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Miel por ReveursAiles

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En cuanto bajamos del bus decidí tomar su mano.


No lo pensé demasiado, simplemente quería hacerlo y la tome firmemente sin entrelazar los dedos para no ser demasiado invasivo e incomodarlo. Para mi sorpresa, Hide no reaccionó de mala forma, solo permaneció con la cabeza gacha escondiendo sus ruborizadas mejillas que ya había notado.


- Apresurate, está lloviendo - susurró con un tono fingidamente molesto. Me jaló, sujetando firmemente mi mano y aceleró el paso intentando tal vez correr, pero sus piernas cortas me llevaban caminando a paso normal.


Nos acercamos a su casa y ya estando cerca comenzó a buscar las llaves en su bolsillo, pero en cuanto las encontró se le resbalaron de las manos cayendo en un charco de agua. Estallé de la risa.


- Oh oh. - suspiró agachándose en busca de estas en tanto las gotas comenzaban a caer con mayor fuerza. Los segundos avanzaban y Hide no las encontraba.


- Déjame ayudarte. - Dio un paso atrás dejándome meter la mano en la posa, de inmediato di con las llaves. - ¿Ves? Tengo dedos más largos y hábiles que tu.- le dije sin pensarlo, lo mire para entregarle las llaves y observé su rostro, tenía una expresión extraña, más sonrojada de lo usual y los ojos como platos - ¿Qué?


- Nada... - las tomó para abrir la puerta concentrándose en dar con la cerradura en medio de las gotas. Solo cuando abrió la puerta noté lo que dije y el doble sentido de mis palabras, ¿El había pensando qué...?


- ¿Qué fue lo que pensaste? - me reí al notar lo mal pensado que podía ser, sintiéndome avergonzado por decir aquello. Entramos en su casa, el nublado clima la mantenía bastante oscura, por lo que Hide encendió un par de lamparas.


- Nada.


- Tu casa es oscura hasta con las lámparas encendidas...


- Si te molesta puedes encender las luces, prefiero encender las lámparas si veremos una película.


- Ya veo, quieres besarme en la oscuridad.- bromeé.


- Estoy seguro de que tu sí.- respondió mordiéndose el labio, siguiéndome el juego.


- Claro que sí.- continué, pensando en el fondo de mi mente si es que no estaba yendo demasiado lejos o tal vez demasiado obvio.


- Oye... no te pongas serio, que no sé como responderte así... - reí.


- Bien, pondré la película, tú prepara la comida.


- Bien, ¿Quieres beber un café? Tengo frío.


- Si...


Sonrió desapareciendo por el pasillo. Aproveché para observar su casa. Se había mudado recientemente y era la primera vez que yo estaba allí. Paredes claras y con pequeños diseños oscuros en algunas esquinas, cuadros de paisajes tal vez hasta pintados por él, un par de discos de vinilo adornando otra pared, y un piano en el mismo extremo.


- Vaya... ¿Tienes un piano? - pregunté con un tono alto para que me escuchara desde la cocina, pero no respondió. Sin pensarlo me acerqué, llevaba mucho tiempo sin tocar... en mi infancia era lo que hacía durante todo el día y había llegado a ser realmente bueno en ello, sin embargo, luego de reemplazarlo por la batería, se convirtió en un recuerdo algo molesto.


Me senté y levanté la tapa. Rocé un poco las teclas, olía a guardado, exactamente el mismo olor que debía tener el piano en la casa de mis padres. Toqué un par de teclas hasta que me decidí por dejar nacer una melodía, una que prontamente se convirtió en una pieza que solía tocar para que mi hermana se relajara.


Cerré los ojos dejándome llevar.


Recordé las tardes de domingos en familia, el olor a pan horneado por mi madre, el jardín en el que jugábamos, los columpios, las aves que se bañaban con agua de lluvia en la pequeña pileta que adornaba la mitad del patio, ese pequeño espacio entre los árboles que se convirtió en mi lugar perfecto para leer, pensar y fumar a escondidas... Estaba inmerso en la música como desde hacía años no me ocurría con aquel hermoso instrumento.


Transcurrieron unos cuantos minutos antes de que volviese a la realidad, y al abrir los ojos lo primero que vi fue a Hide con los ojos llorosos contemplándome. me observaba un tanto extraño, entre emocionado y al mismo tiempo contenido.


- Hola...- le susurré con voz impropia, como quien acaba de despertar luego de un sueño.


- ¿Cómo se llama? - su voz sonaba aún más afectada que la mía.


- ¿Qué?


- La canción.


- Ah, Nocturno.


- El nombre es... pefecto para lo que expresa... - escondió su mirada observando las cuerdas del piano en su cola.


- Es solo una pequeña parte de la pieza en si bemol. Completa es... mucho más larga...


- No me importaría escucharla- por alguna razón hablábamos en susurros, el ambiente se había tornado tranquilo.


- No... lo que acabo de tocar es solo parte del op.9 y completo dura más de una hora. Además... yo llevo muchos años sin tocar...


- No se nota que en algun momento dejaste de hacerlo, tocas como un profesional.


- Gracias...


- ¿Por qué nunca lo haces? Eres realmente bueno en eso.


- Hide yo soy bueno en todo lo que hago - bromeé, ambos reímos por lo bajo manteniendo el ambiente tranquilo. - Mis padres tenían una obsesión con el piano, cada vez que llegaba una visita me pedían que les tocara un poco de piano, a veces me tenían como la atracción por horas y en mi adolescencia comencé a odiarlo...


- Ya veo... - apoyo su rostro en sus manos y me dirigió una mirada tierna - yo nunca tuve un atributo que enorgulleciera a mis padres, de hecho les preocupaba que yo continuara dibujando o cantando... decían que no podría obtener dinero con eso.


- Bueno... dinero tienes ahora.


- Si... todo está saliendo bien, estamos en nuestro mejor momento tal vez... - Dejó escapar un suspiro. Se alejo del piano y se arrojó sobre el sofa, lo seguí, sentandome junto a él.


- ¿Qué es lo que te molesta? ¿Por qué tan pesimista?


- No tengo pretensiones Sakura, ni con el trabajo ni con mi vida.... no hay nada que quiera hacer, no hay nada que me guste...


- ¿De qué hablas? Amas dibujar.


- Si me gusta, pero incluso teniendo mi título de diseño no logré trabajar en ello, y tal vez si lo hiciera dejaría de gustarme... No hay nada que quiera hacer... que... vacío es no querer dedicarte a nada en la vida, ¿no?


- Hide eres un gran vocalista, de todos eres él único que tiene asegurada la fama fuera de la banda... - Intenté animarlo como se me ocurrió, pero veía una distancia muy grande entre mi consuelo y la profundidad de sus palabras.


- Quizá pero no me gusta cantar Sakura. Tal vez si tengo talento, definitivamente no es mi pasión.


- Te he escuchado decir aquello muchas veces, pero juro que cuando te veo la espalda desde mi lugar en el escenario siento como te dejas llevar por la música, no todo es actuación ni ensayo. - Parte de mí entendía sus palabras, no todos sentíamos la misma pasión por la música, pero otra parte de mí se negaba a creer que la química que yo sentía en el escenario, junto a él, era falsa.


- No es que me desagrade... es solo... que no siento el apego por el microfono que tu sientes por la bateria. No tengo un amor incondicional por estar sobre el escenario. Nos divertimos y me gusta lo que hacemos, me acerca a una idea de rockstar genial en mi cabeza, pero... - De improviso se movió acomodándose de lado y recostando su cabeza en mis piernas, escondiendo el rostro bajo el cabello. Me quedé inmóvil por la sorpresa - Pero no me satisface... al bajar, a veces me siento expuesto...


- ¿Expuesto a qué? - mi mano acarició su cabello, no era precisamente bueno en las caricias, por lo que me concentré en no enredar ni jalar su cabello.


- A la multitud. ¿Alguna vez has pensando en lo que se siente decir aquellas palabas tan... profundas al frente de cientos de personas? Tal vez ni las comprenden, pero al decirlas... - susurró cada vez bajando más el tono hasta que finalmente dejo de hablar. Esperé a que continuara, pero eso no ocurrió.


- Adelante, dime como te sientes - busqué insentivarlo.


- Como si al dejar salir las palabras buscara consuelo, comprensión o... compañía, pero al bajar nada de eso sucede. Sentirme así cuando esto es un trabajo que realizamos siempre me tiene un poco desequilibrado.


- Deduzco de todo lo que dijiste, que el problema es la soledad. - concluí.


- Mm. - Afirmó.


- ¿Sabes? Cada vez que me sentía solo recurría a la música, es la mejor arma para combatir todas mis crisis existenciales. Se me hace difícil de comprender como tú que tienes todo este mundo en tus manos, no lo utilizas para ayudarte a ti mismo.


- No soy el tipo de persona que se siente mejor luego de desahogar sus sentimientos.


- ¿No? Pensé que era una ley universal.


- No lo es. Cuando lo hago es como si me atára a la persona que me escucha, mis expectativas sobre su respuesta son altas y si aún luego de escucharme prefiere irse, me siento rechazado, que es un nivel más alto que el sentirme expuesto. - Reí, siempre supe que Hide tenía una mente más femeninamente complicada que las mujeres que conocía bien.


- Déjame ver si te entiendo; te estas desahogando conmigo en este momento, si yo no doy una respuesta a la altura de tus expectativas o si algo ocurre y debo marcharme, ¿te haré sentir rechazado?


- Bueno... si lo dices así suena como una niñería, en mi mente tiene más lógica. - Reí, quería darle una respuesta sobre la importancia de acompañarse a uno mismo antes de buscar compañía en alguien más, pero no creí que quisiera escuchar discursos motivacionales. Se me ocurrió una idea mejor, estúpida, cursi, pero definitivamente mejor.


Me prometí enseñarle a quererse más así mismo y tal vez, a mí en el camino.


- Cada vez que quieras compañía, llámame. - susurré muy bajo, involuntariamente nervioso. Hide se levanto de su posición y me sonrió, luego asintió. Solo en aquel momento fui consciente de sus ojos llorosos... había llorado mientras hablaba y yo no lo noté.


- Ash, tanto sentimentalismo me da hambre, veamos... ¿Qué película veremos primero?



Elegimos la película espacial "Contacto", y cuando no llevaba ni diez minutos de avanzada caímos en que ya nos habíamos comido cuanta botana preparamos. Hide fue por una manta grande para abrigarnos acompañados por un café y la película que tenía un desenlace un poco lento. Comencé a cerrar los ojos... me sentí cansado y es que sí había dormido poco, tal vez tres horas o cuatro por quedarme arreglando unas pistas. Dejé de concentrarme en la trama y en algún instante de lucha contra los párpados perdí y me dormí.


Si hay algo que siempre ha definido mi persona para mis cercanos y para quienes me han visto dormir, es que sueño mucho, tal vez una o dos veces por noche. No siempre recuerdo los sueños, pero si sucede que en ocasiones dejo salir palabras, que según mi madre casi nunca se comprenden.


En esta ocasión el sueño se situaba en medio del escenario, estábamos en pleno concierto cuando de pronto no pude oír nada más que gritos y unos segundos después, un agudo pitido me ensordecía. Frente a mí Hide se desmoronaba, mientras sangre caía desde la comisura de su boca, al frente mió Ken-chan corría por ayuda mientras Tetsuya me pedía algo a posibles gritos que yo no lograba escuchar. Desperté asustado, sintiendo como una gota fría de sudor me recorría la espalda. Luego de pestañear un par de veces divisé el rostro de Hide mirándome fijamente sentado en la alfombra en frente de mí, tenía un tazón en sus manos. Yo estaba acostado en el sofá, la televisión estaba apagada, y ya no habían platillos sucios en la mesa de centro.


- Lo siento... ¿Me dormí por mucho tiempo? - Me toqué la espalda y tal y como lo creí, estaba demasiado sudado.


- Unas cinco horas. - dijo antes de meter una cuchara con cereal y leche en su boca.


- ¿¡Cinco!? Oh no, no tendré como volver a casa...


- Descuida, ya me había hecho la idea de que dormirías aquí. Te ves algo... sudado ¿Estabas teniendo una pesadilla verdad?


- Eso creo... - le respondí sin animos de contarle, sentí que solo lo asustaría.


- Hum... esta bien si no quieres contarme, creo que de todas formas lo escuché casi todo. - Se puso de pie y corrió a saltitos lejos de mí.


- ¿Qué? ¿Qué me escuchaste decir? ¡Oye ven aquí!


Trascurrieron un par de minutos y Hide no volvía, sentí curiosidad de qué estaba haciendo, pero no quería ser irrespetuoso e ir a dar una vuelta por su casa como si me lo hubiera propuesto él. Observé la hora en el reloj de la pared, efectivamente eran las 2 de la madrugada. ¿Tanto había dormido? Me avergoncé al imaginar que él había estado todo ese tiempo observándome dormir, escuchando quizás que idiotez dicha en sueños.


- ¡Sakura ven aquí!


- ¿Ah? - me levanté del sofa y di la vuelta por el pasillo, seguí la luz encendida y los sonidos hasta dar con la habitación de donde me llamaba. - ¿Qué sucede?


- Ten - me aventó una camiseta, un pantalón de pijama y una toalla - Eso debería quedar bien en tí, date un baño rápido y ponte eso, prepararé un futón para que duermas en mi habitación, ve, ve.


- Gracias... hum... ¿Cuál es el baño?


- La puerta de en frente.


Al salir de la habitación de Hide y antes de entrar en el baño que verdaderamente estaba en frente, observé dos habitaciones más que estaban vacías, pensé en que podría colocar el futon para mí allí así no tendría que compartir habitación conmigo o podría simplemente dejarme dormir en el sofa... Pero algo en mí estaba completamente seguro de que él quería dormir conmigo. Me sentí nervioso. Dí el agua caliente de la ducha y la deje mojar mi cabello primero.


Pensé un momento sobre lo que me impedia querer libremente a Hide; mis miedos, los que solo aparecían cuando estaba lejos de él. Me aburrí de mi mismo, toda aquella carga emocional innecesaria de confusiones y complicaciones... Entonces me hice una promesa: si Hide me quería, me permitiría quererlo también.


Enjaboné mi cuerpo con aquella idea en mi mente, luchando por ignorar ciertos miedos de como actuar en una noche con un hombre, que me ponían nervioso y sobre todo inquieto. Finalicé la ducha con unos minutos de agua fría.


Me coloqué la ropa que me dió luego de secarme, los pantalones me quedaban algo cortos pero en sí todo era cómodo para dormir. Coloqué pasta dental en mi dedo y lo usé como reemplazo de un cepillo. Me observé varias veces en el espejo, sentí que aquella sería la noche que me cambiaría en muchos sentidos.


Salí del baño con la mejor actitud de la que fui capaz, a paso firme toqué la puerta de la habitación pero nadie respondió y al abrir di con un Hide dormido en su cama y un futón vacío junto a ella. Todos los nervios se me fueron al suelo...


"Vaya así que esta noche no ocurrirá nada", me dije con cierta decepción. Me regañé a mi mismo, después de todo era demasiado tarde... Apagué la luz y me recosté en el futón a oscuras, escuchando la respiración de Hide al dormir.


Pasaron varios minutos en que estuve cómodo pero el sueño no llegaba a mi, por lo que me concentré en los pequeños silbidos que salían de los labios de Hide mientras dormía, mis ojos se acostumbraron a la oscuridad y pude ver algo de su rostro con semblante molesto tal vez discutiendo en sueños. Cuando estaba cerca de él, todos aquellos pensamientos de dudas no aparecían, se opacaban por su presencia y mi inquietud física al tenerlo tan cerca en un ambiente más bien, intimo.


Continuaron transcurriendo los minutos y cuando estaba siendo absorbido por la conciencia, unas manos me rodearon parte de la cintura. Dí un salto.


- ¿Te asusté? - masculló.


- Ah... si... por poco y te mato por instinto.


- ¿Qué? - rió, la primera risa alegre del día.


- Cuando alguien me asusta tiendo a reaccionar de forma violenta, pero por instinto.


- ¿Instinto asesino? - ambos reímos, entonces en un nano segundo, Hide se abrazó a mí con fuerza. No supe cómo reaccionar ni estaba seguro de qué pensar, pero quería creer que al igual que yo, llevaba tiempo conteniendo sus ganas de tener un momento así para los dos solos. Lo abracé de la misma manera recordando mi mal sueño, sintiendo más ganas que nunca de cuidarlo y protegerlo.


Cuando nos alejamos un poco ya cansados de la posición y del fuerte abrazo, besé su frente, luego bajé besando su nariz, viéndolo alzar su rostro para buscar mis labios. Nos miramos a los ojos en penumbras, podía ver a duras penas su rostro esperando mi beso pero lo poco que veía hizo estragos con mi estómago.


- ¿Estás seguro? - preguntó. Asentí. - Si me besas no te dejaré ir, llevo demasiado tiempo conteniéndome y si me permites quererte, tienes que quererme. - su voz me pareció firme, como si llevara ensayando aquellas palabras mucho tiempo. Sus ojos me pedían una respuesta. Sonreí al notar como sus palabras eran un reflejo de las mías hace tan solo unos minutos en el baño.


- Yo te quiero... -confesé mientras rozaba sus labios - desde hace mucho.


Lo besé con suavidad mientras se me erizaba la piel por completo, sentí mis labios fríos comparado con la temperatura cálida de su boca. Cuando nuestras lenguas se rozaron un escalofrió me hizo saltar un poco, pero aunque aquello fue extraño incluso para mí y llamó la atención de él, no le permití frenar. Continué acariciando su lengua y sus labios hasta que sentí que se perdía en las sensaciones tanto como yo, pegando su cuerpo al mio.


Al separarse de mí, chupó mi labio inferior y bajó por mi mentón acariciando con la punta de su lengua mi piel, luego depositó pequeños besos por el cuello hasta finalizar su paso en la poca piel de mi hombro que quedaba libre con la camiseta puesta.


- Mmm... Hide...


- Pensé que nunca te atreverías a besarme otra vez - su voz sonaba más ronca, más excitada.


- Digamos que me rendí - le confesé apenado.


- Lo sé, no quería forzar que esto pasara... por eso tomé distancia y así tu podrías decidir sin las estúpidas presiones de mis sentimientos.


- Oye suenas muy seguro de ti mismo. - rió.


- Al contrario... estoy seguro de tí. - dijo antes de volver a abrazarse a mí con fuerza. Una sonrisa se me dibujo en la cara, y le agradecí a la oscuridad esconder mi lado más torpe.

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