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Patético por Mc-19051

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Notas del capitulo:

Gracias por los comentarios ;v;

Sólo es el inicio.


Habían pasado unas semanas desde el desastre de cita que ambos habían tenido. Jhon por su parte siempre regresaba a su micro-apartamento con la esperanza de encontrarse a Lerroy en los pasillos pero esa esperanza se esfumaba al no conseguir rastro alguno del castaño en los pasillos.


Y por su parte, Lerroy simplemente se había dedicado a ‘trabajar’ cómo si nada hubiese pasado, claro si sufrir una violación demasiado bruta con una paga miserable podía considerarse un trabajo; habían veces en las que sentía que media víscera se le salía por lo duro que le daban pero al cabo de un rato se daba cuenta que sólo era  su imaginación y el horrible dolor que tenía.


Y así eran todas las noches hasta el amanecer.


Pero esa noche era distinta para ambos, tanto para Lerroy cómo para Jhon, eran cerca de las diez cuando el moreno iba saliendo de su trabajo, había empezado a hacer turnos extra y trabajar incluso los fines de semana para  tener un poco más de dinero y pasar el tiempo, además, los fines de semana veía caras más bonitas que durante semana así que no sufría demasiado pero esa noche en específico se excedió y salió tardísimo.


Además que, claro, estaba lloviendo de manera torrencial y ahí fue cuando agradeció haberle puesto finalmente los vidrios a su camioneta  Daisy, estaba vieja pero seguía siendo fiel y funcional.


Jhon encendió a su compañera con algo de dificultad para luego salir del estacionamiento e ir hacia su hogar, quizá cómo era tarde podría ver a Lerroy e intentar disculparse con él.


Iba conduciendo lo más tranquilo que podía porque la idea de un choque parecía estar fusionada a su cabeza, lloviendo y  de noche eran una terrible combinación para alguien cómo Jhon, el miedo y el frío le calaban, causándole unas tremendas ganas de orinar  y cuando no pudo más, tuvo que resignarse y llegar a un callejón a liberar su vejiga.


Entre la oscuridad y el agua se adentró al callejón, con las manos en su cinturón, intentando desabrocharlo con torpeza y desesperación; cuando finalmente logró liberar su miembro no se lo pensó dos veces en orinar encima de unas bolsas que estaban en ese mismo callejón.


Jhon suspiró contento, se sentía incluso más ligero. Poniéndose de nuevo el cinturón, un fuerte relámpago iluminó el cielo durante unos segundos, brindándole total claridad para que Jhon se diese cuenta que no había orinado sobre unas bolsas sino sobre un ‘dormido’ Lerroy.


Automáticamente el moreno sintió sus mejillas arder, sabía que si Lerroy se daba cuenta de ese detalle, no le hablaría jamás en la vida sin importar qué y esa idea le aterraba aún más que un choque automovilístico.


Con demasiado esfuerzo, Jhon logró arrastrar el cuerpo de Lerroy un par metros en el callejón, acercándolo más a su camioneta. No le importaba mojarse, igual iba a tener que tomar un baño cuando llegase a casa.


Levantó al castaño que pese a lucir pequeño, era demasiado pesado; por poco y caía las veces que intentó cargarlo para que se montase en la camioneta, así que tuvo que dejar la fantasía de cargarlo tipo princesa y hacerlo lo mejor que podía porque ya estaba helado y no sentía sus propias manos.


Jhon duró cerca de una hora en ese plan y cuando finalmente montó a Lerroy en el asiento del copiloto y él en el del piloto, se sintió exhausto a niveles absurdos. Respiraba con dificultad y  no sentía sus brazos o piernas.


Esperó un rato para calmarse, mientras, apreciaba la figura del castaño que estaba a su lado. A ojos de Jhon, Lerroy era lindo, con facciones más delicadas que las suyas y unas tupidas pestañas adornando sus ojos le parecía lo más cercano a una chica con la que había tenido contacto.


Por lo general las chicas no le tocaban o le hablaban, simplemente pasaban de él.


El moreno suspiró estando cerca de los labios del castaño pero se alejó al darse cuenta de lo que quiso hacer, su madre siempre le había dicho que los besos se daban con esa persona especial en los momentos especiales  y sabía que ese momento distaba de ser especial.


Tomó el volante y decidió manejar con calma hasta su hogar.


[…]


Cuando Lerroy abrió los ojos, esperaba o encontrarse en la morgue o en el mismo callejón en el que le habían dejado tirado pero para su sorpresa, se encontraba en su micro-apartamento, bueno, dudaba que fuese suyo porque olía distinto y la sensación no era la misma ¿Dónde coño estaba? Se cuestionó el castaño mientras se levantaba con algo de dificultad.


Caminó con torpeza por el lugar, corroborando en el proceso que ese lugar no era su micro-apartamento y poco tiempo después se dio cuenta que se encontraba plenamente desnudo. No era una colegiala cómo para ruborizarse pero igualmente le dio vergüenza el verse bajo esas condiciones y sin recordar nada.


¿Cómo diablos había llegado a ese lugar? ¿Qué clase de bicho raro  lo habría traído allí para hacerle quién sabe qué cosas? Optó por revisarse a sí mismo con más detalle pero no había nada fuera de lugar más que unos moretones y cortadas nuevas. No habían rastros de cortadas profundas y nada aparte del culo le dolía, así que, en términos generales  estaba entero.


Buscó con la mirada algo con que cubrirse, pese a que estuviese acostumbrado a andar libremente semi-desnudo por las calles; el estar completamente en pelotas le incomodaba, le hacía sentir vulnerable porque así era cómo sus clientes lo solían dejar: Desnudo y maltratado.


Suspiró al ver que no había nada en el lugar que le sirviese de ropa. Sólo habían cajas y un colchón en el piso; uh vaya que el tipo que vivía allí era exclusivo, tenía un colchón.


Lerroy se había acostumbrado a dormir sobre su ropa vieja o en el piso, un colchón se le hacía algo lujoso, así que caminó hacia éste y se acostó allí nuevamente. Era un poco incómodo y los resortes se sentían pero  definitivamente era más cómodo que el suelo.


Se acostó boca arriba y se quedó observando el techo agrietado  y con algunas manchas oscuras que dudaba querer saber qué eran, tenía sus sospechas de quién lo había traído; sólo había una persona que no dudaría en ayudarlo y ese era el perdedor de Jhon.


Y hablando del rey de Roma, un agitado Jhon entró; cargando un par de bolsas consigo, Lerroy arqueó ambas cejas, observando atento al moreno que parecía no haberse dado cuenta de su presencia. Al final sí que había acertado con sus sospechas, mejor un perdedor que un asesino serial ¿Cierto?


Jhon, por su parte, se estaba haciendo el ciego para con la desnudez de su invitado, no quería que Lerroy tuviese una percepción aun peor de él si se llegaba a emocionar bajo esas circunstancias. Optó por acomodar las pocas cosas que había comprado en esa nevera que medía menos del metro y sólo enfriaba cuando quería, de allí a que la mayor parte del tiempo bebiese agua caliente.


—Oye, no es necesario que me ignores ¿Sabes? — Lerroy fue el primero en hablar para acabar el silencio incómodo —. Seguramente te masturbaste un par de veces mientras dormía, que lo hagas ahora me da bastante igual; así que no me ignores.


—Y-yo n-no me masturbé mientras dormías…


— ¿Ah no? Si incluso me bañaste ¿No te emocionaste mientras tocabas mi cuerpo sin que opusiera resistencia? — Cuestionó Lerroy cómo si nada, al darse cuenta que olía a jabón.


—No creo poder excitarme con un cuerpo tan maltratado cómo el tuyo… Antes no tenías tantos moretones. —Y esa respuesta al castaño le calló cómo un balde de agua fría y no pudo evitar el fruncir el ceño.


—Claro que eres capaz de excitarte, sólo que no quieres que piense que eres un pervertido sin causa ¡Admítelo, te masturbaste mientras estuve sin señal!


— ¡No me estuve masturbando! — El castaño no pudo más que abrir los ojos con sorpresa al escuchar el moreno gritar de esa forma —. Antes no tenías el labio roto, ni la piel cubierta casi en su totalidad de moretones, cortadas y quemaduras de cigarro; tampoco tenías un golpe tan feo en el ojo izquierdo ¡Y tampoco te faltaba tanto cabello!


—Esto es a lo que me dedico, Jhon; habrán veces en las que estaré bien  y otras no tanto. — Fue lo único que se le ocurrió para rebatir, desvió la mirada y jugó nervioso con los bordes del maltratado colchón en el que se encontraba.


—Entonces dedícate a otra cosa, puedes conseguir otro trabajo y…—Lerroy le interrumpió alzando la mano.


—No me vengas con esas mierdas, todo tu discurso de auto-superación es una vil falacia. — Respondió el castaño mientras se sentaba con dificultad, se abstuvo de hacer mueca alguna de dolor; no quería que Jhon tuviese razón, sólo era un vil perdedor que vivía en el éter de las pajas ¿Qué iba saber él de la prostitución?


—No sé lo que es falacia, sólo sé que debes buscarte otro empleo, esto te está destruyendo.


— ¡Tú no sabes nada! ¡¿Qué te da derecho a ti de decir qué puedo o no hacer con mi cuerpo?! ¡Es mi puta decisión! — gritó ya fuera de sus casillas Lerroy, estaba eufórico ¡¿A dónde mierda se había el Jhon pasivo que conocía?! ¿Dónde estaba su característico tartamudeo? Lo que tenía en frente no le gustaba; un Jhon que estaba seguro de lo que decía.


Un silencio se extendió entre ellos; ninguno de los dos intercambiaba mirada o se atrevía a observar a su opuesto, ambos cruzados de brazos y mirando a un punto en específico en el micro-apartamento.


— ¿Y qué te pasó? — Después de un largo rato, Jhon decidió preguntar.


—Un imbécil me atacó y me robó el poco dinero que había hecho en la noche. — Contestó Lerroy sin ningún tipo de filtro aún sin mirar al moreno a los ojos, se sentía cómo un niño regañado ¿Desde cuándo Jhon tenía tanta autoridad sobre él? — ¿Y me devolverás la ropa? ¿O pretendes que me vaya en pelotas  hacia mí ‘’hogar’’? — Y ante su pregunta, Jhon se sonrojó hasta las orejas.


—T-te la devolvería pero no creo que puedas utilizarla.


— ¿Por qué?


—Está totalmente destrozada…—Y ante esa respuesta, el castaño recordó que el bastardo ese además de robarle lo que tenía, también le había destrozado su  traje especial por haber opuesto resistencia.


—Imbécil…—Susurró Lerroy de manera inconsciente mientras se abrazaba sí mismo, definitivamente se iba a tomar unos días, le daba igual pasar hambre, le dolía el cuerpo a horrores y no era la primera vez que alguien le daba tremenda golpiza para luego dejarle moribundo en algún callejón de la ciudad.


—Sí… Todos dicen eso. — Jhon sacó al castaño de sus pensamientos con ese comentario absurdo; Lerroy observó cómo el moreno se rascaba la nuca con una mirada cansina.


—No era contigo. —Se limitó a responder el más bajo.


— ¿No?


—Por extraño que parezca, no —el castaño hizo una pausa y suspiró un poco más tranquilo, siempre era divertido burlarse de Jhon—. Eres un imbécil, sí, pero eres uno bueno. —Y no pudo evitar el sonreír levemente al decir lo último.


—Y-ya veo… Gracias por pensar eso de mí. — Y el moreno sonrió aún con los nervios a flor de piel, no sabía qué le había pasado antes con Lerroy ¿De dónde había sacado las agallas para responderle sin miedo a que el castaño se enojase más? No lo sabía, pero lo que sí sabía era que Lerroy pensaba que era alguien bueno, eso le hacía sonreír con alivio.


—De nada, campeón; ahora desvístete.


— ¡¿E-eh?! ¿Y por qué?


—Porque no me piensas dar ropa, así que, igualdad de condiciones; Jhonny. Desvístete. —Lerroy sonrió victorioso mientras se cruzaba de piernas con cuidado, en serio le gustaba ver cómo su acompañante simplemente se volvía un manojo de nervios ante la idea de estar ambos sin ninguna prenda encima.


— ¿T-Tiene que ser… F-Frente a ti?


—Puedes bailar y poner música mientras lo haces. —ante su respuesta, Jhon simplemente lo observó en silencio, con esa expresión que sólo denotaba preocupación y vergüenza.


[…]


—Esto es… Raro. —Jhon simplemente no la tenía fácil, era la primera vez que se encontraba en una situación de esas ¿Las personas solían hacer lo que ellos estaban haciendo? Estar desnudos totalmente, uno al lado del otro; sentados en el mismo colchón y  mirando a la nada.


—Ni tanto —fue la simple respuesta de Lerroy que sólo aumentó la vergüenza que el pobre Jhon tenía encima—. Sólo que no estás acostumbrado a que alguien aparte del espejo te vea desnudo y se de cuenta que… —Una chispa de razón llegó a la cabeza del castaño, haciendo que dejase sus palabras al aire; confundiendo en el proceso a su acompañante.


— ¿S-se den cuenta de q-qué? —El moreno sintió curiosidad y más vergüenza aún ¿Qué quiso decir Lerroy? ¿Tendría algo muy malo en el cuerpo? Claro, aparte de la falta de músculos marcados y las marcas que varias raspaduras que se hizo de niño junto a vestigios del acné.


—De que estás fuera de forma, es todo. — Contestó Lerroy algo atropellado mientras le daba la espalda a Jhon, sintiendo sus mejillas arder por la vergüenza. Por poco y le decía al perdedor que parecía un oso de peluche con todo ese vello y la falta de condición física.


Y que para más colmo, al castaño le habían entrado ganas de abrazarlo.

Notas finales:

Gracias por leer <3

 


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