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-Comida para vampiro- *los cachorros saben mejor* por serenituegt

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Capitulo: 3 Obscuro...

Los lobitos se habían quedado solos. Los adultos se habían marchado de caza, ha bosques más lejanos. Pues el alimento escaseaba en invierno... pero los cachorros no estaban del todo desprotegidos. Ya que los adolescentes de cada tribu se quedaban a cargo... ¡los cuales por cierto inventaban las pruebas año con año!...

-Auh... auh... Auh –aullaban los licántropos, cerca de una hoguera. Que se prendía al inició del invierno y al terminar este. Los lobos se arrojaban al mismo fuego, para renovar sus energías...

-“¡Hermanos peludos!” –decía fuerte y claro un lobo adolecente. Que se encontraba trepado, en un árbol, en posición de cuclillas-

-¡Como es costumbre!... Cada año realizamos una absurda pero gratificante prueba, a los lobos más pequeños. Que desean mostrar sus habilidades. Y purificar su astucia, experiencia, fortaleza; rapidez. Y por último, pero no menos importante, su ferocidad... la cual por cierto es la más importante. Ya que sin ella, los malditos chupa-sangre. Habrían acabado con nosotros desde hace siglos...

¡Así que hermanos de colmillos! Demos inicio a esta prueba de hombría. “¡Al frente todos los aspirantes a hombre!”... –gritaba con emotividad el lobo, mientras daba un enorme salto-

Pero al parecer ningún cachorro se acercaba a la hoguera. Los presentes solo se veían, unos a los otros y un sinfín de cuchicheos, se escuchaban en el ambiente.

-¡Que pasa!... No me digan que tienen miedo. “¿Qué acaso, nadie hará la prueba este año?”...

En el lugar se plantó, un silencio sepulcral. Al parecer nadie, realizaría la prueba ese año... “¿pero?”... ¡En donde se encontraban Yugi y Joey!...

 

A las lejanías de la hoguera, se podía escuchar unas voces. Voces que conllevaban desesperación e impotencia...

Yugi y Joey se habían, acomodado la ropa después de su pequeño juguete. Los dos pequeños caminaban tomados de las manos. Por la obscuridad del bosque, ambos se dirigían a la hoguera, para aceptar, la prueba.

Mas sin embargo un ruido llamo su atención. –Oíste eso Joey –exclamo el pequeño, que se pegaba al mayor-

El ruido de ramas quebrándose, se escuchaba cada vez más cerca, y esto preocupaba al cachorro más pequeño. Pues una neblina espesa, comenzaba a cubrir, todo a su paso...

Ambos se sentían asechados, y por lo tanto miraban a todas partes. Como esperando a que algo sucediera...

-¡Quien anda hay!... –grito con valor el rubio- pero nadie contestos. Lo único que paso, en un breve segundo. Es que el rubio, se encontraba en el suelo.

Después de reaccionar, a lo que había pasado. El rubio rápidamente, trato de levantarse. Pero al girarse se topó, con su amigo. En brazos de otro hombre, que por su puesto, conocía muy bien...

-¡Déjalo ir Erick, él no te ha hecho nada!... –de la nada dos sujetos, salieron y sujetaron al rubio- impidiendo que este pudiera ayudar a su amigo...

-“A mi tú no me ordenas... hembra número dos”. –decía el susodicho que tenía por el cuello al pequeño. Que a la vez sujetaba el brazo del mayor. Pues lo estaba estrangulando lentamente-

De la obscuridad del bosque una risilla se escuchó. – ¡Jajaja!... pero que tenemos aquí. –decía burlonamente, la perra castaña de Tea...

-Parece que esta noche. ¡No podrás, realizar la prueba!... y sin ella ya sabes que pasara. “¡Pero!”... Por qué espera... ¡Si mi primo, puede hacerlos sus hembras, en este instante!

El rostro de Joey, emanaba rabia e ira. Pero esta rápidamente cambio al escuchar las palabras de la perra.

-¡¿De qué están hablando?!... Déjenos en paz... además no pueden hacer esto...

Los labios de la chica se agigantaron, por lo ancho. – ¡Eres estúpido, oh qué!...  ¿”Aun no entiendes?” que cada uno, de los de la tribu. Van a violar a ti y a tú amiguito...

Después de lo que les van a hacer. Nadie los va a volver a ver, o desear... Ustedes simplemente pasaran a ser escoria; asqueroso que se arrastrara, por los suelos pantanosos...

-“¡Eres una!”... –el rubio, no pudo terminar su frase. Pues los dos sujetos lo golpearon en el estómago-

-Ahora que lo pienso... Tú estás encariñado con esta tachuela... ¡No!...

-¡Se me ocurre algo!... -la castaña miro a peli-azul- ¿Por qué, no hacer?... que mire cómo. Cada uno de los presente viola al pequeño...

Juro que eso sería muy divertido. Jamás en tu vida podrás olvidar, como este pequeño gusanó. Lloraba pidiendo que se detuvieran... –la chica, se tiró una carcajada, llena de pura maldad. Pues lo que pretendía era un acto atroz; que entre lobos no se podía perdonar-

Pues ser deshonrado. No solo traía el deshonor en el alma. Sino también una maldición, más grande, que ser un hombre lobo...

 

Mientras esto sucedía en el bosque, en la ciudad se daba otra cosa total mente diferente... pues en esta la obscuridad, no reinaba. Ya que pequeños faros iluminaban, los senderos más importante...

-Mokuba que hacemos aquí –preguntaba con preocupación un albino de ojos color ámbar. De nombre Bakura- Tú sabes mejor que nadie que tenemos prohibido, alimentarnos cerca del palacio, o de donde estemos viviendo... (Por eso los de la fiesta eran extranjeros)

Los dos delicados vampiros. Caminaban con seguridad por los senderos. De hecho se paseaban como si fueran amos y señores... pero el albino, presentía algo. Pues este tenía el don de la clarividencia. Y desde hace días se sentía inquieto, ya que no lograba ver nada, en contrato. Solo divisaba una silueta monstruosa...

-Yo creo que deberíamos regresar, al palacio... –una vez más argumento el albino. Pero el pequeño vampiro no prestaba atención al tal. Más bien este parresia está buscando algo. “oh a alguien”...

-Si tienes tanto miedo, porque no te vas, y me dejas solo... ¡Eres un vampiro!... y actúas como una doncella en peligro –dijo el azabache con enfado-

-Mokuba tú sabes que no puedo dejarte solo... Tú hermano me arrancaría la cabeza. ¡Así que mejor, porque no me cuentas!... Que estamos haciendo en este lugar, exactamente...

El pequeño azabache detuvo su andar y miro fijamente al albino. –Estoy cansado de los acosos de Yami. Así que solo hay un método para alejarlo de mí... Y eso es matarlo...

El chiquillo termino de hablar y un silencio se plantó... pues el albino no comprendía las palabras del azabache, y tampoco quería comprenderlas...

Mokuba por su parte continuo con su andar, dejando de lado a su acompañante. Mas después de unos segundos escucho la voz del otro...

-“¡Espera que acabas decir!”. –el oji-ámbar, estaba trastornado. Ya que las palabras del pequeño con llevaban a una masacre, por el lugar del susodicho Yami-

-Acaso quieres provocar una guerra, por el lugar, de Yami en el consejo vampírico. “Sabes cuanta sangre correara por ese puesto”... apenas nos hemos librado de Napoleón. Y su estúpida guerra con los neuntoter (vampiros que propagan plagas)... recuerda que nosotros los nosferatu... somos la rasa de vampiros más importante del mundo. Y si muestra rasa cae o se hace débil... la humanidad correrá peligro. Pues las reglas que han establecido, el consejo y tú hermano... serán nada una vez que nos ataquen los demás...

El azabache detuvo sus pasos, y se pudo oír. Como un chillido salió de sus labios... el más grande se acercó y lo miro con cuidado. Notando así, que de sus bellos ojos escurrían lagrimas...

-Yo estoy enamorado de alguien más... -exclamo el chiquillo, que sollozaba- Yo no quiero ser de él... Pero todo lo que dices es verdad... No puedo, pero sí...

El pequeño se echó a correr como alma que lleva el diablo... el entendía las consecuencias de sus palabras... pero su frio y muerto corazón, le pedían ser frívolo y cruel. Envidioso y mezquino...

De repente el joven vampiro, se vio envuelto de un espeso bosque... en el cual dos lobitos estaban siendo atacados...

Al instante de notarse perdido en las penumbras del bosque. El azabache nosferatu, comenzó a mirar a su alrededor. En sí el lugar no le causaba nada, pues él era el depredador, más feroz de las cadenas monstruosas.

Pero algo en el lugar, llamo su atención. El sonido y los olores, cautivaron sus sentidos. Pues sin duda alguna, olía a hombre lobo...

Con sigiló el nosferatu, comenzó a rastrear el olor, que lentamente lo excitaba. Mas debía ir con cuidado, porque a su parecer. Eran muchos los hombres lobo, aunque eso no le importaba, ya que el olor a sangra de licántropos. Lo estaba volviendo loco, pese a que, en pocas ocasiones, había probado tan inmaculado sabor...

En un chispazo, paso por su mente. Que ser acosado, por Yami esa noche, había sido lo mejor. Ya que sin este acto, el jamás habría salido de caza...

Con cuidado el vampiro logro observar, a los licántropos. Sus ojos de muerto lograron captar cada movimiento, en cámara lenta, y su oído, lograba escuchar como latían los núcleos, de tan puras creaturas...

Mantuvo su distancia y comenzó a escuchaba la conversación, entre ellos...

 

-¡Vamos!... dense prisa... Mientras más tardemos, más les entrara, el arrepentimiento... –Mokuba, escuchaba con claridad las palabras de una castaña. ¡Qué por taba un poncho de piel blanca!, junto con una minifalda del mismo tono-

Al parecer los licántropos, estaban tan ocupados, que no; notaban su presencia. Así que el pequeño, decidió acercarse más. Comenzando así, a contar a los licántropos. Que al parecer eran solo diez...

Si su hermano supiera, lo que había encontrado. De seguro lo veneraría, por siempre. Pues estos seres de la obscuridad veneraban la sangre, de estos seres. Ya que los nutria mejor, que la sangre de un humano común... la sangre de un hombre lobo nacido, y no maldecido. Era más que cualquier cosa. Ni siquiera tenían palabras, para explicar, lo que la sangre de estos cuadrúpedos, significaba para un vampiro.

De hecho la sangre de los licántropos. Le había dado el control a los Nosferatu, sobre las otras razas de vampiros...

¡Más todo abuso se paga!... ya que ningún hombre lobo nacido. Había a parecido en cien años. “Hasta ese momento”..., era el destino, o solo una cruel casualidad...

El pequeño azabache estaba fascinado con su hallazgo. Quería grabar cada momento en su memoria. Para no perder detalle de nada, ya que esto era épico...

Lo primero que sus obscuros ojos captaron. No fue de su agrado, pues un pequeño lloraba, mientras otro sujeto se le colocaba encima.

-¡De jalo en paz!... el solo es un cachorro... Desquítate conmigo si quieres... Pero a él no le hagas nada...

El vampiro giro su rostro para mirar, al que había dicho esas palabras. Este era un rubio, que escupía sangre, ya que otros dos lo golpeaban.

Un estremecimiento corrió por el cuerpo posémoste, del ya espectador. Algo no le gustaba de esa escena, pero tenía que seguir mirando y controlarse... ya que la sangre que escupía el rubio, comenzaba a calentar su muerto organismo.

 

-¡Cierra la boca!... perro malo –la perra castaña, planto una bofetada al rubio-

-Mejor disfruta del espectáculo. Cortesía del próximo líder de manada.

Los ojos miel que se escondían, entre mechones. Cambiaron de aspecto, por un tono rojizo, y una pupila refinada, como la de un gato...

-¡Por qué nos hacen esto! -aulló el cuadrúpedo- Nosotros no somos, sus juguetes, nosotros no somos sus hembras...

El rubio se zafo del agarre, y con brusquedad, trato de llegar, con su pequeño amigo. Pero algo lo detuvo en seco. Pues el peli-azul, sujetaba una daga, cerca de la garganta, de Yugi.

Los otros lobos, que habían sido, burlados. También se detuvieron, esperaban que su líder digiera algo.

-¡No des un paso más!... Oh él enano se muere...

 

Mokuba rechino los dientes. Sus colmillos sobre crecieron, el pequeño se sentía indignado... esos lobos, estaban haciendo lo mismo, que Yami, le hacía a él...  el Nosferatu que se encontraba escondido tras un árbol. Ya no podía soportar, la situación.

Y desmesuradamente se lanzó sobre, el peli-azul. Revolcándolo así por los suelos... ¡los hombres lobo se exaltaron al notar, que algo, había atacado a su líder!...  

Más a Joey, eso no le importo. En cambio corrió con su amigo... –“Vamos Yugi”... tenemos que irnos –el pequeño se levantó, estaba temblando, además de estar lleno de lodo; sus ojos, estaban irritados, por el llanto-

-¡Quien nos ayudó!... –resoplo con voz débil. Pero con entusiasmo-

Los dos lobitos miraron, hacia donde se encontraban los demás. Los otros lobos, habían corrido al rescate de su líder. Yugi dio unos pasos al frente, para mirar a su salvador. Que al parecer, era un niño más chico, ellos...

Mokuba se vio rodeado, por las vestías. Ahora que los tenía cerca, ¡pensó que!.., tal vez no había sido buena idea. El enfrentarse a los licántropos. Sin antes haberse alimentado...

Pero el pequeño, mostro una sonrisa tan diabólica, que los licántropos, se asustaron.

-¡Vaya!...  pero que tenemos aquí... –musito la perra castaña-

Continuara >>>


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