punzada en su pecho, aquella palabra que lo perforaba: Débil. Agachaba la mirada no queriendo mostrarle a Sasuke su vergüenza al llorar por el pasado y se cubría los ojos con su antebrazo. Era la primera vez que el otro miraba la foto del equipo, debería celebrar que fijó su atención en algo de tanto valor sentimental. Sin embargo, sólo podía sentir la cicatriz de aquella vez ardiendo.

Un leve gruñido cerca de él consiguió regresar su atención a su acompañante. Era Sasuke que le intentaba decir algo aun cuando sólo podía hacer esos pequeños sonidos que no se entendían. Empero, lo que si entendió fue lo que quería decirle cuando levantó su mano y limpió con cuidado sus lágrimas. Las afiladas uñas herían sin querer las mejillas del Hokage mezclando la sangre con el llanto, al notarlo Sasuke intentó retirar su mano, pero fue detenido por el de ojos azules. Al contrario de alejarlo, Naruto lo atrapó en un abrazo desesperado, lo mantenía contra su pecho, dejando que las saladas gotas de sus ojos empaparan el hombro contrario.

—No te rindas —pidió entre sollozos—. Yo seguiré a tu lado, pero te lo suplico sigue luchando, esa serpiente no te ha ganado. No lo dejes vencer —los labios temblorosos de Naruto expresaban su miedo a que Sasuke dejara de recordarlo.

Uchiha sólo abrió los ojos dejándose abrazar, no podía dar palabras de consuelo. Aunque intentaba expresar lo que sentía de su boca no salían las palabras. Uzumaki se separó un momento de su cuello, para poder mirarlo directamente a los ojos. Aquellos ojos alguna vez totalmente negros ahora tenían el sharingan activado todo el tiempo, pero aun entre el rojo y el negro de su herencia distinguía la preocupación. Los parpadeos constantes que se repetían detallando su expresión. Aunque cualquiera lo llamaría loco, él podía asegurar que Sasuke estaba preocupado por él.

—Eres a quien no puedo renunciar, ¿sabes por qué? —preguntó sin esperar ninguna respuesta—. Porque eres a quien amo.

Un pequeño y delicado beso era lo que compartían en aquella noche donde la luna llena era todo lo que los iluminaba. Aunque la mañana volvería a ser dolorosa al tener que encadenarlo bajo tantos sellos, en este momento sólo lo deseaba a él. Aquel que representó, desde siempre, su primer y más importante lazo. Por Sasuke, quien sólo por sus palabras parecía estar resistiendo la oscuridad que se cernía a cada momento sobre él. Su mente se negaba a ceder, pero por muy egocéntrico que sonara, sabía que era por su causa. Si abandonaba al Uchiha, ya no habría nada que salvar de lo que alguna vez fue. Estaba enamorado tan profundamente de aquel “bastardo” como le decía, que no lo dejaría. Seguiría con sus recorridos nocturnos, aun si no daban ningún resultado exitoso seguiría repitiéndolos.

La voz del Hokage fue perdiendo el tono animado que tenía al inicio de la caminata con destino hacia el cuarto privado donde lo mantenía apresado al Uchiha. No dejaría que nadie lo apartara de su lado y no dejaría que Sasuke se fuera en un descuido, de sólo pensar en que volvieran a cazarlo llamándolo monstruo le aterraba. Si dejaba que el portador del sharingan huyera o estuviera al descubierto, esta vez podría no tener la misma suerte que antes y perderlo para siempre. Abandonó aquellas ideas que le planteaban la posibilidad de perder a su amado y dando un par de sacudidas a su cabeza se concentró en vigilar que nadie se percatara de lo que sucedía.

—Teme tengo que dejarte de nuevo aquí —anunció mientras ingresaban al oscuro y solitario cuarto destinado para su “amante”—. Sabes que no me gusta esto, pero debo hacerlo. Lo entiendes, ¿verdad?

Aún con aquel sentimiento de culpa estrujando con fuerza su pecho, Naruto le colocó las cadenas y los sellos que limitaban al último Uchiha al pequeño espacio. Los ojos azules se llenaban del deseo de darle libertad cada vez que oía los pequeños y lastimeros gemidos emitidos por el otro, le recordaba a un animal herido que ruega piedad. Sin embargo, su deseo por tenerlo a su lado y la esperanza de volver a ver a aquel chico que, representaba su primer y verdadero lazo, lo mantenían firme en que debía hacer lo que hacía.

—En cuanto mi trabajo termine vendré a verte lo más pronto posible —anunció el rubio acariciando la mejilla de Sasuke, una vez que lo tuvo atado—. Te amo ttebayo —dijo despidiéndose con sus dos besos acostumbrados: uno en los labios y uno en la frente.

La ancha y fuerte espalda, con una capa blanca cuyas letras rojas destacaban la palabra “Hokage”, era lo último que Uchiha pudo divisar antes de que la única puerta fuera nuevamente cerrada. La oscuridad y el silencio reinaban a su alrededor cada vez que no tenía al de ojos azules para mostrarle la luz que parecía irradiar cada vez que le sonreía.

No paso mucho tiempo antes de que la voz susurrante que siempre atormentaba a Sasuke hiciera acto de presencia; era Orochimaru. Nuevamente, como en cada ocasión donde se quedaba en soledad, aparecía desde su sub-consciente para susurrarle que dejara de pelear. La lucha era constante dentro de él, el sannin no cedía en sus intentos de obtener el cuerpo del Uchiha, el cual era prácticamente suyo desde que la marca de maldición se liberó por completo. El menor de los Uchiha conservaba un leve rastro de raciocinio, uno que parecía estar a punto de extinguirse con el pasar de los días.

Sólo cerrar los ojos por unos momentos, servía como señal para que la batalla dentro de su interior diera inicio. Dentro de su mente todo pareció vacío, era como si estuvieran rodeados por una oscura nada. Un sitio vacío que no se hallaba en ninguna parte, cuyo límite no era visible, sólo el “suelo” debajo de Orochimaru y Sasuke se apreciaba como algo “real”. Aun cubierto por la extraña neblina blanca que flotaba en el aire y que cubría todo evitando que el suelo pudiera verse, se suponía que allí había un piso sobre el que ellos estaban parados.

—¿Cuándo vas a rendirte, Sasuke-kun? —preguntó el de ojos amarillos mirándolo fijamente mientras le mostraba una sonrisa confiada—. Cada día pareces más débil.

Cada uno de ellos permanecía a una distancia considerable para no ser la víctima del otro, sabían que un sólo paso en falso podría definir de una vez quien sería el dueño de ese cuerpo. Ante el comentario burlón del mayor, el azabache frunció el ceño, pero mantuvo la compostura. Siempre era la misma rutina desde que dejó que la marca se saliera de control; el sannin tentando su paciencia y jugando con sus emociones en búsqueda de verlo ceder a su poder.

—¿No tienes otra cosa que decir? —cuestionó el moreno mirándolo con aburrimiento—. Siempre dices las mismas cosas, ¿acaso crees que caeré en tus patéticos trucos?

—No son trucos —replicó con molestia el viperino mostrando su ceño arrugado en señal de molestia—. Es una realidad. Cada día estás más y más débil, pronto no podrás evitar que posea tu cuerpo.

—Eso no es verdad —afirmó mirándolo con frialdad.

“Gracias a Naruto no lo ha logrado”

Fue el pensamiento fugaz que cruzó por la mente del de ojos negros, mas al estar dentro de su mente, aquel pequeño detalle no pasó desapercibido por el sannin con quien mantenía aquella lucha de voluntades. El viperino sonrió de manera maliciosa al sentir aquel apego de parte de Sasuke hacia el rubio. Desde la primera vez que los vio en los exámenes chunnin supo con una certeza palpable que el jinchuriki ejercía una enorme influencia en el moreno. Mientras Uzumaki estuviera para Sasuke no habría manera de tentarlo a rendirse, empero a su favor tenía que, siendo la fuente de aquella fortaleza, también lo sería de su debilidad.

—¿Crees que Naruto-kun no se aburrirá de ti? —cuestionó con aquella voz que susurraba palabras que lo invadían cual veneno.

—Eso no es algo de tu incumbencia —dictaminó con molestia el azabache.

Pese a la estoica que se mantenía la cara del portador del sharingan, las alteraciones a su alrededor daban la información de que aquellas palabras le habían afectado. La neblina que los rodeaba comenzó a moverse tal y como si una ráfaga de viento hubiera empezado a moverla. A juzgar por la forma en que la neblina se movía de manera azarosa, se podía pensar en que fuertes y huracanadas ventiscas hubieran dado el preludio de una tormenta catastrófica.

—Él hace su mejor esfuerzo por estar contigo —le recordó el de cabello largo mirándolo satisfecho de los resultados que estaba logrando—. Sin embargo, me temo que pronto se cansará de ti y buscará a una verdadera persona que lo haga feliz.

—Naruto no haría tal cosa —contradijo Sasuke—. Siempre ha sido un hombre cabeza hueca, cuando algo se le mete en la cabeza nada lo hace cambiar de parecer.

—Tú sólo permaneces encerrado en una jaula para su disfrute sexual —continúo hablando Orochimaru usando un tono lleno de desprecio y asco—. Con el pasar del tiempo dejarás de atraerle y se deshará de ti. Ni siquiera es entendible como es que puede poseer el cuerpo de un monstruo como tú.

El “suelo” sobre el que ambos estaban parados comenzó a temblar, Sasuke se mordió los labios intentando calmar su creciente ira por aquellas palabras. El miedo a que eso se hiciera realidad siempre estaba presente en su corazón. Él amaba a Naruto y sabía, por boca de éste, que era correspondido. No era una simple atracción sexual las que los mantenía unidos, era un lazo mucho más profundo y sincero. Por tanto, las palabras del sannin sólo conseguían que sus deseos de darle muerte crecieran, y de no ser porque no tenía una forma segura de ganarle lo hubiera hecho sin ningún reparo.

Varias veces ya había hecho el intento de darle fin a aquel parásito que vivía en su cuerpo, cuyo único propósito era avanzar y poseerlo por completo. Se negaba a perder frente a ese repugnante ser. Orochimaru le había enseñado bien, le daba crédito por eso, ya que de no ser por sus duros entrenamientos lo más probable es que hubiera caído ante él hace un buen tiempo.

—No hables de lo que no sabes —ordenó Uchiha poniéndose en guardia.

Algo se sentía extraño en la atmosfera del lugar, siempre que estaban frente a frente todo parecía más denso y pesado, mas en esta ocasión se sentía especialmente asfixiado de sólo estar viendo al de ojos amarillos. Sus negros ojos no perdían detalle de los movimientos del contrario, más aún al notar como había un brillo de diversión y maldad al mirarlo. Era como si supiera que algo iba a suceder ese mismo día y lo que era bueno para el sannin significaba una pérdida para él, dada su situación.

—Hoy mismo definiremos esto, Sasuke-kun —aseguró el mayor juntando sus manos como si preparara un jutsu.

—Me parece perfecto —afirmó con una media sonrisa—. De esa manera no tendré que seguir soportando tu asquerosa presencia en mi cuerpo.

Con un chasquido de dedos por parte del hombre de apariencia viperina unas masas de carne sanguinolentas emergieron desde el suelo, rodeando por completo a Sasuke. El mencionado las observó con atención, no eran diferentes de lo que sucedió el día en que Orochimaru intentó absorberlo al meterlo en su cuerpo. Y el resultado no sería diferente tampoco, según sus optimistas pensamientos.

—No te funcionó la primera vez y no lo hará esta tampoco —se burló Uchiha mirando con aburrimiento esas cosas. Las venció una vez y no fue nada difícil.

Su comentario fue ignorado por el otro, quien sólo mantenía su posición como si esperara algo. Fuera lo que fuera que estaba esperando, no era algo que quisiera ver. Mientras antes terminara con él, más pronto sería libre de su presencia. Movió de manera imperceptible su pie derecho hacia adelante y de un sólo impulso se lanzó contra el sannin; siendo su ataque detenido por las masas de carne que rodearon su pie restante, impidiendo su avance.

—No te será tan fácil como la vez anterior —advirtió Orochimaru—. De los errores se aprende y yo lo he hecho.

—Si aprendieras de tus errores dejarías de intentar poseer mi cuerpo —masculló con molestia mientras liberada su pie de aquella cosa.

El de cabello largo se lanzó contra Sasuke dispuesto a golpearlo, a lo que el menor ya estaba poniéndose en guardia para contraatacar al momento de tenerlo lo suficientemente cerca. Mas su pequeño plan fue frustrado por aquellas masas de carne que comenzaron a moverse inquietas acercándose a él. Por esquivar aquellas cosas no consiguió evitar el golpe que le dio Orochimaru en el rostro, el cual no sintió que fuera especialmente fuerte, sin embargo, logró lanzarlo a una buena distancia de él.

Con una mirada de molestia, Uchiha se limpió la sangre de su boca, mirándola con curiosidad. Por lo que había aprendido en todo ese tiempo desde que se transformó por completo, estando dentro de su mente todo era posible y dado que el dolor era algo psicológico, no era de extrañar que viera sangre si su sub-consciente dictaba que en esa situación sangraría. Era desagradable ver como su mente era contaminada por tal presencia, pero su sonrisa pronto cambio a una más confiada. Mataría aquel despojo del sannin de una vez y para siempre.

A la velocidad del rayo, Uchiha extrajo de entre sus ropas (más bien hizo aparecer) su katana: Kusanagi. Una vez armado, retomó el avance contra su oponente, quien imitando su acción sacó su espada de su boca. Con la misma detuvo el ataque de Sasuke, haciendo chocar ambas espadas, las cuales sacaban chispas al momento en que ambos filos hacían fricción entre sí. El sannin hacía chocar las espadas sin apenas moverse y con el brazo izquierdo tranquilamente apoyado en la espalda, como si sostuviera una agradable conversación con unos amigos.

Uchiha lanzó la pierna para darle una fortísima patada y el mayor, sosteniendo tranquilamente la espada frente su vientre previniendo una posible estocada, le golpeó con su pie de manera que la pierna del moreno rebotó hacia atrás pegando de lleno contra las masas de carne que, más temprano que tarde, se adhirieron a su cuerpo ralentizándolo.

Había tomado velocidad e intentaba propinar, en plena carrera, un terrible puntapié al viperino hombre por la izquierda. Pero éste, que seguía sin alterarse, paró el golpe con su espada, descargándoselo sobre el empeine, causando una herida profunda que sangraba de manera profusa. Mientras retiraba la pierna, lanzaba el puño hacia su estómago, el cual, con toda parsimonia, le golpeó con la espada en la muñeca y, de ahí, subió a la cara y lo cortó también, mas no fue una herida mortal, ya que por los pelos logró esquivarlo a tiempo para que no fuera un golpe de lleno. Emitió un pequeño grito y, al tiempo que su mejilla izquierda empezaba a sangrar abundantemente, Sasuke aprovechó la cercanía para utilizar su jutsu predilecto.

—¡Chidori! —gritó el nombre de su jutsu al tiempo en que conseguía algo de distancia para recuperar el aliento.

¿Desde cuándo el sannin era tan fuerte? Debía hacer algo de inmediato o perdería. Orochimaru ni siquiera parecía esforzarse al pelear contra él, era como si estuviera seguro de que le ganaría. La razón de tanta confianza en aquella sonrisa del viperino, que tanto asco le provocaba, era un misterio para su suspicaz mente. Cada ataque que daba lo dejaba más agotado y a su vez, aquellas masas color carne aumentaban de volumen. Habían crecido de manera tan alarmante que sin esfuerzo consiguieron inmovilizarlo de brazos y piernas. Pese a sus esfuerzos por liberarse de aquellas cosas, se hundía cada vez más en ellas al intentar escapar.

—Es inútil, Sasuke-kun —afirmó Orochimaru acercándose a él, dejando sus rostros a tan sólo centímetros de distancia—. No puedes liberarte de esto.

—¡Lo haré! —espetó con suma molestia—. Y cuando lo haga te mataré.

—No podrás —respondió el mayor sonriendo con sorna—. Tu resistencia ha ido menguando con el tiempo y la parte de mí que absorbiste se alimentó de ti. Ha crecido tanto que ya no puedes controlarme —explicó viendo como lo único que quedaba del Uchiha era su rostro.

—¡Maldito! —maldijo el moreno siendo arrastrado hacia las profundidades de su propia mente.

Fuera de su mente ya se cumplía el horario en el que Naruto terminaba su trabajo de Hokage y se acercaba a ver a su amante. Con total naturalidad se despidió de su fiel consejero Shikamaru, en su saludo rutinario antes de tomar caminos diferentes. Nara hacia su hogar con su esposa e hijo y el rubio hacia su dulce condena; aquel al que su corazón permanecía completamente atado por el inmenso amor que le profesaba cada momento. Bajo con la parsimonia con la que controlaba sus deseos de correr cual demente hasta aquella jaula especial.

Al llegar a la parte más baja se acercó a la jaula y con tranquilidad acarició la suave mejilla de su amado Sasuke, retiró los sellos y beso con suavidad sus labios. Se apartó deprisa al sentir un intento de golpe contra él, eran comunes los ataques involuntarios del Uchiha, sólo debía resistir y calmarlo como siempre lo hacía. Empero, algo era diferente en su manera de atacar, era demasiado precisa, muy diferente a ese estilo tan intuitivo, casi animal que tenía desde que adoptó esa apariencia. Sus ataques estaban enfocados hacia sus puntos vitales realmente… Sasuke intentaba asesinarlo.

—¡Sasuke, detente! —gritó el rubio intentando hacerlo entrar en razón.

El Hokage tomó distancia del otro procurando vigilar sus movimientos. Lo observaba extrañado por aquella actitud, mientras lo esquivaba sus ataques hábilmente. El portador del sharingan atacó con largas uñas, mas Naruto lo evadió haciendo que el ataque de Sasuke golpeara en el suelo. Se quedaron inmóviles unos momentos, el superviviente Uchiha mirando hacia el suelo y el de ojos azules sin despegar la mirada de él.

—Sasuke-kun ya no puede oírte —respondió “Uchiha”, pero la entonación que usó delataba claramente de quien se trataba. Levantó la cabeza mostrando una tétrica sonrisa.

—¡¿Orochimaru?! —preguntó en un grito Naruto mostrando sorpresa y temor en su rostro—. ¡¿Qué demonios le hiciste a Sasuke?

—¿De verdad creíste que yo estaba vencido? —cuestionó con una sonrisa de burla—. Qué iluso. Yo nunca he dejado de extender mi poder a través de su cuerpo —explicó señalándose a sí mismo.

—¡Maldito! —expresó con furia al ver como lo poco de la mente de su amante había sido consumida por aquella rastrera serpiente.

Los golpes que propiciaba Orochimaru usando el cuerpo de Sasuke sólo eran desviados o esquivados por el nombrado, no se atrevía a atacarlo y menos sabiendo que no era su culpa lo que estaba haciendo. Si su Teme estuviera en sus cabales o con la mitad de ellos al menos, seguramente frenaría su avance por sí solo, empero era aquel sannin el que estaba intentando matarlo. Pese a todo su esfuerzo, aun cuando colocó todas sus esperanzas de que Sasuke regresaría a la normalidad… todo parecía en vano en ese momento. Naruto sentía que era una batalla perdida, si ganaba sólo lograría asesinar a Orochimaru y el cuerpo de su amado.

—¿Qué sucede, Naruto-kun? —interrogó el sannin al ver como los ataques del jinchuriki disminuían en fuerza y velocidad.

—Ya… —dijo el rubio manteniendo su distancia de él, pero mirándolo con tristeza—. Sasuke está muerto para mí. Su cuerpo es sólo un cascarón que estas usando —espetó apretando los puños con frustración, logrando herirse sus propias palmas.

—Al fin lo aceptas —fue la burlona respuesta que recibió preparando su siguiente movimiento.

El chakra del elemento rayo se concentró en la mano de “Sasuke” con la maniática y retorcida sonrisa típica de Orochimaru se lanzó contra el rubio quien se veía indefenso y completamente resignado a que la persona que amaba se había perdido en la oscuridad. Le dolía aceptar que el sannin se salió con la suya y que logró arrebatarle al Uchiha como aseguró que haría. El chidori atravesó a Naruto provocando una mueca de satisfacción ante su logro.

—Adiós, Naruto-kun —despidió con cinismo al sentirse vencedor.

—Adiós, Sasuke —despidió el de ojos azules derramando lágrimas de tristeza. Se oyó la voz del Hokage detrás del transformado Uchiha, quien sintió el frío metálico en su pecho.

Naruto tenía preparado un kunai en su mano con el cual aprovechó la distracción que causó su clon para amenazar un punto vital en el pecho del contrario. Con la pena absoluta del mundo debía aceptar que Sasuke no volvería, quería liberarlo de la carga que era Orochimaru. Hace tiempo había notado el enorme esfuerzo de Sasuke de no sucumbir ante aquel sannin, mas ¿era lo mejor? Durante mucho tiempo lo forzó a pelear y alargar un sufrimiento que podría haber terminado hacía mucho. Sin embargo, aun sabiendo que no volvería, no podía matarlo. No tenía la fuerza para perderlo.

—Lo siento, Sasuke. No pude salvarte —se disculpó aun sabiendo que el renegado sannin se burlaría de él.

—Y eso es lo que te condenará —respondió Orochimaru arrebatándole el kunai de la mano al de ojos azules dejándolo en desventaja—. Todo terminó —aseguró triunfante.

Naruto miró como levantaba el kunai para luego sin previo aviso… clavarlo en su propio pecho. Los ojos de Sasuke se abrieron de impresión mientras su pecho se manchaba por la sangre que salía de forma acaudalada.

—Maldito Sasuke… aún estabas consciente… —susurró Orochimaru mientras tosía sangre por su boca.

—¡Sasuke! —gritó el Hokage atrapando su cuerpo que se precipitaba hacia el suelo.

—Dobe… —llamó la voz que hace tanto anhelaba volver a oír—. Te amo, gracias —fueron las únicas cuatro palabras que logró pronunciar antes de cerrar los ojos a causa de la sangre perdida.

 

—¡SASUKE! 

 

 

El rubio despertó en la cama de su habitación sudado y agitado por aquellas imágenes que tenía grabadas en su mente. Palmeó la parte de la cama a su lado notándola vacía. Sus ojos se abrieron nervioso mientras miraba todo a su alrededor.

—Dobe —llamó el azabache entrando al cuarto—, ¿otra vez tu pesadilla? —cuestionó metiéndose nuevamente en la cama.

—Más bien un recuerdo —dijo sosteniendo su rostro con su mano—. No puedo olvidar lo sucedido.

—Ya han pasado años desde que Orochimaru casi toma el control de mi cuerpo —le recordó el otro con tranquilidad—. Y gracias a lo sucedido ya no lo tengo dentro de mí.

—Lo sé, pero… —susurró siendo interrumpido por un beso en sus labios—. Estoy aquí.  

Sus ojos claros se posaron sobre el pecho descubierto de su pareja, en el cual yacía la cicatriz de aquel kunai con el que intentó quitarse la vida. Todo en un momento de desesperación en el que Sasuke intentó protegerlo de Orochimaru. Nunca dejaría de culparse de la existencia de aquella marca en su cuerpo, el miedo y la sensación de perderlo aún hacían estragos en él al caer la noche sumergiéndolo en pesadillas donde revivía aquel episodio, sólo que no tenía un final feliz como en la realidad. Mientras acariciaba su pecho descubierto sintiendo los pliegues de la cicatriz, el rubio repetía en su mente el recuerdo de cómo logró salvarlo.

 

—Maldito Sasuke… aún estabas consciente… —susurró Orochimaru mientras tosía sangre por su boca.

—¡Sasuke! —gritó el Hokage atrapando su cuerpo que se precipitaba hacia el suelo.

—Dobe… —llamó la voz que hace tanto anhelaba volver a oír— Te amo, gracias —fueron las únicas cuatro palabras que logró pronunciar antes de cerrar los ojos a causa de la sangre perdida.

—¡No, no, no! —gritaba Naruto de forma descontrolada al ver a Sasuke con los ojos cerrados.

Al momento de apuñalarse a sí mismo cayó al suelo y la marca de maldición perdió algo de fuerza, dejando sólo la mitad de su cuerpo marcado por el poder de Orochimaru. El rubio en medio de su desesperación por buscar una forma de salvar a su amado lo tomó en brazos como si fuera una princesa y lo sacó de la prisión en la que lo tuvo retenido tanto tiempo. Sus piernas se movieron a la máxima velocidad que les resultaba posible llegando entre gritos histéricos al hospital donde ordenó de inmediato que llamaran a Tsunade y a los mejores ninjas médicos.

—Descuida, Sasuke —susurró el de ojos azules mirando al inconsciente Uchiha en sus brazos—. Pronto te ayudarán. Te aseguro que no dejaré que esa serpiente rastrera nos separe.

Los nervios provocaban un hormigueo en las palmas de las manos de Naruto, quien siguió al instante a la enfermera que se acercó a indicarle a donde llevar a Sasuke. Entró a la sala de operaciones donde la rubia sannin los esperaba con su equipo preparándose para interceder. Tenía dudas, no lo negaría. Ella quería preguntar tantas cosas como, ¿cómo se hirió de esa manera? ¿Cómo Naruto encontró al Uchiha? ¿Hace cuánto lo había localizado? Sin embargo, como el médico profesional que era, dejaría aquellas preguntas para después, primero salvaría a su paciente sin importar qué.

El Hokage se negó a salir de la sala de operaciones, por mucho que le insistieron en que esperara afuera y de seguir peleando con él perderían al paciente. Uzumaki vio como a medida que intentaban reanimar al portador del Sharingan su marca de maldición parecía crecer también. La rubia lo había notado, pero tenía las manos ocupadas intentando detener la hemorragia y sanar el corazón herido.

—¡Naruto! —gritó Tsunade sin deja de operar—. Busca a Kakashi, él tiene experiencia con la marca de maldición de Sasuke.

Ni siquiera respondió antes de salir a toda prisa para buscarlo. Usando sus habilidades ninja buscó el chakra de su maestro y al localizarlo fue por él. No medio muchas palabras con su maestro. Sólo las necesarias para que tuviera el panorama general de lo que le estaba sucediendo a Sasuke en ese preciso momento. El ninja copia se concentró en recordar todo lo que sabía sobre la marca que Orochimaru había creado, la cual recordaba haber sellado en Uchiha cuando niño. Ahora no estaba del todo seguro como proceder, pero tendría que pensar en soluciones rápidas, ya que la vida de uno de sus preciados alumnos estaba en riesgo.

Usando el único ojo con Sharingan que tenía Hatake analizó el cuerpo del último Uchiha, notando con estupefacción que, de salvarlo a él, la parte de Orochimaru que residía dentro de él también estaba restaurándose. Debía romper la conexión entre ellos de alguna manera o el sannin cumpliría la amenaza que le hizo hacía años de que el cuerpo de su alumno seria suyo. Se decidió usar el jutsu a la inversa, de manera en que la parte de Orochimaru que estaba en la marca fuera expulsada como un nuevo cuerpo independiente del superviviente de los Uchiha.

Gracias a la intervención de Hatake ahora el sannin de las serpientes tenía un cuerpo propio, mas éste era muy débil al haber sido resucitado recientemente. Le llevaría mucho tiempo restaurar su poder al de sus glorias pasadas, tiempo que Uzumaki no estaba dispuesto a darle. Valiéndose del estado de debilidad de aquel hombre de ojos amarillos, lo asesinó sin miramientos. La vida de la persona que amaba estaba escapándose poco a poco por su maldita culpa. No lo dejaría vagar libremente, era cierto que él no era una persona que recurriera fácilmente al asesinato, empero tratándose de su Sasuke, estaba más que dispuesto a ensuciar sus manos.

 

Luego de aquello la operación resultó un éxito que trajo a la vida al Uchiha. El rubio estaba tan agradecido de tenerlo consigo. Costó bastante inventar mentiras convincentes que no dejaran dudas sobre la “verdad” de como encontró a Sasuke y las causas de sus heridas, mas con ayuda de su inteligente pareja lo consiguió.

Uchiha sabía que nadie lo amaría jamás como lo hacía su Dobe, aquellas que antes juraron estar enamoradas de él sólo lo hacían por su atractivo físico y su “genialidad”, empero solamente Naruto Uzumaki era capaz de amarlo cuando él mismo se odiaba por el poder corrupto de Orochimaru. El jinchuriki lo amaba en las buenas y en las malas, sin importarle nada. Si Sasuke caía en la locura, él caería a su lado sólo para traerlo de regreso, si él moría compartiría su destino fatal con gusto. Si descendía al infierno no dudaría tampoco en renunciar al paraíso. Todo sacrificio era un bajo precio por estar juntos. Porque la única palabra que describiría su amor era “folie”, o dicho de otra forma “locura”. La forma más hermosa de perder la cordura.

 

 

FIN

Notas finales:

hasta la proxima janne n_n


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