—Se ve tan adorable, pero tal vez le de algo de calor. —Steve terminó por colocarle el suéter navideño a Peter que su tía Jan le había confeccionado.
—Sólo debe soportar hasta que lleguen todos y le tomen fotos. No será tal malo. ¿Verdad, Pete? —Cuestionó al pequeño, alzándolo en brazos y besando una de sus regordetas mejillas. —También deberías ponerte el tuyo.
—Después de hacer la cena. No quiero arruinarlo en la cocina. —Se levantó Steve del sofá, buscando también la atención de su bebé que jugueteaba con sus propias manos.
—Aún puedo pedir la cena.
—¿No es muy tarde? —Recibió a Peter, pues Tony se lo había acercado para que le cargase.
—Haré unas llamadas y estará todo listo. Sólo cuida de Pete y ponte el suéter. —Tony ya vestía el suyo. Tomó su celular holográfico y llamó a unos restaurantes ofreciendo cantidades absurdas de dinero.
Mientras tanto, Steve observaba con atención a su pequeño hijo. Peter había sido muy tranquilo, exceptuando la ardua semana en que descubrieron sus poderes. Al parecer, el suero de súper soldado había pasado a Peter como herencia genética. Aquello no se veía tan mal. Bruce había predicho que lo único diferente en él sería obviamente su fuerza, rápido metabolismo y resistencia, además de grandes probabilidades de ser tan inteligente como Tony. El problema consistió en que fue mordido por una araña. La mezcla entre el veneno de la especie y el suero ocasionaron una reacción que le brindaron a Peter nuevas habilidades.
Tal vez lo peor fue cuando no lo hallaron en su cuna, sino gateando de cabeza en el techo de la habitación.
A pesar de lo difícil que fue el nivelar sus vidas tanto de héroes como de recién casados y un bebé, Steve anhelaba ser padre de nuevo.
—Tony… creo que debo decirte algo.
—Llegarán en una hora. Incluso solicité un par de meseros, un chef y una niñera para Peter. Después de media noche esto será una locura. ¿Crees que deba contratar a un Santa Claus para mañana? No creo que Peter lo recuerde de todas maneras. —Fijó la mirada en su StarkPhone.
—Todo eso suena bien, pero quiero hablarte de algo ahora… —Se aproximó a Tony, quien caminaba de un lado a otro cada vez que realizaba alguna llamada. —Es importante. —Le llamó en un tono dulce, pidiendo su atención. Tony asintió, cruzando los brazos y mirándole de frente. —Sé que todo ha ocurrido muy rápido. No hace mucho que nos hicimos pareja, me mudé, nos casamos y en seguida tuvimos a Peter, pero… tal vez pudiéramos…
—¿Tomar unas vacaciones?
—Intentarlo de nuevo. Me gustaría que Peter tuviese un hermano o hermana.
Tony se mantuvo petrificado ante la idea. No porque repudiara la idea de ser padre una vez más, sino que recordó el arduo procedimiento casi anti natural por el cual logró que Bruce le ayudase a procrear con Steve. Las cirugías, las inyecciones cada día, los falsos documentos que aparentaban una adopción y su casi muerte al momento del parto.
—Cariño… no sé si eso sea una buena idea…
—Por favor. —Steve le dedicó su mirada de cachorro, con la cual Tony nunca se podía negar.
—No, no hagas eso. —Trató de ignorarlo.
—Con un hermano o hermana, podrían jugar y tendremos más tiempo para nosotros.
Tony lo dudó por unos momentos. —Ya viste lo que ocurre cuando mezclas más ciencia y el suero con un bebé. Es impredecible. ¿Qué tal que el nuevo bebé reacciona distinto? Podríamos tener un mini Hulk.
—Tony… no hables así del bebé.
—Y no voy a someterme a eso de nuevo. Si quieres otro hijo, lo tendrás tú esta vez. —Frunció el ceño, esperando que con ello Steve desistiera.
—¿Lo dices en serio?
El castaño aguardó un grito o una queja, pero en su lugar escuchó una exclamación de felicidad por parte de Steve y una pequeña risa de Peter.
—¿Lo harás? —Le cuestionó el millonario, incrédulo.
—¡Gracias, cariño! ¡Gracias! ¡Gracias! —Le tomó el rostro con la mano que mantenía libre y cubrió de besos tanto sus mejillas como frente, hasta finalizar en sus labios.
—Ahm… de acuerdo… hablaremos de esto después de año nuevo.
—Pero todos deben saber la noticia. —Alzó a Peter, lanzándolo y causando aún más risas por parte del infante. —¡Tendrás un hermanito!
Tony les observó con una sonrisa. Tenía sus temores, pero Steve siempre había sido su apoyo. ¿Qué tan malo podría ser?
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—Papá, Johnny llegará tarde a la cena.
—¿Y tu hermana?
—Sarah aún está en su habitación.
—Tony, ¿también vendrá Pepper?
—No lo sé, Steve.
—Papá, ¿vendrán la tía Jan y el tío Bucky?
—Llegarán antes que tu tío Clint… Steve, ¿ya llegó la cena?
—Aún no, Tony, pero ya debes vestirte. Peter, ayuda a poner la mesa. Veré si Sarah está lista. Tony, llama a Johnny.
—Esto es un caos. —Susurró el mecánico antes de dirigirse a su habitación. Steve le interceptó, tomándole del brazo y halándolo para besar sus labios.
—Es perfecto. —Murmuró a milímetros de su esposo sin dejar de sonreír.
—Sí, lo es. —Admitió Tony, correspondiendo a su sonrisa.