— ¿Qué sucedió? — Jin se acercó a los menores apenas éstos cruzaron el umbral de la puerta, la tensión era palpable.
— ¿Por qué traen ésas caras? — Cuestionó también el pelirrojo.
— Son las únicas que tenemos. — Masculló cortante.
— ¡Aish! ¿Por qué la pagas conmigo, Tae tae? — Formó un puchero con falso resentimiento y miró al menor. — ¿Que pasó Kookie?
El aludido suspiró — Cuando veníamos hacia acá, nos encontramos a Jiminnie y Tae tuvo un altercado con Yoongi hyung.
Jin los vió con extrañeza — No entiendo la relación entre lo uno y lo otro. ¿Me lo explican un poco más? — Pidió el mayor con seriedad.
— ¡Que Jimin prefirió irse con el estúpido de Yoongi! — Estalló Taehyung, ya cansado de las preguntas. Se sentía enojado con su mejor amigo.
El castaño se crispó — ¡Te calmas, Taehyung! — Le exigió viéndolo reprobatoriamente. No le agradaba en lo absoluto tomar ésa actitud con los menores, pero Taehyung había sobrepasado límites. Exhaló con fuerza y dirigió una mirada menos enfadada al menor — ¿Jungkook?
— Yo... — Su vista se paseó por los presentes, hasta detenerse en Hoseok. — Hobi hyung, ¿invitó a Yoongi hyung y a Jiminnie a almorzar con nosotros? — Las miradas cayeron en el pelirrojo.
— ¡Por supuesto que no lo hizo! — Rugió Tae, interrumpiendo la posible respuesta.
— ¡Taehyung! — Jin lo reprendió una vez más.
— Bueno, — Suspiró agotado el pelirrojo — en vista de que Tae tae está cada vez peor... ¿porque no vamos ya al restaurante? Quizás el mal humor es por hambre. — Encogiéndose de hombros, Hoseok fue liderando el camino hacia las afueras del edificio. Jin suspiró pero lo siguió igual.
— Luego hablamos, Tae. — Le susurró el líder con enfado mal disimulado. Estaban ocurriendo muchas cosas y él seguía sin enterarse de nada. Jin también lo escucharía. — Pensó con ferocidad.
Mientras los observaba salir de la sala, el de cabellos ondeados apretaba los puños en el final de la camisa que llevaba puesta.
— ¿Tae? — Lo llamó el menor. — De verdad... ¿y ahora por qué te enojaste con Hobi hyung? — Lo miraba con pesar.
— ¿No comprendes? ¿Hablas en serio? — Pero al ver la confusión en el pelimarrón, gruñó: — ¡Todo lo tenía planeado!... Dejar a solas a Jimin con Yoongi... —Se quejó — y creo que no me sorprendería que Jin hyung también esté apoyando éso... — Bufó.
— Pero Tae, a mí me parece que está bien... además hoy los vi más unidos, como hace tiempo. Y éso está bien, ¿no? — Se encogió de hombros.
— ¿No lo entiendes? — Se acercó al menor para darle más énfasis a sus palabras — Están intentando juntarlos de modo cariñoso, del verbo 'romántico'. — Susurró lo último como si temiera ser oído por alguien más.
— ¿Y éso es malo? — Cuestionó aún confuso.
— ¿Que si "es malo"? — Lo miró con incredulidad — ¡Por supuesto que es malo! — Exasperado, camino de un lado al otro. — Si lo ha tratado así de mal cuando sólo son compañeros, ¡imagínate cómo lo tratará si son algo más!
~~
Llevaban más de una hora en el pequeño estudio de Yoongi. De las cinco pistas que estuvieron escuchando, una había llamado más la atención del menor. Así que por eso y porque al pelinegro le encantaba ver las expresiones de Jimin al cantar, habían empezado a hacer pequeñas grabaciones como guías por si la pista mencionada era una de las elegidas.
La manera en la que Jimin cerraba los ojos en las notas altas, concentrándose lo más posible, le hacía admirarlo más. Sí, Yoongi admiraba mucho el canto del rubio. Disfrutaba escucharlo cantar delicadamente con su voz aguda, la suavidad con la que parecía acariciar las palabras que salían de sus gruesos labios, lo melodiosa que podía llegar a ser su voz... Había caído completamente por los encantos de Jimin.
Tenía los ojos cerrados, con un brazo sosteniendo el codo del otro y la mano en el mentón, tan concentrado, que lo sorprendió el momento en que Jimin detuvo todo para echarse a reír echando la cabeza hacia atrás y la mano en un ademan de cubrir su boca, con la expresión más divertida que el menor tenía en su repertorio.
Con su risa llenando el estudio, el rubio apoyó sus manos y cabeza en el regazo de Yoongi, quien contagiado por el ánimo de Jimin, comenzó a acariciar sus cabellos.
— ¿Qué pasó? — le preguntó entre risas, pasando sus largos dedos por las hebras rubias.
— Desafiné — Confesó escondiendo su rostro sonrojado entre sus manos.
El pelinegro encogió los hombros restándole importancia pero buscando hacer contacto con sus ojos — Yo desafino todo el tiempo.
Desde el regazo del mayor, Jimin le dio una mirada ofendida — Pero eres un rapero, hyung... si desafinas no importa — Formando un tierno puchero, continuó: — En cambio yo soy uno de los vocalistas...
— No lo digas como si siempre desafinaras.
— No lo hago siempre pero...
— Nada de 'peros' enano tonto. No desmerezcas tu esfuerzo. Siempre pones lo mejor de ti, en los ensayos, grabaciones y conciertos y muchas veces te has quedado más tiempo que cualquiera de nosotros para perfeccionar algo que ya es perfecto.
Jimin lo veía asombrado, con el corazón bombeando fuertemente. No esperaba que el mayor fuera a decirle algo así. Su mirada comenzó a cristalizarse.
— H-hyung...
— ¡Que no se te ocurra ponerte a llorar ahora, enano! — Con los nervios a flor de piel, levantó las manos deteniendo las caricias y comenzó a agitar las piernas — ¡Y quítate de encima!
El rubio hubiera tomado a mal la actitud del mayor, si tan sólo éste no tuviera las mejillas igual de rojas que un tomate. Con una risilla, levantó la cabeza del regazo de Yoongi para mirar directamente a sus oscuros ojos — Ha sido de las cosas más halagadoras que me ha dicho, hyung.
—No digas tonterías— Refutó al tiempo que miraba la pantalla de la computadora y se acercaba a ella para revisar lo grabado hasta el momento.
—Ha sido muy tierno, hyung...
— Yah, así no me puedo concentrar... — Susurró impaciente, se alborotó los cabellos de la frente y prefirió cambiar de tema. — ¿Tienes hambre? — Le preguntó mientras se levantaba y se dirigía a la mesa de la izquierda sin esperar una respuesta por parte del menor — Antes salí a comprar algo de comer. — Comentó rebuscando en la bolsa blanca que contenía un par de botellas y algunas golosinas, extendiéndole algunos al rubio.
Jimin recibió la botella de jugo que le era extendida junto al pequeño paquete de galletas. Él esperaba salir con Yoongi a almorzar, quizás a un restaurant, una cafetería... Veía al mayor abrir una bolsa con frituras, le gustaba verlo comer porque no se trataba de que Yoongi no comiera o fuera muy exigente con la comida, se trataba de que en tiempos de 'inspiración' el tiempo se le escapaba de las manos y por ello, no comía en horarios adecuados.
Pero no debería sorprenderle, si siempre había sido de ése modo a menos que él mismo le llevara el almuerzo o la cena al pelinegro. Y mientras metía la última galleta en su boca, preguntó lo que venía rondando su cabeza desde la noche anterior.
—Yoongi hyung...— Lo llamó. El mayor emitió un sonido ahogado pero indicándole que tenía su atención, aunque seguía enfrascado en abrir un nuevo empaque, ésta vez, de galletas. — ¿P-por qué dijo que me llamó?
Min detuvo todo movimiento y lo miró con confusión — ¿Cuándo?
Jimin rodó los ojos. — Ayer hyung. — No quería que le mintiera y posó su firme mirada en la del mayor —Dijo que me había llamado y yo no contestaba, pero no hay registro de eso en mi celular...
Frunció el ceño — Claro que te llamé.
—No lo hizo, hyung. — Jimin le respondió del mismo modo, al tiempo que dejaba la botella casi vacía al lado de la computadora del rapero.
El mayor suspiró, no quería discutir — Jimin, vamos a dejar eso, ¿quieres?
— No, no quiero. — Refutó con los brazos cruzados.
—No te comportes como un niño caprichoso, Jimin. — Lo regañó, aunque la expresión del menor era por demás adorable y la ansiedad estaba volviendo a él otra vez.
—No lo hago. — Lo contradijo pronunciando el mohín en sus labios.
Yoongi se estaba cansando de ésa discusión, si es que a lo que estaban haciendo se le podía llamar de ése modo.
—Creo que ya hemos acabado aquí. — Cambió nuevamente el rumbo de la conversación.
—Pero hyung...— Protestó.
—En serio Jimin, dejemos ése tema absurdo. — Se levantó de su asiento mientras tomaba las envolturas vacías para llevarlas al tacho. — Será mejor que regresemos al departamento.
Sintiéndose injustamente reprendido, pronunció resentido: —No es justo, hyung... — Y como una ola incontenible, el recuerdo de todos los momentos en que Yoongi le había hecho desplantes y ofensas, aparecieron muy vívidos en su memoria. Sin pensarlo siquiera, comenzó a reprocharle— No es justo que yo no pueda pedir explicaciones y usted si las pueda exigir...
La voz del menor había sufrido un pequeño temblor en la última frase y Yoongi se quedó paralizado, se negaba a voltear y verlo. Se suponía que no haría llorar de nuevo al rubio, se suponía que todo debía ser como antes, que sería fácil... El sonido de la silla al correrse lo sacó de sus lamentables pensamientos.
—Sólo quiero saber... — La rota voz del menor se escuchaba más cerca, a su espalda — ¿Qué sucedió, hyung? ¿Por qué ya no quería que viniera a ayudarlo? ¿P-por qué me apartó? ¿Por q-qué fue tan malo c-conmigo hyung? — Jimin había dejado de reprimir los sollozos, necesitaba una explicación, no quería seguir con la incertidumbre pero Yoongi no volteaba a verlo y eso lo hería — ¿Q-que hice, h-hyung?
Aún de espaldas, Yoongi cerró los ojos armándose de valor. Jimin lloraba y él no podía mostrarse indiferente. No lo estaba, por dentro se estaba desmoronando igual o hasta peor que el menor, escucharlo sollozar de ése modo lo estaba destrozando. Pero Jimin buscaba recuperar un amigo, sin embargo, Yoongi lo amaba... Tenía que enfrentar al menor, ya había tomado una decisión y no podía retractarse.
Si Jimin quería saber la razón, se la diría. Y que fuera lo que el destino quisiera.
No podía ser tan cobarde.