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Stony Xmas Multiverse por arelii-ierOo

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Haló con fuerza, provocando que su cuerpo cayera, arrodillándose contra el suelo. Alzó la vista, por obligación. Gruñó con el ceño fruncido. De encontrarse en libertad, definitivamente le habría dado un puñetazo, pero se hallaba inmóvil. Ninguna cadena o esposa unían sus muñecas, era mucho peor: Lealtad.


—Dije quieto, Steve. —Su amo le colocó una diadema entre los mechones dorados, unas ridículas astas de reno. Sonrió, sentía placer al humillarle de esa manera. Al terminar de “disfrazarlo”, le pateó en el pecho, obligándolo a inclinarse hacia atrás. Descendió hasta que sus rostros se mantuvieron próximos. De cerca era aún más irritante el resplandor de sus dientes. —No pongas esa cara. Tenemos un trato. —Se jactó. Incluso sus pupilas anormalmente plateadas parecían brillar tras los cristales rojizos de sus gafas de sol.


—Te voy a…


—Nuh uh. —Stark colocó el índice sobre sus labios, haciéndole callar. —¿Acaso escuchaste que tenías permitido hablar, Capitán? —Volvió a halar de la correa que rodeaba su cuello. La armadura simbiótica de metal líquido se apretaba cada vez que Rogers desobedecía. —Vuelves a quejarte y el que dejes de respirar será el menor de tus problemas. —Sentenció en un tono firme. No hubo queja como respuesta, pero el semblante del rubio era el mismo. —¿Sabes? Me siento festivo. Generoso, incluso. Si te comportas, Rudolph, permitiré que insertes tu salchicha en mi culo.


Steve le observaba con detenimiento, parecía sincero… y eso era lo más sospechoso.


—Si aceptaba tu idiota idea de celebrar la Navidad, tú ibas a dejar que te jod… —Recibió una bofetada. Saboreó la amargura metálica de su sangre al haberse roto su labio inferior. Respiró con profundidad, su cuerpo se estremecía. Sentía la adrenalina correr por sus venas. Sonrió ampliamente.


—No dije que podías hablar. —El genio le dedicó esta vez una mirada cargada de intolerancia. —Si quiero que gimas, lo haces. Si quiero que digas obscenidades, lo haces. Si quiero que te corras…


—Lo hago.


—…preguntas: ¿Afuera o adentro? Y esperas a que decida dónde lo mereces. ¿Entendido? —Cuestionó. Steve no planeaba siquiera asentir. —Bien. —Stark retrocedió sin deshacer la correa metálica que sostenía con la mano izquierda. —Abre las piernas.


Aguardó. El Capitán se mantenía recostado sobre el helado piso de mármol, sólo sus codos lo postraban semi erguido, lo suficiente como para aún divisar el rostro de Anthony. Sus piernas flexionadas comenzaron a separarse con lentitud. Stark no podía esperar más, tomó de sus rodillas e impactó contra el suelo de un solo movimiento. La fuerza causó que la correa halara y después se aflojara, en el cuello de Rogers apareció una gran marca rojiza debido a la fricción. No emitió sonido alguno, sólo abrió ligeramente la boca y cerró los ojos.


Superior tomó de la tela negra del uniforme de Hydra, desgarrando el área de la ingle y parte de su trasero. Le excitaba saber que nunca utilizaba ropa interior, no era necesaria tras un ajustado traje. Desde el golpe a su rostro, había notado un creciente bulto y ahora lograba ver ese miembro alargado y regordete que no había logrado su máxima erección.


—Te quedarás así hasta que vuelva. —Soltó la correa, la cual fue absorbida por el resto de la armadura. El billonario se marchó de la habitación, dejando a Rogers con la incertidumbre. Anthony siempre actuaba de manera aleatoria, incluso antes de perder la cordura y autoproclamarse el salvador de la nueva era. Por su parte, sólo era un peón en el juego, uno de miles. Lo que le caracterizaba era ser el único esclavo sexual, uno que también podía abusar de su captor. En innumerables veces se repetía que no había sobrevivido a Hydra y vuelto su líder sólo para convertirse en un objeto de placer, pero todo cambiaba cuando poseía al hijo de puta de Stark. Si Anthony era el Dios del mundo, Steve Rogers era quien se cogía a ese poderoso desgraciado. Así que… ¿quién jodía a quién?


Los gélidos pasos indicaban su regreso. No intentó mirarle, lo sabría al volver ser apresado por la correa. —Buen chico. —Como premio, el amarre casi no lo ahogó. Recargó la nuca en el suelo, fijando la vista en la parte alta de la oficina de SIM. —Obediente. Tendrás derecho a lubricante.


Suspiró, intentando relajarse. Tony acarició su entrada, eran pocas las veces en las que profanaba a Hydra, por lo que se encontraba bastante estrecho. Tomó el envase y dejó caer un gran chorro. Steve se sentía en alerta, realmente había sido lubricante. Stark solía mentirle. El hombre que con anterioridad no le había importado desgarrarle y hacerle sangrar, ahora le procuraba. Era extraño.


Sintió presión, Tony volvió a extender su armadura. Un tentáculo platinado luchaba por introducirse. Gimió y en seguida se arrepintió, no debía hacer ruido. SIM lo ignoró. De nuevo… sospechoso. Se encontraba empalado por Stark, la armadura entraba y salía cada vez más profundo. Su erección no llegó al punto máximo sino hasta que fue tocado en su próstata.


—¿Te gusta, perra? —Susurró Superior, desgarrando trozo tras trozo la tela que cubría de su torso y abdomen. El rubio mantenía sus mangas intactas, la tela de sus piernas y espalda, además de sus guantes y botas. —Ruégame por más.


Gruñó, no deseaba ceder, pero su cuerpo rogaba por el clímax. —Idiota mimado. —Carraspeó, pero Anthony no detuvo las estocadas. En su lugar sonrió.


—Espero que estés lo suficientemente dilatado, sino dolerá demasiado. —Advirtió a la par que estimulaba por última vez su zona erógena. El pecho de Rogers subía y bajaba descontrolado, por mucho que lo odiara, ansiaba más. Quería masturbarse, pero aquello implicaría que Tony tratara de decapitarle para detenerlo. Suponía el turno de algún depravado juguete, no estaba preparado.


Percibió la sensación de un hilo grueso con pequeñas protuberancias, Se asemejaba a las bolas chinas que ayudaban a la dilatación, por lo que no tenía sentido. Tony continuó rellenándole cual pavo de día de gracias. Para entonces el Capitán no pudo más, dio un vistazo hacia abajo.


—¡¿QUÉ MIERDA HACES?! —Observó furioso. SIM no respondió de inmediato, simplemente tomó el otro extremo y lo conectó.


—Sostén tus tobillos, aún no termino. —Mencionó, intentando no hacer obvia su risa. — Te dije que me sentía festivo… y ya que no sabes acatar órdenes de tu Superior, debo castigarte. —Del esfínter de Steve sobresalían luces intermitentes. Anthony había tomado una serie del primer árbol Navideño que halló. —En verdad espero que el lubricante no sea conductor de electricidad.


El rubio continuaba horrorizado, pero sobre todo cargado de ira. No tuvo tiempo de insultarlo más, pues Stark se encontraba empujando en su interior una esfera plástica de color rojo.


—¡Aaaaaah! —Gimoteó, impactando las palmas contra el suelo.


—Actúas como sino lo disfrutaras, pero deberías ver la manera en que tu ano se tragó todas las decoraciones.


El rubio se sentía adolorido y lleno, no podría levantarse, pues sentía que las luces podrían clavarse en su interior. —Bastardo… —Murmuró entre dientes.


Stark se divertía, pero sabía que no podía solamente torturar a su juguete. Tenía que hacerle sentir placer. Hacer que disfrutara, que creyera tener el control para así de nuevo jugarle otra broma y herirle. No podía permitir que su esclavo se volviera insensible. Ordenó mentalmente a su armadura que se reajustara y le dejara prácticamente desnudo ante la mirada intensa de Hydra.


Esta vez Steve se maldijo a sí mismo, pues sabía que volvería a caer. Anthony era endemoniadamente sensual, mucho más que cualquier mujer u hombre en el planeta. De sólo imaginar que Stark como chica le trataría de la misma manera, comenzó a emanar más pre seminal. Era masoquista.


SIM subió al cuerpo de Rogers, posando ambas piernas a los costados del rubio. Le observó con una amplia sonrisa, la cual le indicó al Capitán que algo tramaba. Anthony descendió, frotando su propio miembro entre el abdomen del más alto. Tomó con ambas manos sus pectorales, comenzando a amasarlos. —Tienes los mejores senos que haya tocado. —Susurró contra su pezón izquierdo. Rogers volvió a quejarse en un sonido gutural. Stark le ignoró, atrapando con la boca su rosado botón, engulléndolo y succionando. Ambos cerraron los ojos, prestando total atención a la sensación. Anthony salivaba en exceso, lamiendo y mordisqueando hasta dejarle rojo. Cuando dejó de jugar, volvió a mirarle, irguiéndose para sentarse más cerca a los pectorales. Apretujó ambos, uniéndoles, rozando contra su falo. Utilizó a Hydra con intención de masturbarse, realizando movimientos de penetración. No desaprovechó la oportunidad de tomar de sus pezones y pellizcarlos. —Gime para mí, estúpido.


Steve exhaló con pesadez, podía sentir la caliente carne de Anthony deslizarse entre su pecho. Gimió una sola vez y en un tono bastante bajo, pero para Superior fue suficiente. Como premio, detuvo el vaivén y se deslizó hacia atrás, sentándose ahora sobre la hombría de Rogers.


—Stark… —Gimoteó de nuevo, percibiendo cómo su pene se acomodaba entre las nalgas de SIM.


—Sé que lo deseas… —Murmuró. Anthony tomó la base del miembro del Capitán, apuntándolo a su propia entrada. Dejó caer los párpados con fuerza, auto penetrándose con lentitud, al menos hasta que Steve le tomó por la cintura y le hundió con fuerza.


—Es tu turno de gemir. —Habló en voz grave el Capitán, disfrutando inmensamente la mueca de dolor de Anthony, aún más al iniciar con las estocadas. Stark era tan estrecho y caliente. Arremetió contra su culo, abriendo sin piedad su intestino grueso. Se vengaría por las humillaciones de esa noche.


Rogers hundía los dedos en la piel acanelada de su amo, definitivamente dejaría marcas. No se resistió y llevó ambas manos a sus glúteos, separándolos más para follarle con libertad. El sonido de los impactos resonaba entre las paredes, al igual que los jadeos de Stark que aún no sentía la transición del dolor hacia el placer.


—Im… bécil… —Gemía el castaño mientras Steve le brindaba una fuerte nalgada, la cual hizo fruncir el ceño a Anthony. Como contraataque, llevó el brazo derecho hacia atrás, descendiendo hasta buscar la entrada de Steve. Hundió un par de dedos con tal de extraer la esfera de Navidad que se mantenía en Rogers. La presión de su prominente erección mancillando el interior de Stark, aunado al relleno en su trasero, no pudo evitar hacer presión y expulsar con fuerza la decoración. Aquello causó gracia en el millonario al momento de atrapar la bola llena de fluidos. Su cuerpo se relajó y por fin comenzó a disfrutar de las penetraciones. Pero no se detuvo ahí, haló tortuosamente de la serie de luces.


Ambos gemían en éxtasis, los movimientos se tornaron brutales. Stark saltaba en contra a las caderas de Hydra, haciendo que llegase a mayor profundidad. Sus rostros demostraban la embriaguez del placer. SIM fue cediendo hasta colocar las camos a los costados de las mejillas de Steve. Su frente había chocado un momento con las astas de renos, pero no le importó, buscó sus labios. Se adentró con la lengua, explorando cada rincón de su boca. Rogers no dejó de morverse, luchó contra la lengua de Superior en un beso dominante.


Al separar sus bocas, se miraron fijamente, indecisos de quién sería el primero en correrse.


—¿Adentro o afuera? —Susurró Rogers contra los labios jadeantes de SIM.


—Adentro…


—¿Eso significa que me lo gané?


—Cállate y hazlo, vaca lechera. —Demandó Tony al momento de sentirse inundado por un potente chorro caliente de la semilla de Rogers. No demoró en seguirle, derramándose entre sus vientres.


Stark se dejó caer sobre el rubio, respirando agitado. Rogers posó una mano sobre su trasero, sin intenciones de retirarla.


—Podría meterte una galleta de jengibre justo ahora, no hay que desperdiciar.


Anthony bufó, sentía su respiración aún inquieta. —No tienes tanta suerte, Cap.


—¿Disfrutaste de montar un reno?


—Disfrutaré de una alfombra de reno sino te callas de una vez.

Notas finales:

Página: HAIL Stony Armour And Shield

Perfil: Areli iero


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