¿Era feliz desde que lo había dejado?
¿En realidad había festejado cuando se fue?
¿De verdad lo había perdido?
¿Por eso su sonrisa era tan natural, aunque no lo pareciera?
¿No se sentía ni un poco mal?
¿En verdad se había ido de la ciudad?
Estaba por comenzar con su plan “Por Naruto”, lo comenzaría al día siguiente, pero ir por un café con su amigo Neji lo había dejado casi por el suelo de nuevo. Y es que no tenía mucha intención de hablar con el castaño sobre su ahora ex novio, pero un mensaje que le había caído a mitad de su improvisada reunión le hizo tener que tocar ese tema con su amigo y grande fue su sorpresa cuando escuchó todo aquello que le decían. Necesitaba que le repitieran todo aquello porque no podía entender nada de lo que le decían.
- Neji, repíteme lo que me acabas de decir – centró su mirada en el mencionado
- ¿Qué de todo quieres que repita Sasuke?
- No lo sé… ¿Todo?
- No entiendo que te pasa, si no mal recuerdo, tu fuiste el culpable de que Naruto se vaya… ¿y ahora quieres saber sobre él?
- Se que nadie me cree, pero en serio lo amo… aun no me resigno a perderlo en realidad
- Lo engañaste – la frente del Hyuga se arrugó
- Solo dame un poco más de tiempo y les demostraré a todos que nada de lo que creen sucedió
- Eres mi amigo y sé que debería apoyarte, pero Hinata quiere mucho a Naruto y para mi primero esta apoyarla a ella- suspiró – pero supongo que no puedo olvidarme de ti, eres mi amigo después de todo
- Entiendo tu punto – le dio una media sonrisa- y por esta amistad que aun nos queda, te pido que me repitas lo que dijiste hace unos minutos
- ¿Exactamente desde dónde?
- Desde que te pregunté por el – eso hizo que el castaño suspire
- Naruto se fue de la ciudad y no se cuando regrese, la verdad si se ve bastante feliz a pesar de que ya terminaron, de sus labios salió que ya lo habías perdido, se ve tan feliz y natural que contagia a las personas… creo que le hizo bien alejarse de ti – hizo una mueca – se que no es lo que querías escuchar, pero me alegra que él esté mejor
Después de eso no había dicho mucho, aun le costaba tragar y procesar unas cosas. Apenas estuvo despidiendo a su amigo, había contactado a sus pocos amigos restantes para preguntarles por Naruto, aunque no creía a Neji capaz de mentirle tenia que estar muy seguro de que no fuese mentira. Unas dos horas pasó hablando con todos ellos, pero las respuestas eran muy similares: “lo siento, pero no he oído de Naruto” “Si, algo así me dijo Hinata” “Eres un completo idiota”. Se sentía muy mal, como si el universo no le hubiese dejado reparar las cosas, soltando un suspiro comenzó a caminar ya que no se había movido de donde se encontró con Neji; con la mirada perdida en el horizonte trataba de pensar como averiguar donde era que vivía el rubio ahora…. Tal vez ya no lo quisiese, pero no se rendiría, si era necesario se mudaría de ciudad con tal de intentar arreglar las cosas, en esos pensamientos estaba cuando le pareció ver una figura muy familiar ¿acaso su cerebro ya lo hacía imaginar? Inquietado por lo que vio decidió seguir aquella figura, con forme pasaba el tiempo se sentía más seguro sobre que fuese Naruto por lo que no paró. Al darse cuenta de donde estaba soltó un suspiro de alegría… ¡Era Naruto! ¡Y no se había ido! Pero ¿Qué hacía en casa de Hinata? ¿acaso el peli café le mintió?... bueno, eso era lo de menos ¡estaba tan feliz! Ahora podía estar más tranquilo.
Llevaba 3 días espiando la casa de su amiga mientras por ratos iba a ver la casa del rubio para comprobar si realmente Naruto vivía con ella o solo había sido una visita ocasional aquel día. No, definitivamente vivía ahí ahora. ¿La razón? Por el momento no le importaba. Lo único que le importaba era que ese día comenzaría su plan.
- Repíteme por que es que tengo que hacer esto Itachi – se acaricio el puente de la nariz por décima vez
- ¡Por qué es romántico! Yo lo haría
- Pero es algo inútil – suspiró
- ¡Es una orden!
- De acuerdo- soltó un suspiro más
En la casa de cierta chica se encontraba un rubio con una pancita apenas visible comiendo unas deliciosas fresas con chamoy sobre estas mientras leía un libro de nombres para bebés, ciertamente aún no sabía que sería su pequeño, pero eso no le impedía seleccionar unos cuantos. Llevaba unos cuantos días sin salir de la casa de su amiga y unos cuantos más desde que se mudó con ella. El médico había sido muy claro con ellos, su condición era si no única era especial y por lo mismo tenía que tener mucho cuidado… no había que olvidar que un hombre por naturaleza no se podía embarazar y eso era aún peor… luego de aquello había dejado de trabajar y no por gusto exactamente; Gaara fue directamente a hablar con Deidara (su primo y jefe) el cual al escuchar todo aquello (y después de casi matarlo por descuidado aunque él no tuviese la culpa) lo mandó a encerrar a casa de Hinata hasta que el riesgo pasara.
¡Y santo cielo! Ya se estaba cansando de no hacer lo que habituaba. Suspiró y se levantó para ir a la cocina para lavar su recipiente donde estaban las fresas, al regresar pasó por un espejo de cuerpo completo que tenía su amiga en el comedor. Aun le costaba creer como se veía y que tenía un pequeño en su interior. Tocó su rostro acariciando su propia mejilla, sus facciones se habían vuelto más delicadas y si bien no era algo que le gustase ya no le importaba, por un momento pensó que a Sasuke le hubiese gustado más si lo hubiese visto así de delicado sin necesidad de maquillaje… como odiaba ponerse eso solo para agradarle más. ¡No! Ya no tenía porque pensar en eso, era parte de su pasado. Otro cambio que había tenido era que su cabello había crecido un poco más pues debido a que no podía salir tanto no había ido a que se lo cortaran.
- ¿sabes? -Comenzó a hablar con su pequeño- no estoy seguro de querer decirle a tu padre-pasó su mano por su vientre- le pedí a tu tío Neji y a tu tía Hinata que dijeran unas cuantas mentiras por nosotros
Luego de unos segundos sin sentir mucho movimiento siguió
- Le dirán que soy feliz desde que se largó de nuestra vida, le dirán que festejé cuando nos separamos y que me perdió. Les hice creer que mi sonrisa es natural, le dirán que no me siento nada mal y que esa es la verdad. Le dirán que me fui de la ciudad- un movimiento en su pansita hizo que continúe acariciando- ¿Sabes? Le dirán lo que no es cierto porque yo se los pedí pero en realidad me hace falta el aire desde que no esta conmigo- otro movimiento- perdón, con nosotros- sonrió- querer ser fuerte no se me da, después de que terminamos no soy el mismo- suspiró- se que e confundido a todos con mi alegría a todos, incluso a Gaara pero no e dejado de amar a tu padre ni un segundo; aunque no quiera, aun espero su llamada
El sonido del timbre de aquel hogar lo sacó de sus pensamientos, por un momento sintió miedo por que fuese una persona de las que sus amigos les habían hecho creer que había salido de la ciudad, pero al asomarse por la mirilla se percató de que no se encontraba nadie, aunque algo que se movió le llamó mucho la atención. Curioso abrió la puerta para encontrarse con una canastita con un listón azul atado, dentro de esta se encontraban unos ¿Chocolates? O por lo menos eso suponía; como pudo la recogió, estaba por adentrarse a la casa cuando se dio cuenta de que había algo escrito en aquel listón
“De tu admirador secreto”
Ciertamente se había sorprendido por lo que decía, por un momento pensó que iba dirigido hacia él, aunque rápidamente desechó la idea pues nadie sabía que se encontraba ahí.
Alrededor de una hora después y sin poder resistir la tentación se decidió por comer unos cuantos chocolates. Así que tomando aquella caja se dirigió a la mesa del comedor y vaya sorpresa que se dio cuando al abrir esa caja se encontró con una nota dirigida ¿a él?
“Por favor no te asustes, soy un humilde hombre enamorado de ti. Se que es un poco extraño, y sé que te dirán que es peligroso, pero a partir de hoy déjame enamorarte. Jamás te haré daño y no me acercaré a ti hasta que sientas seguridad. Si deseas que deje esto regresa mi presente a la puerta por favor, así mañana sabré que no soy bien venido, pero si me permites continuar quédatelo y disfrútalo.
Siempre tuyo mi Naruto”
Definitivamente aquello no se lo esperaba, alguien lo estaba espiando o algo por el estilo, pensó que lo más sensato era llamar a la policía para decir que tenía un acosador o por lo menos sacar aquél regalo, pero… extrañamente sintió una calidez en el pecho; seguramente se estaba volviendo loco por aceptar aquello, pero no perdía nada con ver que pasaba… solo esperaba que la curiosidad no matase al gato. Tal vez aquello era lo que necesitaba para poder olvidarse al fin del padre de su hijo, y quizás tener un nuevo comienzo y alguien en quien apoyarse cuando tuviese que enfrentarse a Sasuke al nacer su hijo.
Lo que no sabía era que el mundo no es como lo pintan.