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1. DETECTIVES: Salto en el Tiempo por MonceLite

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Tony suspiro de alivio al encontrarse dentro del hotel, con las llaves en sus manos de las dos habitaciones que había reservado.

-caminen señores, no miren a nadie, no digan nada y bajen la cabeza-ordenó.

-se preocupa por nada Stark, nadie nos presta atención- mencionó Holmes, deseando fervientemente poder observar con mayor detalle a su alrededor.

-te recuerdo que fuiste tú el que dijo que quería mantener todo en secreto-le dijo Tony en un susurro-así que no te quejes-

-¿y cual razón de su visita señor Holmes?-Preguntó Pepper, tratando de iniciar un tema de conversación.

-curiosidad-mintió el detective, lanzandole una mira de advertencia a su doble para que no lo contradijera, en especial por que la pelirroja había volteado haber a Tony de forma hostil ¿Qué acaso no sabía los riesgos de traer al futuro personas del pasado?

-como sea-decidió decir Tony, para cambiar el rumbo de la conversación-las llaves de su habitación, tendran que compartir, supongo que eso no sera problema-dijo en un tono de burla y doble sentido que por suerte Pepper no noto.

-lo siento mucho, de haber sabido habría reservado tres habitaciones-se disculpó ella
-no hay problema ¿verdad que no? Bien, linda tenemos que hablar-le dijo Tony, tenía que asegurarse que ella no le contara nada a los demás.

-te espero en el lobby-respondió ella, asintiendo con la cabeza y comenzando a alejarse-un gusto conocerlos-

-igualmente señorita Potts-contesto Watson de mala gana.

-bien, no tardo linda-le dijo Tony mientras le entregaba a Watson su celular sin que viera la peliroja-que Holmes no lo toque, Jarvis les explicara cualquier cosa que no entiendan, no salgan-

-no podemos quedarnos aquí Stark, debemos comenzar con nuestra busqueda-le recordo Holmes.

-no seas impaciente, no puedes pasearte por Londres como si nada-

-no soy usted, yo si conosco la ciudad-

-solo necesito unos minutos-trato de convencerlo Tony, avanzando por el pasillo por donde había caminado Pepper, dejando solos a sus invitados del pasado.

-realmente espero que solo tarde un minuto-dijo Watson, entrando de inmediato a la habitación apenas el Stark se retiro, seguido de Holmes, quien apenas cerro la puerta decidio a arreglar lo que sea que haya pasado entre ellos en los últimos minutos.

-¿se da cuenta de lo tonto que es esto?-

-si, bastante tonto-murmuro Watson con sarcasmo dejando el teléfono sobre una mesita de uno de los muebles apostados cerca de la puerta, dirigiendose luego a sentarse en la cama.

Debía admitir que si era una tonteria, pero haber visto a Holmes coqueteando así con ella...

-Watson ¿está escuchandome?-le preguntó Holmes, encontrandose parado frente a él, agachado levemente para poder mirar al doctor a los ojos-siempre se encuentra regañandome por mis pesimos modales y cuando hago lo que pide también se muestra molesto-

-no lo hacias por mi, lo hacias para molestar a Stark, no puedes coquetear con su novia Holmes-le reclamó el doctor.

-no, no es eso lo que le molesta-el detective se acerco aún más, quedando sus rostros casi pegados, con sus labios apenas rozandose-lo que le molesto, es que me expresara de esa manera de la señorita Potts, estas celoso John-el doctor hizo una mueca de sorpresa; su silencio solo sirvió para que el detective confirmara sus sospechas.

Al ver la sonrisa que se formaba en los labios de Holmes,  Watson jaló al detective, dispuesto a todo con tal de quitarle esa expresión divertida de la cara, girando sobre la cama hasta quedar sobre él, inmovilizando ambos brazos sobre su cabeza.

Holmes jadeo en sorpresa, no pudiendo evitar desviar la mirada avergonzado al verse sometido de esa manera.

El doctor aun lo observaba con molestia, manteniendolo contra el colchón sin que este pudiera moverse-¡esto es muy bajo Watson! Suelteme ya-exigió el detective mientras se removia como medianamente podía.

-si, tiene razón Holmes, estoy celoso-aceptó el doctor, aflojando un poco el agarre que tenía sobre su compañero.

No se sentía muy orgulloso de tener esos sentimientos asesinos por cualquiera que se acercara a Holmes. Ni siquiera Tony se salvaba, más cuando este se ponia a coquetear con su compañero, de forma tan descarada como solo su misma familia podría ser.

-no tendría por que-le dijo Holmes como si fuera lo más obvio-mejor que nadie sabe que las probabilidades que existen por que me interese en otra persona son casi nulas-

-no me gusta compartir lo que es mio-susurro Watson, sin ser realmente consiente de que lo había dicho en voz alta.

-es muy posesivo doctor-dijo-por favor quitese de encima, de lo contrario comenzara con algo que nos demorara un poco en resolver-casi suplicó Holmes.

Tanta cercanía con el doctor estaba comenzando a hacerlo delirar. Esta perdiendo contra el deseo de hacer algo más en esa cama en la que se encontraba acostado.

Al escuchar eso, Watson sonrió, comenzando a tocar con malicia su cuerpo a través de la ropa, manteniendo una de sus manos aun sosteniendo ambas muñecas del detective para que este no pudiera resistirse.

-Wa...Watson-le advirtió Holmes, tratando de despejar su mente y pensar con la cabeza fría, pero lamentablemente, la cabeza equivocada había empezado a controlarlo.

Casi ronroneo cuando el doctor comenzo a tocar su miembro a través del pantalón, apenas unas cuantas caricias y débiles presiones en la zona.

Tan rápido como había empezado, Watson se levanto de la cama y dejo acostado al detective, que comenzó a protestar de inmediato.

-¡oh vamos! Eso ha sido bastante cruel-exclamó con la respiración algo agitada.

-estamos en un caso-argumentó Watson fingiendo inocencia. Se giro para buscar el telefono que Stark le había dado pero no pudo avanzar mucho para cuando fue alcanzo por los brazos de Holmes, quién no pensaba quedarse con ese problema entre las piernas.

Tuvo que ponerse de puntitas para alcanzar a recargar su cabeza sobre el hombro del otro, mientras que con sus manos buscaba como entrar al pantalon del doctor.

-Holmes...no, basta-trato de detenerlo
-usted se lo busco-contesto Holmes, resistiendo como podía los empujones.

Los intentos del doctor por separarse de él solo sirvieron para que ambos cayeran de nueva cuenta sobre la cama.

Sin perder tiempo, Holmes se posicionó sobre él, buscando besarle, usando la lengua como su nueva arma secreta. Exploró con satisfacción la cavidad de la boca de Watson, buscando dejarle sin aliento y tenerlo a la merced de sus caprichos.

Sus cabellos comenzaban a pegarse a su rostro, debido al sudor que había comenzado a aparecer sobre su cuerpo.

Tuvo que quitarse saco debido al exceso de calor, desabrochando después el chaleco del doctor, para luego abrirse paso en su camisa y bajar con su boca para comenzar a besar su pecho, dandole placer a su soldado favorito.

-demonios Holmes-maldijo Watson dandose por vencido, comenzando a bajar con brusquedad los pantalones de Holmes, tirando con fuerza de las cintas sobre los hombros que mantenían la prendas inferiores en su lugar.

Pero los celos seguian presentes en Watson, quién apesar de estar en medio del acto sexual, no podía olvidar esa molestia con Holmes.

Mordió y marcó con gran satisfacción el cuello del detective mientras que este gemia sin poder evitarlo. No había nada mejor para que todos supieran que Sherlock Holmes ya tenia dueño.

Watson se levanto con brusquedad para colocar a Holmes abajo, colandose entre sus piernas ya desnudas y pasando su lengua por su pecho expuesto, dejando un camino de saliva hasta su ombligo, donde se detuvo breves instantes, sintiendo los temblores de aquella masa débil y sudorosa debajo de él, quien se aferraba de los cabellos del doctor debido a la gran corriente de placer que surgió cuando aquella lengua traviesa paso de su cintura hasta su miembro.

Watson comenzo a succionar poco a poco, mordiendo con delicadeza la punta, avanzando centímetro a centímetro hasta que lo tuvo por completo en su boca.

-¡ahh! ¡Watson! ¿¡donde aprendiste a hacer eso!?-gritó sin querer Holmes, sintiendo que el aire no llegaba hasta sus pulmones, jadeando en busca de aquel preciado gas que compartía con el doctor-pa... ¡para!-pidió cuando sintió que ya no podía más.

Las atenciones del doctor se detuvieron cuando estaba a punto de venirse, retrasando por completo el final del proceso que Holmes ya deseaba. Pero no, Watson aún no terminaba con él.

-e...eres cruel-se quejó Holmes, aferrandose a las sabanas ya deshechas debajo de él, sin poder dejar de temblar. Watson estaba poniendo en su límite todo su autocontrol, ya ni siquiera recordaba a que propósito queria llegar con esa placentera tortura. Abrio sus pantalones y los bajo hasta sus rodillas aun estando hincado en la cama, acercandose de nuevo al detective para terminar con eso.

Comenzó a besar el muslo derecho de Holmes, sosteniendo con fuerza para que este no se moviera,  subiendo hasta llegar a su entrada, donde comenzó a lubricarlo con su lengua.

-¡ahh Dios!-reclamó el detective dando un ligero salto en la cama, teniendo que apretar la mandíbula por el exceso de placer que le recorrio, sintiendo unos deliciosos calambres por cada parte de su cuerpo-p..por favor... Watson ¡John!-suplicó por que acabara, lo necesitaba, si esperaba un poco más terminaria por volverse loco.

-ya casi-contesto el doctor en un susurro, tomando a base de besos las lágrimas de placer que habían salido de los ojos de Holmes.

Su miembro se abrio paso hacia el interior del detective en una sola estocada, no había tiempo para empezar de forma lenta, ambos necesitaban su liberación. Watson coloco sus manos a ambos lados de la cabeza del pelinegro, embistiendolo con rapidez y bastante fuerza.

La friccion en su miembro a causa de esa estrecha y apretada cavidad solo hizo que aumentara más el ritmo de sus estocadas, sintiendo como todo su cuerpo se derretia, con sus propios temblores haciendo que sus manos tuvieran problemas para seguir sosteniendolo.

Ambos terminaron al mismo tiempo, con aquél liquido manchando sus abdomenes y escurriendo por la entrada del detective, con el miembro de Watson aun dentro de él.

Holmes tomo una gran bocanada de aire, como si hasta ese momento, se hubiera estado ahogando.

El doctor se dejo caer sobre el cuerpo de Holmes, escondiendo el rostro en su cuello, aspirando aquel embriagante aroma que su compañero despedia después de aquél ejercicio.

-¿complacido Holmes?-se burló Watson, haciendo que su débil risa resonara en el oido del detective.

-usted fue el que empezó-se defendió el pelinegro-o más bien sus celos doctor posesivo-

-sólo quería dejar en claro a quién pertenece señor Sherlock Holmes-le respondió Watson, recibiendo una sonrisa que pocas veces el detective lucia. Su corazón dio un salto al saber que era solo para él.

 


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