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-Comida para vampiro- *los cachorros saben mejor* por serenituegt

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Capitulo: 21 Veredicto...

La noche emprendía a ser fría y seca, puesto que en los desiertos, la humedad escasea. La luna... se encontraba en su cuarta fase gibosa creciente, ya que este astro pronto emanaría su resplandor...   

–¡¡¡Yami!!!... ¡¡¡Yami!!!... –gritaba el pequeño con desesperación, pero al mismo tiempo con alivio-

Tanta ere su emoción, que el pequeño se abalanzó, sobre el susodicho. Afianzándose recelosamente de su cuello...

Mas este hombre quedo atónito y de inmediato despego a la creatura... Cosa qué el pequeño lobo no entendía...

Su rostro mostraba miedo, he inseguridad, mientras sus fanales se inundaban de gotas...

-“¿Qué es lo que sucede?” –dijo el pequeño, que tenía la voz quebrada, pero aun así volvió a hablar- ¡Qué acaso ya no me amas!...  

El de ojos sangre mantuvo un perfil frio. Su semblante podía definirse como asqueado, ante esa pequeña presencia...

-¡Eres un estúpido! –mascullo entre dientes el sangre. Para dar comienzo a un revuelo alrededor del niño. El cual le seguía con la mirada-

-“¡Acaso no te das cuenta!” –cuando el susodicho, dijo estas palabras, el lobo se exalto. E inmediatamente cambio su triste carita, por una de sorpresa-

-Ese bastardo y yo podemos ser iguales... pero en el fondo somos muy diferente

Yugi que seguía impresionada, como asombrado; comenzó a sentir un escalofrió, correr por todo su cuerpo. Pues este ser, era idéntico a su amado. Pero la gran diferencia, era que no era el mismo... así que con una tímida voz pregunto

-“¿Quién ere?” –dejando el ambiente tenso y silencioso... 

El mayor... que continuaba moviendo a su alrededor, frunció el ceño y gruño. –Por qué he, de dar mi nombre primero...

El pequeño no comprendía lo que sus ojos veían, ¡¿Acaso lo estaban engañando?!... – ¡Yo pregunte primero! –exclamo en niño, poniendo su mano, conforma de puño, en su pecho-

El sangre detuvo su andar y con seriedad se enderezo. –Mi nombre es RA... Soy señor de Egipto y todos sus habitantes...

El violeta se desquició y con enojo grito -¡Y por qué te pareces tanto a mi amado Yami!...

El pleonasmo surgió y el grande, poniendo una cara de recelo contesto –Por qué ese ser y yo; somos hermanos...

Yugi quedo sin palabras... su corazón solo latía desmesuradamente, y su respiración se cortaba...

-¡Hermanos! –pronuncio con un nudo en la garganta- Hermanos...

En el rostro del pequeño se podía ver confusión y sorpresa. Pero él sangre que seguía al margen, deseaba ver mejor al pequeño...

Pues no todos los días, encontraba alguien que le desafiara... Así que paulatinamente se aproximó al niño... Y con lo primero que se topó... fue con unas perlas de amatista color...

El niño seguía perdido en su pensar, por lo cual no se percató, del acercamiento del sangre...

-¡Eres realmente hermoso! –susurro el mayor, que tomo el rostro del pequeño, para así besar sus tiernos labios-

El lobo regreso en sí, y al notar esto, empujo al hombre, mientras se limpiaba el beso – ¡Como te atreves! –dijo enojado el cachorro, que seguía limpiando su boca-

El sangre que había sido separado, resoplo, pues el contacto había sido de su muy grato gusto. Así que miro al pequeño y con una pacífica sonrisa dijo – ¡Me atrevo!... ¡Por qué quiero!...

El pequeño que no estaba muy lejos, torció la boca y con toda su fuerza, planto una bofetada, al muy ladino...

-¡Para que no te vuelvas a atrever! –replico el lobo, que respiraba agitadamente... Y sin más, se marchó del lugar; dejando a un asombrado príncipe...

Con una sonrisa retorcida, el príncipe, sobaba el golpe –Yami... Yami... Yami Que ser tan interesante, me has traído...

Yugi caminaba con enfado por un largo pasillo, el pequeño refunfuñaba y sus gesticulaciones, eran de desagrado...

-“¿Cómo es posible?”... ¿Yo solo soy de Yami y de nadie más?... ¡Pero ese creído, se!... Ah!... ah!... –el lobo echaba chispas, hasta que después de unos segundos, se dio cuenta de que no estaba su verdugo...

El niño miro su collar, para mirar la cadena. La cual efectivamente seguía en su lugar...

-¿Qué paso? –se preguntó...

Pero entonces una voz conocida llamo su atención... –“¡En donde está mi mascota!”... –el moreno parecía estar muy, muy enfadado. Y Yugi sentía pena, por el hombre que era regañado-

-Ruega a todos los dioses, que no haya huido. Sino tú y toda tu familia, tendrán que pagar, con su libertad...

Yugi se paró cerca del umbral, y se abrazó de un pilar...

-Dinos que fue lo que pazo –pregunto Pegasus con ironía, en el tono-

Nervioso y angustiado el hombre trato de explicar, pero sus palabras resultaban muy burlas... –Lo lamento Amos... El pequeño dijo que, deseaba ver al sacerdote de Ra, y lo llevaba hasta él... pero de repente cambio el curso y salió disparado. Yo no me esperaba ese cambio, y mucho menos el jalón tan brusco que dio. Así que lo fui a perseguir, pero no lo pude alcanzar...

Los dos vampiros se miraron, Mokuba con rencor y el plateado con justificación – ¡Amor!... –exclamó el grande, pero Mokuba no quería escucharlo-

-“Por favor amor”... ¡Hablemos!... –el peli-plata comenzó a perseguir al niño, pero este solo le ignoraba-  Prometo recompensarte con lo que tú quieras...

El moreno miro fieramente al mayor y con enojo grito – ¡Yugi no era un mascota sí!... Yugi y Joey son mis únicos amigos... pero yo tenía que alejar a Yugi, de ese maldito traidor, de Yami

El mayor tomo al pequeño en sus brazos y lo conforto, acariciando su rebelde cabello. Mokuba por su parte lloraba...

-Yugi está solo en el desierto... Él no sabe que es muy peligro... De seguro está asustado... –Mokuba busco la mirada del mayor- ¡Por favor ayúdame a encontrarlo, antes de que algo malo le pase!...

Yugi que estaba muy atento no se la creía... ¡¿Mokuba lloraba por el?!... ¡Además de que decía; que no era una mascota, sino su amigo!... ¿?

Últimamente el lobo no podía comprender nada... ¿Mokuba era malo? ¿Sí o no? ¿Por qué quería alejarlo de Yami?... ¿Y por qué Yami, nunca le conto, que tenía un hermano gemelo, besucón?

Yugi se sentía digno se saber todo esto, ya que ahora él era parte de sus vidas...

*En el decirlo un animal grande y fornido, galopaba a todo lo que sus cuatro patas le daban. El animal tenía mucho ímpetu por llegar a su destino... y la luna era testigo de eso, pues entre los valles del polvo, muy pocos se atrevían a cruzarlos de noche...

El animal aulló... Ahu!... Ahu!... pero el aullido era lamentoso y muy doloroso, parecía que el animal lloraba o sufría, por un gran congojo... 

Los aullidos llegaron al palacio Kaiba en donde los sirvientes, como Yami y Mai se preparaban, para una visita...

-¿Ya están listos los caballos? –pregunto un carmesí; a un simple sirviente, el cual le respondía que si-

-¡Oyeron eso! –pregunto Bakura que traía una bolsa de cuero en sus manos-

Pero tanto Mai como Yami, prestaron poca atención...

Bakura continuo asustado, hasta que escucho una voz, detrás de el –¡Tranquilo!... de seguro solo era un coyote...

-¡oh una hiena! –decía Yami, montando un potro-

-Tranquilízate nena –exclamo Mai, con burla y sarcasmo- Estoy de acuerdo, en que vamos por lobos, pero no hay nada de qué preocuparse; mientras traigas, lo que sete pidió...

El alvino miro la bola que tenía entre sus manos, y se la entregó a la mujer... –Esta es la cantidad exacta de polvo, para dormir... Así que no la desperdicien, porque si se usa más, es posible que los lobos más pequeños mueran...

Mai y Yami sonrieron... -¡No te preocupes! Tú solo ten listas las jaulas...

Los sirvientes abrieron unas enormes puertas de madera y los dos vampiros salieron velos, mientras un ejército de vampiros los seguía detrás...

Seto los había mandado por los lobos, mientras el hacía acto de presencia, en la fiesta de Pegasus... ¡Cosa que por supuesto! ignoraba Joey...

-“¿Aun estas asustado?” –escucho Bakura a sus espalda-

Con duda, de quién le hablaba, el alvino se volteó y observo aun encapuchado... –¡Tú eres sirviente de la Ama Mai!, ¿no?...

El encapuchado sonrió, pues su Ama. En esta ocasión le había dado una muy rica misión... El susodicho se desprendió se su gabardina, para que su presa lo apreciara mejor...

-Mi nombre es... –pero fue detenido por el alvino-

-Espera yo sé quién ere... Tu nombre es Ryo...  –el ahora Ryo, quedo muy sorprendido y anonadado, pues él era como un fantasma, que nadie conocía-  

Con algo de desconfianza Ryo, pregunto – ¡Como sabes mi nombre!...  –Bakura que examinaba al otro, notaba que no estaba nada feliz, pero eso le importaba poco-

-Bueno yo tengo el don de la clarividencia; y cuando vi tu rostro, muchas cosas seme revelaron... –el alvino miraba a su contraparte, el cual tenía los ojos más oscuros, y un cabello agrisado, aunque no muy obscuro, pero tampoco blanco como el de él...

Ryo seguía enojado, pues a él no le gustaba, que supieran de su vida... –Dime copo de nieve... Qué más sabes de mí –pregunto con algo de recelo- 

Bakura solo sonrió... –Mi don no es para jugar... Y si quieres saber más cosas, tendrás que pagarme. –el oji-ámbar  sonrió juguetonamente y se marchó del lugar, dejando atrás, a Ryo enojado-

Ryo gruño ante la desfachatez del alvino -¡Como se atreve a hablarme así!...  –el susodicho, tenía en mente, que ese pequeño copo de nieve, merecía un castigo. Pues no todo mundo, podían hablarle a un asesino de esa manera-

Yami y Mai atravesaron el portal, y en esta ocasión no les importo, que los viejos nigromantes egipcios, se diesen cuenta...

-Hay que apurarnos... –manifestó el carmesí, que montaba a toda velocidad- Seto quiere a todos los lobos, antes de que regresé...

Mai escucho atenta, pero dentro de su ser, maldecía el no poder, estar en esa fiesta... –No puedo creer que Seto me haya mandado a esto... Yo debería estar a su lado... Los hombres solteros van con sus mascotas, y ¡él ya está comprometido con migo!, así que no veo, porque llevo a ese asqueroso perro...

Yami seguía escuchando las quejas de la mujer, y sin poder hacer nada; resoplo por un poco de paciencia... –Tus celos se notan desde muy lejos, mí querida Mai...

Pero solo quiero dejarte algo claro... Si lastimas a Joey; yo mismo te despellejaré, antes de darte, de comer a los lobos.

La mujer hizo caso omiso a la amenaza del vampiro, pues poco le importaba lo que un traidor pudiera hacerle...

-Vaya... Jamás pensé que tuvieras un poco de valor en tus entrañas –Mai ataco desafiadora- Dime príncipe... por qué tanto interés en ese perro. ¡No me digas!... ¡Qué piensas traicionar a mi futuro esposo!... Solo para revolcarte con ese pulgoso...

Yami bajo del caballo, pues habían llegado... –Llénate la boca víbora... Pero entre tú y yo, solo aun un traidor...

La mujer que bajaba del caballo, torció la boca, e iba a seguir alegando. Más no era el momento indicado...

-¡Bien víbora!... Tira el muro, para que el ejército de tu futuro esposo, pueda entrar...

Mai trago seco, y un remordimiento inundo su garganta... Yami podía jurar, a ver visto unas lágrimas... pero para él solo eran de cocodrilo...

-Escucha ahora las palabras de las brujas... –Mai comenzó a invocar su hechizo, el cielo se tornó escarlata y truenos como relámpagos, se empezaron a reunir en un solo punto- “¡De donde vinieron, retórnalos ahora!”... “¡Esfuma las palabras, esfuma los poderes, entrégame lo que adentro tienes!”... 

La tierra tembló y un manto se hilo, para mostrar un castillo, de la edad media... Yami y los vampiros rieron, como salvajes cavernícolas...  sin embargo desde un alto balcón, dos lobos observaban a la amenaza...

 

-Sabía que nos traicionarías... –aludió un castaño, de ojos chocolate-

Regresando a Egipto... Joey se había acomodado el houmongi, el cual a su parecer; lo hacía ver gordo. Aunque no dudaba, el haber subido unos kilos. Ya que últimamente comía demasiado, e incluso los sirvientes del palacio lo veían feo...

Ya arreglado decidió buscar a Seto, el cual se había marchado, pocos minutos antes... Una vez que salió, miro todo el lugar. El cual solo era una explanada, con algunas esfinges... 

-¡Qué lugar tan aburrido! ¿Me pregunto por qué, harían una fiesta en este lugar?... –el cachorro camino hacia una puerta de madera, de un tamaño descomunal. Esta le causo gracia, pues no entendía, por que el gran tamaño...  

Cuando el lobo iba a llegar, alcanzo a escuchar, el lastimero aullido. Causándole un gran escalofrió... el rubio se giró y miro hacia el desierto...

Su rostro estaba petrificado, y no estaba muy seguro de lo que acababa de escuchar, -¿Acaso?... ¡no!... –se dijo mentalmente-

-¡Qué te pasa perro! –Kaiba salió por el perro, que tardaba como mujercita. Pero al salir noto que su mascota, estaba paralizad-

-Te sientes mal –pregunto arqueando una ceja. Tal vez su cachorro, estaba muy cansado por el embarazo. pero al no recibir respuesta, y cansado. Tomo al licántropo del brazo y lo giro hacia él-

-Te estoy hablando perro, así que responde... –Joey seguía impactado, y cuando miro al vampiro, solo tartamudeo-

-Lobo...

Seto miro con interrogación, pero Joey no continuo... Ya reocupado, toco la frente el rubio, para medir su temperatura...

-Si solo dices lobo, no puedo entenderte –regaño el castaño-

-Escuche... escuche... –dijo tartamudeando, pero de repente grito saliendo de su transe- ¡¡¡Escuche a un lobo!!! ¡Escuche un lobo!...

Seto sonrió con burla –En Egipto hay muchos lobos, como mascotas –el moreno tomo en brazos al cachorro, y lo estrujo, para después darle un beso en la frente, sin romper el abrazo-

-Eres muy lindo sabes... –Joey busco el rostro del moreno y con algo de desconfianza pregunto-

-Por qué te comportas así con migo... –hizo una pausa, pero al notar que su Amo se molestaba, continuo hablando- ¡No es que me moleste! –decía moviendo las manos y brazos escandalosamente- Al contrario... Me gusta mucho... –el rubio se coloro, y Seto solo sonrió-

-Soy tu Amo... Y yo puedo tratarte, como yo quiera... –Kaiba tomo el rostro del miel y planto un beso, que después rompió, para poder hablar- Pero está prohibido, que te enamores de mí... por qué si lo haces, tendrás que confesármelo.

Seto amaba jugar con su cachorro, pero en el fondo, tenía miedo que este jamás lo llegara ama...

-¡Eres muy bipolar!... Y no logro entenderte –exclamó el lobito, mirando fijamente los fanales hiel-

Los dos se contemplaron varios segundos, hasta que un aullido los desconcertó -¡Lo vez!... –grito el miel, mirando de nuevo el desierto-

-Ese lobo está llamando a alguien –punteo el cachorro, cruzando los brazos-

-“¿Cómo puedes estar tan seguro?” –Kaiba no dejaba cavos sueltos, y este predicamento se había vuelto uno-

-Por qué el papá de Yugi, así nos llamaba a comer... “De hecho suena como si fuera el padre de yugi”...


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