—No lo sé —dijo Vincent mientras soltaba el humo del cigarro con una bocanada—, creo que es gracioso como nadie nos ha contactado aún.
Vincent no le hablaba a nadie en realidad. Estaba recargado en la entrada a la azotea en su departamento. Vivía en una ciudad ruidosa que empañaba muchas de las estrellas del cielo de las once de la noche, pero no le importaba tanto. Estaba particularmente interesado en la constelación de Orión; mientras fuera visible, le interesaba poco no poder ver otros soles.
—Sí, considerando lo ruidosos que son; es difícil de ignorar desde Betelgeuse V, aunque no hay muchos interesados en la vida en el espacio exterior por allí.
Un hombre, o eso pensó Vincent, estaba parado cerca de él. Miraba hacia el cielo, vistiendo ropa de cuero negro despampanante que hacía juego con el oscuro color de su cabello, un poco largo, ondulado y descuidado. Demasiado extravagante como para no haberlo notado antes de que su voz lo delatara.
Dejando caer el cigarro, desconcertado por ver a un extraño en su techo junto a él, Vincent trató de articular alguna frase preguntando qué pasaba, pero no ocurrió nada.
—Oh, déjame arreglar eso, jovencito —ofreció el extraño y se aproximó a Vincent, poniéndole un cigarrillo en la boca y prendiéndole fuego.
—Ahí lo tienes. Mucho mejor, ¿No lo crees?
—¿Quién demonios eres tú? —Vincent preguntó por fin con una voz monótona, recuperándose de la impresión después de dar el golpe al cigarro.
—No creo que con su cantidad de cuerdas vocales puedas pronunciarlo, así que puedes llamarme---
—No importa —dijo Vincent, retirando el cigarro de su boca, no sin antes hacer un gesto de disgusto por el sabor.
—T'ari, te importe o no —terminó mientras le guiñaba el ojo—. ¿Qué tal sabe?
Vincent miró entonces el cigarro que había fumado sin cuestionar.
—Raro, pero fumar hierba podrida ofrecida por extraños bien parecidos es mejor que pensar en mi vida, por ejemplo.
—¿Cómo? ¿Qué haces para vivir?
—Trabajo en una tienda de donas; no que me queje, pero desearía haber hecho otras cosas.
—Pero siempre puedes hacer lo que quieras, ¿No?
—Dios, no; la perseverancia no es para mí, para decirlo de manera más sencilla.
—...¿Estás cansado de lo que has visto?
Seguido le mostró una ligera sonrisa, como si hubiera atinado a una verdad sin saberlo.
—No realmente, solo ya no me sorprende —volteó a verlo—..... ¿Qué hay de ti, T'ari? ¿Qué haces tú?
—Estoy tomándome unas vacaciones de mi planeta. No hay muchos interesados en los terrícolas como te había dicho, pero también estaba cansado de lo que veía en Betelgeuse V.
Vincent lo escuchó todo con atención y luego volvió a mirar al cigarro.
—Demonios, ya nos está pegando duro a ambos.
—¿Pegando duro?
—¿Un alien? Había escuchado de formas extrañas de secuestro, robos domiciliarios e hipnotizados, pero esta plática sobre extraterrestres tiene que ser la más salvaje y elaboradamente estúpida.
—Secues--- oh, apenas recuerdo, perdona; a ustedes no les hablan sobre nosotros, es verdad —miró a Vincent, quien lo observaba tranquilo y relajado pese a su discurso escéptico—. Aunque esta no es precisamente la reacción que estaba esperando. Soy nuevo en el planeta, así que---
—No soy fácil de asustar —interrumpió Vincent, ignorando el discurso del extraño—, así que ve al grano: como probablemente ya viste, no tengo gran cosa aquí. Lo mejor que podrías llevarte es la televisión, y ya es un pedazo de chatarra; puedo ayudarte a sacarla si quieres.
Vincent respondía de manera cínica, y de pronto bostezó, súbitamente adormilado. T'ari no entendía lo que pasaba con la reacción escéptica y poco sorprendida de Vicent, pero le gustaba.
—¿Qué tal si mejor yo te saco a ti a otro lugar?
Vincent empezó a sentirse mareado, y antes de que pudiera maldecir sus sensaciones se desvaneció en brazos de T'ari.
~
Vincent abrió los ojos. Su cuerpo se sentía flotante y solo había oscuridad, como si aún estuviera sumido en un sueño, por lo que volvió a tratar de dormir. Segundos después se dio cuenta que no estaba dormitando.
—¡Uff, vaya, qué bien! —se tranquilizaba una voz que parecía ser la de T'ari—. Empezaba a preocuparme que no despertaras.
Abrió los ojos de nuevo y empezó a enfocar su vista, adormilado y confundido, luego, abrió los de golpe: era un hecho que estaba flotando.
Vincent estaba suspendido en un frío y silencioso vacío, rodeado por lejanas y titilantes manchas diminutas en la distancia; hacia cualquier lado que volteara no había más que densa noche finamente punteada de luz. Cercano a él, logró reconocer al extraño que le acompañba hasta antes de desvanecerse en el techo del apartamento, aliviado de verle.
—¿Pero qué demonios.....?
Giró como pudo su espalda y contempló un objeto peculiarmente conocido. Era la Tierra. Vincent flotaba tan cerca y tan lejos de ella.
Verle en su totalidad lo paralizó; tardó en reaccionar sobre su ubicación, pero cuando por fin lo asimiló, fue invadido por una sensación perturbadora en la nuca y un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo.
La mirada de Vincent se perdió en el vasto vacío por momentos indefinidos, sin saber realmente donde fijar la vista entre tantos puntos luminosos que abarcaban todo en su vista. T'ari, flotando a su lado, observaba complacido la reacción enajenada del humano.
Se acercó más a Vincent y lo tomó de las manos, rompiendo el trance hacia lo único extrañamente familiar de la experiencia. Los ojos azules de T'ari reflejaban a la perfección el planeta distante.
—He escuchado que ustedes, humanos, disfrutan esto.
—...¿El espacio? ¿Es este algún tipo de viaje ácido extraño? —dijo con pocas fuerzas.
T'ari besó a Vincent sin soltar sus manos, quien se tensó un poco.
—¡Sí, el espacio! —respondió T'ari unos momentos después de separarse— Y también besar.
Vincent, confundido y extasiado, perdió fuerzas para seguir sosteniendo las manos de T'ari mientras experimentaba la sensación abrumadora de nuevo.
—Debo estar jodidamente drogado.
—Oh vamos, besarse en el espacio no es gran cosa —dijo T'ari, tratando de reconfortarlo modestamente.
—No es eso; quiero decir —se volvió hacia las estrellas. Distantes. Frías. Sin sentido para un simple humano—..... ¿Qué estoy haciendo?
—Mirando estrellas, buceo espacial; vivo y respirando gracias a las propiedades de la clorofiloxina, una mezcla de hierbas nativa de Betelgeuse V especial para andar sin oxígeno por un rato, esa cosa que te di a fumar hace rato, y.....
Vincent miró la luna esta vez, tan grande y clara como nunca la había visto, una inmensa soledad y silencio blanco que le dio aún más escalofríos. En un estado de confusión y ansiedad, rompió en llanto. O eso habría querido. Pequeñas gotas salían flotando de sus ojos junto a él.
T'ari miró el colapso emocional con un silencio asfixiante.
—¿Por qué lloras? ¿Te duele algo?
—¡No lo sé!.... T'ari, ¿Por qué estamos aquí? —Preguntó Vincent con ambas manos cubriéndose la cara, negándose a seguir viendo el paisaje celeste al que no podía acostumbrarse.
—Te lo dije hace una hora, quería unas vacaciones---
—¡Eso no! ¡Nosotros!
T'ari guardó súbito silencio. Tocó las gotas que empezaban a congelarse con un gesto delicado.
—Ojalá lo supiera..... Yo también me sentía abrumado, sin propósito en Betelgeuse V, aún cuando esto —dijo refiriéndose a su alrededor— es algo a lo que estoy acostumbrado desde mis primeros cientos de años..... Sin embargo, mostrarle esto a los humanos hace que valga la pena y vuelva a ser bello.
—¿Encuentras esto entretenido? —Vincent, molesto y disgustado, señaló sus lágrimas cristalizadas y las que estaban formándose en sus ojos.
—No había hecho llorar a ningún humano. Y no lo encuentro divertido si es a lo que te refieres, no en lo más mínimo. Por lo que he escuchado, ver el pequeño tamaño de sus cuerpos en el vasto espacio, le da a tu raza ciertas ganas de vivir la mayoría de las veces.
—Así que me viste miserable.....
—Acababa de llegar, y tú fuiste el que más llamó mi atención, físicamente. Lo que ustedes llaman atractivo —decía T'ari sin expresión alguna mientras agrupaba con sus manos las lágrimas flotantes—. Espero que no me odies por haber provocado esto, y no te ofendas pero, estas lágrimas son hermosas —hizo una pausa y se volvió hacia Vincent, que lo miraba completamente estupefacto—..... Ahora que lo pienso, olvidé preguntar tu nombre, ¿Podrías decírmelo, o es demasiado tarde?
Después de contenerse unos segundos, Vincent rompió en carcajadas esta vez, haciendo que sus ojos derramaran más gotas a través de la corta distancia entre él y T'ari, quien seguía observando con atención y extrañeza aquella reacción.
—Me llamo Vincent, maldito fetichista —exclamó Vincent con una mezcla de sollozos y risas. T'ari le sonrió.
—¿Qué significa fetichista?
Vincent sacudió la cabeza, aún divertido por la ingenuidad y acortó aún más la distancia que los separaba.
—Eso importa en este momento —respondió mientras era él ahora quien tomaba a T'ari de las manos—. Muéstrame más. Tú muéstrame significado. No tengo nada que perder.