En esos momentos le agradecía al universo que su trabajo pudiese ser tan exigente en ocasiones, si no fuese porque se encontraban en una época con demasiado movimiento seguro estría en su casa llorando a mares, tal vez tirado en la cama de su habitación viendo películas de acción mientras comía helado, si, de seguro eso es lo que estuviese haciendo si no fuese por lo agitado que estaba ahora; aunque ¿para qué mentir? Esa noche, después de correr más rápido que el mismo flash en vez de dirigirse a su casa se fue directo a casa de Gaara. Al llegar tocó tan fuerte como sus puños pudieron golpear aquella puerta, tardaron un poco en abrir hasta que al final una chica con muy poca ropa le abriera para dirigirle una mirada afilada sin fijarse gracias al universo en los mojados ojos que tenía.
- No sé quién rayos seas, pero Gaara está conmigo esta noche y no creo que pueda atenderte
- Mira amiga – que bueno que sabía disimular – solo necesito hablar con el un momento y te aseguro que luego seguirán donde se quedaron
- Yo no soy tu amiga y no estoy dispuesta a dejar ir esta oportunidad – y como no todo podía ser mala suerte para su persona por obra de magia pudo escuchar como Gaara se acercaba hacia ellos.
- ¿Quién es que tardas tanto?
- Soy yo -sonrió
- ¿Naruto? – parpadeó - ¿pasa algo? – rayos, lo conocía bien
- Te necesito Gaara – y como pudo se adentró al hogar del pelirrojo para poder abrazarlo, enserio necesitaba llorar, pero la presencia de la mujer evitaba que lo haga
- Te tienes que ir, ahora – dijo con voz seca a la mujer
- Pe-pero si la estábamos pasando muy bien – parpadeó la mujer
- Esta persona que vez aquí -dijo viendo hacía el cuerpo hundido en su pecho – es de lo más importante para mí y una calentura de un rato no va a hacer que no esté con él.
En esos momentos agradecía al cielo por tener un amigo tan bueno como el pelirrojo, cuando por fin escuchó que estaban solos sintió como su amigo lo llevaba hacia la habitación de este ¿Cómo lo sabía? Sencillo, terminaba en su hogar cada que Sasuke lo plantaba. Cuando sintió la suave cama abrió sus ojos de a poco para poder mirar a un preocupado Gaara. Intentó hablar. De verdad intentó. Pero como si le leyera la mente, no lo dejó hablar y en vez de eso lo abrazó susurrándole un “desahógate”. No supo cuántas horas pasaron de esa forma, debieron ser muchas pues llegó el momento en el que ya no sentía su cuerpo por completo, lo bueno es que ya se había calmado por lo menos un poco.
- ¿quieres un poco de agua?
- No gracias, estoy bien, perdona por arruinar tu cita – sonrió como pudo el pequeño rubio.
- Nada de eso, sabes que yo estoy aquí para ti -le devolvió la sonrisa- dime ¿se pelaron?
- Lo dejé.
- Eso lo agarró por sorpresa - ¿Terminaron? – definitivamente le pedía a las estrellas por que llegara ese momento, pero jamás pensó que sucediera.
- Lo encontré con una mujer en la cama- soltó un suspiro- fue suficiente para mi.
- ¡Ese maldito! – gritó parándose – te juro que lo mato ¿en qué demonios estaba pensando? – definitivamente no era esa la manera en la que quería que terminaran
- No lo sé Gaara.
- Ese tipo necesita una lección – y si no fuese por el rubio se hubiese levantado para ir a golpearlo.
- No lo hagas, no se merece nada.
- ¿Naruto?
- ¿suena raro viniendo de mí? Yo solo ya no quiero nada relacionado con él, soporté mucho, pero sé que tampoco fui el mejor novio del mundo…
- ¡eso no es cierto!
- Claro que sí, él no era tan malo, no me puedes dejar mentir… era muy lindo en ocasiones
- Odio admitirlo.
- El punto es que en algún momento supuse que terminaríamos, ya lo había sentido venir solo que- sollozo- nunca pensé que fuese de esta manera – y un nuevo llanto nació.
Suspiró.
Después de ese momento Gaara lo había llenado de comida y películas de terror para hacerlo sentir mejor. Funcionó de cierta manera. Daba gracias por tener tan buenos amigos.
Cuando por fin había llegado su hora de comida fue a una cafetería que se encontraba cerca de su trabajo… pensándolo con un poco más con calma, esos 15 días de nueva cuenta que llevaba sin saber de él no los había sufrido tanto como llegó a pensar y tal vez y solo tal vez fue la mejor decisión que pudo haber tomado… le dolía, no podía negarlo, pues a pesar de todo aun lo amaba con todo su ser. Estaba tan sumido en sus pensamientos que no sintió la vibración de su celular si no hasta que vibró por tercera ocasión; antes de ver el mensaje pagó lo que había comido para poder regresar a su distracción. Cuando por fin leyó los mensajes un nuevo suspiro apareció...
“¿Cómo has estado? ¿ya no estás enfermo?” ese había sido el primer mensaje.
“Sasuke no ha hablado conmigo, lo siento” el segundo.
“Yo sé que duele, pero pronto estará todo bien”
Era Itachi, su ex cuñado. Hace 15 dias había tenido un incidente con el pelinegro y desde eso casi no habían hablado… no entendía porque se sentía mal, sabía que ya no era nada de Sasuke, pero se sentía mal por la escena que había contemplado su amor… definitivamente fue un mal momento. Aunque gracias a todo esto entendía más las cosas y se sentía fuerte.
Había pasado aproximadamente semana y media del peor momento de su vida y tenía que admitir que no estaba tan bien cuando estaba solo como en ese momento, si bien Gaara no lo había dejado solo entendía que este trabajaba y no siempre podía estar como su apoyo. Recordaba que desde una noche antes no había probado bocado (¿Quién tendría tantas ganas de comer?) pues solo quería dormir, sin embargo, el sonido de su timbre le llamó la atención así que decidió ir a abrir la puerta (con la esperanza de un Sasuke con arrepentimiento) pero vaya sorpresa se dio cuando vio a su cuñado en su puerta con una pequeña cajita en las manos.
- ¿Itachi?
- Hola Naruto – le sonrió- te ves fatal.
- Gracias- le devolvió la sonrisa – no te esperaba, ¿Qué te trae por aquí?
- Te traje el desayuno y – la seriedad de los Uchiha se apoderó de su rostro- vine a hablar contigo de lo que pasó con Sasuke.
- ¿cómo?
- Se lo que pasó Naruto y he venido a hablar de eso… pero antes, ve a cambiarte, yo acomodaré tu desayuno
Y sin dejar que se oponga lo empujó para que se dirija a su habitación, no podía llevarlo, era incorrecto siendo su cuñado. Una vez bajó el rubio se sentaron para que pudiese comer, una vez terminado el desayuno el pelinegro se levantó para lavar los platos sucios y que el menor se quedara sentado.
- Quiero decirte que yo aun creo que mi hermano es inocente- soltó sin pensarlo más
- ¿Itachi? ¿cómo sabes? – preguntó manteniendo la mirada en sus manos sobre la mesa
- Gaara llamó para contarle a Neji y yo lo escuché por accidente – el rubio lo miró – sé que estuvo mal y aunque aún no hablo con Sasuke… tengo la esperanza de que sea un mal entendido.
- Se que es tu hermano y lo quieres, pero yo sé lo que vi.
- Pero…
- Fue como si todo encajara, sus salidas, su falta de interés en mí, su uso excesivo de regalos cuando yo me molestaba… no lo sé, me llegué a sentir muy inferior a su lado. Lo amo, no puedo negar que lo hice, lo hago y seguramente lo haré, pero lo que hizo fue la gota que derramó el vaso… necesito pensar en todo esto yo ya no quiero ser una persona torpe que se dejaba llevar por todo lo que decían… yo siempre te veré como mi cuñado, pero a tu hermano no sé si quiera verlo.
- Naruto…
- Le sonrió- o al menos eso quiero.
- No hay duda que mi hermano es un completo idiota – se sentó frente al rubio – me gustaría ayudar en algo – confesó con algo de pena.
- ¿realmente quieres ayudarme?
- Si
- No dejes que Sasuke me vea, por lo menos no por ahora, no podría soportarlo.
- Si eso es lo que quieres – tomó sus manos – lo haré, no lo apoyaré a estar contigo hasta que el mismo se acerque a mí, ¿te parece?
- Es suficiente para mí.
El resto del día se la pasaron limpiando la casa del rubio porque por más mejor amigo que fuese el pelirrojo… era un asco para la limpieza. Era ameno estar así ya que podía distraerse… todo iba bien, incluso comieron juntos, pero en el momento que abrió la puerta todo se vino abajo.
- ¿Qué haces aquí Itachi? – rayos, por un momento había olvidado que su cuñado estaba ahí
- La pregunta correcta es… ¿Qué haces tú aquí?
- No quieras cambiarme la pregunta, ¿¡Qué demonios haces tú en la casa de mi novio!?
- Para empezar, ya no es mi cuñado… si no mal recuerdo terminó contigo en cuanto te vio en la cama con tu secretaria- y ahí agradeció la bendita actuación del pelinegro mayor.
- ¿¡acaso le contaste!? – recordaba que estuvo a punto de gritarle a su ex novio, pero no logró hacerlo ya que se le adelantaron.
- Si es así no tiene por qué importante, no sé cómo pudiste hacerle eso, no sé cómo pudiste cambiarlo por una zorra como esa.
- ¡cállate!
- ¡no me callo! Tanto que te costó que nuestros padres acepten la relación, tantas cosas que pasaron juntos ¿para qué? Para que unos años después lo hagas a un lado por irte de zorra en zorra…. Te dije que cuidaras lo único bueno que habías hecho en tu vida y no lo hiciste así que se hombre y enfrenta las consecuencias y ni creas que nuestros padres te ayudarán… ellos ya están al tanto de todo lo que ha pasado.
Otro suspiro. Después de aquello se puso demasiado triste y le pidió a Itachi que se fuera, sabía que nada de lo que le dijo lo sentía realmente y lo agradecía. Si suponía bien, por eso le mandaba aquellos mensajes. Si se ponía a pensar claramente, últimamente recordaba muchas cosas. Suspiró. O tal vez era que le prestaba más atención a lo que pasaba. Aun así, tenía que esforzarse y concentrarse más en lo que hacía, como en lo que hacía ahora, por ejemplo.
- ¿Sabes? Hace 5 minutos que terminaste de sacar esas copias.
- ¿eh? Jejeje ya sabía Hina -rió, rayos… acababa de prometer más concentración.
- Si como no – le devolvió la sonrisa – se que todo esto es difícil, pero – le quitó con suavidad las hojas que traía en la mano el rubio- pronto todo mejorará y si es necesario… ven a vivir conmigo un tiempo.
- ¿Qué? – parpadeó para luego dirigir su mirada hacia ella.
- Te conozco rubio – le tomó de la mano – se que es duro y yo quiero ayudarte.
- Lo sé y lo agradezco, pero… ¿Qué no Neji va a dormir a tu casa? No me gustaría llegar e interrumpirlos en el acto.
- Jajaja no seas así, te aseguro que no le importará dormir con mi perro, después de todo, todos somos amigos.
- Gracias Hina – la abrazó – lo pensaré.
- Prométemelo.
- Lo prometo- y solo así pudieron al fin volver a trabajar.
Mientras tanto en algún punto de la ciudad se encontraba un azabache arreglando completamente su hogar. Tenía puesto un poco de música. No podíamos decir que estaba completamente feliz, pero si decidido. Había pasado una semana desde que se dio cuenta que tirado llorando no resolvería nada, las dos primeras semanas después de su encuentro con su hermano habían sido devastadoras, pero en la tercera semana pensó con más lucidez… amaba a Naruto, lo amó antes de que él mismo se diese cuenta y tirado sin hacer algo no se lo iba a poder demostrar. Primero arreglaría todo su entorno… tenia que hablar con su hermano, en el momento pensó lo peor de ellos, pero luego razonó… en verdad era un idiota. Y aunque en realidad hubiesen tenido algo, no le importaba… lucharía por su rubio.
- No sé cómo, pero te demostraré cuánto te amo y cuan arrepentido estoy, solo espérame por favor… Naruto.