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Mi estúpido prometido por Snake

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Notas del capitulo:

Hola! primero que todo... FELIZ AÑO NUEVO -atrasado-

Quería subir esto el 01 pero estuve sin internet ;-;

En fin, muchas gracias a los que leyeron y comentaron ;)

 

sin nada más que decir...

 

A leer!

 

2. CÓMPLICES

...

 

 

Sacudió sus largas pestañas antes de abrir los ojos completamente. Estaba un tanto aturdido, todavía adormilado, perezoso se removió dentro de esa cama que se le hizo ajena y rascó su cabello mientras buscaba algo, su mirada de plata parecía curiosa.

Lo encontró. Ahí estaba el hombre con el que compartió la noche, ese desconocido con el que bebió unas cuantas copas de un vino sublime y estimulante que jamás probó antes. El sujeto no llevaba su camisa, exponía orgulloso esa figura marcada cuidadosamente, la mirada indiscreta de Shun continuó subiendo, hasta alcanzar ese rostro precioso, cubierto con ligereza por algunos de esos oscuros cabellos. Volvió a sentirse atraído por aquel lunar situado bajo el ojo del bello durmiente, sin lugar a dudas Himuro Tatsuya era increiblemente apuesto.

Que mala suerte, se dijo mentalmente.

Iba a casarse con él, pero aquello tan solo era un negocio que ambos formularon para obtener dinero.

Si, que maldita suerte.

Quizá le hubiese gustado conocerle en otro momento, y sobre todo en otro lugar.

 

Se conocieron la noche anterior, por pura coincidencia. O por pura obra del destino, jamás lo sabrían.

Ahí se encontraban ambos, sentados sobre la cálida alfombra pomposa color azul marino, enredando sus dedos a cada tanto en aquellas hebras suaves y acogedoras. En sus manos destellaba el cristal de relucientes y pulcras copas rellenas de un exquisito y llamativo vino carmesí, olía delicioso, tanto que aparentaba ser maravilloso sin siquiera haberlo probado.

Pero ese no era el caso, ellos ya habían degustado ese intenso y tentador néctar unas cuantas veces ya.

En medio de eso, un sonriente hombre del lunar le propuso matrimonio a un entusiasmado Shun, quien aceptó sin dudar una mísera fracción de segundo. Esa fue la explosiva resolución a la que dos tipos desesperados -y quizá un tanto ebrios- llegaron a pocos minutos de conocerse. Ambos no eran más que dos desafortunados unidos por alguna loca razón del universo, y entonces encontraron el salvavidas que tanto deseaban alcanzar en medio de sus propias desesperaciones.

Sonaba tan fácil y tentador, era una buena forma de obtener un montón  de dinero gratis; exhibiendo un falso amor, engañando a sus cercanos con un casamiento que estaría basado en mentiras.

¿Pero… no dicen por ahí que el fin justifica los medios?

Convenientemente, los matrimonios japoneses eran así, los conmovidos invitados ofrecían como regalos de boda lindos sobres con efectivo dentro, y bueno, los cheques en ningún caso serían mal recibidos.

¡Era el negocio perfecto, justo para dos fracasados carentes de escrúpulos!

Tenían claro que jugar de ese modo no era limpio ni justo, pero si se ponían a ser buenos samaritanos uno de ellos terminaría viviendo en la calle, y el otro de seguro muerto de la peor forma en manos de mafiosos crueles y despiadados. Lo vieran por donde lo vieran, unir sus vidas en un dulce matrimonio era la mejor solución del mundo.

De ese modo concretaron tal acuerdo escandaloso, llenando sus bocas de aquel deleitoso licor amargo, acabando tal vez más de una costosa botella de vino que Tatsuya adquirió para su tienda tiempo atrás. Y pasaron la noche juntos entre profundas charlas, derrochando sus problemas entre y trago y trago, como dos sujetos miserables, y pronto cayeron rendidos por el cansancio en la reconfortante cama de Himuro.

 

—Mn… ¿Izuki? —cuestionó Tatsuya despertando con lentitud —. ¿Qué hora es? Tu… ¿quieres un poco de café?

 

—¿Hm? ¿Café…? —hizo una pausa para observarle con detención. —Sí, sí quiero…

 

Ese hombre del lunar era como apreciar un precioso atardecer, quitar sus ojos de él cada vez se volvía una tarea demasiado compleja. No importaba que su rostro estuviese herido, aquel detalle se perdía por sus rasgos perfectos, por su mirada profunda y aquellos labios que se movían maravillosamente cada que hablaba. Ah, despertar así era de ensueño, ¿no parecía ese hombre un ángel recién caído del paraíso?

Al parecer Izuki tendría un excelente humor ese día. O bueno, eso creía.

 

—Pues levántate pronto y prepáralo, cariño. ¿Planeas dormir todo el día? —cambió su expresión de pronto. Sus palabras sonaron un tanto amargas.

 

—¿Eh? —reaccionó al acto, ¿eso no sonaba un poco… no, demasiado hostil para ser tan temprano? —. ¿Himuro?

 

—Que te levantes. —escupió —. Tengo asuntos que resolver, tu tambien debes tener cosas que hacer, ¿no es así? Por favor vete.

 

Una roca imaginaria cayó sobre Shun, aplastándole, y tambien aplastando todos esos pensamientos encantadores acerca de Himuro Tatsuya. ¿Qué había sido eso? La noche anterior parecían llevarse de maravilla, pero entonces al salir el sol descubrió que esa hermosa cara desencajaba totalmente con esa agria forma de actuar. Se mantuvo pensativo en esa cama donde durmió sumido en comodidad, poniendo esas caras evidentes que lo decían todo, era demasiado transparente como para ocultar sus cosas, o quizá… simplemente era un total idiota adorable.

Shun se sobresaltó de pronto, despertando de sus pensamientos al oír a Himuro moviéndose de un lado a otro. Le miró dudoso, el hombre del lunar que recordaba, no era para nada ese ogro molesto que caminaba frente a sus ojos expandiendo aquel aura atemorizante.

Estaba a punto de levantarse de una vez, aun sin comprender a esa persona, pero algo más le impidió salir de la cama, su teléfono comenzó a sonar insistentemente.

 

—¿Quién… es? —murmuró mientras desbloqueaba la pantalla de su teléfono inteligente.

 

 

Mensajería instantánea:

 

 

Ryouta

¿Shun-nii?

¿Hola?

HOOOOOLAAAAA

NO ME IGNORES.

¡Izuki Shun-sama!

    Shun-nii

¿Ryou, ocurre algo?

                                                 Me sorprende que hables tan temprano.

 

 

Ryouta

¿Estás en casa?

Mamá y yo acabamos de llegar a Tokio.

¡Hemos venido a verte! ヾ(*・ω・)ノ

 

   Shun-nii

      Espera… ¿QUÉ?

 

 

Ryouta

(╥_╥) No pareces feliz.

Que malo, ha pasado un largo tiempo.

Viajamos en tren porque se lo pedí.

Estamos en la estación.

 

 

   Shun-nii

           YA ESTÁN EN LA ESTACIÓN

 

Ryouta

Yup.

¡Ven a recogernos!

Te tengo una genial noticia.

 

***

¿Por qué los desastres siempre se empeñaban en llegar uno tras otro?

 

—¡HIMURO! ¡ES UNA EMERGENCIA! —corrió hasta el mencionado.

 

—Agh, ¿Qué demonios? Me asusté…

 

—¡En serio, escucha! —exclamó sacudiéndole sin ningún cuidado —. ¡Mi madre, mi madre ha llegado a la ciudad!

 

—¿Y eso que, Izuki?

 

—¡¿No lo recuerdas?! ¡Tú y yo vamos a casarnos, aunque lo esconda lo descubrirá del algun modo! ¡¿Qué debería hacer?! ¡Esto es malo!

 

—Ya cálmate… haz que venga hasta acá, es simple. ¿No deberías presentarnos? Pero si piensas traerlos hoy, que sea más tarde. En serio, tengo cosas que hacer ahora.

 

—¿Hm?

 

¿HM? ¿Por qué ese hombre se lo tomaba tan a la ligera? ¿O es que en las mañanas era un tanto idiota? Se cuestionó Shun, era demasiado pronto para que su madre conociera a Himuro Tatsuya, aunque sabía bien que seguir con aquel plan del falso matrimonio, significaba que en algun momento tendría que presentárselo. Era incomodo, su madre era una típica mujer que se entusiasmaba más de la cuenta con esas cosas, muy perceptiva, tenía una gran vista y olfato para esos asuntos. ¿Qué pasaría si descubría al instante que el amor entre ellos no era más que una mentira descarada?

No, no, el haría llorar a su madre si eso pasaba. Y no quería hacerlo.

Ugh, al parecer aceptar tal propuesta de matrimonio y llevarla a cabo, no sería nada fácil para la reciente pareja.

Suspiró con profundidad, ya rendido ante lo que se avecinaba, dirigió sus ojos hasta Himuro, quien se paseaba por la casa como si nada estuviese pasando. Con esa atractiva y a la vez molesta expresion nula e indiferente. Shun no sabía nada de él.

Sus gustos, que le hacía feliz, que le hacía enojar. Su platillo favorito y que cosas le hacían flaquear hasta romperse a llorar. ¡¿Quizá era un total pervertido?!  Suspiró nuevamente ¿cómo saber todo aquello si apenas le conoció la noche anterior? Podía decir con convicción que no deseaba lidiar con todo, pero si quería salir airoso de los problemas causados por su enorme ingenuidad, tendría que soportarlo.

 

—¿Qué se supone que haces mirándome? Envía la dirección de la casa a tu madre pronto.

—Lo sé.

Aunque le molestaba obedecerle tal como un perro obediente, envió el texto con la dirección de ese domicilio a su familia sin protestar nada más. Volvió a suspirar, pero de un modo diferente, más afligido que antes, y es que ponerse a pensar en el lugar donde se encontraba le hacía sentir abatido. Una ola de recuerdos y sensaciones le embargaron sin previo aviso, estaba justo ahí, en ese hogar donde vivió tantas cosas con su antiguo amor.

Ah, ¿Por qué de pronto se sintió tan triste? Según Shun, todo lo vivido estaba superado. Olvidado, sin embargo no era del todo así. Cayó sin darse cuenta en viejas memorias que le atraparon al instante, alejándole de la realidad totalmente. De pronto muchas cosas escaparon de sus manos como simples pétalos rasgados; volvió a sentir como esas enormes manos le estrechaban con gentileza y cariño, como esos labios le hablaban con ternura

Le era inevitable no remontarse a esos tiempos.

Esas paredes que albergaron el amor que solían confesarse, fueron testigo de cada momento feliz entre ellos, de sus conversaciones a veces tontas, a veces profundas. De sus abrazos cariñosos, cada circunstancia buena o mala. Y aunque ya no existían rastros de ese hombre en aquel sitio, casi podía sentir la exquisita esencia que este desprendía antes, ah. ¿Qué se supone que significaba esa sensación abrumadora?

Todo eso formaba parte del pasado.

De eso quería convencerse desesperadamente.

 

Hey Izuki, supongo que ya enviaste la dirección, ¿verdad?

 

—¡Oh! —regresó a la realidad de pronto, y sonrió un tanto burlesco antes de responder —. Si insistes de ese modo… hasta suenas ansioso por nuestra boda, Himuro-kun.

 

—Solo quiero que te marches pronto. No te confundas, no eres mi tipo—rebatió sonriendo con sarcasmo—. Espero seas tan bueno fingiendo que me amas, como lo eres para ser un idiota que confía en cualquier estafador.

 

—¡¿Qu…?!

 

Ese era un claro y evidente golpe bajo. Uno lanzado sin la menor prudencia y cuidado, un ataque directo al corazón del joven tristemente embaucado. En ese preciso instante supo algo sobre ese tan particular hombre del lunar, él tenía un aspecto maravilloso, pero su lengua filosa a veces podía ser demasiado venenosa. ¿Con que sujeto estaba planeando irse directo al altar?

Se ofuscó, irritado como un mocoso se dirigió hasta la entrada, desde donde le entregó una última feroz mirada mientras abría la puerta para largarse de una buena vez. Pero justo antes de marcharse definitivamente, llenó sus pulmones de aire para dar su respuesta lo más fuerte posible.

 

—¡¡Si sigues actuando como un idiota, no voy a casarme contigo, Himuro Tatsuya!!

 

Azotó lo puerta en medio de su berrinche, ese hombre le arruinó su humor totalmente. Finalmente se dio la media vuelta para abandonar esa residencia de una vez,  pero se estrelló de frente con un alto sujeto de figura imponente. Maldijo para sus adentros antes de levantar la mirada y disculparse, sin embargo sus palabras fueron abruptamente deshechas en cuanto observó el rostro de esa persona.

¿Qué diablos?

Su corazón fue estrujado al instante.

 

Izuki Shun, ¿planeas casarte?

 

Era él. No estaba confundiéndole, era su voz, ese cabello, esos gentiles ojos acogedores y hermosos. Sus facciones, su todo… de ninguna manera podía ser una ilusión, lo que estaba contemplando era su ex novio, en carne y hueso, justo frente a él.

Debe ser una maldita broma, pensó.

Pero no lo era. El sujeto tomo sus hombros con cercanía y un vigor que no le lastimaba. Al acto sintió un extraño calor emerger en el centro de su estómago, ¿era cómo esas molestas mariposas de las que tanto se habla? Aquella calidez pronto se movió hasta sus mejillas y luego se extendió por todas partes de su ser. Estaba demasiado aturdido. A pesar de que la noche anterior corrió para hallarle y suplicar por su ayuda, justo en ese momento comprendió que no estaba preparado todavía para encontrarle.

El imponente pero amable hombre comenzó a decir un montón de cosas, palabras que Shun no lograba comprender, sus propios cuestionamientos y esos locos latidos de su corazón no le permitían oírle. Se sentía tan agobiado que era casi ridículo, aun cuando pasaron más de cinco meses, ¿Por qué todavía reaccionaba así? ¿Era porque ese hombre estaba tocándole con tal proximidad? ¿Su cuerpo lo recordaba tan bien que estaba traicionándole a sí mismo? ¿Por qué? ¡¿Por qué?! ¿¡Por qué diablos no lograba controlarse?!

 

—Hey, Shun… ¿me estas oyendo? —aquellas palabras pronunciadas justo en su oído le hicieron reaccionar de un sobresalto.

 

—Ah… Kiyoshi… Teppei… —murmuró.

 

—Sí, es mi nombre. —sonrió tontamente. Como si todo eso fuese divertidísimo.

 

Ah, esa sonrisa.

Todavía lograba hacerle sentir tan bien. Como si borrase cualquier problema que oscureciera su mente y corazón, como si con esa dulce expresion despreocupada y torpe, todo fuese a estar jodidamente bien. Podía rememorar con exactitud la razon por la que se enamoró de él.

Aun después de que rompieron de esa amarga forma, se sentía tan idiota como la primera vez que le vio.

Pero las cosas eran diferentes ahora.

 

“Reacciona, estúpido”, se reclamó a sí mismo. Abrió sus labios para responder algo, quería oírse genial, como si verle no le hubiese afectado para nada. No obstante su mente estaba en total blanco, tanto que se sintió con mayor razon un grandísimo idiota.

 

—¿Izuki? Escuché voces y… —Tatsuya apareció en la entrada, y en cuanto vio a esos dos calló de súbito sus palabras. No había que ser un genio para entender la atmosfera que se formó en aquel encuentro —. Ahh, Kiyoshi-san, estaba esperándote. ¿Ya se conocieron? Que alegría, te lo presentaré de todas formas. Él es Izuki Shun, mi lindo y adorable prometido. ¿Verdad, querido?

 

Aquel tono empalagoso fue suficiente para despertar de una vez por todas al ensimismado joven de ojos ceniza, enseguida alzó la vista, encontrándose de cerca con la sonriente y maravillosa expresión de Himuro. Cruzaron sus miradas algunos segundos, como los dos descarados cómplices que eran por mutuo acuerdo, y soltó el aire por la boca casi sin que pudiese siquiera notarlo.  Sí, ese hombre era condenadamente atractivo. No sabía si su corazón finalmente estaba más calmado, o todavía más enloquecido por su causa, pero ya nada importaba.

Sus palabras fueron “por supuesto”, con esas palabras aceptó la propuesta de matrimonio que Tatsuya le hizo la noche anterior, y aunque fuese todo un cuento falso, los primeros en creerlo debían ser ellos mismos. Y de esa forma, logró recomponerse.

 

Sonrió hermosamente.

 

—Así es. —respondió Shun deslumbrante, incluso sonrojado de manera adorable. —Voy a casarme, Tatsuya es mi estúpido prometido. No importa si a veces me hace enojar, yo en verdad lo amo.

 

Tatsuya sonrió, con esa malicia seductora que solía representarle, observando fijo al hombre llamado Kiyoshi Teppei, ese sujeto afable que parecía descuidado y encantadoramente cordial.  Esa persona que Izuki quería ver la noche en que ambos se conocieron, quien consiguió alborotar injustamente el corazón del acongojado Shun, él era su ex amante. No había nada que le hiciera vacilar sobre su especulación certera.

De pronto, las cosas se estaban poniendo más entretenidas de lo que esperaba.

 

Continuará…

 

Notas finales:

Gracias por leer! vamos lento pero seguro xd  (sobre el capítulo... espero no sea incómodo leer los "mensajes instantáneos" entre los personajes, planeaba continuar usando eso más adelante)

Espero hayan tenido un excelente inicio de año!

 

Cambio y fuera!


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