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The power of me compels you! por nezalxuchitl

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A solas en el silo nuclear el bicho le quito amorosamente la mordaza de la bola porno. Al cubito le dolia la boca de tenerla asi, por lo que solo rechinaba los dientes conforme Milo lo desataba, terminando por quitarle el guante de box térmico.

-Koliso. – murmuro, y espirales de hielo rodearon todas las extremidades de Milo. Todas.

Este vio preocupado como se acercaban cada vez mas a su polla, rozándola con su frio letal.

-Cubito, comprendo que estes enojado, ¿pero de que otro modo nos hubiéramos casado? ¡Tu eres un negado!

-Estoy pensando en el modo mas largo de ejecutarte.

-No quisiste hacerlo ni en Las Vegas, que, ¿no me amas? – lo miraba con ojitos tiernos.

-No ahora.

-¡Camus! Es solo una formalidad. Ahora podemos adoptar niños para irlos a criar a Siberia.

-No quiero niños. – se habia traumado cuando perdió a Hyoga verde. Y el otro Hyoga era como para quitarle la vocación (de maestro) a cualquiera.

-Solo nosotros, entonces. En tu casa o en la mia.

-¡Uff! Menos mal, porque como nos salio el pato…

-¡El pato no es nuestro hijo!

-¡Menos mal!

A Camus le quedo la duda de si Milo fingia o se venia enterando. El bicho prosiguió:

-Escogi esta fecha para que el pato se la perdiera, y sufriera al enterarse.

A Camus se le tranquilizo el gesto, la temperatura dejo de descender en picada. No lo habia pensado asi.

-¿En serio?

-Si.

Camus casi sonrio y Milo sonrio. Grave error.

-Esa ridícula pantomima no es valida. ¡Tantas humillaciones, seguidas! – se le humedecieron los ojos y temblo, emocional.

-Cubito… - los aros de hielo le apretaron todas las extremidades.

-¡No me respetas! ¡No consultas mi opinion!

-¡Te pregunte mil veces si querias casarte conmigo!

-¿Fueron mil?

-Si.

-¿Las contaste?

-Si.

-¿Exactas?

-Si. Y todas las veces que te enseñaba vestidos de novia o iglesias me ignorabas!

Un momento para contestar.

-No lo hacia. Me gustaba aquella cabañita rustica en Noruega.

-¿Y el vestido?

-El de cola con patrones de diamante.

-Casemonos asi, bonito.

-Admites que no estamos casados. – se cruzo de brazos Camus.

-Si lo estamos, pero podemos volver a casarnos.

-No lo se… tendría que pensarlo. – se mostro evasivo el peliverde, y el peliazul lo flipo. Era la respuesta mas favorable que habia tenido en su vida.

-Piensalo mi amor. Sera como tu quieras. Si quieres que invitemos a la Slurt, la invitamos.

Camus se le quedo mirando. Sabia lo mucho que odiaba a la Slurt, la de Asgard.

-¿En serio?

-En serio.

-No será necesario. Ya no es mi amiga.

-¡Si! – hubiera hechado la rodilla al frente, como Kanoncienta, pero estaba restringido.

-Quiero relajarme después de esa asquerosa fiesta.

-Sueltame y te doy un masajito.

-No. Yo voy a relajarme, tu te quedas ahí.

-¡Pero esta frio!

-Antares arde en ti.

-¡Pero esta radioactivo!

-El cosmos te protege.

-¡Pero se me va a caer!

Ahí si titubeo y se volteo. Aunque se sentía muy suke era eso, suke. Le encantaba que le aplanaran la nieve. Con un movimiento de dedo hizo mas estrecho que el hielo que aprisionaba la polla de Milo.

-El hielo se derretirá en un par de horas. El de pies y manos en diez. ¡Oh! – volvió a girarse, con su maravilloso pelo danzando tras el – Se me olvidaba.

Le puso una mordaza guarra, de hielo, como la que el habia usado.

Por diez horas.

 

***

 

Saori y los bronceaditos regresaron bien bronceaditos de la luna de miel de Hyoga y Shun. Seiya tenia las marcas de unos lentes oscuros y nada mas; Shiryu un bronceado parejo, parejo.

Camus, abrazado al pecho de Milo que daba miedo, recibio con una sonrisa a su discípulo. El diamante mas ostentoso y grande que Saga pudo encontrar estaba en su dedo, haciendo que todos, no solo Seiya, necesitaran lentes de sol.

-¡Maestro Camus! – salto enfrente de el Hyoga - ¿¡Esta comprometido?!

-Estoy casado. – le dijo con sonrisa sicopata.

-¡Nooo!!!

Lo vio caer al suelo, retorcerse. Milo también lo disfruto.

-¿Se casaron sin mi autorización? – se quiso poner fina Saori.

-No la necesitamos, perra. – le salto Dita.

-¿Qué, no te parece? – le pregunto Camus.

Claro que le parecía. El sueño de toda fujioshi.

-Muchas felicidades. – se adelanto empujando su carreola el chico mas aburrido del santuario. Se agacho para sacar de la canastilla de abajo unos obsequios, rebuscando entre los pañales, baberos y mamilas de Seiya – Por favor acéptenlos como regalo de bodas.

-Veo que le enseñaste a ahorrar. – dijo Shion a Dohko, que asintió.

Los recién casados desenvolvieron un par de tortuguitas temblorosas a las que les bailaban las extremedidades con el movimiento.

-Este tiene que ser el regalo de bodas mas cutre de la historia. – dijo Milo.

-Yo que ustedes no diría nada porque ustedes no les dieron nada a Hyoga y Shun. – advirtió con el dedo Shiryu.

-Les regalamos nuestra presencia. – dijo Saga, poniendo su mejor cara.

-Mu, prometido… – lo fue a coger de las manos Shiryu.

Shaka, culerillo, abrio los ojos para ver el color de la tortuguita.

-… por favor acepta este humilde obsequio como prueba de mi afecto.

-Ah, si, gracias… - lo quizo echar en su bolsillo Mu, pero Kanon y Mask empezaron a aplaudir y a cantar:

-¡Que lo abra, que lo abra!

Mu lo hizo, muy avergonzado, desenvolviendo un cenicero playero autóctono artesanal.

-Pero yo no fumo. – fue lo único que se le ocurrio decir.

-Pero es que si llevaba media docena me los dejaban mas baratos, y consta que Saga, Kanon, Mask, Milo y Shura si.

Los semes se rieron.

-Vengan los ceniceros, bronceadito. Tu, perra – dijo Kanon a Saori – danos para cigarros.

Saori hizo puchero.

-Si, que ya no vamos a trabajar de gorra.

-Exigimos un sueldo, seguro medico…

-… plan dental, vacaciones pagadas…

-… satélite en las casas, wifi en el santuario…

-Si, si, lo hablaremos después – movio las manos Saori.

-Yo quiero una carreola como Seiya. – dijo Milo y Camus le dio un pisotón - ¡¿Qué?! – le reclamo a su cubito - ¡Se ve genial!

-Tan comoda. – apunto Death Mask.

-Si Milo va a tener una carreola, mi bebote también. – dijo Shion – Va a necesitarla. – le puso una mano en la espalda y otra en el vientre, sobándoselo.

-Kya! Si! – se encendio el cosmos de Saori – A eso me referia. ¿Cuándo es la boda?

-Cuando este listo un pastel decente.

-¡Mama! ¡No!

-Yo pienso que de trece pisos será suficiente.

-El trece es de mala suerte. – le recordó su marido.

-Bueno, que sean diesisiete.

-¡Que no! – insistió Mu.

-¿Verdad que no? Tan linda mi niña. – le apretó el cachetito – Que sean veintiuno y los novios comestibles.

-¡No me voy a casar con Shiryu! – el aludido abrio los ojos - ¡Shaka! ¡Diselo!

Shaka también tenia abiertos los ojos, y miraba hacia arriba.

Todos esperaron lo que iba a salir de su boca. Alzo su dadivosa mano y describió un semicírculo.

-Aquí no hay techo.

-¡Te odio! – lo empujo Mu, yéndose a llorar a otro lado.

Shion se acerco a Saori:

-Entonces, ¿Cuándo puedes tener listo ese pastel?

 

Continuara...

Notas finales:

pronto habra una sorpresa, gracias por leer!

Slan!


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