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Mi Reina por Reiga

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Notas del fanfic:

Sinceramente salio de la nada XD me hubiera gustado desarrollarla más pero era solo una idea, aun así espero les guste n.n

Los personajes no me pertenecen u.u

Hace solo tres días  un joven  habia llegado a su nueva empresa. Y con el primer día se habia dado cuenta que  las cosas que habia escuchado de ella eran totalmente ciertas.

 

Otabek Altin era su jefe, un hombre serio, bien parecido. Algo intimidante pero con un carisma escondido que muy pocos tenían la oportunidad de ver. El hombre era dueño de  dos grandes empresas en Japón.

 

El joven solo en una oportunidad se habia topado con él hombre de mirada seria pero solo esa ocasión basto para ganarse el odio sincero que el hombre le profeso. Decir que su cuerpo era pura gelatina era poco cuando esa fría mirada se posó sobre él. Le temblaron hasta los calzoncillos.

 

—No entiendo que fue lo que le hice… quizá debería renunciar. —dijo suspirando el joven de cabellos castaños, ojos caídos y  en su totalidad bastante atractivo.

 

—No exageres —le contesto su compañero, un lindo Omega, de alegre sonrisa y mirada. Poseedor de ojos y cabellos violetas — además fue tu culpa, te  dije, no mires a su pareja ¿y qué haces?  Vas y te quedas como estúpido mirándolo.

 

Ahí estaba la verdad de todo el asunto, el joven Omega se lo habían dicho apenas habia puesto una pata en esa empresa. Pero no habia podido evitarlo.

 

El chico que caminaba al lado de su jefe aquel día. Era hermoso. Si nos íbamos a sus características no tenía mucho de diferente a un japonés promedio, cabello negro y ojos cafés. Sin embargo su cabello era laceo y delicado, su piel nívea era única, su mirada era transparente. Habia atravesado la suya. Y con su delicada y preciosa sonrisa le habia hecho temblar. Ni hablar de los reparos que habia hecho en un cuerpo delgado y aroma inigualable.

 

Todo aquello habia sido involuntario y nada más despertó de su sueño cuando el alfa le habia gruñido y casi empujado cuando tomo a su pareja y lo saco de ahí. Y no era para menos. El omega era digno de apreciación, pero no para un simple Beta como él.

 

—Fue inevitable, de verdad que no fue mi intención solo…

 

—Quédate tranquilo si no te han echado aun, es porque seguramente Yuuri-sama abogo por ti. Otabek-san solo lo escucha a él. Y sabe cuándo no hay otras intenciones sino… te lo aseguro, esa misma noche habrían encontrado tu cuerpo tirado en el rio más cercano.

 

—Ahora me siento mejor… —bufo el joven castaño.

 

Le gustaba el trabajo y la paga, el ambiente también era grato, pues  en esa empresa solo trabajaban en su mayoría Omegas y unos cuantos betas. Los alfas habían sido trasladados a la otra empresa en cuanto su jefe  habia encontrado a su pareja destinada.

 

Algo excesivo opinaba, pero a la vez pensaba que si la pareja en cuestión era el joven de nombre Yuuri Katsuki la cosa cambiaba. Era imposible no rendirse ante semejante ángel.

 

El chico salió de sus pensamientos cuando su compañero contesto una llamada y le miro con miedo. Y lo entendió cuando le dio el recado de que su jefe lo llamaba a su oficina.

 

Pues bien… la habia regado. De patitas en la calle lo podrían en menos de una semana, ya podía oír el regaño de su madre y la burlas de sus hermanas por ser incompetente. Peor que un condenado golpeo la puerta y suspiro pesado cuando una voz gruesa lo hiso pasar.

 

Sus ojos pestañearon un par de veces cuando  vio que Otabek le miraba afirmado en su escritorio, mientras  sostenía a su pareja de frente mirándolo también. El omega reposaba su espalda en el pecho de su jefe con la cabeza daleada y su mirada algo perdida. Las manos de otabek lo sostenían de su cintura y la otra abrasaba su pequeño cuerpo sujetando al omega del mentón.

 

—Siéntate — el joven trago seco y lo hiso —Si vas  a trabajar entérate de algo, Yuuri es mío ¿te queda claro?

 

—Claro señor — asintió y bajo la mirada

 

—¿Sientes su aroma? — no  levantó su cabeza y noto nuevamente su dulce aroma, era tenue, pero ahí estaba. Delicado y agradable. Algo fuerte considerando que si estaba enlazado él no podría sentirlo a no ser que…

 

Levanto la vista y se topó  con una sonrisa de su jefe y una mirada algo tierna y al parecer comprensiva del omega.

 

—Te diré algo, Yuuri está en celo, sus periodos son inciertos… muy irregulares y  su cuerpo no tolera los inhibidores o supresores y aun así aunque no lo esté su aroma es más fuerte que el de otros omegas. Lo que quiero saber con esto es  si te alteras con su olor. ¿Lo entiendes?

 

Ahora lo entendía por esa razón todos los alfas habían sido trasladados. Por eso y también por un poco de exageración del alfa presente. Estaba siendo puesto a prueba. Se sintió verdaderamente más tranquilo cuando se dio cuenta de que si sentía su aroma pero no lo alteraba de una manera depredadora.

 

—Lo entiendo señor y no lo siento de esa manera. —respondía tranquilo. Otabek lo evaluó con la mirada antes de hablar.

 

—Bien puedes retirarte

 

El joven salió literalmente libre de condena. Cuando llego a su lugar de trabajo su compañeros lo esperaban,   tres betas se encontraban ahí como esperado su respuesta favorable, seguramente ellos también habían pasado una prueba similar.

 

—Te lo dije ves —le dijo el Omega de cabellos violetas — eres una persona que da confianza, seguramente Beka-san vio eso en ti también. Creme que te gustara trabajar aquí, el otro lado está lleno de alfas amargado.

 

El hombre castaño sonrió ante el omega que se notaba alegre por su acogida definitiva. El igual estaba feliz el chico a su lado le agradaba.

 

~

 

En la oficina Otabek se encontraba en su sofá personal con su torso desnudo. Yuuri se encontraba con la respiración agitada. Con el miembro de su alfa bien cobijado en su interior, su cuello marcado territorialmente y su cuerpo caliente por las caricias que aun permanecían gravadas en su piel.

 

—¿Estas más calmado? — le preguntó Otabek apartando los mechones negros de sus ojos nublados.

 

—Si… lo siento — su celo le avergonzaba

 

—¿Porque? A mí me fascina verte así, ser necesitado por ti y ser el único que pueda calmarte para mí lo es todo

 

Yuuri sonrió tímidamente pero con sinceridad abrazando a su pareja.

 

—Vamos a casa Beka — dijo Yuuri sobre el su cuello aspirando su aroma. —Llévame a casa, quiero estar todo el día así contigo. No me dejes solo

 

Otabek vio esa mirada de súplica, y beso su frente riendo “como si realmente pudiera negarse a esa petición”  su pequeño omega habia dado vuelta su vida. Lo habia sacado de la cima y se habia vuelto su reina. Y no lo lamentaba pues como un fiel sirviente estaba destinado a vivir por y para ella.

 

 

 

Fin

Notas finales:

En fin, gracias por leer n.n

Saluditos, Espero les haya gustado <3


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