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Estoy enamorado de ti, Hal. por Chocoshawol

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¿Alguna vez has sentido la felicidad que te da cuando el amor de tu vida te abraza por detrás después de haberse ido por un tiempo que sentiste eterno? Pues eso era lo que sentía Bartholomew Henry Allen en ese momento.

Su pareja, Harold Jordan es un piloto de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos que había tenido que tomar una serie de vuelos que lo mantuvieron lejos de su adorado Barry por meses.

Podrían pensar que él debería estar acostumbrado, al ser su novio Green Lantern, pero no. Nunca se acostumbraba realmente a estar lejos del castaño. Y a decir verdad el último tampoco se sentía a gusto de dejar a su rubio. Los dos se complementaban tan bien al estar juntos que cuando se separaban por periodos largos de tiempo, se sentían incompletos.

Llevaban casi seis años de noviazgo, iban tan en serio que ya vivían juntos.

Cuando su relación empezó, muchos pensaron que no durarían mucho, y es que una cosa era tener unas citas casuales y otra muy diferente, comprometerte a estar de lleno con alguien. Barry había sentido algo por Hal cuando se dio cuenta que era terriblemente empático y necesitaba demasiado cariño.

Al principio, pensaba que su preocupación anormal por el castaño era simplemente por ser compañeros de la JLA, creía que se preocuparía por cualquier otro de sus amigos, pero no era así. ¿Era homosexual? ¡Para nada! Y nótese que no tenía nada en contra de los homosexuales, él tenía una linda relación con Iris West, preciosa la mujer. Todo lo que Barry soñó, sin embargo, no lo que realmente deseaba.

E Iris lo notó, tan sólo a unas semanas de que Barry empezara a actuar distante y distraído.

“Barry, ¿Estás interesado en alguien más cierto?” Le preguntó dulcemente la mujer, sabiendo la respuesta de antemano.

“No Iris, ¿De dónde sacas eso?” Por más que intentaba no darse cuenta de su enamoramiento, algo siempre le recordaba a aquél piloto.

La pelirroja sonrió. “Estás distante, hace mucho no pones realmente atención a mis palabras y sonará cliché, pero, hace mucho no intimamos.” Tocó suavemente el dorso de su mano intentando darle seguridad. “Quiero que seas feliz Bar, y si tu felicidad no está conmigo, no quiero que estés atado a mí.”

Él lo pensó un segundo, no se había puesto a pensar que tal vez y sólo tal vez ella tenía razón. Hacía bastante no tenían relaciones y su comunicación era mínima.

“Creo saber quién es la persona que te ha cautivado tanto, y si es quien creo que es, mereces al menos intentarlo.” Le animó la mujer.

“¿Quién piensas que es?” Preguntó realmente curioso.

“Hal Jordan, tu amigo.” Le contestó con su suave tono de voz.

“¡Hal! ¿Hal? ¡No!” Gritó realmente contrariado. No a ella realmente, sino al viento.

Es cierto, quería a Hal, pero ¿Románticamente? Sonaba como una buena broma. Ella rió ante la reacción del rubio.

“Bar, hablas de él la mitad del tiempo y la otra mitad del tiempo estás con él, ya sea como The Flash o como Barry, apoyándolo.” Acarició el dorso de su mano en movimientos lentos. “Y él parece no darse cuenta tampoco de que la primer persona en la que piensa cuando pasa algo eres tú.”

Era cierto que pasaban mucho tiempo juntos y también que siempre se apoyaban, el uno al otro, que en ocasiones, Hal le llevaba cajas de pizza al trabajo y le daba su chamarra para cubrirse del frío.

Y también lo era que Barry lo había dejado dormir en su casa algunas noches por problemas de su renta, o que le había preparado comida de vez en cuando y tal vez había comprado un pijama para el hombre.

“Hal es sólo un amigo Iris.” ¡Venga, que esa ni él se la creía! Tenía las pruebas delante suyo y ni por eso abría sus ojos.

“Quiero que hagamos un pequeño ejercicio ¿Sí Barry?” Esperó la respuesta del otro, que fue un suave asentimiento de cabeza. “Bien. Imagina a Hal dándole su chamarra a… ¿Qué se yo? Batman, y luego dándole su platillo preferido. Mirándole como tonto por minutos.”

El ceño de Barry se frunció inmediatamente, a la par que sus labios se apretaron. Definitivamente eso no le había gustado.

¡Oh mierda! ¡Eso eran celos!

Al notar al punto que Iris quería llegar, abrió los ojos desmesuradamente.

“Carajo…” Miró a la pelirroja un momento. “Creo que tienes razón…”

“Claro que la tengo Bar.” Peinó suavemente el cabello ajeno con la mano izquierda.

“Lo siento tanto Iris.” Su rostro se deformó en una amarga expresión. “De verdad lo lamento.” Tomó sus manos entre las suyas.

“Bar, ya te lo dije, quiero que seas feliz.” Jamás pensó que su novia fuera a ser tan buena y entendiera realmente lo que estaba pasando con su vida y sobretodo que no se volviera loca.

“Pero… Te estoy lastimando.” Le respondió al borde del llanto.

“Sí.” Respondió con una triste sonrisa, amaba a ese hombre y con más razón le dejaría libre para su bienestar. “Vamos, no pongas esa cara, ve a conquistar a ese hombre, que yo estaré bien.”

Le dio una sonrisa menos pesada, entonces él se levantó del sillón donde estaba sentado, al igual que ella.

Le dio un tenue beso en su mejilla y le dio un abrazo.

“Te quiero Bar.” Le dijo la mujer.

“También te quiero Iris.” Le respondió el abrazo.

Green Lantern presenció el momento del cariñoso abrazó desde la ventana del apartamento del rubio, llevaba unas bolsas de las hamburguesas favoritas de Barry.

Escuchó las palabras de la pareja, y un te quiero jamás había pesado tanto en su vida.

Se sentía tan estúpido en ese momento. Había caído enamorado de su mejor amigo, y lo peor del asunto era que ese tenía una relación estable y feliz. Dejó las bolsas en la ventana para que las disfrutaran y se marchó volando. Cuando estuvo a una distancia considerable, con su anilló formó una mano que tocó la ventana donde había dejado la comida y cuando estuvo seguro que lo habían escuchado abandonó el lugar.

“¡Estúpido! ¿Cómo pudiste pensar que te correspondía?” Se decía así mismo, sentado en el sofá de su apartamento, con los codos sobre sus rodillas y sus manos sobre su cabeza. “¡Es heterosexual por amor a Dios!” Le dio un trago a la décima cerveza que llevaba e inmediatamente la terminó.

Aventó su espalda al respaldo del sillón y dejó su nuca caer sobre el mismo.

“¡Venga Hal! ¡Te enamoraste de tu mejor amigo! ¿Qué clase de persona hace eso?” Se reprochó. “¡Pero es que, carajo! Barry es tan endemoniadamente lindo.” Una vez más llevó las palmas de sus manos a su rostro, cubriéndolo. “¿Por qué en toda la galaxia tenía que enamorarme de tal vez el único hombre que tenía una perfecta relación? Y ¿Por qué tenía que ser yo tan estúpidamente imbécil como para no poder hacer nada al respecto?”

Su pierna derecha se movía de arriba abajo ansiosamente.

Sintió una brisa repentina en su apartamento y escuchó el sonido que hace su amado Barry al usar la Speedforce. ¡Genial! Ahora hasta alucinaba al velocista escarlata.

“¡Lo que me faltaba! ¡Volverme loco y escuchar a Barry cuando no está!” Se dijo, o más bien se gritó, aun con el rostro tapado.

“No te estás volviendo loco Hal, estoy aquí de verdad.” La voz de Barry rezumbó en los oídos del Linterna verde.

“Estoy loco de remate. Ahora hasta “Barry” me dice que no he enloquecido.” Se dijo. “¡En mi vida vuelvo a comprar esa marca de cerveza!” Volvió a doblar su torso para que sus codos volvieran a posarse sobre sus rodillas. “Alucinación de Barry, ¿Debería llamar a Barry y decirle que estoy irremediablemente enamorado de él?” Espero una respuesta que jamás llegó. “No ¿Verdad? Él está con Iris, sólo lo haría sentirse incómodo.” Soltó un bufido y de nuevo su pierna derecha volvió a su movimiento.

Fue entonces que sintió un par de cálidas manos sobre sus brazos, haciendo que los bajase y en ese momento observó que no su alucinación estaba pasando a otro nivel, al ver y sentir a su adorado Barry, tocando sus manos con la dulzura que sólo él tenía.

“No soy una alucinación Hal. Estoy aquí realmente.” Le dijo, suavemente.

El otro estaba pálido y pronto su semblante se volvió tenso y unas náuseas lo invadieron.

“Oh mierda… Voy a vomitar.” Se dijo más a sí mismo que para el otro.

En un abrir y cerrar de ojos ya estaba en su baño, apoyado sobre sus rodillas en el suelo y la cara sobre la taza del inodoro.

Con ese pequeño viaje, su vómito no hizo más que llegar y salir. Barry palmeaba suavemente su espalda, se quitaba la máscara del traje y humedecía una toalla para ponerla en el cuello de Hal.

Le decía algunas palabras realmente tranquilizantes.

Y cuando por fin, todo el alcohol que había ingerido desapareció de su cuerpo, el velocista le dio un vaso de agua, que el otro bebió a sorbos, temiendo volver a vomitar.

La borrachera de Hal, era casi nula, sino es que inexistente y estaba tremendamente apenado de las cosas que seguro Barry escuchó, pero no decía nada. Justo ahora se encontraba sentado en su sillón, casi recostado en él, con una manta sobre sus piernas y Barry estaba en la cocina, buscando algo que pudiera darle para hacerle sentir mejor.

“¿Es en serio Jordan? No tienes nada saludable en tu apartamento.” Reprendió Barry, buscando por todos lados.

El mencionado ni siquiera podía mirar al otro, así que sólo bajó su cabeza, mirando a sus manos como si fueran lo más entretenido del mundo.

“Jordan…” Dijo, temiendo que se hubiese dormido. Volteó a verlo y lo observó. “¿Hal?” Se acercó hasta él y se sentó a su lado en el sofá. “¿Qué pasa Hal?” Con un dedo dirigió la barbilla ajena en dirección a su rostro.

“Lamento tanto lo que escuchaste Barry.” Suspiró. “Yo, yo realmente estoy enamorado de ti… Y… sé que tú estás con Iris, y está bien, yo… me haré a un lado. No quiero causarte problemas.” El mencionado sonrió enternecido por lo que ese hombre estaba dispuesto a sacrificar por su felicidad.

“Hal, yo no estoy con Iris más, ella, y yo terminamos hoy.” El otro le miró realmente confundido.

“Pero, yo los vi abrazándose y diciéndose que se querían.” Barry sonrió.

“Sí, eso fue justo antes de que termináramos. Ella, descubrió antes que yo, que estaba enamorado, pero no más de ella y, bueno, ella quería que fuera feliz, ya sabes, junto a la persona de la que me he enamorado.” Esas palabras le cayeron como balde de agua fría al pobre linterna, eso significaba que encima, tenía un nuevo romance. ¡Vaya destino que le estaba tocando!

Bufó cansado y recostó su cabeza en el respaldo del asiento.

“¿No quieres saber de quién estoy colado?” Barry preguntó, amando cada parte de Hal.

“No.” Habló, pero más que eso, parecía que se había quejado.

“¿Por qué?”

“Porque me dolerá escuchar quien es, cuando sepa que no soy yo, Bar.” Respondió con las lágrimas comenzar a inundar sus ojos.

“Hal, eres tú.” El otro pareció no escuchar, o no entender. “Estoy enamorado de ti Hal.”

Cuando por fin comprendió esas palabras, dirigió su cuerpo entero hasta el velocista.

“¿Hablas en serio?” Le preguntó con una sonrisa enorme.

“Sí.” Sonrió dulce, entrelazando sus manos.

Y fue ahí cuando comenzaron a salir, pequeñas salidas que llenaban a ambos de felicidad y les revolvían el estómago de la alegría.

Realmente poco tiempo después, Hal pidió oficialmente ser la pareja de Barry, rogando la ayuda de Iris, quien se había vuelto una muy buena amiga del par.

Ella le dijo que él quería algo dulce, romántico, a la luz de la luna, sin misiones, sólo ellos dos, sobretodo le aconsejó que le preparara abundante comida y que no se comportara como un idiota.

“¡Bien, bien! ¡Misión: Propuesta ha comenzado!” Se dijo así mismo dándose ánimos. Compró un libro de cocina y se dispuso a preparar una hermosa cena para su velocista escarlata. Lo había citado en su apartamento a las ocho de la noche en punto, y sabía, como experiencia que llegaría tarde.

Era temprano, las diez de la mañana y ya estaba preparando todo.

Compró un enorme ramo de rosas rojas, sabía que le iban a fascinar, las colocó en un poco de agua, y decoró la mesa del comedor como si fuese un elegante restaurante italiano, de esos que tanto enloquecen a Barry.

También compró un pastel de chocolate enorme, que tenía relleno de merengue de chocolate amargo y merengue de vainilla cubriéndolo. Pidió que hicieran rosas color escarlata y les pusieran hojas de color esmeralda en cada esquina. Lo guardó en su refrigerador, después, fue a la vinatería y llevó unas botellas del vino preferido de su velocista.

Todo iba perfectamente bien, había rentado un caro smoking color negro, eran las seis con cincuenta y cinco minutos y su celular vibró. Un mensaje de parte de Barry: “Hal, lo lamento, no podré llegar. Hay demasiado trabajo.”

Se decepcionó, pero no se rendiría, ¡Oh no señores! ¡Hal Jordan le pediría ese día a Barry Allen ser su pareja!

“Esperaré lo que sea necesario, sólo, ven por favor.” Respondió, con una carita triste y un corazón roto acompañando la frase.

“Está bien mi gran esmeralda, entonces haré lo posible para llegar pronto.” Le puso un corazón y una carita mandando beso.

Hal estaba dormido en el sillón de la sala, con su smoking puesto y el ramo de rosas en la mano, Barry había llegado lo más rápido que podía, y estaba ahí, frente a su precioso hombre, observando que todo estaba tenuemente iluminado por velas, unos pétalos de rosas en el piso, rodeando la mesa.

Dudó en despertar a su linterna, pero después, se respondió que por algo había insistido en esperarle y sería una descortesía no despertarlo, además se sentiría culpable.

“Hal, cielo.” Llamó, tocando su hombro suavemente.

El otro despertó abruptamente, con un gran suspiro y frotando su cara, esbozando una hermosa sonrisa al ver a Barry en su sala.

Justo después de eso se paró recto, le tendió el ramo de rosas.

“Mi caballero, estaba esperando su llegada.” Le dijo como si jamás hubiese estado dormido. El otro soltó unas leves risitas.

En un parpadeo, estaba cambiado de ropa, con un conjunto que combinaba con el de Hal.

Hal le acompañó hasta la mesa y le abrió la silla, y una vez que se sentó, sirvió la cena, le sorprendía que un estuviese caliente.

Ambos comieron en una cena bastante romántica y dulce, el corazón de Barry latía a mil por hora, amaba el romance como nada en el mundo.

Después de la cena, Hal abrió la ventana del comedor y una suave brisa de verano se inmiscuyo, llevó a su hombre hasta la luz de la luna y luego le tomó por la cintura.

“Barry Allen, quiero hacerte una pregunta muy importante.” Barry se sintió vibrar y procuró calmar su cuerpo, asintió con un sonrojo en sus mejillas.

“Sí, ¿Hal?” Respondió deseando con todas sus fuerzas que le pidiera ser su novio, o matrimonio ¡Lo que fuese!

Aclaró su garganta y sin un atisbo de nerviosismo pronunció las palabras más esperadas de ese día.

“¿Te gustaría ser mi novio Barry?” El mencionado le sonrió alegremente y después asintió repetidas veces.

“¡Sí! Sí quiero Hal.” Después puso sus manos en el cuello ajeno y le dio un beso, dulce, tierno, con romance. Y al separarse, volvió a hablar. “Ya estaba pensando que iba a tener que proponértelo yo.” Sonrió.

El otro lo acercó a su cuerpo con dulzura.

“Lo siento, sé que me tardé un poco.” Besó su mejilla y lo dirigió de nuevo a la mesa. Aún faltaba el pastel. Si Barry le decía que no, entonces se comería el pastel entero de la tristeza, suerte que ese no había sido el caso.

Y ahora, seis años después de eso, seguían siendo tan felices como lo fueron en el inicio. Tal vez un poco más.

“Por fin volviste Hal.” Le susurró Barry al sentirlo en su espalda. Disfrutando del calor corporal que lo envolvía al tenerlo cerca. Vestía una camia gris claro con un chaleco rojo quemado encima.

Sonrió mostrando todos sus dientes.

“Sí, ya estoy en casa, al fin.” Besó la nuca ajena y sonrió de la misma forma que su lindo velocista escarlata. Portaba su chamara y una camisa verde.


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