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1. DETECTIVES: Salto en el Tiempo por MonceLite

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Holmes se encontraba realmente calmado para en ese momento estar en pleno secuestro.

Había planeado todo cuidadosamente, desde el momento en que llegara de aquél bar.

Si tan solo Stark hubiera escuchado ese sin embargo que había mencionado por la noche, habría entendido porque razón era mejor continuar la investigación en ese tiempo, aunque al parecer la suerte estaba de su parte, después de que Jarvis le dijera a Tony sobre aquel inconveniente en su maquina, supo que no habría que modificar nada en sus planes.

Lo único que le preocupaba era que Watson estuviera también involucrado, su presencia era algo que no había considerado.

Aunque el viaje fue en silencio, Tony no podía dejar de jugar con sus dedos, los cuales golpeaban levemente sus piernas, esperando por algo más interesante que simple silencio.

Suspiro un par de veces, pasando su mirada de Holmes a Watson y viceversa, prestando luego atención a sus secuestradores.

-Y... ¿se puede saber a dónde vamos?-decidió preguntar, un poco cansado de toda esa calma tan abrumadora-igual no conosco el país pero me gustaría saber al menos una dirección-

-¿cree en verdad que se la daremos?-le contestó el hombre a un costado del doctor.

-no, eso sería tonto-

-¿le parecemos tontos?-preguntó el que parecia ser el jefe.

-bueno...-

-Stark-le advirtió Holmes, lanzandole una de esas miradas que comenzaban a volverse realmente recurrentes, aunque no parecían tener mayor efecto en el millonario.

-no creo que ustedes sean tontos... Bueno tal vez si un poco, tres sujetos cuidando a tres hombres, creí que una ventaja en número les sería más seguro-

-tal vez no comprendió bien, me parece que fui muy sutil-comenzo a decirle el hombre, haciendo énfasis con la mirada en el arma en su mano-si no cierra la boca, le disparare-Holmes se regaño mentalmente, tampoco había considerado la incapacidad de Stark por mantenerse quieto y en silencio.

-pues disculpeme señor secuestrador, sólo quería tener al menos un tema de conversación-

-apuesto a que al señor Pemberton le interesara saber porque un sujeto norteamericano muy parecido a usted lo acompaña señor Holmes-

-ya nos han dicho antes que somos muy parecidos ¿usted que piensa? ¿ve alguna diferencia?-insistió Tony.

-podría hacerle un agujero a su cabeza para diferenciarlos ¿le parece buena idea señor Stark?-para tal punto, tanto Holmes como Watson, se debatían entre cerrarle ellos mismos la boca a Tony, o dejar que aquellos para nada amables sujetos lo hisieran por ellos.

Para suerte del rostro del millonario, el carruaje se detuvo poco después, siendo todos obligados a bajar en medio de una zona de terraceria, donde el viento levantaba un poco de la misma tierra, provocando que todos entrecerraran los ojos mientras avanzaban.

Había algunos edificios de una sola planta en los alrededores, delimitando las calles que se encontraban sin pavimentar, las cuales se extendian por algunos metros hasta que las calles normales iniciaban. Para Holmes, encontrarse en aquel lugar, no era más que un ligera victoria; mientras que Watson se encontraba perdido en el mapa que el mismo cargaba en su cabeza ¿dónde estaban exactamente?

-lindo-dijo Tony con sarcasmo, mirando aburrido la simple construcción que tenía en frente.

Las paredes sin color y las puertas raspadas y opacas, con un olor de los más desagradable entrando por sus fosas nasales.

-¿qué hacías exactamente aquí Holmes?-le pregunto Watson a su compañero. Los había traído al centro mismo del nido de ratas, con los que podrían ser tanto asesinos como simples ladrones.

Inconsientemente se pego más a Holmes, una pelea ahí sería de esperarse, sobre todo considerando lo mucho que ahora era conocido el nombre de su compañero, y estaba más que seguro que entre todos esos hombres, más de uno cortaria gustoso la garganta del detective... Pobre de aquél que pensara siquiera en intentarlo.

-está muy tenso doctor-

-claro que lo estoy-le susurro Watson-me gustaría saber en que parte de tu plan queda el salir vivos de aquí Holmes-

-voy a morir en el peor lugar imaginable-se lamentó Tony, deseando en ese momento tener su armadura.

Tener a tantos hombres mal vestidos, con caras de pocos amigos y una o dos armas en sus manos, ya sea cuchillo o revólver, eran suficiente para ponerlo de nervios.

-nadie morira... Al menos no por ahora-dijo uno hombre que se encontraba sentado en una de las mesas, levantando un vaso con alcohol a modo de saludo. Su cabello negro se encontraba peinado hacia atrás; su vestimenta podría hacerlo parecer como un hombre importante en el gobierno británico, de no ser por la considerable cantidad de tierra que manchaba su saco y unos pantalones de vestir, habiendo convertido sus zapatos en un par bastante descuidado.

Su cara delgada y pálida, con bolsas debajo de los ojos, siendo las ojeras muy visibles, además de los huesos que se marcaban en su piel en la zona de las manos y cuello, pareciendo incluso un anciano si solo se prestara atención a esas partes, pero la forma de su cuerpo era robusta, pareciendo incluso joven y fuerte, pero su cara, su rostro era lo que más preocupo a Tony.

Unos ojos color miel llenos de dureza, una advertencia que mantenia, que te decía que no era buena idea retarlo, aunque claro, Holmes y Tony parecían tener otros planes, ya que Watson, al verlos tan concentrados mirando al hombre, comenzó a pensar en lo difícil que seria armar un plan para sacar a ambos de ahí de una sola pieza.

Los tres se sentaron alrededor de la mesa apenas estuvieron lo suficientemente cerca, con los mismos sujetos que los habían escoltado manteniendose de pie alrededor de ellos, observandolos.

-Marcus Pemberton supongo- habló Holmes.

-supone bien detective ¿a que debo el honor de su presencia?-se burló el hombre, con una sonrisa arrogante y de superioridad, mirando despectivamnete al detective desde su hombro-me siento un poco decepcionado a decir verdad, esperaba más del gran Sherlock Holmes-

-hemos venido a hablar señor Pember...-

-han sido traidos aquí por que yo así lo ordene ¿quién les hablo sobre mí?-exigió saber Marcus.

-usted viene aquí cada Lunes, Miércoles y Viernes, solo toma un vaso de licor en las cinco horas que se encuentra aquí, es su oficina personal, aquí atiende a todo aquel que quiera hacer negocios con usted-

-¿cómo lo sabe? Solo ha estado aquí una vez-

-Curtis Jennings ¿que sabía de él?- dijo Holmes, ignorando la pregunta.

-¿quién?-

-sabe de quién hablo, trabajaba para usted-Pemberton mantuvo su mirada fija en el detective, tensandose al instante con la sola mención de ese nombre.

-ningun Curtis Jennings trabaja para mí-contestó con molestia.

-no, ya se que no, fue asesinado hace tres días y quiero saber ¿por qué? ¿Quién es el hombre que lo mató y tomo su identidad?-

-no se de que habla-

-¿quién era?-exigió esta vez Holmes con mas ímpetu, provocando que todas las miradas cayeran sobre ellos.

-escuche-le dijo Pemberton, acercandose un poco para dar un ambiente más confidencial-tiene razón, esta es mi oficina privada y como supongo que ya habra deducido, todos esos hombres a su alrededor trabajan para mi, así qué tal vez lo mejor sera portarse bien ¿entiende señor Holmes?-dijo mientras que la atención sobre ellos comenzaba a dispersarse.

Holmes comenzó a impacientarse un poco, le quedaban pocos minutos para sacarle información al sujeto, antes de que Lestrade llegara con varios oficiales de Scotland Yard tal como le había pedido que hiciera.

Si Pemberton no hablaba ahora, no lo haría tampoco estando en la cárcel y arriesgarse con la información que sus hombres bien podrían o no tener no era una opción.

-está aquí con cientos de guardaespaldas listos para matar ¿cómo es que nadie se ha dado cuenta de esto?-preguntó Tony, algo intrigado por el sistema tan elaborado que parecían llevar ahí, era como sí Hydra creciera dentro del mismo Shield sin que nadie lo notara.

-esté bar es de los más peligrosos de Londres Stark, sobre todo por las peleas que se dan, nadie sospecharia del asesinato de un hombre si sucede en medio de una pelea en un lugar de mala muerte donde la mayoria de los hombres se encuentra pasados de copas y armados-explicó Holmes, viendo como la sonrisa burlona de Pemberton solo se ampliaba a cada palabra.

-escapo una vez Holmes, no lo hara una segunda-le advirtió-¿cómo se enteró de mí?-volvió a preguntarle el hombre.

-si quiere la respuesta debera responder también mis preguntas-negoció el detective.

-esta bien, pero ¿como se que respondera mis preguntas una vez que yo conteste las vuestras?-

-teniendo en cuenta el lugar donde estamos no creo que tenga problemas en hacernos hablar señor Pemberton-comentó Watson, tratando de acelerar todo el proceso.

Pemberton lo penso unos segundos, sin dejar de sonreir durante los mismos.

-Curtis Jennings tenía un talento innato para hacer dinero, claro que, no de forma legal-comenzó a contarles-lo contrate a él y a un par de sus amigos para hacer un trabajo, uno muy simple en realidad...-

-el secuestro de Marie Rutterfoth, la única hija de la familia Rutterfoth-completó Holmes-americanos, decidieron venir a Londres para asentarse y disfrutar de su gran fortuna, pero Curtis se nego en el último momento, advirtiendo a las autoridades de Scotland Yard de lo que se planeaba, traicionandolo a usted y a sus dos compañeros, mismos que vieron el asesinato de Curtis hace unos días, usted contrato a alguien más para matarlo, ya que gracias a él todas sus operaciones se vieron descubiertas, ahora usted es un fugitivo de la ley-

-esos son demaciados detalles, tal vez deberíamos hablar en privado detective ¿qué es lo que realmente desea saber? Me ha quedado más que claro que conoce la historia más de lo que seria sensato-

-tal vez mi compañero no se ha explicado bien o solo quería demostrar sus dotes deductivos, señor Pemberton, la persona que asesinó a Curtis Jennings, también se llama igual, lo que queremos saber es ¿quién es realmente ese hombre?-resumió Tony, considerando toda la charla anterior como inservible.

-Frank Sanders, ese es su verdadero nombre, americano, igual que usted señor Stark, más que eso no se, se fue de la misma forma misteriosa en la que apareció-respondio Pemberton, dando una señal con la mano a un par de hombres sentados en otra mesa que se encontraba a un costado suyo-trato de matarlo también ¿no es verdad?-

-¿cómo sabe que intento matarme?-pregunto Tony algo desconfiado, sintiendo un escalofrío recorrerle el cuerpo ante la risa burlona que escapo de los labios de su interlocutor, quién se levanto de la silla donde estaba, con Holmes y Watson imitandolo.

-no pago con dinero el trabajo de Sanders-dedujo Holmes.

-adquirí una deuda que debo pagar, nada personal señor Holmes-otra señal con la mano y los dos hombres que antes se levantaran de las sillas procedieron a inmovilizar a Tony, empujando la mitad de su cuerpo sobre la mesa, con su cara dando de lleno contra la madera.

-¡Hey!-se quejó el millonario, tratando de resistirse en vano.

Tanto Watson como Holmes intentaron hacer algo al respecto, pero se vieron también inmovilizados y con varios pares de armas apuntandoles-¡Holmes!-llamó Tony.

-¿cómo supo de mi?- pregunto Pemberton, esta vez de un modo serio, cargando con lentitud el arma que le acababa de ser entregada por uno de sus subordinados.

Watson miraba expectante como Pemberton apuntaba hacía el pecho del detective, mientras que a él lo iban alejando poco a poco. Su sombrero había caido en alguna parte del suelo, igual que el que Tony usara antes del ataque sorpresa.

-Holmes-lo llamó el doctor en un susurro, esperando por el plan que seguramente su compañero había preparado.

-¡Holmes!-grito Tony. Un disparó y un cuerpo cayendo marco el final de su vida.

 


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