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Patético por Mc-19051

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Notas del capitulo:

Muchísmas gracias por tan hermosos reviews, en serio me encantaría actualizar más seguido, pero entre la universidad, estar casi 12 horas sin electricidad (viva la revolución) y sin internet me lo ponen prácticamente imposible, espero entiendan </3

 

Ser egoísta se siente bien.


 


Desde lo que pasó esa noche, el comportamiento de Jhon para con Lerroy no había cambiado, cosa que aliviaba bastante al castaño porque en serio creía que el mayor se pondría más tímido o haría lo imposible para que aquello se volviese a repetir.


El romanticismo seguía siendo el mismo, las charlas tranquilas y amenas; todo iba sobre la seda  y el castaño no podía estar más feliz, aunque en el fondo no sabía qué sentía realmente por el moreno ¿Era mucho decir que se había enamorado? Lo único que debía confesar era el hecho de que Jhon sin lugar a dudas era alguien especial para él.


Pero como siempre, había un pequeño gran problema ¿Qué podría regalarle a Jhon? Si se ponía a pensarlo más detenidamente, el castaño no sabía casi nada sobre los gustos del moreno, aparte de su manía por ver chicas lindas que también había disminuido bastante.


El muchacho en más de una ocasión pensó en comprarle un simple chocolate pero el recordar las horribles marcas de acné que el mayor tenía por todo el rostro le hacía pensar que éste tenía una muy mala experiencia con el chocolate o con cualquier alimento medianamente grasoso.


Lerroy suspiró con frustración y casi mandaba al carajo al tipo de la tienda por estarle viendo raro desde hace rato por haberse quedado como idiota mirando los peluches con corazones ¿Y si le regalaba uno de esos…? El castaño desechó de manera automática la idea, eso definitivamente no iba con él.


De todos modos, era su primera quincena y si sacaba bien las cuentas, fácilmente podía despegarse a de Jhon pero simplemente no quería, no quería pensar que el interés fuese la razón y por ende deseaba comprarle un regalo al moreno; al menos cómo agradecimiento por todo lo que lo había ayudado durante esos meses que llevaban conociéndose.


El moreno era cómo una mano amiga que apareció luego de cinco largos años de pura soledad, y ante ese pensamiento el castaño sintió un nudo en su garganta, no quería estar solo y por eso no quería que Jhon se fuera de su lado ¿Sería egoísta eso?


Desistiendo de cualquier idea, el castaño salió de la tienda rumbo a su hogar. Pensando seriamente sobre qué hacer con su vida.


[…]


Mientras tanto Jhon, cómo siempre, no sabía qué hacer ante aquella situación, no sabía cómo sentirse en realidad ¿Debía estar feliz? ¿Incomodo? Bueno, incomodo sí que estaba, no se terminaba de acostumbrar del todo al brusco cambio.


El moreno se había acostumbrado a beber agua caliente y que de un día para otro le estuviesen brindado una cara copa vino no iba con él, y todo por un malentendido ¿Cómo podría beber en frente de su jefa sin ahogarse en el intento si ni siquiera sabía cómo agarrar la copa?


—Esto no es lo tuyo ¿O sí, cariño? —Preguntó Roxane tranquilamente mientras veía la tablilla del menú.


—U-una l-lata de re-refresco habría s-sido más que su-suficiente…—Susurró el moreno sumamente apenado, simulando leer el menú; sólo podría soñar con esos platos, todo era tan caro.


—Tan dulce, si no estuviese casada, saldría contigo. —Canturreó Roxane burlona, y él sólo pudo encogerse más en su silla.


¿Cómo un día normal pudo terminar en eso?


Jhon había llegado tranquilo a su trabajo, dispuesto a ganarse ese otro ascenso, con su típica camisa manchada y sus pantalones sin planchar  caminó feliz hacia su cubículo. Toda la mañana había transcurrido normal, balancear cuentas, corregir presupuestos, lo típico.


Aunque algo que sí había notado era el comportamiento algo extraño de dos de sus compañeros, era cómo una extraña persecución de caricatura, la pobre chica caminaba por todo el piso con cara de espanto mientras que un tipo la seguía y de vez en cuando lograba acariciarle la pierna, el pecho o los glúteos.


El moreno pensó que se trataba de un simple juego de parejas porque en un principio a la chica parecía no molestarle, pero con el transcurso de la mañana, la chica  cada vez se fastidiaba más; especialmente cuando el tipo le tomó una foto por debajo de la falda.


Los demás simplemente susurraban cosas, algunas con referencias a él ‘Es extraño que el pervertido no sea Jhon esta vez.’ ‘Ah genial, cómo el Perv no era suficiente, ahora viene este otro fulano.’ Y similares. Él simplemente se limitó a fruncir el ceño y seguir trabajando.


Pero todo quedó en un abismal silencio cuando la chica gritó a todo pulmón.


— ¡Déjame en paz, maldito pervertido! —Fue lo gritó ella furiosa, Jhon por su parte simplemente fijó su vista en el monitor y apresuró el paso de su trabajo, queriendo quedar exhorto de esa situación.


Pero claro, fue cuestión de segundos antes de que Roxane saliera dando un portazo.


— ¡A mi oficina, Bustón! ¡Ahora! —El moreno se levantó de golpe de su silla al escuchar su apellido, cuando se encontró con la mirada furiosa de Roxane se preguntó qué había hecho mal ¿Lo iban a despedir?


Pero la mirada furiosa de Roxane rápidamente cambió a una de total confusión y se posó en los otros compañeros, los que habían iniciado todo y dijo con firmeza:


—Olvídalo, Bustón, ustedes dos; a mi oficina. — y las palabras sobraron para que ese par se metieran de golpe en la oficina de la jefa.


El moreno  pudo respirar más tranquilo cuando todo se calmó, pero más tarde ese mismo día, Roxane lo llamó.


Jamás pensó que sería para algo cómo eso.


—Aunque me pregunto cómo serías de amante…—El susurro de la mujer sacó al más joven de sus recuerdos— ¿Obedecerías todo lo que te dijese? ¿O sacarías un lado salvaje nunca antes visto?


—Y-yo… N-no…—Realmente no sabía qué decir ¿Y si la enfadaba?


—De todos modos, no te invité las copas para hablar de eso.


— ¿N-no?


—Sería absurdo —contestó con simpleza ella mientras terminaba su tercera copa—. Quería hablar sobre tu apariencia. —Ante esa respuesta el moreno parpadeó confundido.


— ¿Y n-no pu-pudo hacerlo e-en l-la of-oficina?


—Considera esto mis disculpas por lo de la mañana. Cuando escuché el grito pensé automáticamente en ti y mientras caminaba iba preparando el regaño que te iba a dar y me cuestionaba por que al menos te había dado el beneficio de la duda en primer lugar —la mujer le hizo una seña a un camarero que iba pasando cerca para que le trajesen más vino—. Digo, al fin y al cabo tienes fama de ser un pervertido que incluso tiene varias órdenes de restricción encima.


—B-bueno, he c-cambiado…—Intentó defenderse.


—Ciertamente, han pasado dos años sin que tengas una nueva, o has cambiado o aprendiste a acosar mejor —y ese comentario toxico fue más que suficiente para que el moreno terminase de guardar silencio—. Cómo te decía, quería hablar sobre tu apariencia, cómo supervisora del departamento de publicidad, debo estar al pendiente de mis empleados; ya que éstos son la representación del departamento  ¿Comprendes?


—C-comprendo…


—Obviamente, mis empleados deben lucir bien para que el departamento tenga buena reputación. No te pediré el milagro de que repares tu cara pero sí que te consigas una camisa sin manchas y que por lo menos planches tu corbata y pantalón antes de ir a trabajar ¿Nos entendemos?


—S-sí. — Asintió mientras bajaba la mirada, sumamente avergonzado, Roxane podía ser tanto dulce cómo una fiera desalmada. Y el moreno simplemente no se había podido salvar de sus garras.


—Habiéndolo dicho, me retiro, no te preocupes por la copa, va por mi cuenta, feliz noche. — y la mujer se fue tal cuál ya con la cuenta paga y dejando dos copas de caro vino en la mesa.


Jhon miró las copas y luego miró por dónde se había ido Roxane ¿Qué tenía que hacer ahora? Era un verdadero desperdicio dejarlas allí.


Quizá podría…


[…]


Eran cerca de las diez y el moreno nada que se aparecía en su micro-apartamento, y eso preocupó bastante a Lerroy, el cual nuevamente salió a ver el pasillo para ver si Jhon regresaba ¿Qué le habría pasado para que tardase tanto en venir? Volvió a adentrarse en el micro-apartamento y caminó en círculos.


El castaño se sentía cómo si fuese una extraña clase de perro a la espera de su amo, frustrado consigo mismo el muchacho decidió sentarse en el maltratado colchón para seguir esperando, si se hacían las once, llamaría a la policía.


Al cabo de unos minutos, volvió a asomarse por la puerta y lo vio  subir las escaleras con una botella que parecía ser de vino, el castaño arqueó ambas cejas, sorprendido, dudaba mucho que Jhon fuese bebedor o que al menos habría tomado algo de licor en su vida.


Salió del micro-apartamento camino hacia donde venía el  moreno para interrogarlo de una buena vez por todas.


— ¿Dónde estabas? —Preguntó el castaño mientras se cruzaba de brazos apenas encaró al más alto.


—B-bueno… La jefa me invitó a t-tomar algo. — Respondió casi automático  Jhon, sorprendido por el comportamiento de Lerroy ¿Por qué estaba tan estresado?


— ¿Ah sí? ¿Qué?


—Vino —y orgulloso el moreno enseñó la botella que tanto le había costado adquirir—. Creí que te gustaría beber un poco a ti también a-así que te traje una copa.


Ante tan absurdo comentario, Lerry sintió toda su cara arder por la vergüenza ¿En serio el moreno se había tomado la molestia de hacer eso? Al menos le terminaba de quedar claro que Jhon no era alguien egoísta.


Por su parte, el moreno se extrañó un  poco al sentir al ver cómo Lerroy simplemente se quedaba en silencio mientras que su cara estaba totalmente roja.


—E-entremos de una vez. — Fue lo que dijo el muchacho al cabo de un rato, mientras jalaba al  más viejo de un brazo y se encerraban nuevamente en el micro-apartamento.


Cuando estuvieron entre la supuesta privacidad que esas viejas  paredes le daban, el castaño empezó a hablar.


— ¿Tienes idea de qué tan preocupado estaba? —Interrogó firme el castaño.


—B-bueno, n-no es tan tarde… —Se defendió el moreno, sintiéndose avergonzado y desviando la mirada, ni siquiera cuando vivía con su madre había tenido una experiencia similar.


—Son cerca de las once, Jhon, para ti eso es tarde y lo sabes —refutó casi automáticamente Lerroy, frunciendo el ceño—. Puede que no lo parezca pero me preocupo por ti. —Confesó mientras suavizaba sus expresiones, tampoco era algo tan grave, el moreno estaba en todo su derecho al fin y al cabo.


—Y-yo también me preocupo por ti. —Enmendó Jhon mientras sonreía levemente, sintió algo bastante bonito en su pecho cuando escuchó a Lerroy decir aquello, era lindo tener a alguien preocupándose por él después de tanto tiempo.


—Lo sé —el castaño guardó silencio, apretando los labios y buscando las palabras correctas—. Sólo no quiero que nada malo te pase —sintió un nudo en la garganta y volvió a guardar silencio—. Eres… Eres alguien  especial para mi y sé que es egoísta sólo quererte para mi…P-pero —el castaño sentía cómo su voz se quebraba—… E-eres el ú-único que se ha quedado conmigo después de tanta mierda. — Y sin más, Lerroy quebró en llanto.


Jhon cómo única respuesta abrazó al castaño, era extraño, sentía tantas cosas a la vez que realmente no sabía lo que se sentía, lo único que el moreno sabía con certeza era que Lerroy tenía muchísimos más complejos de los que aparentaba.


—Hueles a aceite quemado —susurró el castaño entre hipos y la voz quebrada, mientras correspondía al abrazo—. Pero por favor, no me sueltes.


—No lo voy a hacer. — Y con esas palabras, ambos se quedaron abrazados un rato más.


[…]


—Entonces te llamaron la atención por tu ropa…— susurró el castaño mientras sostenía copa de vino y miraba el techo, se había dado el lujo de llorar en el hombro de Jhon y ahora tenía la nariz roja y mocosa, su único consuelo era un pañito que el moreno le había dado.


—Sí, creo que tengo las mismas camisas de hace cuatro años, supongo que es normal que ya se hubiesen manchado. —Argumentó Jhon mientras seguía acariciando al castaño, éste estaba sentado al lado suyo, apoyando la cabeza en su hombro.


—Ni que lo digas — Lerroy se sorbió nuevamente la nariz, sentía los ojos pesados y el vino tampoco ayudaba mucho pero estaba demasiado bueno cómo para desperdiciarlo—. Pero conozco un truco para limpiarlas y dejarlas cómo nuevas.


— ¿En serio? Sería genial que me lo enseñases.


—Dame una de tus camisas y verás cómo queda como nueva. —Lerroy movió sus manos en forma de arcoíris y después volvió a sorberse la nariz, definitivamente no servía para llorar.


—Deberías descansar… —Sugirió el moreno algo preocupado ya.


—Pero estoy muy cómodo aquí. —Lerroy simplemente se acomodó mejor en el hombro de Jhon mientras hacía un puchero—.Cárgame hasta el colchón y descanso.


—Estamos en el colchón. — Recalcó el más viejo algo confundido, ante su respuesta el castaño se levantó y lo miró con el ceño fruncido ligeramente.


—Eres un mata pasiones, Jhonny. —Ante ese comentario, al moreno se le escapó una pequeña risa; cosa que le quitó todo el sueño al castaño porque era la primera vez que escuchaba reír a Jhon en todo el tiempo que llevaba conociéndolo.


—Prometo cargarte la próxima vez. — Contestó el moreno con una tranquila sonrisa, y Lerroy sintió su corazón dar otro vuelco.

Notas finales:

Gracias por leer uvur


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